Bueno, haciendo todo lo posible por adelantar un poco este fic, que espero poner en medida con lo que voy y así aumentar otra cosilla más. Hace arribo un personaje quees conocida de tod@s y de nadie a la vez, desde mi punto de vista, claro está en una versión diferente. En este capítulo hablamos un poco del Kendo, deporte por excelencia de Japón. Para quienes no conocen muchos términos, las aclaraciones van entre paréntesis. Que lo disfruten.
XV Mamá Saeko
El día había sido particularmente difícil, sobre todo teniendo en cuenta que no sabía cuando llegaría su madre. Y aunque Shizuru reflejaba una tranquilidad que ella estaba lejos de sentir, no le decía nada.
Caminó tranquilamente ese día por el campus. La mayoría de los clubs ya se habían retirado y sin darse cuenta llegó al club de Kendo. Una rápida mirada le hizo notar que Shizuru dialogaba en ese lugar con Reito. Se acercó.
- Shizuru…
- Ara, Natsuki. Qué andas haciendo en este lugar? – preguntó sospechosamente.
- Nada en particular, sólo daba un paseo y escuché el escándalo. Qué significa esto? – preguntó mientras señalaba a toda la multitud que estaba llenando el lugar.
- Esto es una confrontación – respondió Reito – y es un combate dentro de las reglas propias del Kendo.
- Una confrontación? Entre quienes?
- Entre Takeda-kun y Okuzaki Akira – respondió Shizuru – y estoy bastante preocupada.
- Tranquila Shizuru-san. Seguro que Okuzaki se las arregla para salir bien librado de esto.
Natsuki volteó a ver a Shizuru y entendió lo que le preocupaba a Shizuru. Takeda Masashi era el capitán del club de Kendo. Pero Okuzaki Akira era un campeón en eventos de ese tipo. Bastaba con ver la postura. Mientras Takeda se ufanaba de su posición, Okuzaki se mantenía erguido y en una postura resuelta.
- Su postura es perfecta –interrumpió una voz. Natsuki volteó sólo para notar que Tate Yuuichi estaba allí – este chico no parece ser nuevo en Kendo.
- Y puedo saber cuál es el motivo de la pelea? – preguntó Natsuki.
- Oh, eso es… - Reito explicó brevemente que durante sus recorridos Takeda había dado un salto entre unos matorrales yendo a parar sobre Okuzaki, quién en esos momentos pintaba un paisaje. El cuadro había sido arruinado y a pesar de que Takeda se disculpó, la furia de Okuzaki era tan grande que había dicho que no entendía como un animal como ese entrenaba Kendo.
- Entonces Takeda-kun preguntó si un pintor podría ser mejor para entrenar, a lo que Okuzaki reiteró que era mil veces mejor – terminó Shizuru dando un suspiro.
- Mmm. Interesante. – dijo Tate mientras miraba a Okuzaki Akira – Este chico tiene una postura que no permite ataques frontales.
- Verdad? - siguió Reito – tienes que romper su guardia para poder asestar el golpe, pero en esa postura que mantiene antes de la pelea, pareciera estar acostumbrado.
Shizuru se notaba algo angustiada. Tal vez temía por la pierna de Okuzaki. Tate se encaminó hacia Okuzaki quién aún no se había colocado el men (protector del rostro).
- Oi. Okuzaki!
- Ah! Tate-sempai!
- Seguro que puedes con éste? – preguntó mientras señalaba a Takeda – tiene muchos puntos débiles. Puedo darte una ayuda – siguió mientras le ayudaba con el men.
- N-no…está bien. Practicaba Kendo en mi infancia…aún recuerdo algunas cosas.
Tate sonrió mientras le daba el shinai (espada de bambú). Si. Había supuesto que conocía algo de Kendo. Takeda los miraba a lo lejos mientras se acomodaba el Kote (guantes).
- Trata de aguardar el golpe. Generalmente no logra coordinar bie…
- Agradezco su ayuda, Tate-sempai… - interrumpió Akira – pero quiero intentarlo solo.
Tate sonrió mientras miraba a Okuzaki. Su mirada era tan segura que Tate sintió dentro de sí esa tensión de adrenalina en la cuál se sumergía cuando usaba el Dogi (traje de kendo).
Se retiró de la duela y se plantó junto a Reito, quién esperaba impaciente por ver el duelo. Los peleadores se centraron en la duela y el combate empezó.
Los rápidos movimientos de Takeda eran detenidos por la shinai de Okuzaki, quién mantenía los pies móviles y cuando los asentaba con fuerza rechazaba el ataque haciendo retroceder a Takeda. Parecía esperar una abertura a base de los rechazos que le daba. Takeda se estaba impacientando.
- Esto es lo mejor que tienes, Okuzaki?! – gritó mientras atacaba nuevamente.
Akira se mantuvo bloqueando y rechazando una vez más cuando Takeda perdió el paso. Y lo vió. Takeda abrió su defensa un momento y Okuzaki golpeó tres veces.
- Do – dijo Tate cuando Takeda fue cruzado en los costados del tare (armadura del tronco). Okuzaki dió dos golpes, uno en cada lado empezando por el lado izquierdo, cuando Takeda bajó los brazos por el impacto. Okuzaki asentó el pie derecho con fuerza – Tai – exclamó nuevamente Tate.
- Men!! – gritó Akira mientras un sonoro golpe se escuchó. Takeda había sido impactado en la cabeza. El abanderado señaló el lado de Akira dando el ippon (punto). El combate había terminado en menos de un minuto.
Los gritos sorprendidos y emocionados eran demasiados. Mientras Tate asentía y Reito lo miraba sorprendido. Shizuru respiraba tranquila y Natsuki sonreía. No sabía de las reglas de kendo. Había mirado algunos combates alguna vez, pero entendía entonces porqué Akira tenía habilidad. Una vez escuchó a alguien hablar del ki-ken-tai. El espíritu, la espada y el cuerpo. Si el kendo fuese ballet, Akira era el protagonista de él. Sin movimientos innecesarios y los que hizo, con impacto y gracia.
Dos horas después, Akira era perseguido para que se uniera al club de Kendo y por las chicas que seguían tras él ahora con más fuerza.
- No es increíble? – decía Takumi – Akira-kun está siendo acosado por los clubs de artes marciales…
- Si, es verdad – Mai les servía jugo – Reito dice que tiene la madera para ser el capitán de Kendo.
- Ya veo.
El timbre sonó en ese momento. Los tres miraron la puerta. A esta hora? Quién sería? Mai fue a abrir y una voz conocida hizo que Natsuki casi se atragantase con el jugo.
- Natsuki-chan!
- Mamá! No te esperaba hasta dentro de una semana! – contestó mientras se limpiaba la boca y salía a recibirla.
- Ah, tan gruñona como siempre – contestó Saeko mientras Mai y Takumi reían por lo bajo – me pregunto que persona será la que se anime a hablarte con ese genio – Natsuki enrojeció ligeramente.
- Mamá!!!
- Bien. Quieres ayudarme con las maletas? – preguntó Saeko.
- Yo ayudo, mamá Saeko – dijo Takumi.
- Takumi-kun también está aquí – se sorprendió Saeko. Tanto Mai como Takumi veían una segunda madre en Saeko. Puesto que habían crecido muy apegados a ella cuando su madre murió. Entre los tres llevaron el equipaje de Saeko.
- Qué es esto? – preguntó Natsuki – acaso planeas vivir aquí?
- No sería mala idea… -musitó ella mientras a Natsuki se le iba el color de la cara. Si su madre se quedaba… - pero no puedo. Traje las maletas de tu padre también.
- Oh…ya veo.
El resto de la velada transcurrió con tranquilidad y Saeko fue al cuarto de invitados. Estaba a punto de dormirse cuando Natsuki llamó a su puerta.
- Si?
- Soy yo, mamá. Puedo pasar?
- Claro que si, Natsuki – contesto Saeko. Natsuki entró al cuarto y vió que su madre estaba dejando el libro que leía en la cómoda – qué te ocurre?
- Puedo dormir contigo? – preguntó Natsuki apenada mientras esperaba la respuesta.
- Sólo cuando tienes algo grande que contarme me pides eso – suspiró Saeko – Y bien? – siguió mientras se quitaba los lentes – cómo se llama?
- Cómo sabes que de eso quiero hablarte?
- Natsuki-chan, puede que hayas dejado la casa hace casi cuatro meses, pero aún soy tu madre.
Natsuki no sabía que más decir. Se acurrucó del lado de su madre mientras quería tener fuerza para ello.
- Es que no sé como empezar – contestó con sinceridad.
- Puedes empezar diciéndome si eres feliz – dijo Saeko mientras miraba el rostro preocupado de su hija – no hay nada que me preocupe más que tu felicidad, Natsuki.
- Si, lo soy – contestó – me cuida y consiente y a pesar de que a veces me trata como una niña, lo hace por cariño. Sé que me quiere, me lo demuestra a cada instante.
- Bueno, entonces…cuál es el nombre de tan singular muchacho?
Natsuki ocultó su rostro en la almohada mientras decía en voz baja.
- Ese es precisamente el detalle… - miró a su madre esperando que dijera algo, pero Saeko se había petrificado en ese momento.
- Es lo que estoy pensando…? – preguntó Saeko mientras dejaba escapar lentamente las palabras y miraba a Natsuki de una manera algo cerrada.
- Yo no sé…qué pasó conmigo… - continuó Natsuki mientras evitaba la mirada – sólo sé que lo que siento es real…
Saeko vaciló un instante. Se notaba aturdida. Natsuki sabía que dentro de si batallaba la costumbre y el amor de madre, pero que el amor de madre ansiaba algo más.
- No me esperaba esto, Natsuki. Pero entiendo que dentro de ti, esto debe haberte consumido tanto como lo está haciendo conmigo.
- Lo siento, mamá…sé que te estoy decepcionando…
- No me has decepcionado, Natsuki. Estoy orgullosa de que seas mi hija…lo que me preocupa…es que esto no sea más que una moda y cargues con un peso de por vida.
- Ya…
- Aunque por ahora no sé que decirte, Natsuki. Por el momento dejemos esto así y no digamos nada a tu padre, por favor.
- Está bien, ma… - Natsuki se había hecho un ovillo en la cama mientras Saeko la miraba.
Rato después mientras Natsuki se había dormido, Saeko dejó la cama. Miro a través de la ventana las luces de la ciudad que no dormía del todo.
Miró nuevamente la cama en la que dormía su pequeña. Su pequeña se estaba haciendo mujer a pasos agigantados pero ella no estaba preparada para verla crecer tan rápido. Y menos con una mujer…
Suspiró lentamente mientras decía que no podía hacer nada. Se acostó nuevamente y abrazó a su hija.
- Perdón, Natsuki-chan…
Natsuki se levantó esa mañana y no vió a Saeko. Salió del cuarto y un aroma conocido llegó a su nariz. Su madre estaba cocinando.
- Ah! Natsuki. Ven a desayunar – dijo mientras preparaba el plato que le serviría.
- Mamá…
- No te preocupes por lo hablado ayer…lo primero que tengo que hacer…es comprobar que sea buena para ti – contestó mientras le guiñaba un ojo.
Natsuki sonrió mientras Saeko daba un suspiro de tranquilidad. Después de todo era su madre, no podía atentar contra la felicidad de su hija.
- Buenos días, Natsuki, mamá Saeko – saludó una sonriente Mai en la cocina. Seguro que ella lo sabía. Pensaba Saeko. Pero como hermana e hija esperaría. Entendía a Mai. Después de todo era como su madre, bueno que diantres, era su madre también: mamá Saeko.
Fue un desayuno como no tenían desde hace un tiempo. Dos chicas madurando y una madre de medio tiempo para cada una, pero que al final, siempre era una familia…
domingo, 7 de diciembre de 2008
1 comentario:
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wooooooooooooooowwwwwww no manches este buenisimo este fic porfavor continuenelo gracia spro no tardar tanto jajaja me encanto que le hay dicho esperaba que ahora apreciera shizuru pero jajaj esperare al proximo capitulo mis respetos me enamore de este fin gracias por escribirlo y publicarlo suerte XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
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