jueves, 4 de diciembre de 2008

Jibun no Unmei cap. XIV

¿Alguien ha tenido un momento cruento de sólo recordar a alguien que se ha marchado para nunca volver? Yo sí. Aunque a estas alturas no sé si mi corazón siga sientiendo lo mismo. Cuando escribí este cap, digamos que me basé en los sentimientos que aún tenía en ese entonces.


XIV Un recuerdo del pasado.


Desde el San White todo parecía mejorar. Shizuru pasaba más tiempo en el apartamento de Natsuki. El motivo era simple, Mai salía con mayor frecuenta a dar largos paseos en compañía de Reito y la hambrienta Mikoto.

Los días restantes miraban algunas revistas sobre perros, después de todo tenían que conocer todo lo indispensable para cuidar a Dhuran. Cuando no estaban en ello, Natsuki se dedicaba a explicarle a la ojirubí algunos conceptos de los videojuegos en los cuáles podía llevarse un tiempo. Otras era simplemente disfrutar de una taza de café o dormirse juntas en el sofá.

También dedicaban parte de los domingos en algunas cosas culturales. Shizuru era fan de los museos y las pinturas. Natsuki prefería perder su tiempo en revistas de motocicletas.

Y una de las cosas que más le gustaba a Shizuru cuando Natsuki se quedaba todo el día del domingo con ella era el enseñarle a cocinar. Al principio, batallaba con el tiempo de cocción de algunas cosas y tenían que despegar lo que se quemaba de las sartenes, pero poco a poco, Natsuki pudo cocinar algo verdaderamente comestible. Shizuru se preguntó mil veces como es que logró preparar un chocolate en el San Valentín.

Esa tarde, Natsuki prefirió llevar de paseo a Dhuran y Shizuru le acompañó. Pero a pesar de ello, Shizuru tenía una sensación extraña, algo así ya había pasado, algo así fue anteriormente, buscó recuerdos dentro de sí, pero estos no aparecían. Qué había sido aquello?

Un deseo nada más? Había algo en todo ello que resultaba frustante. No deseaba otra cosa que estar con ella. Pero ese sentimiento no era el primero. La luz del sol se estaba haciendo más caliente, quemaba la piel, pero para Shizuru no era tanto como aquello que quemaba por dentro.

Olvidó todo eso por unos instantes y disfrutó de su acompañante y el pequeño Dhuran y miró a su alrededor. Varios chicos las miraban detenidamente y disimulaban cuando su penetrante mirada se posaba en ellos. Sonrió para sus adentros. Natsuki era suya, no importaba cuanto mirasen, no pertenecía a nadie más que a ella y para su felicidad ésta ni se enteraba de las miradas furtivas de los chicos del parque.


- En qué piensas, Shizuru?


Aquella voz la sacó de sus pensamientos. Natsuki le miraba muy preocupada.


- No has dicho nada en un buen rato.

- Natsuki no tiene nada de que preocuparse. Estaba pensando que la fila de chicos que te están mirando no tienen ni la menor idea de esta situación.

- Ya veo- contestó Natsuki mientras miraba hacia al frente.

- Es un poco estresante, no es así?

- El qué? – preguntó Natsuki.

- El que no pueda besarte ni acariciarte de la manera habitual en esta situación – contestó Shizuru con cierto pesar.

- N-no tienes porqué decir cosas como estás aquí!!! – contestó Natsuki visiblemente ofuscada y con el rostro totalmente rojo.

- Ara, Natsuki cambió de color otra vez – soltó Shizuru con una risa.

- N-No me juegues de esta manera, Shizuru!

- Entonces – preguntó acercándose un poco – cómo debo jugar contigo, Nat-su-ki? – susurró lentamente.


Natsuki enmudeció lentamente. No sabía si abrir de nueva cuenta la boca o dejarla cerrada. En una situación a solas, eso bastaría para que respondiese que sólo como ella sabía pero esta no era una de ellas.


Y con toda la horda de chicos acechando lentamente menos. Miro a Shizuru quién tenía esa mirada, depredadora y seguro que a ella no le importaría darle ese beso que prometía con sólo mirarle.


- No me mires así!!!

- Así cómo?

- Con esa mirada que tienes.

- Lo siento, Natsuki, pero es la única que tengo.

- Ya sé que es la única que tienes pero… - una lamida le hizo desaparecer su enojo. Dhuran estaba lamiendo su mano.

- Creo que tiene hambre, Natsuki. Tal vez debamos volver a casa.

- Uh. Si. Creo que tienes razón, Shizuru.


Natsuki tomó a Dhuran entre las manos. Era cálido. Tan cálido como la mirada de Shizuru. Lo levantó hasta mirar sus ojos. No sabía que pensamientos pasaban por aquellos ojos oscuros, pero sin embargo deberían ser gratos, puesto que el can le lamió la cara.


- A veces quisiera ser perro – dijo Shizuru en ese momento – así no tendría de que preocuparme por besarte.

- Shizuru me gusta más así como está – contestó Natsuki a su vez.


Los cerezos empezarían a florecer rápido y con ello pronto sería el festival escolar. Donde las competencias estarían a todo lo que daban.


- Pronto no tendré tiempo para ver a Natsuki tanto como deseo – suspiró.

- Si. Y pensar en lo que se mes ocurrirá a estos es terrible. No quiero ni tener idea. Shizuru, participarás en algo?

- No. El consejo estará muy ocupado como para que yo me aparezca en algún evento más. Por suerte el club de artes se encargará de los arreglos.

- Takumi comentó que tu enviado está entregado a ello.

- Mi enviado?

- Okuzaki Akira.


Shizuru miró interrogante a Natsuki en ese instante.


- No entiendo que tratas de decir.

- Olvídalo por ahora, Shizuru.


Siguieron caminando un poco más hasta llegar a un cruce de semáforo. Entonces Natsuki miró un aparador. Un reflejo hizo brillar con diferente color su cabello y entonces Shizuru comprendió porque esa caminata se le hizo familiar. Si. Había realizado una caminata así antes, con una chica de ojos verdes, no totalmente del mismo color de su Natsuki, pero si. Un cabello rojizo y unos ojos verdes. Había recordado a su primer amor.


- Nao…

- Dijiste algo, Shizuru?

- Dije que … - Shizuru dejó escapar lentamente sus palabras mientras en su cabeza, a mil por hora, su cerebro buscaba una respuesta adecuada – te amo todavía más (nao puede tomarse como "todavía más" en kana, no en kanji).


Shizuru no mentía. Amaba cada día más a esa extrovertida chiquilla frente a sí. Sólo fue un recuerdo fugaz de algo que no completó en el pasado. Ahora tenía su presente y no importaba nada más.


El sonrojo de Natsuki demostró que la respuesta le había complacido. Llegaron al edificio en dónde Natsuki vivía y después de entrar a su apartamento, Natsuki notó que tenía una llamada en su buzón. Activó el mensaje.


- Natsuki-chan. Papá y yo hemos decidido ir a visitarte. Habíamos pensado otra fecha pero hay muchas actividades que hacer y queremos pasar unas vacaciones contigo. Llámame cuando llegues. Mamá.

- Ara, la voz de mamá es muy linda – dijo Shizuru mientras se sentaba en el sofá.

- Si, lo sé.

- Me preguntó si será tan linda como mi Natsuki – siguió Shizuru mientras sostenía su mejilla derecha con la mano del mismo lado.

- Ni se te ocurra, Shizuru – contestó Natsuki mientras se situaba tras ella.

- Sólo he bromeado, Natsuki – respondió Shizuru mientras alzaba la cabeza para mirar a la chica tras de sí.


Los mechones de Natsuki caían a un costado de su rostro. Los tomó y jaló hacia si, acercando la boca de Natsuki a la suya y besándola.


- Hace rato que estaba deseando hacer esto – dijo entre los besos.

- Y hace rato que esperaba que lo hicieras – le contestó la chica de ojos verdes mientras rompía el beso y se tumbaba en el sofá. Acomodó su rostro en las piernas de Shizuru y la miró mientras ésta acariciaba su cabello.


Natsuki se durmió mientras Shizuru le acariciaba. La chica de Kyoto le daba paz. No sabía que diría, pero tendría que hablar con su madre para ello. La ligera preocupación que sentía de contarle algo a su madre desaparecía entre la tranquilidad que le daba Shizuru.


A su vez, la chica de los ojos carmesí no cesaba su mirada hacia la chica que dormía plácidamente en sus piernas. Se retiró despacio y acomodó una almohada bajo la cabeza de la chica. Era un ángel dormido. La serenidad de su rostro era increíble. Shizuru besó su frente mientras dentro de sí pensaba como un ángel como ese estaba con ella.


Recordó que su primer ángel se fue y esperó el último día para decirle que se iba. Shizuru sufrió en ese momento y escudó su corazón de manera tal que su miedo a ser abandonada se disfrazó bajo esa cara que mostraba en el colegio. Pero su ángel de cabellos oscuros rompió su coraza.


Se incorporó lentamente. Era hora de de dejar su amargo recuerdo donde correspondía. En su pasado.


- Shizuru? – le interrumpió la voz de Natsuki, quién se había despertado – ocurre algo?

- No. no ocurre nada Natsuki. Quieres algo de cenar? – sonrió mientras preguntaba ello.

- Lo que prepares estará bien, Shizuru. Me gusta como cocinas.

- Oki ni.

- Shizuru…

- Si? - Pensé que te habías ido.

- Jamás me iría sin decirte, Natsuki – respondió Shizuru visiblemente emocionada por la confesión de Natsuki.

- Gracias, Shizuru… - Natsuki sonreía satisfecha. Shizuru se dirigió a la cocina y Natsuki fue tras ella. Ayudarle era lo menos que podía hacer por su novia. Si. Shizuru era su novia y era lo único que importaba en ese momento.

1 comentario:

  1. woo este fic cada vez me gusta mas
    pero a que feo que shizuru ps si queira a natsuki pero aun ande pensando en su pasado aaaa pero bueno espero la continuacion del proximo capitulo creo que me volvi adicta a el jajajaja sigue asi escribes muy bien

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