Hola gente! Akari al habla luego de una semana de baja forzosa, ha sido lindo conversar con muchas personas y saber que me extrañaron mientras estuve alejada, mil gracias a todas.
Señor@s quiero aprovechar el post para comentarles que este blog se creó con la intención de disfrutar y compartir nuestra pasión por el yuri. Debo aclararles que no recibimos ningún tipo de compensación por el trabajo que realizamos, a excepción de los comentarios que nos dejan tanto en el cbox como en las entradas, pudieran ser más pero igualmente nos complace leer una palabra de aliento, eso nos motiva a seguir.
Por tal razón, no podemos aceptar que personas que no entienden que cada miembro de este equipo tiene una vida que cuidar, aparte del blog, se dirijan de mala manera para "solicitar" tal o cual material. Aceptamos las críticas constructivas y las solicitudes respetuosas, es más, creo que de leer en los comentarios que un material es más solicitado que otro podríamos hacernos una idea más clara a la hora de elegir lo que se publicará.
Espero no resultar pedante con mi comentario, no he hablado con mis compañeras sobre el tema (a excepción de Blacky que alcanzó a leer el comentario que motiva este escrito). Pero igualmente estoy segura de que cada una de ellas me apoya cuando digo, que comentarios de ese tipo serán eliminados. Espero no tener que volver a leer algo así, como diría KT "En saber pedir está el dar" o algo así :P
Sin más que agregar, les dejo con otro emocionante y dramático capítulo de este material, cortesía de Eli. Una chica que escribe muy bien y que también merece recibir comentarios acerca de su trabajo.
Autora: Eli
Capítulo 11: Muchas explicaciones.
Luego de un rato por fin pude dormirme, en un sueño inquieto, pero que al menos me alejó por un par de horas del dolor, el dolor de la pierna atenuado por los calmantes y el dolor del corazón que no parecía querer desaparecer.
Ya era casi media noche cuando desperté (había un reloj frente a mi cama), las luces estaban apagadas, las cortinas en las ventanas cerradas y afuera en el pasillo, apenas si se escuchaban los pasos de las enfermeras de turno.
Me incorporé en la cama, acomodando la almohada detrás de mi y fijé mi ojo en el sillón, en la esquina opuesta de la habitación. Allí aún dormía Eileen, estaba acurrucada lo mejor que podía y estaba tapada con una frazada del hospital, a su lado, en el piso había un vaso de café vacío (lo supe pues estaba ladeado sobre el piso).
Intenté dormirme otra vez, pero me fue imposible, estaba demasiado agitada. Mi mente saltaba de mi problema con mis padres, que tendría que enfrentar si regresaba a Japón, a la traición que había sufrido horas antes. Quería confiar de nuevo en Eileen, pero no podía, todo estaba muy confuso. Entonces para tratar de despejar mi mente encendí el televisor.
Eileen despertó entonces con el ruido de la televisión. Se movió en el sofá para mirarme, desviando mi atención del aparato.
- ¿Qué haces?- Preguntó con voz soñolienta y triste.
- Es algo obvio ¿no?, veo la televisión- respondí en un tono antipático que no era el que quería utilizar, simplemente me salió de lo más profundo del alma. Pero intenté remediar lo que mi sarcasmo había provocado en Eileen cuando ella me dijo:
- Perdón, no quise molestarte.- Entonces desvió la mirada hacia la ventana dejando que el resplandor de la pantalla del televisor iluminara una lágrima que caía por su mejilla.
Dejé pasar unos minutos y como Eileen siguió mirando un punto fijo en la cortina, le dije:
- Eileen...- ella se volvió hacia mi lentamente,-: Lo siento, no quise ser cruel.
Algo en mi tono de voz debió conmoverla, pues en su cara se dibujó una pequeña sonrisa.
- No te preocupes, entiendo porque lo haces.- respondió con la voz cansada.
Entonces comencé a cambiar los canales en la televisión, apenas veía un par de segundos de imagen por canal antes de pasar al siguiente, realmente no estaba viendo nada. Por fin dejé un canal donde pasaban una película de acción, aunque no llegué a interesarme en ella, pues me dormí a poco rato de comenzada.
Esa noche fue una de las peores que puedo recordar, superada sólo por las noches que pasé en el hospital en Japón... Desperté a la mañana siguiente totalmente adolorida, me dolía desde la rodilla hasta la cabeza, pasando por mi mano y un moretón en mi cara, también por supuesto me dolía la zona abdominal producto de la patada que había recibido.
Al abrir los ojos, lo primero que noté fue que me encontraba sola. Eileen no estaba allí. Luego poco a poco fui sintiendo más y más los dolores por todo el cuerpo.
Con mucho cuidado me llevé una mano a la mejilla donde me habían golpeado; al tocarla, con un simple roce sentí el dolor quemando muy cerca de mi ojo perdido. Por lo bajo maldije a los idiotas que me habían atacado.
Y una vez más esa semana, pensé que Eileen no tenía la culpa de lo que me sucedía, pues recordé como había luchado contra las chicas que la sujetaban mientras Carlos me golpeaba, todo para defenderme. Vi con claridad su rostro desde el piso luego que recibí la patada de Carlos, su angustia; pensé que debía perdonarla y desistir de mi viaje a Japón incluso debía pedirle perdón por haber desconfiado de ella, pues en lo más profundo de mi corazón yo sabía que ella no había hecho nada.
A eso del mediodía comencé a extrañarme, Eileen no se había presentado en mi habitación en toda la mañana y ninguna de las enfermeras de la noche (les pregunté temprano esa mañana, antes del cambio de turno) sabía nada de ella.
Sin duda alguna no había ido a la universidad, no después de lo sucedido en su apartamento, ya que para esa hora todos sabrían que ella y yo habíamos atacado al chico popular (Carlos), cosa que les daría una razón más a los del bando popular para querernos fuera de “su territorio”
Mientras pensaba en esto, sonó el teléfono de mi habitación. Descolgué el auricular y dije:
- Diga.
- Katsumi, que gusto escucharte.- dijo con falsa alegría una voz al otro lado del auricular, una voz que me hizo estremecer; mi corazón comenzó a latir muy de prisa al reconocer ESA voz.
- ¿Qué quieres?- dije cortante, si ella me llamaba sin duda era porque quería algo de mi.
- ¿Es que no puedo llamar para saludar?- respondió, sacándome de mis casillas.
- No tengo porque hablar contigo, voy a cortar- amenacé.
- No, no lo harás, porque si lo haces alguien va a morir.- dijo amenazante, luego añadió-: Escucha atentamente, cualquier error que cometas será enmendado por alguien a quien quieres.
- ...- Me quedé en silencio unos segundos antes de responder-: Está bien, te escucho.
- Así me gusta, ahora... hablemos de negocios. Supe que te encontraste con mi novio y que le rompiste la nariz.- hizo una pausa y continuó-: supongo que podría hacerte pagar por eso, pero estoy dispuesta a olvidar todo esto porque supe que quieres regresar a tu puto país. ¿Es verdad?
- ¿Quién te lo dijo?...- de inmediato me arrepentí de mi insolencia y rectifiqué diciendo-: Si, es verdad.
- Bien, me parece perfecto que lo hagas, pero quiero que aceleremos las cosas un poco, quiero que te vayas en menos de una semana, ¿Me has oído?- dijo prácticamente en un susurro; yo tratando de controlar la rabia que subía por mi garganta respondí:
- ¿Por qué debería apurar el viaje?, si no lo hago ¿Qué harás?, dudo que intentes matarme, la policía te está rastreando, dudo que puedas dañarme.
- Casi tienes razón, a ti no puedo hacerte daño todavía- el pronunciar esas palabras hizo que se me erizaran los pelos de la nuca.-: Pero a tu querida Eileen si...
- ¿Matarías a tu propia amiga?, ¿tanto me odias?- de pronto me surgió una duda que fue más fuerte que el miedo y el enojo-: ¿Por qué me odias?
- Oops, muchas preguntas... uno, Eileen no es mi amiga, dos, si te odio muchísimo, ahora... ¿por qué?... simplemente por la misma razón por la cual mataría a Eileen.
- ¿Podría saber cual es esa razón?
- ...Bueno, es muy simple, con gente como ustedes se contamina mi bella España.
- ¿Qué eres?, ¿acaso es homofobia?- ella rió al otro lado de la línea, rió a carcajadas antes de responder:
- Eso me da igual, te puedes acostar con quien tu quieras, tíos, tías, animales, ese es tu problema... lo que a mi me desagrada tanto es tu estúpida nacionalidad, nadie que no sea español merece mi respeto o mi amistad, ¡maldita perra Japonesa!
- ¿Qué quieres que haga?
- Te irás de aquí, vuelve a tu inmundo país,- dijo llena de rabia.
- Lo haría pero no puedo, al menos por ahora, me acaban de operar gracias a tu novio... no puedo caminar.- dije tratando de sonar lo más calmada posible.
- Te las arreglarás para hacerlo, no me importa si tienes que irte en una silla de ruedas, sólo me importa que te vayas antes del próximo viernes. Ahora debo cortar; tu querida norteamericana está a punto de entrar en tu habitación, no olvides que si no te vas me vengaré por lo que le hicieron a Carlos.- Entonces, antes de que pudiera replicar o preguntarle como es que sabía que Eileen estaba a punto de entrar, me cortó; y justo en el momento en que depositaba el auricular en la mesa se abrió la puerta de la habitación. Era Eileen.
¿Cómo era posible que ella supiera que Eileen estaba a punto de entrar? Levanté la vista hacia Eileen con expresión de miedo en mi rostro. Su mirada encontró la mía y me observó extrañada mientras caminaba hacia mi.
- ¿Qué sucede? Luces alterada- dijo con preocupación en la voz.
- ¿No has notado si alguien te seguía?- pregunté intempestuosamente.
- ¿Qué?, ¿de que hablas?- exclamó confundida.
- Mientras no estabas aquí... ¿Has notado si alguien te seguía?- insistí sin dar ninguna pista del porque de mi duda.
- Pues... no, Katsumi, ¿Qué sucede?
- Ella... ella me llamó- dije respirando agitada aún por la llamada.
- ¿Ella?, ¿Quién?
- La culpable de mi accidente, ella sabía cuando estabas afuera de mi habitación... me dijo que debía colgar pues estabas a punto de entrar.
- Deberías avisar a la policía, esto puede ser importante, si nos está vigilando, entonces está aquí...- dijo muy seria sin quitarme los ojos de encima.
- No es necesario...- dije mirando hacia fuera por la ventana de mi habitación.
- ¿De qué hablas?, tú eras la principal interesada en atraparla- replicó acercándose a mi cama.
- Ya no me importa... lo único que quiero es marcharme pronto- respondí fijándome en un pájaro que pasaba frente a la ventana, decidiendo no decirle a Eileen que la matarían si yo no me marchaba pronto, de todas formas me marcharía y mientras más pronto estuviera lejos de todo eso, más pronto podría sanar mis heridas.
- Katsumi, no te vayas...- me dijo calmadamente posando su manos sobre la mía-: por favor comprende que lo que sucedió en mi apartamento no fue con mi consentimiento, yo ni siquiera sabía que te harían algo así...
- ¿Cómo quieres que te crea- dije volviéndome lentamente para mirarla.-: si cuando te pedí que me dijeras que no me habías traicionado no hiciste nada?
- Estaba tan asombrada como tu, si hubiera sabido que ellos entrarían en mi casa, no te habría llevado allí.- dijo con decisión, hablando rápido para que yo no la interrumpiera.
- ¿Cómo es que sabían que me llevarías a tu departamento cuando saliera del hospital?- pregunté con suspicacia, aún sin creer que ella no me había traicionado.
- No lo se, no puedo explicar eso todavía... pero estuve en mi departamento- explicó-: la cerradura de la puerta no estaba forzada y encontré una copia de mi llave en el piso donde derribamos a Carlos... lo curioso es que para hacer una copia de mi llave debieron de tomar la llave original (la única de hecho).
- ¿Cómo pudieron quitarte la llave?- pregunté más para mi misma que para ella.
- Tal vez tienes razón y Andrea me está siguiendo.
- ¿Andrea?- pregunté confundida.
- Ella fue quien trató de sacarte del camino, ese es su nombre.- explicó Eileen, se notaba en sus ojos la emoción de saber que estaba cerca de descubrir las circunstancias que nos habían llevado al estado en que nos encontrábamos.
- Eso quiere decir que ella ha estado aquí todo este tiempo, todo ha sido un plan para sacarnos de España.- dije.
- ¿De qué hablas?- preguntó ella.
- Andrea... Ella es xenofóbica, todo esto no es más que su forma de expresarlo, todo lo que busca es que abandonemos el país.- Nos quedamos en silencio unos minutos, en que ninguna de las dos nos prestamos atención, atando cada una sus cabos respecto a la situación.
- Ella pudo haber tomado la llave, hacer una copia y devolverla a mi bolso antes que yo me diera cuenta- reflexionó ella caminando hacia el sofá, atrayendo mi atención a lo que decía.-: Pudo haber averiguado que yo planeaba llevarte a mi departamento cuando te dejé la nota en la bandeja de la comida la otra noche.
Entonces todo fue claro para mi. Esta chica, Andrea era en extremo xenofóbica, lo suficiente para planear alguna forma de sacar a todos los extranjeros de su entorno. Al ver que yo no le quitaba los ojos de encima a Eileen decidió que esa era la oportunidad de sacarnos a ambas de España, como dice un refrán que escuché una vez; quiso matar dos pájaros con la misma piedra. Hizo que Eileen notara mi presencia y luego nos dio chance de conocernos... (El resto de la historia es la que han estado leyendo y no tiene sentido volver a explicarlo todo). Me di cuenta de golpe que Eileen era tan víctima de este plan como era yo.
Me sentí entonces feliz, pero al mismo tiempo intranquila.
- Eileen...- dije después de unos segundos de silencio; ella, que estaba sentada en el sofá, levantó la vista hacia mi-: Perdóname,... perdóname por haber dudado de ti, ahora se que nunca dijiste nada a nadie sobre mi salida del hospital.
Ella sonrió aliviada mirándome a los ojos (o al ojo), con una mirada llena de amor. Correspondí a su mirada queriendo ir hasta ella para besarla. Eileen vino hacia mi, adivinando mi pensamiento y se inclinó sobre mi para besarme apasionadamente.
Cuando nos separamos por la falta de aire, me quedé ahí quieta con los ojos cerrados por unos segundos. Tomé una gran bocanada de aire y sin abrir los ojos le dije:
- Eileen quiero que cuando me vaya a Japón vengas conmigo.
- ...- Eileen no dijo nada, entonces abrí los ojos y cuando su mirada encontró la mía me dijo-: Creí que cambiarías de parecer respecto a tu viaje.
- No puedo, por dos razones...- hice una pausa para observar a mi enamorada y continué-: una... no puedo vivir en un país que me ha hecho tanto mal. Y dos... es por algo que no quería decirte.
- ¿Qué es?
- Andrea... cuando me llamó me amenazó, dijo que si no me iba de España antes del próximo viernes iba a matarte...
Ninguna de nosotras dijo nada más por un buen rato, de hecho estuvimos en silencio hasta que llegó una enfermera con una bandeja, con te y pan, eran las cuatro de la tarde.
- Por qué quieres que me vaya contigo?- preguntó Eileen de pronto, tomándome por sorpresa justo cuando me llevaba un trozo de pan a la boca. Puse el pan de regreso en la bandeja.
- Porque te amo demasiado como para dejarte y no quiero que Andrea te haga ningún daño.- expliqué decididamente.
- Pero no se hablar japonés, ¿que podría hacer...¿Trabajar?, ¿Estudiar? No me siento preparada para estar en un país donde no se si pueda terminar de estudiar o hacer algo para ganarme la vida- explicó mientras miraba a través de la ventana hacia fuera-: Quiero estar contigo, también yo te amo y no sería capaz de dejarte... Además tu no tienes donde vivir en Japón, tus padres te desheredaron; recuerdo que me contaste esa noche en el restaurante italiano.
- Si, lo sé.... es que... cuando decidí marcharme lo único que pude pensar fue en regresar al lugar de donde vengo.
- Estoy de acuerdo en irme contigo, pero tal vez puedas regresar conmigo a Estados Unidos... Allí mis padres me recibirían, tendríamos alojamiento seguro hasta que podamos irnos por nuestra cuenta. Allá podemos terminar de estudiar, el idioma no es un problema porque en Los Ángeles todos hablan español y estoy segura que hablas inglés.
- Bueno yo... no lo sé- respondí dubitativa, siempre creí que regresaría a Japón, que vería a mis amigos de nuevo, que podría ver a mis hermanos; pero ahora que lo pensaba, irme a los Estados Unidos con Eileen no era tan difícil como lo sería que nos fuéramos a Japón. Dejé pasar unos segundos aún, pensando en mis hermanos; ellos estaban ansiosos de que yo regresara a Japón, que fuera a verlos, me lo habían dicho muchas veces cuando hablábamos los sábados por la madrugada. Pero de una cosa estaba segura, nunca los abandonaría.
Luego de pensar en todo esto, levanté mi mirada hacia Eileen, que permanecía en la ventana mirándome y le dije:
- Me iré contigo...- ella no dijo nada, simplemente sonrió y vino hasta mi para abrazarme.
- No te preocupes por nada, yo arreglaré todo para el viaje- me dijo al separarnos-: voy a angendarnos un vuelo ahora mismo, lo más pronto posible.
Ella estaba a punto de salir, cuando le dije:
- Llévate las llaves de mi casa para que saques mis cosas... yo no podré hacerlo.
- Está bien- regresó sobre sus pasos para tomar las llaves que yo le señalaba sobre la mesita de noche, en seguida le di la dirección de la casa y las indicaciones para que sacara mis cosas. Y entonces cuando se marchaba le dije, interrumpiendo su salida una vez más.
- Vete con cuidado, recuerda que hay una loca amenazando nuestras vidas, no quiero que te pase nada. Te amo.
- Tranquila, se cuidarme.- me dijo haciendo un gesto con la mano desde la puerta, acto seguido salió.
Miré la bandeja frente a mi y tomé la taza de té que ni siquiera había probado y comencé a beberlo, preocupada por Eileen, cuando sucedió algo que no me esperaba; al terminar el té, vi en el fondo de la taza una leyenda, escrita con letra dispar y desordenada, pero que reconocí de inmediato. Las palabras rezaban:
“Fin del camino”
Señor@s quiero aprovechar el post para comentarles que este blog se creó con la intención de disfrutar y compartir nuestra pasión por el yuri. Debo aclararles que no recibimos ningún tipo de compensación por el trabajo que realizamos, a excepción de los comentarios que nos dejan tanto en el cbox como en las entradas, pudieran ser más pero igualmente nos complace leer una palabra de aliento, eso nos motiva a seguir.
Por tal razón, no podemos aceptar que personas que no entienden que cada miembro de este equipo tiene una vida que cuidar, aparte del blog, se dirijan de mala manera para "solicitar" tal o cual material. Aceptamos las críticas constructivas y las solicitudes respetuosas, es más, creo que de leer en los comentarios que un material es más solicitado que otro podríamos hacernos una idea más clara a la hora de elegir lo que se publicará.
Espero no resultar pedante con mi comentario, no he hablado con mis compañeras sobre el tema (a excepción de Blacky que alcanzó a leer el comentario que motiva este escrito). Pero igualmente estoy segura de que cada una de ellas me apoya cuando digo, que comentarios de ese tipo serán eliminados. Espero no tener que volver a leer algo así, como diría KT "En saber pedir está el dar" o algo así :P
Sin más que agregar, les dejo con otro emocionante y dramático capítulo de este material, cortesía de Eli. Una chica que escribe muy bien y que también merece recibir comentarios acerca de su trabajo.
Autora: Eli
Capítulo 11: Muchas explicaciones.
Luego de un rato por fin pude dormirme, en un sueño inquieto, pero que al menos me alejó por un par de horas del dolor, el dolor de la pierna atenuado por los calmantes y el dolor del corazón que no parecía querer desaparecer.
Ya era casi media noche cuando desperté (había un reloj frente a mi cama), las luces estaban apagadas, las cortinas en las ventanas cerradas y afuera en el pasillo, apenas si se escuchaban los pasos de las enfermeras de turno.
Me incorporé en la cama, acomodando la almohada detrás de mi y fijé mi ojo en el sillón, en la esquina opuesta de la habitación. Allí aún dormía Eileen, estaba acurrucada lo mejor que podía y estaba tapada con una frazada del hospital, a su lado, en el piso había un vaso de café vacío (lo supe pues estaba ladeado sobre el piso).
Intenté dormirme otra vez, pero me fue imposible, estaba demasiado agitada. Mi mente saltaba de mi problema con mis padres, que tendría que enfrentar si regresaba a Japón, a la traición que había sufrido horas antes. Quería confiar de nuevo en Eileen, pero no podía, todo estaba muy confuso. Entonces para tratar de despejar mi mente encendí el televisor.
Eileen despertó entonces con el ruido de la televisión. Se movió en el sofá para mirarme, desviando mi atención del aparato.
- ¿Qué haces?- Preguntó con voz soñolienta y triste.
- Es algo obvio ¿no?, veo la televisión- respondí en un tono antipático que no era el que quería utilizar, simplemente me salió de lo más profundo del alma. Pero intenté remediar lo que mi sarcasmo había provocado en Eileen cuando ella me dijo:
- Perdón, no quise molestarte.- Entonces desvió la mirada hacia la ventana dejando que el resplandor de la pantalla del televisor iluminara una lágrima que caía por su mejilla.
Dejé pasar unos minutos y como Eileen siguió mirando un punto fijo en la cortina, le dije:
- Eileen...- ella se volvió hacia mi lentamente,-: Lo siento, no quise ser cruel.
Algo en mi tono de voz debió conmoverla, pues en su cara se dibujó una pequeña sonrisa.
- No te preocupes, entiendo porque lo haces.- respondió con la voz cansada.
Entonces comencé a cambiar los canales en la televisión, apenas veía un par de segundos de imagen por canal antes de pasar al siguiente, realmente no estaba viendo nada. Por fin dejé un canal donde pasaban una película de acción, aunque no llegué a interesarme en ella, pues me dormí a poco rato de comenzada.
Esa noche fue una de las peores que puedo recordar, superada sólo por las noches que pasé en el hospital en Japón... Desperté a la mañana siguiente totalmente adolorida, me dolía desde la rodilla hasta la cabeza, pasando por mi mano y un moretón en mi cara, también por supuesto me dolía la zona abdominal producto de la patada que había recibido.
Al abrir los ojos, lo primero que noté fue que me encontraba sola. Eileen no estaba allí. Luego poco a poco fui sintiendo más y más los dolores por todo el cuerpo.
Con mucho cuidado me llevé una mano a la mejilla donde me habían golpeado; al tocarla, con un simple roce sentí el dolor quemando muy cerca de mi ojo perdido. Por lo bajo maldije a los idiotas que me habían atacado.
Y una vez más esa semana, pensé que Eileen no tenía la culpa de lo que me sucedía, pues recordé como había luchado contra las chicas que la sujetaban mientras Carlos me golpeaba, todo para defenderme. Vi con claridad su rostro desde el piso luego que recibí la patada de Carlos, su angustia; pensé que debía perdonarla y desistir de mi viaje a Japón incluso debía pedirle perdón por haber desconfiado de ella, pues en lo más profundo de mi corazón yo sabía que ella no había hecho nada.
A eso del mediodía comencé a extrañarme, Eileen no se había presentado en mi habitación en toda la mañana y ninguna de las enfermeras de la noche (les pregunté temprano esa mañana, antes del cambio de turno) sabía nada de ella.
Sin duda alguna no había ido a la universidad, no después de lo sucedido en su apartamento, ya que para esa hora todos sabrían que ella y yo habíamos atacado al chico popular (Carlos), cosa que les daría una razón más a los del bando popular para querernos fuera de “su territorio”
Mientras pensaba en esto, sonó el teléfono de mi habitación. Descolgué el auricular y dije:
- Diga.
- Katsumi, que gusto escucharte.- dijo con falsa alegría una voz al otro lado del auricular, una voz que me hizo estremecer; mi corazón comenzó a latir muy de prisa al reconocer ESA voz.
- ¿Qué quieres?- dije cortante, si ella me llamaba sin duda era porque quería algo de mi.
- ¿Es que no puedo llamar para saludar?- respondió, sacándome de mis casillas.
- No tengo porque hablar contigo, voy a cortar- amenacé.
- No, no lo harás, porque si lo haces alguien va a morir.- dijo amenazante, luego añadió-: Escucha atentamente, cualquier error que cometas será enmendado por alguien a quien quieres.
- ...- Me quedé en silencio unos segundos antes de responder-: Está bien, te escucho.
- Así me gusta, ahora... hablemos de negocios. Supe que te encontraste con mi novio y que le rompiste la nariz.- hizo una pausa y continuó-: supongo que podría hacerte pagar por eso, pero estoy dispuesta a olvidar todo esto porque supe que quieres regresar a tu puto país. ¿Es verdad?
- ¿Quién te lo dijo?...- de inmediato me arrepentí de mi insolencia y rectifiqué diciendo-: Si, es verdad.
- Bien, me parece perfecto que lo hagas, pero quiero que aceleremos las cosas un poco, quiero que te vayas en menos de una semana, ¿Me has oído?- dijo prácticamente en un susurro; yo tratando de controlar la rabia que subía por mi garganta respondí:
- ¿Por qué debería apurar el viaje?, si no lo hago ¿Qué harás?, dudo que intentes matarme, la policía te está rastreando, dudo que puedas dañarme.
- Casi tienes razón, a ti no puedo hacerte daño todavía- el pronunciar esas palabras hizo que se me erizaran los pelos de la nuca.-: Pero a tu querida Eileen si...
- ¿Matarías a tu propia amiga?, ¿tanto me odias?- de pronto me surgió una duda que fue más fuerte que el miedo y el enojo-: ¿Por qué me odias?
- Oops, muchas preguntas... uno, Eileen no es mi amiga, dos, si te odio muchísimo, ahora... ¿por qué?... simplemente por la misma razón por la cual mataría a Eileen.
- ¿Podría saber cual es esa razón?
- ...Bueno, es muy simple, con gente como ustedes se contamina mi bella España.
- ¿Qué eres?, ¿acaso es homofobia?- ella rió al otro lado de la línea, rió a carcajadas antes de responder:
- Eso me da igual, te puedes acostar con quien tu quieras, tíos, tías, animales, ese es tu problema... lo que a mi me desagrada tanto es tu estúpida nacionalidad, nadie que no sea español merece mi respeto o mi amistad, ¡maldita perra Japonesa!
- ¿Qué quieres que haga?
- Te irás de aquí, vuelve a tu inmundo país,- dijo llena de rabia.
- Lo haría pero no puedo, al menos por ahora, me acaban de operar gracias a tu novio... no puedo caminar.- dije tratando de sonar lo más calmada posible.
- Te las arreglarás para hacerlo, no me importa si tienes que irte en una silla de ruedas, sólo me importa que te vayas antes del próximo viernes. Ahora debo cortar; tu querida norteamericana está a punto de entrar en tu habitación, no olvides que si no te vas me vengaré por lo que le hicieron a Carlos.- Entonces, antes de que pudiera replicar o preguntarle como es que sabía que Eileen estaba a punto de entrar, me cortó; y justo en el momento en que depositaba el auricular en la mesa se abrió la puerta de la habitación. Era Eileen.
¿Cómo era posible que ella supiera que Eileen estaba a punto de entrar? Levanté la vista hacia Eileen con expresión de miedo en mi rostro. Su mirada encontró la mía y me observó extrañada mientras caminaba hacia mi.
- ¿Qué sucede? Luces alterada- dijo con preocupación en la voz.
- ¿No has notado si alguien te seguía?- pregunté intempestuosamente.
- ¿Qué?, ¿de que hablas?- exclamó confundida.
- Mientras no estabas aquí... ¿Has notado si alguien te seguía?- insistí sin dar ninguna pista del porque de mi duda.
- Pues... no, Katsumi, ¿Qué sucede?
- Ella... ella me llamó- dije respirando agitada aún por la llamada.
- ¿Ella?, ¿Quién?
- La culpable de mi accidente, ella sabía cuando estabas afuera de mi habitación... me dijo que debía colgar pues estabas a punto de entrar.
- Deberías avisar a la policía, esto puede ser importante, si nos está vigilando, entonces está aquí...- dijo muy seria sin quitarme los ojos de encima.
- No es necesario...- dije mirando hacia fuera por la ventana de mi habitación.
- ¿De qué hablas?, tú eras la principal interesada en atraparla- replicó acercándose a mi cama.
- Ya no me importa... lo único que quiero es marcharme pronto- respondí fijándome en un pájaro que pasaba frente a la ventana, decidiendo no decirle a Eileen que la matarían si yo no me marchaba pronto, de todas formas me marcharía y mientras más pronto estuviera lejos de todo eso, más pronto podría sanar mis heridas.
- Katsumi, no te vayas...- me dijo calmadamente posando su manos sobre la mía-: por favor comprende que lo que sucedió en mi apartamento no fue con mi consentimiento, yo ni siquiera sabía que te harían algo así...
- ¿Cómo quieres que te crea- dije volviéndome lentamente para mirarla.-: si cuando te pedí que me dijeras que no me habías traicionado no hiciste nada?
- Estaba tan asombrada como tu, si hubiera sabido que ellos entrarían en mi casa, no te habría llevado allí.- dijo con decisión, hablando rápido para que yo no la interrumpiera.
- ¿Cómo es que sabían que me llevarías a tu departamento cuando saliera del hospital?- pregunté con suspicacia, aún sin creer que ella no me había traicionado.
- No lo se, no puedo explicar eso todavía... pero estuve en mi departamento- explicó-: la cerradura de la puerta no estaba forzada y encontré una copia de mi llave en el piso donde derribamos a Carlos... lo curioso es que para hacer una copia de mi llave debieron de tomar la llave original (la única de hecho).
- ¿Cómo pudieron quitarte la llave?- pregunté más para mi misma que para ella.
- Tal vez tienes razón y Andrea me está siguiendo.
- ¿Andrea?- pregunté confundida.
- Ella fue quien trató de sacarte del camino, ese es su nombre.- explicó Eileen, se notaba en sus ojos la emoción de saber que estaba cerca de descubrir las circunstancias que nos habían llevado al estado en que nos encontrábamos.
- Eso quiere decir que ella ha estado aquí todo este tiempo, todo ha sido un plan para sacarnos de España.- dije.
- ¿De qué hablas?- preguntó ella.
- Andrea... Ella es xenofóbica, todo esto no es más que su forma de expresarlo, todo lo que busca es que abandonemos el país.- Nos quedamos en silencio unos minutos, en que ninguna de las dos nos prestamos atención, atando cada una sus cabos respecto a la situación.
- Ella pudo haber tomado la llave, hacer una copia y devolverla a mi bolso antes que yo me diera cuenta- reflexionó ella caminando hacia el sofá, atrayendo mi atención a lo que decía.-: Pudo haber averiguado que yo planeaba llevarte a mi departamento cuando te dejé la nota en la bandeja de la comida la otra noche.
Entonces todo fue claro para mi. Esta chica, Andrea era en extremo xenofóbica, lo suficiente para planear alguna forma de sacar a todos los extranjeros de su entorno. Al ver que yo no le quitaba los ojos de encima a Eileen decidió que esa era la oportunidad de sacarnos a ambas de España, como dice un refrán que escuché una vez; quiso matar dos pájaros con la misma piedra. Hizo que Eileen notara mi presencia y luego nos dio chance de conocernos... (El resto de la historia es la que han estado leyendo y no tiene sentido volver a explicarlo todo). Me di cuenta de golpe que Eileen era tan víctima de este plan como era yo.
Me sentí entonces feliz, pero al mismo tiempo intranquila.
- Eileen...- dije después de unos segundos de silencio; ella, que estaba sentada en el sofá, levantó la vista hacia mi-: Perdóname,... perdóname por haber dudado de ti, ahora se que nunca dijiste nada a nadie sobre mi salida del hospital.
Ella sonrió aliviada mirándome a los ojos (o al ojo), con una mirada llena de amor. Correspondí a su mirada queriendo ir hasta ella para besarla. Eileen vino hacia mi, adivinando mi pensamiento y se inclinó sobre mi para besarme apasionadamente.
Cuando nos separamos por la falta de aire, me quedé ahí quieta con los ojos cerrados por unos segundos. Tomé una gran bocanada de aire y sin abrir los ojos le dije:
- Eileen quiero que cuando me vaya a Japón vengas conmigo.
- ...- Eileen no dijo nada, entonces abrí los ojos y cuando su mirada encontró la mía me dijo-: Creí que cambiarías de parecer respecto a tu viaje.
- No puedo, por dos razones...- hice una pausa para observar a mi enamorada y continué-: una... no puedo vivir en un país que me ha hecho tanto mal. Y dos... es por algo que no quería decirte.
- ¿Qué es?
- Andrea... cuando me llamó me amenazó, dijo que si no me iba de España antes del próximo viernes iba a matarte...
Ninguna de nosotras dijo nada más por un buen rato, de hecho estuvimos en silencio hasta que llegó una enfermera con una bandeja, con te y pan, eran las cuatro de la tarde.
- Por qué quieres que me vaya contigo?- preguntó Eileen de pronto, tomándome por sorpresa justo cuando me llevaba un trozo de pan a la boca. Puse el pan de regreso en la bandeja.
- Porque te amo demasiado como para dejarte y no quiero que Andrea te haga ningún daño.- expliqué decididamente.
- Pero no se hablar japonés, ¿que podría hacer...¿Trabajar?, ¿Estudiar? No me siento preparada para estar en un país donde no se si pueda terminar de estudiar o hacer algo para ganarme la vida- explicó mientras miraba a través de la ventana hacia fuera-: Quiero estar contigo, también yo te amo y no sería capaz de dejarte... Además tu no tienes donde vivir en Japón, tus padres te desheredaron; recuerdo que me contaste esa noche en el restaurante italiano.
- Si, lo sé.... es que... cuando decidí marcharme lo único que pude pensar fue en regresar al lugar de donde vengo.
- Estoy de acuerdo en irme contigo, pero tal vez puedas regresar conmigo a Estados Unidos... Allí mis padres me recibirían, tendríamos alojamiento seguro hasta que podamos irnos por nuestra cuenta. Allá podemos terminar de estudiar, el idioma no es un problema porque en Los Ángeles todos hablan español y estoy segura que hablas inglés.
- Bueno yo... no lo sé- respondí dubitativa, siempre creí que regresaría a Japón, que vería a mis amigos de nuevo, que podría ver a mis hermanos; pero ahora que lo pensaba, irme a los Estados Unidos con Eileen no era tan difícil como lo sería que nos fuéramos a Japón. Dejé pasar unos segundos aún, pensando en mis hermanos; ellos estaban ansiosos de que yo regresara a Japón, que fuera a verlos, me lo habían dicho muchas veces cuando hablábamos los sábados por la madrugada. Pero de una cosa estaba segura, nunca los abandonaría.
Luego de pensar en todo esto, levanté mi mirada hacia Eileen, que permanecía en la ventana mirándome y le dije:
- Me iré contigo...- ella no dijo nada, simplemente sonrió y vino hasta mi para abrazarme.
- No te preocupes por nada, yo arreglaré todo para el viaje- me dijo al separarnos-: voy a angendarnos un vuelo ahora mismo, lo más pronto posible.
Ella estaba a punto de salir, cuando le dije:
- Llévate las llaves de mi casa para que saques mis cosas... yo no podré hacerlo.
- Está bien- regresó sobre sus pasos para tomar las llaves que yo le señalaba sobre la mesita de noche, en seguida le di la dirección de la casa y las indicaciones para que sacara mis cosas. Y entonces cuando se marchaba le dije, interrumpiendo su salida una vez más.
- Vete con cuidado, recuerda que hay una loca amenazando nuestras vidas, no quiero que te pase nada. Te amo.
- Tranquila, se cuidarme.- me dijo haciendo un gesto con la mano desde la puerta, acto seguido salió.
Miré la bandeja frente a mi y tomé la taza de té que ni siquiera había probado y comencé a beberlo, preocupada por Eileen, cuando sucedió algo que no me esperaba; al terminar el té, vi en el fondo de la taza una leyenda, escrita con letra dispar y desordenada, pero que reconocí de inmediato. Las palabras rezaban:
“Fin del camino”
muy buena la historia jiji la verdad es que me emociono mucho espero con ansias la continuacion trabajen asi con mucha emocion
ResponderEliminarno inventes que cruel es todo esto que feo que te hagan algo asi pero muy buena la historia espero pronto la continuacion espero que pronto esas dos sean felices
ResponderEliminarSé que es ficción, pero me da miedito lo que podría ser cierto y pasar en las universidades españolas.Por lo demás,por un momento pensé que habría un taller para arreglar a Katsumi.Era demasiado pedir,jejeje!
ResponderEliminarBueno, puedes estar Tranquila eso no ocurre para nada en las universidades de España....de hecho, a veces hay demasiado buen royo para mi gusto xd
ResponderEliminarHi¡¡¡ soy nueva leyendo fanfics yuri, les quiero agradecer por su trabajo me gusta muucho esta historia y queria comentar en el cap 10 pero mi porqueria de cel no me dio oportunidad... en fin muchas gracias por dejarme leer este gran trabajo, en lo personal me gusto Takashi ya que se lo que se siente irte de tu casa, muchas gracias y posdata: cap 10 malditoo carlos de mierda hijo de ...
ResponderEliminarYo misma le enseñaria algo de box. Aprecio mucho sus trabajos bye