Jibun no Unmei cap XXXV

Dios mientras más pienso en este fic (y es porque Akari y algunas personas saben que pasará capítulos más adelante), más me pongo a pensar si debo modificar ese "pequeño" detalle. Pero por el momento les dejaré aburrirse otro capítulo más mientras llega la parte que quiero subir ya con ansiedad. XDDD


Jibun no Unmei Cap. XXXV Sospechas.


Habían pasado dos días desde que Shizuru había llegado a Kyoto y desde que su padre la hubiese encerrado en su habitación sin derecho a salir de ella sola. Tenía que ser acompañada por alguien de la servidumbre de su propio padre.


Shizuru nunca se había imaginado que iba a tener tan devastadoras consecuencias ese viaje. No sólo no había podido comunicarse con Natsuki de ninguna manera. Su propio padre había tachado de inmoral y decadente su conducta. Sabía de alguna manera que había habido un traidor en todo esto, alguien saldría beneficiado de todo este asunto.


Fotos tan reveladoras que sólo alguien muy cercano a ella podría acceder. Para dentro de sí su principal sospechoso era su propio primo. Bien podía ser una rata mayor, pero no estaba ni remotamente interesado en ser la cabeza de la familia, eran responsabilidades que él no quería. Quién más podría salir literalmente con un premio de todo ese asunto?


-Natsuki… - Shizuru dejó escapar el nombre de Natsuki de forma lenta, mientras sabía que la otra chica, seguramente esperaba que se comunicase con ella.


Dos golpes en la puerta eran un anuncio. Una voz le informó que tenía una visita. Ella contestó con voz queda que no se encontraba en condiciones y que por favor no recibiría visita alguna. Escuchó los pasos alejarse lentamente.


Un golpe sonó en la ventana. Era una señal de Akira, quién había sido mandado a llamar. Shizuru suponía que se le juzgaría por no haber comentado la situación. Pero también sabía que la única defensa de Akira era apelar el sentido de obediencia total a su amo.


Asomó ligeramente por la ventana. Contempló a Akira en un árbol lejano tras ver el destello de una luz. Entendió rápidamente que Akira estaba usando un juego de luces que les había servido de pequeños.


Contestaba con ligeros movimientos en las manos. La luz cesó después de varias comunicaciones y Shizuru supo que Akira había entendido su orden.



Segundo día. Era una esclavitud mental. Natsuki no había recibido noticas de Shizuru desde el día de su partida. Nagi se encogíad e hombros cada que preguntaba y el teléfono de la chica sólo le mandaba al buzón. No entendía que estaba pasando, a decir verdad ya no entendía nada en absoluto.


-Mai.

-Qué ocurre, Natsuki? – preguntó la susodicha desde su cama al ver entrar a Natsuki a su
cuarto.

-Tú crees que le haya pasado algo?

-A Shizuru-san? – Mai dejó su libro de cocina a un lado – no sabría decirte, Natsuki- Reito-san me dijo, que inclusive Akira-kun había sido llamado hoy.

-Okuzaki Akira?



Natsuki silenció brevemente mientras su cerebro funcionaba rápidamente. No era una cosa sencilla que Akira fuese llamado de esa manera. Sólo sería llamado si Shizuru lo necesitaba. Para qué necesitaba Shizuru a Akira en Kyoto?


-…Natsuki?

-Lo siento Mai, me encuentro un poco…confundida.

-Bueno, no tengas miedo, no creo que haya algo que detenga a Shizuru-san, verdad?



Natsuki sonrió ligeramente. Pocas cosas podían detener a Shizuru. Y ella lo sabía perfectamente.



Esa noche se recostó con una ligera opresión en el pecho. A pesar de las palabras de Mai, Natsuki tenía la impresión de que a Shizuru le ocurría algo y ella no sabía que era.



Otro ligero golpe en la ventana. Shizuru había esperado pacientemente a que Akira diese señales de vida nuevamente. Sabía que Akira era capaz de infiltrase por los lugares más insospechados de la casa, pero que bajo esa estricta vigilancia necesitaba un poco de ayuda. Pidió té en ese momento mientras Akira saltaba al techo de su cuarto y aguardaba. El guardia del lado derecho de la habitación fue llamado en ese momento y Akira se deslizó hasta entrar por la ventana que había dejado abierta Shizuru. La cerró y se ocultó tras un ligero biombo que se encontraba allí. Una bandeja de té fue servida en ese momento a Shizuru quién la recibió con una gran sonrisa y cerró la puerta. Dio un ligero suspiro se sentó a la mesa. Preparó el té y tras una mirada al biombo, sólo murmuró.


-Akira…

-Si, Shizuru-sama… - Akira dejó el biombo mientras se postraba frente a Shizuru.

-Qué has logrado investigar, Akira? – preguntó Shizuru mientras el té que había preparado lo depositaba frete a Akira.

-Shizur-sama…esto…

-Está bien Akira. Bebe por favor y explícame bien que has logrado averiguar.



Akira asintió y bebió el té. Bajo su ropa sacó ligeramente unas notas que había sustraído de la
habitación de Fujino-sama. Shizuru sonrió mientras pensaba que Akira había superado enormemente a sus hermanos. Okuzaki Akira era el mejor de su clase y su tipo. Un espía perfecto. A excepción de que como todas las personas, tenía un punto débil.


Akira le mostró a Shizuru que días antes respecto a las anotaciones de Fujino-sama, Fujimoto-san había estado frecuentando la casa y quedado varias veces con el padre de Shizuru. Inclusive en una ocasión, Fujino-sama había mandado llamar a Nagi.


Shizuru recordó ese extraño estado de Nagi días antes. Le había preguntado que ocurría y Nagi había contestado que tenía que salir a “Tooookyooo” por asuntos de orden económico. Hasta ahora había caído en la cuenta, de que cuando Nagi decía Tokyo de esa manera se refería a Kyoto.


Sin duda Akira aguantaría una paliza, pero el débil cuerpo de Nagi no lo resistiría. Es por ello que Nagi no mencionaba mucho su salida.


Pero lo que más le intrigaba era la presencia de Fujimoto Sei. Siempre tenía la certeza de que hombre sabía que pensaba en ese momento.

Y mucho más agobiante era saber que rayos estaba hablando con su padre. Un golpe en la puerta sonó en ese momento y una nota se deslizó debajo de su puerta. Akira se incorporó, tomó la nota y se la entregó a Shizuru.


Esta la abrió lentamente. Era de su padre, con una indicación de alistarse para recibir visita. Sonrió ligeramente. Sabía que muchas de sus respuestas serían claramente despejadas de esa manera. Dejó la nota en el cesto de basura y le indicó a Akira que podía marcharse.


Akira asintió levemente y se incorporó.

-Ah, por cierto, Shizuru-sama…

-Si?

-Creí que podría necesitar esto – dijo Akira mientras depositaba el celular de Shizuru en la pequeña mesita.


Shizuru se quedó ligeramente sorprendida de cómo había podido Akira sacar de esa habitación su celular confiscado. No atinaba las palabras cuando la voz de Akira le hizo cerrar la boca.


-La familia Fujino gastó demasiado en mí. Me enseño bien. Pero yo sólo sirvo a una persona.



Akira se fue como había llegado, cuando Shizuru devolvió la bandeja. Encendió el celular mientras la imagen de Natsuki llenaba la pantalla.




Ese sonido, lo conocía…era molesto, si, era bastante molesto, pero lo conocía. Abrió los ojos
lentamente. Quién podría molestar a la una de la madrugada?


Ese sonido…era algo antiguo..era una canción que le gustaba sólo a una persona…


-Shizuru….Shizuru!!!


Natsuki saltó literalmente de la cama y corrió a toda velocidad para tomar su celular. Habían pasado sólo dos días y medio, pero para Natsuki había sido una eternidad.


La eternidad que se rompía con el sonido de esa voz que nublaba sus sentidos. Shizuru decía que todo estaba bien. Y que la había extrañado tanto. Pero había algunas cosas pendientes por realizar. Y que le llevaría un tiempo en resolver.


Después de dos horas de estar charlando, Shizuru colgó y Natsuki sintió que la opresión en el pecho disminuía lentamente.



Natsuki durmió plácidamente hasta medio día, mientras Shizuru se había mentalizado para otro suceso. Y tal como había previsto, quién esperaba en ese momento en el recibidor era Fujimoto. Vestido a la usanza tradicional que ella no esperaba ver.

-Shizuru-san… -saludó ligeramente – mientras su sonrisa le daba la impresión de ser parecida a la de un lobo envuelto en una piel de oveja.

-Fujimoto-san – contestó Shizuru a vez, mientras entre sus adentros la idea de darle una patada en el estómago no desaparecía. Quizá se le había pegado parte de la conducta salvaje de Natsuki.



Y mientras Fujimoto le acompañaba a encontrarse con su padre. El rostro de Shizuru mantenía una apacible calma, que no contrastaba con las peligrosas imágenes que su interior le producía cada dos segundos. Sin duda alguna Natsuki le había pasado algo con su adicción a los videojuegos de pelea y algunas que otras balas…o no?