lunes, 8 de diciembre de 2008

Jibun no Unmei Cap XVI

Bueno, después de pensarlo un ratito...me decidí a poner mejor el fic, Akari, mil disculpas pero por causas de tiempo postearé el Shoujo Sect hasta el jueves. Por ahora adelantaré el fic, que en mis siniestros planes viene el de empzar otra cosilla. :) besos nenas.


XVI El encuentro

Y sucedió que al día siguiente, por ser domingo, Reito se llevó a Mai de paseo y Shizuru, quién se había quedado con Dhuran esa noche, lo llevó al apartamento de Natsuki.

Se imaginó quién era al escuchar el timbre. Shizuru era tan puntual como un reloj y había dicho que iría a esa hora, las diez de la mañana.

- Shizuru… - musitó Natsuki al verla. Su madre estaba leyendo un libro en la sala, pero momentáneamente lo olvidó cuando vió a la chica de Kyoto y al pequeño Dhuran en la entrada.

- Ara. Natsuki está despierta. Es increíble, verdad? – le preguntó al cachorro. Alzó nuevamente la mirada y reparó en la presencia que estaba en la sala. Imponente. Reflejaba una superioridad que ella deseó tener en ese momento. Algo llamó su atención en ese instante. Tenía el mismo color de cabello de Natsuki, pero hablando con ella se había enterado de que no tenía más familia que sus padres.

La persona que le causaba tanta impresión volteó el rostro en ese momento y Shizuru sintió un estremecimiento en el cuerpo. Era la viva imagen de su Natsuki. Tenía el mismo color de ojos y la misma mirada, sólo que sin el ceño que su niña tenía constantemente.

- Pasa, Shizuru – dijo Natsuki en ese momento y Shizuru se alivió de no haberle dado el beso que tenía por costumbre darle.

- Gracias, Natsuki – respondió Shizuru mientras entraba – Buenos días tenga usted – saludo de manera respetuosa a la persona que estaba casi frente a ella.

- Buenos días – Saludó Saeko. La persona de cabellos castaños y ojos rubí era muy hermosa, pensó. Su elegancia era demasiada para su corta edad, no parecía una persona mayor, sólo una adolescente de la misma edad de su hija. Qué tipo de educación habría tenido para ese porte?

- Shizuru – interrumpió Natsuki – ella es mi madre. Mamá, ella es Shizuru…la Presidenta del Consejo Estudiantil.

Ambas se saludaron cortésmente. Shizuru entendió que para Natsuki no era fácil decirle “mi novia” y Saeko entendió que había algo más en esa relación de presidenta y alumna de clase. La presidenta del Consejo Estudiantil llevaba una cesta que empezó a moverse.

Vió a Natsuki salir disparada a la cocina y volver con un pequeño traste y leche. Y entonces lo vió. Un pequeño cachorro blanco con el que ambas chicas estaban encantadas.

- Ah! Él es Dhuran – dijo mientras le acariciaba la pequeña cabeza.

- Es un lindo cachorro, Natsuki – dijo Saeko – y de quién es?

- Uh…es…es nuestro…

- Ya veo – contestó – parece estar muy bien cuidado.

- Shizuru lo cuida un día y yo otro – contestó Natsuki mientras su madre la miraba atentamente.

Miró a la chica de cabellos castaños sonreír con cierta complicidad. Por la forma en que se miraban, seguro que se veían iguales Takashi y ella cuando Natsuki era una niña. No cabía duda, la presidenta del consejo estudiantil era la persona de quién su hija había hablado el día anterior.

Dentro de sí había esperado que algún día su hija notase un interés por algún chico de buena familia pero ni en los inicios de su adolescencia había demostrado algo como ello. Casi habría jurado que Natsuki no tenía hormonas.

Natsuki estuvo medio día con Shizuru, hasta que notaba que en la cocina habían manos trabajando y Shizuru se ofreció a ayudarle a Saeko. Esta casi estaba pensando que si su talento para cocinar era como el de Natsuki para destrozar la cocina entonces no quería ayuda. Pero a diferencia de su hija, la chica de Kyoto tenía talento. Y paciencia. Explicaba a Natsuki todas las cosas referentes a la comida que estaban elaborando. Y al final de todo, se vieron preparando Okonomiyaki (una comida típica de Osaka).

Dos horas después de haber comido y charlado un poco, se enteró de varias cosas. La chica era Fujino Shizuru. Era originaria de Kyoto y pertenecía a una familia tradicionalista y heredera del Kyoto-Gosho. Su familia había perdido muchas cosas pero la cultura milenaria seguía en ellos, como lograba notar. La familia manejaba varios tipos de negocio, entre ellos el diseño de kimonos y yukatas de alto valor comercial.

La comercialización de vinos también era asunto suyo, así como la exportación e importación de té. Ahora entendía cuando le escuchaba hablar sobre que tipo de té y vinos, así como el uso de sake iba con cada platillo.

Era una maestra en la ceremonia del té desde los doce años y era hija única. Sin embargo, había algo en ella que conocía. Sus ojos. Hacía mucho tiempo, conoció a alguien con el mismo color de ojos que ella.

No recordaba el nombre por ahora, pero si esa chica hubiese sido varón, sería el vivo retrato de el.

La plática continuó como si nada, mientras ahora Saeko notaba que la maestra era Natsuki. A la chica no se le daban las competencias por moto a través de videojuegos. Y su hija era la campeona de motocross y todo lo que llevara dos ruedas en videojuegos.

Por lo pronto Natsuki saldría a casa de Shizuru y entró a darse un baño mientras ahora Saeko sentía que era el momento de interrogar a la chica. Shizuru lo supo cuando Saeko le sirvió una taza de café. Natsuki era de baños largos, por lo que pasaría un tiempo antes de que apareciese nuevamente.


- Así que eres un grado mayor que Natsuki –empezó Saeko.

- Si. Voy en la clase A del segundo grado.

- Espero que Natsuki no cause problemas, es un poco hiperactiva y gruñona, pero tiene un buen corazón.

- Lo sé – Shizuru no necesitaba explicaciones de ello. Conocía perfectamente bien a esa traviesa chica de Tokio. Era tan hiperactiva como Dhuran cuando creciera y tan cascarrabias como el gruñón de Blancanieves.

- Y sin embargo, aún me asusta esa clase de relación que llevan ustedes.

- Relación? - Shizuru bajó lentamente su taza de café mientras su glacial mirada rubí miraba fíjamente en los ojos verdes de Saeko.

- Así es – Shizuru notó demasiado tarde que su mirada no ejercía efecto alguno en Saeko. Una mujer como esa debía haber notado ese tipo de miradas desde su juventud. Casi siempre nadie le sostenía la mirada. Pero Saeko si. Y sin esfuerzo alguno.

- Sra. Kuga. No entiendo que quiere decir con ello – contraatacó nuevamente. Era mejor tirarse la pelota equitativamente que a tenerla siempre de su lado.

- Lo que no quieres explicarme – contestó por fin Saeko mientras depositaba sus manos en las rodillas – Natsuki me lo ha contado.

Una expresión sorprendida fue suficiente para que Saeko confirmara las sospechas que más bien eran afirmaciones y el rostro de la chica Kyoto bastó.

- Qué Natsuki se lo dijo?

- Natsuki estaba muy nerviosa ayer mientras me hablaba de “la persona especial” – Saeko había puesto énfasis en ello – al principio no supe que decirle a mi propia hija, confieso que la noticia me impactó.

- Seño…

- Déjame terminar, por favor, Shizuru-san – la chica de cabellos castaños asintió mientras un ligero rubor le tenía las mejillas. Estaba notablemente avergonzada.

- Por favor – contestó mientras se sentía como una niña. Ahora entendía a Natsuki, seguro que en estos momentos, la señora Kuga era Shizuru y Shizuru era Natsuki.

- Gracias – Saeko miró levemente un florero en la mesa de centro – Natsuki me contó todo esto ayer y no supe darle una respuesta. Tampoco sé que pensará su padre cuando ella decida hablarle de ello. Mi esposo es una persona maravillosa, pero creo que a ninguno de los dos nos pasó por la cabeza este…detalle…sin embargo – Ahora la miraba a ella – sólo puedo encargarte a mi hija.

A Shizuru se le había trabado algo en la garganta. Las palabras de Saeko eran tan sinceras y directas que no sabía que decir.

Natsuki hablaba muy bien de su madre y ahora entendía porqué. Saeko Kuga no vivía en el pasado, se adaptaba a la evolución de la vida y no discriminaba. La presión de saber ello desapareció por un momento.

- Muchas gracias…señora Kuga…

- Oh por favor, no me digas de esa manera que me siento vieja – bromeó – en realidad, Shizuru-san, puedes llamarme como lo hace Mai. Después de todo eres como otra hija.

- Entiendo – dijo Shizuru – entonces usted puede llamarme por mi nombre de pila…Saeko-okazan… (mamá Saeko).

Una pequeña lágrima escapaba por el ojo derecho de Natsuki y una voz interrumpió en ese momento.

- Mamá, qué le has hecho a Shizuru? – preguntó una Natsuki atemorizada.

- Yo? – preguntó Saeko – No lo sé. Qué ocurre, Shizuru?

Natsuki titubeó un momento al escuchar a su madre llamar a su novia de esa manera tan cercana.

- No pasa nada, mamá Saeko – contestó Shizuru mientras sonreía.

- Bien. Entonces sólo me resta pedirles que no regresen muy tarde – Saeko se marchaba a su habitación pero se detuvo en ese instante. Ahora recuerdo… - se interrumpió.

Las dos chicas se detuvieron en ese instante mientras Saeko volteaba a ver fijamente a Shizuru.

- Conoces a un chico que se tenga por nombre Fujino Shin?

Shizuru se paralizó en ese momento y Natsuki con ella. Ese era el nombre que Natsuki le había inventado a Shizuru. Iba a preguntarle como sabía ese nombre cuando Shizuu habló.

- Usted conoció a Fujino Shin?

- Si. Lo conocí diez años atrás. Un chico prometedor, inteligente y muy parecido a ti – De qué rayos hablaban su madre y Shizuru ahora?

- Entiendo. Entonces usted sabe del…accidente.

- Si, también lo sé.

- Fujino Shin…es mi hermano…

Natsuki casi convulsionaba en ese momento. Tenía un hermano??? Ella siempre había dicho que era hija única. Iba a preguntarle pero la mirada perdida y triste de Shizuru le detuvo.

- Lo lamento entonces, Shizuru. Shin en verdad era un chico sorprendente. Aún así – Shizuru alzó la mirada – era una excelente persona y debes estar orgullosa de él.

- Gracias – Shizuru sonrió, sonrió mientras apretaba su mano contra su pecho y Natsuki notó que era ese extraño medallón que llevaba consigo.

- Muy bien, no tarden mucho, continuó Saeko mientras se dirigía extrañamente a la cesta – oh! Está pesado a pesar de ser tan pequeño – tenía cargando a Dhuran – Creo que tú y yo nos la pasaremos bien – le dijo al cachorro mientras Natsuki sonreía junto con Shizuru.


- Sabes qué, Natsuki – le dijo cuando ya estaban a solas en el ascensor – tu madre es verdaderamente sorprendente.

- Lo sé, Shizuru…

A pesar de que se moría por preguntarle, sabía que debía esperar a que ella decidiera decirle. Después de todo, la confianza y el entendimiento iban de la mano. Mientras tanto en otro lado de la ciudad. Una chica de cabello rojizo y ojos verdes descendía del avión.

- Ah! Este lugar parece tan aburrido. Me pregunto si habrá algo de emoción por aquí…

1 comentario:

  1. aaaaaaaaaa
    wooooow lo dejaste demaciado interesante aaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyyy nooooooooooooooooooo jajaj me matan de curiosidad aaaaa esta padrisimo este fic espero lo continues pronto y bueno ya no me lo pierdo por nada jajajaj bueno espeor ver la continuacion pronto XDDDDDDDDDDDDD

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