The L word book y Un Mundo Ideal - Capítulo 13

Hola Gente!

Viernes! (más bien jueves, esto es una grabación) el fin de semana pinta movidito para quienes vayan a disfrutar un rato de la vida espero la pasen genial ;)

Ya que estamos en vísperas de Navidad, mucha gente está pensando en el mejor regalo para su persona especial (o para si mism@). En mi caso, tengo un sólo deseo (bueno dos pero el otro no es material) recordé que este mes sale a la venta el libro de The L Word, que documenta la vivencia de nuestras queridas chicas con muchas fotos hermosas tomadas por la diosa Jennifer Beals. Creo que para los fanáticos de esta gran serie es un regalo imperdible XD

Para más información pueden visitar la página oficial del libro haciendo clic aquí.

Es que esta bella mujer hace de todo es una actriz genial, está graduada de la Universidad de Yale, corrió el triatlón, gran fotógrafa, canta... toca la chambomba y monta a caballo cotocloc cotocloc... ejem ok, me salí de contexto XD disfruten del par de fotos que dejo por aquí...

*Esta foto en especial quedó genial.

Continuando con el post de hoy, luego de mi pequeña recomendación, seguimos con otro capítulo del fanfic Un mundo ideal, espero que lo disfruten y dejen sus comentarios. Para la semana que viene me pondré las pilas con el resto de las colaboraciones.

Un beso para tod@s y pasen un lindo fin de semana!!!

Autora: Utena93
Capítulo 13.-

- Feliz cumpleaños.

El semidesnudo cuerpo de Ana ejercía presión sobre el mío y exigía atención a gritos. Su rostro consumido por el rubor, sus ojos dulces pero peligrosos y esa sonrisa pícara en los labios… Mi subconsciente me advirtió de que aguantaría poco ante tal imagen y mi razón me abandonó para posar la vista sobre sus pechos.

La separé un poco de mí…

- Ana…

Se negó al rechazo por mi parte y se pegó aún más, provocando nuestra caída sobre la cama. Me besó apasionadamente absorbiendo todo el aire de mis pulmones e introdujo una mano por mi camiseta. Justamente ahí perdí el control…

Dejé que hiciera conmigo lo que quisiera para tener un modelo de referencia, pero ella no parecía saber algo más de lo que yo intuía.

Masajeó mis pechos por debajo de la ropa pero esto le impedía moverse bien así que optó por… quitármela. Como por acto reflejo la ayudé en lo que pude, primero desapareció la camiseta y más tarde los pantalones, ahora estábamos en igualdad de condiciones.

Se cansó rápido de los besos y bajó por el cuello dulcemente, mi respiración aumentaba a cada caricia… mi cuerpo pedía a gritos la liberación del calor que estaba soportando. Pero ella se hacía de rogar, se tomaba su tiempo en cada parte, observaba y actuaba… Una idea cruzó mi cabeza y con un gesto algo brusco cambié de posición, ahora yo estaba encima de ella, como un león que acorrala su presa.

Su rostro se hundió en el pánico para relajarse poco a poco ante la sorpresa…

- ¿Qué haces? – me preguntó sonriendo.
- Estoy en inferioridad de condiciones… - dije algo enfadada – aún te queda algo de ropa. Y además tú eres mi regalo.

Ante ese comentario rompió a reír y me abrazó. Quedamos una al lado de la otra contemplando el cuerpo ajeno, por un momento nada pareció existir más que ella.

Me acerqué poco a poco, nuestros cuerpos parecieron fundirse en uno, nuestros besos pasaron de la dulzura a la lujuria en un abrir y cerrar de ojos, la inexperiencia hacía de este juego algo más interesante.

La despojé de su ropa interior, me coloqué encima y quedé maravillada por su cuerpo.

Besé su cuello y bajé poco a poco hasta llegar a sus pechos en los que me entretuve más de lo imaginado. Los masajeé con cuidado creándole a Ana una increíble sensación de placer, mordí uno de sus pezones y me concentré en lamer todo a su alrededor.

Los gemidos de Ana sonaban ahogados bajo la almohada y a mí eso me excitaba cada vez más.

Mis manos recorrieron su cintura, sus piernas, hasta llegar a la zona central de todo su cuerpo. Procedí con cuidado por miedo a hacerle daño, acaricié la zona y un escalofrió recorrió su cuerpo, entonces llegó mi momento de jugar con ella.

- Parece que tienes calor… - susurré en su oído.
- El…e…na… - dijo bajo su respiración alterada.
- ¿Quieres que continúe?
- Si…
- No te oigo.
- ¡SI! – gimió.

Masajeé su entrepierna poco a poco en un ritmo lento que fui aumentado progresivamente. Mordí su cuello mientras mis dedos recorrían su interior con ansia.

- ¡Ahhhhhhhh! – gritó de dolor.
Paré en seco ante ese grito.
- ¿Te duele? – Pregunté asustada.
- No… pasa nada. No es… culpa tuya. – Ante mi cara de preocupación prosiguió. – Sigue….

Con temor a hacerle daño abrí sus piernas y proseguí con la lengua, eso le sería más placentero y dolería menos.

Su cuerpo convulsionó ante mis movimientos y no pudo ahogar por más tiempo sus gemidos. Su mente se hallaba en el éxtasis. La penetré con mi lengua y llegó al orgasmo. Su cuerpo se relajó y la abracé.

- Perdóname.- susurré.
Se acurrucó en mi pecho, su cuerpo ardía.
- Ha sido genial. – confesó.
Entonces me abrazó y sonrió maliciosa. Se colocó sobre mí y dijo:
- Pero si te crees que te vas a ir de rositas… - sonrió – estás muy equivocada.

Mi rostro se iluminó con una gran sonrisa, aquí venia el segundo asalto.

- No te vayas… - suplicó.
- Son más de las 11 de la noche, creo que ya nos hemos pasado un poco.

Me senté en el borde de la cama y procedí a ponerme los zapatos cuando me vi envuelta en un abrazo… sus brazos eran simples cadenas que me ataban a ella…

- Ana me tengo que ir…
- No quiero.
- Será peor si no vuelvo pronto...

Se resignó a dejarme ir, me levanté y observé por última vez su cuerpo escondido detrás de las sábanas.

- Te quiero.
- Sabes que yo también.

Abandoné su casa temerosa de que el plan ideado por Cris no funcionase… ¡Cris! Me había olvidado de ella. Me apresuré a mirar el móvil… 12 llamadas perdidas…

- ¿Cris?
- ¡Menos mal que das señales de vida! – Contestó alterada. – Tienes que volver a tu casa ¡YA!, en teoría, hace 15 minutos que saliste de la mía.
- ¿Han llamado mis padres?
- Y tanto que han llamado, ya le puedes dar las gracias a mi madre, salvadora de tu pellejo, porque convenció a tus padres para que te quedaras a cenar, una pizza 4 quesos y hemos visto una peli de zombies, por si te preguntan no viste media película porque te daba miedo.
- Cris… gracias.
- ¿Te lo has pasado bien?
- Si.
- Pues eso es lo que cuenta, ahora corre, ya me lo pagarás algún día.

Salí disparada hacía mi casa, cuanto menos tardara mejor… Esto podría salir bien si seguía las instrucciones de Cris.

Llegué a casa algo alterada, la carrera me dejó sin aliento, pero tenía que actuar… y esta vez mejor que las anteriores.

- Buenas… - dije de mala gana.
- Hay que ver, para un día que te dejamos salir y vienes a estas horas.
- Mamá…
- ¿Estaba buena la pizza?
- Pss, tú sabes… a mi no es que me guste mucho el queso.
- ¿Y la película?
- Bieeeeeeeeen…, hasta que asomaron su cabeza los zombies esos… a partir de ahí solo me fijé en el cojín que tenía en la cara.
- Anda hija que sólo sabes quejarte.
- Me viene de serie mamá… - suspiré – y ahora me voy a la ducha.

Si…si, ¡SI!, lo había conseguido, se lo tragó todo… En esos momentos no podía ser más feliz.

Todo pasó tranquilamente hasta la noche… relejada y en soledad, no cabía en mí de júbilo. Abracé la almohada, la mordí, ahogué mis gritos en ella, rodé como una croqueta por la cama… No podía dormir de lo eufórica que estaba.

Sólo pude pensar en lo maravillosa que era mi vida en esos momentos.


Continuará...