Hola Bauler@s!!!
Como vuelan los días ¿no lo creen? Deseo que tengan un buen fin de semana y así liberen todo el estrés de esta agobiante semana.
Muy bien, vamos a lo que vinimos... Hoy continuamos con la publicación de este Fanfiction, esperamos leer sus comentarios y opiniones.
Besos y hasta la próxima!
Autora: KaoriD
Capítulo 8: Acercamientos inesperados
Por suerte Reito no tardó demasiado en reunirse con ellas ya que el ambiente se encontraba bastante tenso, todos subieron al vehículo y permanecieron en silencio lo que duró el trayecto. Shizuru iba en el asiento trasero junto a Natsuki, cada una miraba por su respectiva ventanilla y ni siquiera se tocaban o tenían algún gesto cariñoso, ambas al parecer habían olvidado por completo que debían mantener las apariencias.
Al llegar al restaurante un mesero les indicó el camino. Mientras revisaban el menú, Reito sonreía abiertamente a Shizuru y le hacía recomendaciones. La chica de cabello castaño correspondía a las atenciones del moreno provocando la ira de Nao, Natsuki por su parte comenzaba a pensar que esa sería una velada bastante incómoda.
Con el pasar de los minutos y el correr de un buen vino, la tensión del ambiente fue cediendo un poco. Comenzaron una charla sobre diversos temas en los que incluso Natsuki participaba, aunque cuando apareció su pedido con extra extra de mayonesa, se desconectó por completo de la conversación.
-Sospecho que ni en tus mejores sueños, pensaste que estarías un día en la mesa de un lujoso restaurante y como la novia de una importante figura. –la sonrisa cínica de Nao comenzaba a asquear a Shizuru, pero como siempre, ésta mantuvo su sonrisa imperturbable negándose a caer en su juego. – ¿No estas de acuerdo Kuga? –remató la pelirroja.
Natsuki levantó la mirada un instante, dejando pasmados a Shizuru y Reito.
-Si, supongo que tienes razón Nao. –La pelirroja sonreía triunfante y la morena volvía a enfocar su atención en el plato.
- Natsuki, incluso si esto es una farsa, al menos deberías haberme defendido y no darle la razón a esa. –una vez más la castaña se sorprendía a si misma por tener pensamientos y sentimientos extraños, en ese momento se sintió herida.
– ¿Por qué me miras así Reito? Sabes que no lo digo con mala intención, fue un simple comentario, se que Shizuru-san apenas está iniciando una carrera y claro, llegar a una gran ciudad desde Kanzai pues… -al hablar, Nao tenía una mirada realmente maligna, eso sólo podía significar una cosa... La guerra había sido declarada.
Reito intentó defender a la castaña, iba a replicar lo del origen de la chica y luego les cerraría la boca contando que los Fujino tienen suficiente poder y estatus como para hacerlos parecer a ellos unos simples campesinos; pero algo lo detuvo y fue la mirada de esa mujer. Si, esos brillantes ojos como rubíes, que en tan poco tiempo había aprendido a leer. Era claro lo que decían “déjalas, no me importa lo que piensen”.
-Está bien Shizuru-san, mantendré tu secreto. –respondía en su mente.
Mientras Natsuki continuaba marinando su plato en mayonesa, Shizuru mantuvo la calma y siguió su alegre charla con Reito, ambos optaron por ignorar los comentarios de Nao, acrecentando así su molestia.
En un momento de ira, la pelirroja colocó su pie frente al mesero que pasaba en ese instante. La intención era que él y la comida que llevaba fuesen a dar sobre la chica de Kyoto, sin embargo, el muchacho hizo un giro casi acrobático y logró mantener el equilibrio, salvo por un café que fue a derramarse justo en la entrepiernas de Reito.
Bien fuese por educación, por una enorme resistencia al dolor o todas las anteriores; el moreno no gritó, pero en su rostro se podía reflejar todo lo que estaba sintiendo. Casi de inmediato, Shizuru derramó su copa con agua helada para intentar detener el efecto del café hirviendo. Nao, viendo la situación, se levantó de golpe tropezando con otro mesonero que no fue tan audaz como el anterior y la pelirroja terminó bajo una cazuela de espaguetis, a su vez un tercer mesonero que pasaba resbaló con la pasta y los postres que llevaba cayeron en el plato de Natsuki bañándola por completo en chocolate, merengue, fresas y mayonesa. Todo este lío desató una reacción en cadena que terminó con un saldo de doce pedidos esparcidos por el suelo y otros lugares, dos mesoneros y un cliente lesionados y varios comensales empapados en comida y bebidas.
Lo siguiente que supieron fue que los cuatro se encontraban en la sala de emergencias de un hospital cercano. Natsuki no había parado de reír desde el episodio con el café y ni siquiera le importó el desperdicio de mayonesa, tanto así que las enfermeras tuvieron que aplicarle un calmante y ahora la chica dormitaba plácidamente en una camilla.
Shizuru esperaba pacientemente mientras bebía un té de la cafetería, con toda su aura de paz rodeándola y completamente limpia porque fue la única cuyos reflejos no dejaron que algo de la comida que volaba por los aires fuese a dar en ella.
Nao se encontraba bastante enojada por tanto había sido humillada, su plan había fallado y lo peor de todo, Reito salió lastimado. Ahora estaba ahí sentada, junto a la grácil castaña, oliendo a salsa de tomate y pan de ajo… nada podría ser peor… ¿o tal vez si?
-Disculpen señoritas, soy el doctor Matsura Hideo, atiendo a Kanzaki-san. –Nao se levantó como impulsada por resortes, esperando tan solo la indicación del medico para ir donde su amado Reito.
-¿Es usted la señorita Fujino? –dirigiéndose a la pelirroja, quien le lanzó una mirada asesina.
-Ara se refiere a mi doctor. –la castaña continuaba sentada.
-Kanzaki-san me ha pedido que la hiciera llamar, por favor venga conmigo. –el médico lanzó una mirada despectiva a la pelirroja y luego avanzó por el pasillo con la castaña a su lado.
Y si podía ser peor, ya lo había comprobado. La pelirroja se sentía iracunda y eso era más que evidente. Nao comprendió que Shizuru no era una rival como las que había enfrentado antes, esa mujer tenía un no se qué. Debía reconocer que aparte de ser hermosa, su forma de ser y expresarse resultaba atrayente. Era en apariencia imperturbable, ninguno de sus comentarios había hecho efecto y algo en ella hacía sentir fascinación, tanto que había sigo capaz de conquistar a la Princesa de hielo y ahora hacía lo mismo con Reito, esto no iba a ser fácil, pero estaba segura de que podría vencerla.
Shizuru estuvo en la habitación de Reito unos veinte minutos, la chica terminó de convencerse que tenía frente a sí a un verdadero caballero, pues lejos de estar enojado o en pose de víctima, el hombre mostraba su mejor sonrisa e incluso intentó disculparse con la castaña por la actitud de Nao y el desastre que resultó la comida. Lo que no sabía el moreno es que Shizuru, a pesar de su apariencia imperturbable, se había divertido casi tanto como Natsuki durante aquella “lluvia” de comida.
-Espero que Reito-san se sienta mucho mejor mañana, nos veremos la próxima semana en Estrella Roja EC, dedicaré estos días a practicar y continuar componiendo.
-Siempre es un placer contar con gente tan eficiente y talentosa, gracias por pasar estos minutos conmigo, aunque creo que Natsuki debe estar algo impaciente esperándote.
-Estoy segura de que en este momento a Natsuki eso no le incomoda para nada. Aunque no lo demuestre, se que debe estar preocupada por tu salud. –Shizuru omitió el detalle del sedante que tuvieron que aplicarle a la morena por su ataque de risa. –A veces me sorprendo a mi misma.
Luego se despidió gentilmente y salió al pasillo para decirle a Nao que podía entrar y que Reito tendría que permanecer hospitalizado esa noche para prevenir posibles infecciones. Minutos después que Nao desapareciera tras la puerta de la habitación. Shizuru fue informada de que Natsuki no necesitaba pasar la noche en la clínica y que podría llevársela.
-Ara parece que me costará un poco llevarme a Natsuki a casa. –La chica levantó la vista hacia la morena que en la camilla, seguía dormida y que de vez en cuando se reía entre sueños.
***
Esa misma tarde, Kuga Saeko en persona entró a la oficina de Sakomizu, lo hacía sin ser anunciada, todos en Estrella Roja EC sabían que no hacía falta.
-¡Kuga-san! Que agradable sorpresa. Espero que su viaje fuese agradable, tome asiento por favor. –se puso de pie en un gesto caballeroso y luego procedió a servirle un trago a la dama.
-Sakomizu-san siempre tan atento. –un leve rubor cubrió las mejillas del hombre.
-jojojo que cosas dice Kuga-san, por favor sírvase. –haciendo un gesto para que tomara el trago, luego se sentó a su lado.
-Supongo que sabe por qué estoy aquí.
-Puedo imaginarlo, se trata de Natsuki-san y Fujino-san.
-Estás en lo cierto mí estimado amigo, quiero que me cuentes todo lo que sepas sobre esa chica y su relación con mi hija.
-Lo siento Kuga-san, pero no puedo darle mayores detalles, el anuncio nos tomó a todos por sorpresa. Simplemente se lo que ellas mismas declararon a la prensa hace un par de días. Sin embargo, puedo asegurarle que a pesar del poco tiempo, considero a Fujino-san una buena persona que dista mucho de parecerse a la otra chica -refiriéndose a Nao.
-Una buena persona eh.-Saeko mostraba una expresión indescifrable.
-Natsuki-san sin duda esta vez ha tenido muy buen ojo juju. –Sakomizu reaccionó a la mirada que le lanzó Saeko, cual soldado raso al que un superior da la orden de “firme”, entendió que el comentario estuvo demás.
-Confío en tu buen juicio para con la gente Sakomizu-san, sin embargo, creo que tendré que comprobarlo por mi misma. –y dejando al hombre un poco avergonzado y secándose el sudor de la frente, se despidió educadamente y salió de la oficina.
-A veces creo que Kuga-san debería dejar a Natsuki-san cometer sus propios errores y pensar un poco más en ella; no estaría mal si mirara a su alrededor de vez en cuando. –El hombre suspiraba mirando fijamente la marca de labial dejada por la mujer en el vaso sobre su escritorio.
***
Un sonido lejano… ¿era música?… si, un piano tal vez. Al levantarse de la cama, salió de su habitación mecánicamente como si estuviese bajo los efectos de algún trance. Sus pasos la llevaron hasta el salón. Los rayos del sol se colaban por la persiana y atravesaban el lugar creando un juego de luces y sombras.
La escena era realmente magnífica… Sentada frente al piano estaba ella, al parecer no se había percatado de su presencia, sus ojos permanecían cerrados al tocar esa pieza dando la impresión de estar muy concentrada pero a la vez completamente relajada, abstraída y oculta en su mundo.
Lentamente se fue acercando, hasta colocarse justo a un costado del piano y dedicarse a escuchar, sin embargo, la música se detuvo.
-Buenos días Natsuki, ¿te desperté? Lo siento de verdad. –abriendo los ojos lentamente, para luego regalarle una cálida sonrisa que inmediatamente surtió efecto en la morena.
-Eh… no te preocupes –dijo un poco sobresaltada, empezaba a creer que Shizuru tenía ciertas dotes de clarividente. -¿co-cómo supiste que estaba?
-Puedo sentir la presencia de mi Nat-su-ki a kilómetros de distancia. –Esta vez la expresión de Natsuki fue el premio absoluto al esfuerzo que tuvo que hacer para traerla desde el hospital.
-Tu-tu no hablas en serio, ¿verdad? –su cara tenía una expresión entre inocente y asustada que a Shizuru le divirtió mucho, pero sintió que debía ser más sincera de vez en cuando.
-Soy músico Natsuki, tengo buen oído, te escuché desde que te apoyaste en el marco de la puerta.
-Oh, vaya. –juntando los dedos índices de ambas manos, gesto que a Shizuru le pareció extremadamente adorable.
-Ara te estás ablandando Shizuru, pero… esta chica no puede ser más tierna -se dijo a sí misma.
-¿Cómo se llama eso que estabas tocando, es tuyo? –preguntaba la morena.
-Natsuki se refiere a Kiss the rain, es de un compositor koreano del que me confieso gran admiradora, su nombre es Yiruma, puedo tocarla para ti si quieres.
-Este… si, me gustaría. -luego se sentó en el piso como una niña a punto de escuchar un cuento.
Shizuru comenzó a tocar, lo hacía con maestría, poniendo su alma en ello como siempre que tocaba el piano, pero esta vez se esmeraba un poco más que de costumbre. Natsuki escuchaba atenta, esa melodía era indescriptible, de repente su cuerpo se sintió liviano, como si fuese capaz de flotar y ser transportada a otro lugar. La melodía era hermosa, llenaba su corazón de un extraño sentimiento, casi sin notarlo, una lágrima bajó por su mejilla. Al percatarse de ello, la castaña siguió tocando, reprimiendo así el fuerte deseo de levantarse y abrazar a esa hermosa chica que en apariencia era un lobo feroz, pero que si observabas con atención y mucha paciencia, era en realidad un (tierno, adorable, hermoso y bien formado) cachorrito asustado.
-¿Qué me está pasando? -pensaron ambas al mismo tiempo.
Continuará…
Autora: KaoriD
Capítulo 8: Acercamientos inesperados
Por suerte Reito no tardó demasiado en reunirse con ellas ya que el ambiente se encontraba bastante tenso, todos subieron al vehículo y permanecieron en silencio lo que duró el trayecto. Shizuru iba en el asiento trasero junto a Natsuki, cada una miraba por su respectiva ventanilla y ni siquiera se tocaban o tenían algún gesto cariñoso, ambas al parecer habían olvidado por completo que debían mantener las apariencias.
Al llegar al restaurante un mesero les indicó el camino. Mientras revisaban el menú, Reito sonreía abiertamente a Shizuru y le hacía recomendaciones. La chica de cabello castaño correspondía a las atenciones del moreno provocando la ira de Nao, Natsuki por su parte comenzaba a pensar que esa sería una velada bastante incómoda.
Con el pasar de los minutos y el correr de un buen vino, la tensión del ambiente fue cediendo un poco. Comenzaron una charla sobre diversos temas en los que incluso Natsuki participaba, aunque cuando apareció su pedido con extra extra de mayonesa, se desconectó por completo de la conversación.
En este punto, Nao estaba más que convencida de que Reito estaba interesado en Shizuru, por lo que intentaba una y otra vez sabotear a la castaña.
-Sospecho que ni en tus mejores sueños, pensaste que estarías un día en la mesa de un lujoso restaurante y como la novia de una importante figura. –la sonrisa cínica de Nao comenzaba a asquear a Shizuru, pero como siempre, ésta mantuvo su sonrisa imperturbable negándose a caer en su juego. – ¿No estas de acuerdo Kuga? –remató la pelirroja.
Natsuki levantó la mirada un instante, dejando pasmados a Shizuru y Reito.
-Si, supongo que tienes razón Nao. –La pelirroja sonreía triunfante y la morena volvía a enfocar su atención en el plato.
- Natsuki, incluso si esto es una farsa, al menos deberías haberme defendido y no darle la razón a esa. –una vez más la castaña se sorprendía a si misma por tener pensamientos y sentimientos extraños, en ese momento se sintió herida.
– ¿Por qué me miras así Reito? Sabes que no lo digo con mala intención, fue un simple comentario, se que Shizuru-san apenas está iniciando una carrera y claro, llegar a una gran ciudad desde Kanzai pues… -al hablar, Nao tenía una mirada realmente maligna, eso sólo podía significar una cosa... La guerra había sido declarada.
Reito intentó defender a la castaña, iba a replicar lo del origen de la chica y luego les cerraría la boca contando que los Fujino tienen suficiente poder y estatus como para hacerlos parecer a ellos unos simples campesinos; pero algo lo detuvo y fue la mirada de esa mujer. Si, esos brillantes ojos como rubíes, que en tan poco tiempo había aprendido a leer. Era claro lo que decían “déjalas, no me importa lo que piensen”.
-Está bien Shizuru-san, mantendré tu secreto. –respondía en su mente.
Mientras Natsuki continuaba marinando su plato en mayonesa, Shizuru mantuvo la calma y siguió su alegre charla con Reito, ambos optaron por ignorar los comentarios de Nao, acrecentando así su molestia.
En un momento de ira, la pelirroja colocó su pie frente al mesero que pasaba en ese instante. La intención era que él y la comida que llevaba fuesen a dar sobre la chica de Kyoto, sin embargo, el muchacho hizo un giro casi acrobático y logró mantener el equilibrio, salvo por un café que fue a derramarse justo en la entrepiernas de Reito.
Bien fuese por educación, por una enorme resistencia al dolor o todas las anteriores; el moreno no gritó, pero en su rostro se podía reflejar todo lo que estaba sintiendo. Casi de inmediato, Shizuru derramó su copa con agua helada para intentar detener el efecto del café hirviendo. Nao, viendo la situación, se levantó de golpe tropezando con otro mesonero que no fue tan audaz como el anterior y la pelirroja terminó bajo una cazuela de espaguetis, a su vez un tercer mesonero que pasaba resbaló con la pasta y los postres que llevaba cayeron en el plato de Natsuki bañándola por completo en chocolate, merengue, fresas y mayonesa. Todo este lío desató una reacción en cadena que terminó con un saldo de doce pedidos esparcidos por el suelo y otros lugares, dos mesoneros y un cliente lesionados y varios comensales empapados en comida y bebidas.
Lo siguiente que supieron fue que los cuatro se encontraban en la sala de emergencias de un hospital cercano. Natsuki no había parado de reír desde el episodio con el café y ni siquiera le importó el desperdicio de mayonesa, tanto así que las enfermeras tuvieron que aplicarle un calmante y ahora la chica dormitaba plácidamente en una camilla.
Shizuru esperaba pacientemente mientras bebía un té de la cafetería, con toda su aura de paz rodeándola y completamente limpia porque fue la única cuyos reflejos no dejaron que algo de la comida que volaba por los aires fuese a dar en ella.
Nao se encontraba bastante enojada por tanto había sido humillada, su plan había fallado y lo peor de todo, Reito salió lastimado. Ahora estaba ahí sentada, junto a la grácil castaña, oliendo a salsa de tomate y pan de ajo… nada podría ser peor… ¿o tal vez si?
-Disculpen señoritas, soy el doctor Matsura Hideo, atiendo a Kanzaki-san. –Nao se levantó como impulsada por resortes, esperando tan solo la indicación del medico para ir donde su amado Reito.
-¿Es usted la señorita Fujino? –dirigiéndose a la pelirroja, quien le lanzó una mirada asesina.
-Ara se refiere a mi doctor. –la castaña continuaba sentada.
-Kanzaki-san me ha pedido que la hiciera llamar, por favor venga conmigo. –el médico lanzó una mirada despectiva a la pelirroja y luego avanzó por el pasillo con la castaña a su lado.
Y si podía ser peor, ya lo había comprobado. La pelirroja se sentía iracunda y eso era más que evidente. Nao comprendió que Shizuru no era una rival como las que había enfrentado antes, esa mujer tenía un no se qué. Debía reconocer que aparte de ser hermosa, su forma de ser y expresarse resultaba atrayente. Era en apariencia imperturbable, ninguno de sus comentarios había hecho efecto y algo en ella hacía sentir fascinación, tanto que había sigo capaz de conquistar a la Princesa de hielo y ahora hacía lo mismo con Reito, esto no iba a ser fácil, pero estaba segura de que podría vencerla.
Shizuru estuvo en la habitación de Reito unos veinte minutos, la chica terminó de convencerse que tenía frente a sí a un verdadero caballero, pues lejos de estar enojado o en pose de víctima, el hombre mostraba su mejor sonrisa e incluso intentó disculparse con la castaña por la actitud de Nao y el desastre que resultó la comida. Lo que no sabía el moreno es que Shizuru, a pesar de su apariencia imperturbable, se había divertido casi tanto como Natsuki durante aquella “lluvia” de comida.
-Espero que Reito-san se sienta mucho mejor mañana, nos veremos la próxima semana en Estrella Roja EC, dedicaré estos días a practicar y continuar componiendo.
-Siempre es un placer contar con gente tan eficiente y talentosa, gracias por pasar estos minutos conmigo, aunque creo que Natsuki debe estar algo impaciente esperándote.
-Estoy segura de que en este momento a Natsuki eso no le incomoda para nada. Aunque no lo demuestre, se que debe estar preocupada por tu salud. –Shizuru omitió el detalle del sedante que tuvieron que aplicarle a la morena por su ataque de risa. –A veces me sorprendo a mi misma.
Luego se despidió gentilmente y salió al pasillo para decirle a Nao que podía entrar y que Reito tendría que permanecer hospitalizado esa noche para prevenir posibles infecciones. Minutos después que Nao desapareciera tras la puerta de la habitación. Shizuru fue informada de que Natsuki no necesitaba pasar la noche en la clínica y que podría llevársela.
-Ara parece que me costará un poco llevarme a Natsuki a casa. –La chica levantó la vista hacia la morena que en la camilla, seguía dormida y que de vez en cuando se reía entre sueños.
***
Esa misma tarde, Kuga Saeko en persona entró a la oficina de Sakomizu, lo hacía sin ser anunciada, todos en Estrella Roja EC sabían que no hacía falta.
-¡Kuga-san! Que agradable sorpresa. Espero que su viaje fuese agradable, tome asiento por favor. –se puso de pie en un gesto caballeroso y luego procedió a servirle un trago a la dama.
-Sakomizu-san siempre tan atento. –un leve rubor cubrió las mejillas del hombre.
-jojojo que cosas dice Kuga-san, por favor sírvase. –haciendo un gesto para que tomara el trago, luego se sentó a su lado.
-Supongo que sabe por qué estoy aquí.
-Puedo imaginarlo, se trata de Natsuki-san y Fujino-san.
-Estás en lo cierto mí estimado amigo, quiero que me cuentes todo lo que sepas sobre esa chica y su relación con mi hija.
-Lo siento Kuga-san, pero no puedo darle mayores detalles, el anuncio nos tomó a todos por sorpresa. Simplemente se lo que ellas mismas declararon a la prensa hace un par de días. Sin embargo, puedo asegurarle que a pesar del poco tiempo, considero a Fujino-san una buena persona que dista mucho de parecerse a la otra chica -refiriéndose a Nao.
-Una buena persona eh.-Saeko mostraba una expresión indescifrable.
-Natsuki-san sin duda esta vez ha tenido muy buen ojo juju. –Sakomizu reaccionó a la mirada que le lanzó Saeko, cual soldado raso al que un superior da la orden de “firme”, entendió que el comentario estuvo demás.
-Confío en tu buen juicio para con la gente Sakomizu-san, sin embargo, creo que tendré que comprobarlo por mi misma. –y dejando al hombre un poco avergonzado y secándose el sudor de la frente, se despidió educadamente y salió de la oficina.
-A veces creo que Kuga-san debería dejar a Natsuki-san cometer sus propios errores y pensar un poco más en ella; no estaría mal si mirara a su alrededor de vez en cuando. –El hombre suspiraba mirando fijamente la marca de labial dejada por la mujer en el vaso sobre su escritorio.
***
Un sonido lejano… ¿era música?… si, un piano tal vez. Al levantarse de la cama, salió de su habitación mecánicamente como si estuviese bajo los efectos de algún trance. Sus pasos la llevaron hasta el salón. Los rayos del sol se colaban por la persiana y atravesaban el lugar creando un juego de luces y sombras.
La escena era realmente magnífica… Sentada frente al piano estaba ella, al parecer no se había percatado de su presencia, sus ojos permanecían cerrados al tocar esa pieza dando la impresión de estar muy concentrada pero a la vez completamente relajada, abstraída y oculta en su mundo.
Ilustración hecha por Eny |
Lentamente se fue acercando, hasta colocarse justo a un costado del piano y dedicarse a escuchar, sin embargo, la música se detuvo.
-Buenos días Natsuki, ¿te desperté? Lo siento de verdad. –abriendo los ojos lentamente, para luego regalarle una cálida sonrisa que inmediatamente surtió efecto en la morena.
-Eh… no te preocupes –dijo un poco sobresaltada, empezaba a creer que Shizuru tenía ciertas dotes de clarividente. -¿co-cómo supiste que estaba?
-Puedo sentir la presencia de mi Nat-su-ki a kilómetros de distancia. –Esta vez la expresión de Natsuki fue el premio absoluto al esfuerzo que tuvo que hacer para traerla desde el hospital.
-Tu-tu no hablas en serio, ¿verdad? –su cara tenía una expresión entre inocente y asustada que a Shizuru le divirtió mucho, pero sintió que debía ser más sincera de vez en cuando.
-Soy músico Natsuki, tengo buen oído, te escuché desde que te apoyaste en el marco de la puerta.
-Oh, vaya. –juntando los dedos índices de ambas manos, gesto que a Shizuru le pareció extremadamente adorable.
-Ara te estás ablandando Shizuru, pero… esta chica no puede ser más tierna -se dijo a sí misma.
-¿Cómo se llama eso que estabas tocando, es tuyo? –preguntaba la morena.
-Natsuki se refiere a Kiss the rain, es de un compositor koreano del que me confieso gran admiradora, su nombre es Yiruma, puedo tocarla para ti si quieres.
-Este… si, me gustaría. -luego se sentó en el piso como una niña a punto de escuchar un cuento.
Shizuru comenzó a tocar, lo hacía con maestría, poniendo su alma en ello como siempre que tocaba el piano, pero esta vez se esmeraba un poco más que de costumbre. Natsuki escuchaba atenta, esa melodía era indescriptible, de repente su cuerpo se sintió liviano, como si fuese capaz de flotar y ser transportada a otro lugar. La melodía era hermosa, llenaba su corazón de un extraño sentimiento, casi sin notarlo, una lágrima bajó por su mejilla. Al percatarse de ello, la castaña siguió tocando, reprimiendo así el fuerte deseo de levantarse y abrazar a esa hermosa chica que en apariencia era un lobo feroz, pero que si observabas con atención y mucha paciencia, era en realidad un (tierno, adorable, hermoso y bien formado) cachorrito asustado.
-¿Qué me está pasando? -pensaron ambas al mismo tiempo.
Continuará…
Ya tenia yo ganas de leer más cosas de KaoriD, gracias por tus aportes ;)
ResponderEliminarla verdad extrañava un poco es fanfic...sigue escriviendo asi de vien kaoriD.*cerrando la lap ante lo qe parecia una pregunta del maestro*
ResponderEliminarAis... T.T! me ha encantado el post... T.T!! que bonito.. T.T
ResponderEliminarTe quedo excelente, me pareció muy tierno el final de este capítulo espero leer el próximo pronto. Felicitaciones escribes maravilloso.
ResponderEliminarPD: Felicidades al Baúl por su año de vida y gracias por el gran trabajo que realizan para que los amantes del Yuri disfrutemos cada día más de este hermoso género, son maravillosas chicas las seguiremos apoyando para que este Blog se mantengan por muchos años más.
wow...que bien se ve esta historia!! felicidades a su autora, esta encantador y espero que puedas continuarlo muy pronto.
ResponderEliminarRachel
Lindo, lindo, lindo *_* Me ha dejado completamente k.o. la escena del piano!! ^^
ResponderEliminarDemasiado bueno me gusto eso de que parece un loo pero que en realidad en un cachorrito bien formado. A por cierto que Cumplan Muchos mas
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