miércoles, 18 de marzo de 2009

El fic sin título X

Casi lo olvidaba, Ali D me pidió subir dos capítulos de su fic, así que tiene un buen material de lectura.

Enjoy!

- ¿Quién es ella?
- La chica que destruyó el primer distrito, señor.
- ¿Ella sola? ¡Vaya! Que maravilloso poder… ¿Cómo la encontraron?
- Datos restringidos que encontramos, la destructora del primer distrito.
- Ya veo, una de las HiME ¿Cuál es el nombre de esta niña?
- Fujino Shizuru, señor.
- ¡Vaya, Vaya! Pero que interesante… Si es la destructora del primer distrito… pues háganselo saber al general Wong, estará muy complacido ¿de acuerdo? Ahora quiero ir a ver a esta chica.
- Señor… Está sedada… el doctor Sanada dice…
- No me interesa… ¡Despiértenla! – el presidente se puso su saco y salió de su oficina acompañado por sus hombres uniformados, todos de negro. Llegaron hasta el piso más bajo del edificio. Un piso escondido, el sótano de la corporación. El doctor Sanada recibió al presidente al abrirse el elevador.
- Señor…
- No me interesa, Sanada – dijo calmadamente – Quiero hablar con esa chica... Despiértala…
- Ehh… si señor presidente.
En una celda muy grande con puertas de vidrio especial, se podía ver a Shizuru, sentada como una muñeca de trapo en el suelo, por el efecto del relajante muscular. Al escuchar pasos, levantó todo lo que pudo su cabeza, lo cual fue lo suficiente para ver las botas de un terno gris junto con unos zapatos negros muy lustrosos.
- Vaya, vaya, vaya… pensar que tan bella y delicada flor destruyó el primer distrito… - aquel hombre desconocido para Shizuru, se hincó un poco en el suelo para poder mirar a Shizuru a los ojos. El hombre llevaba un parche en el ojo izquierdo, pero sobresalía la marca de una larga y fea cicatriz.
- ¿Dónde……estoy? – Shizuru sentía que iba a vomitar
- Entiendo que te sientas confundida, ya se te darán los pormenores de tu “estadía” Bienvenida a las Farmacias Iwasaka – Shizuru abrió los ojos al escuchar el nombre. ¿Farmacias Iwasaka? Natsuki le había dicho algo de esa compañía. El hombre tomó a Shizuru por el mentón y miró directamente a sus ojos carmines. Los ojos del hombre eran grises, al menos el ojo que podía verse. El cabello finamente echado hacia atrás y canas que parecían hilos plateados en las sienes. Shizuru intentó liberarse de la mano cubierta por un guante negro, de ese hombre, pero estaba sumamente débil. A pesar de eso, reunió todas sus fuerzas y le dio una bofetada al hombre.
- ¡Púdrase! – Shizuru temblaba de rabia al hacerse una idea de donde se encontraba. Pero ¿Por qué la tenían ahí? ¿Qué buscaban de ella?. El hombre frotó su rostro y volvió a mirar a Shizuru con una mueca sarcástica en el rostro.
- Evidentemente el sedante hace sus efectos, puesto a que no te das cuenta en la posición en la que estás…… No hay que ponerse violentos con el anfitrión, señorita Fujino… Póngase cómoda – El hombre se incorporó y miró a uno de sus hombres – Asegúrense de instruir a esta bella señorita para que corrija sus modales – y se fue, dejando a Shizuru con un guardia dentro de la celda. El hombre tomó a Shizuru por el cuello con tanta fuerza que sintió que la asfixiaría. La levantó a unos centímetros del suelo. La soltó dejándola mal parada y le dio un golpe en el rostro. Como Shizuru seguía de pie, le dio otro y le propinó un golpe en el estómago.
- ¡¡¡AAAHHHHHH!!! – Shizuru cayó con un golpe seco y frío en el suelo, escupiendo algo de sangre por la boca. Sintió como todo su cuerpo temblaba de dolor. Estaba confundida… ¿Por qué estaba presa como un animal? Terminó de caer completamente hacía un lado, mientras cubría su rostro haciendo su mejor esfuerzo por reprimir las lágrimas. El hombre se puso de cuclillas y le dijo despacio al oído:
- La próxima vez será peor, esto no es nada. Será mejor que reformes tu conducta mientras estés aquí, pues será por mucho tiempo – el hombre rió a mandíbula batiente y se alejó, dejando a Shizuru en el suelo – doctor, ya puede entrar – en ese momento entró el doctor Sanada, acompañado por otras personas en bata blanca que la observaban detenidamente. Shizuru se desmayó, pero pudo oír algunas palabras del doctor.
- Vaya, Vaya… Una HiME al fin…







- “Siento un ruido lejano… ¿personas?... me estoy moviendo, pero yo no hago nada… ¿dónde está Shizuru?... ¿mi nombre?... alguien grita mi nombre…¿Quién es?...Hace frío… el cuerpo me duele… mi cabeza me duele… ahí esta otra vez ¿quién grita mi nombre… ¿Shizuru?... no, no es ella… una mano… ¿una mano?... ¿de quién es?...mi nombre de nuevo…”
- ¡Natsuki!¡Natsuki! – Mai y Mikoto iban corriendo por el pasillo de emergencias del hospital principal de Fuuka, detrás de la camilla que llevaba a Natsuki inconsciente. La habían encontrado golpeada y desmayada en aquel claro del parque - ¡Natsuki!¡Onegai, despierta!
- ¡Natsuki-chan!
- ¿Ma… Mai? – Natsuki había abierto un poco los ojos, pero los cerró de nuevo, las luces blancas del hospital le hacían daño. Volvió a abrirlos de poco a poco, sintió como todo su cuerpo se contracturaba, todo le dolía, pero su mente no terminaba de hilar los cabos - ¡¿Ni…na?! – Mai y Mikoto iban detrás de la camilla, era Nina quien aferraba su mano con fuerza ¿Cómo estaba ella ahí?
- No hables Natsuki, no hables – dijo con lágrimas en los ojos. Pronto sus manos se soltaron, los enfermeros se llevaron a Natsuki y Mai, Mikoto y Nina se quedaron en la sala – “Natsuki…” – Nina puso la mano, que había estado sosteniendo la de Natsuki, en su pecho y comenzó a llorar. Mai se dio cuenta de esto y puso su mano sobre el hombro de Nina, Mikoto se acercó también.
- No te preocupes Nina. Natsuki es una chica muy fuerte, estará bien – pero ni la misma Mai estaba convencida. Mikoto miró a Mai con tristeza, luego a Nina y por último a la puerta por la cual Natsuki se había ido. La paliza que le habían dado, fue tremenda.



Habían pasado unos dos días. Nina iba al hospital a ver a Natsuki, Mai y Mikoto iban también. Entraron en la habitación donde estaba Natsuki, quien aún no despertaba. Nina se veía afectada cada vez que veía a Natsuki postrada en la cama del hospital, con vendas en todo el cuerpo, sus brazos, piernas y rostro amoratados. Nadie sabría que pasó hasta que Natsuki despertase. Mai corrió las cortinas para que entrara un poco la luz de la tarde, la habitación estaba fría. Mikoto se sentó frente a la cama y Nina, a un costado, tomó la mano de Natsuki entre sus dos manos y se dedicó a observarla.
- “Tu mano está tan fría Natsuki… ¿Quién te hizo esto?” – Nina frotaba la mano de Natsuki para calentarla un poco. Los doctores ya les habían dicho que Natsuki estaba fuera de peligro.
*******
Ya habían pasado unas dos horas desde que las chicas habían llegado. Ya había oscurecido afuera y se habían prendido las luces blancas de la habitación. Mikoto y Nina se habían dormido cada una donde se encontraba sentada y Mai les arropaba cuando escuchó un murmullo.
- La… la luz es… - Nina se despertó tallándose un poco los ojos, Mikoto también – muy molesta…
- ¡Natsuki! – saltó Nina. Las lágrimas empezaron a resbalar de sus ojos. Natsuki no entendía nada, ni siquiera se había dado cuenta de donde estaba. Su corazón palpitó rápido al sentir el contacto con Nina. Giró un poco la cabeza y vio a Mai y Mikoto del otro lado.
- ¿Dónde está Sh….? – Saltó de su cama, pero un dedo de Nina acalló sus palabras.






- No hables, necesitas aún reposar, nos dirás que pasó después. Iré a llamar al doctor – Nina salió junto con Mikoto. Mai se quedó al lado de Natsuki, las dos vieron a las chicas salir. Natsuki miró a Mai con una mirada penetrante.
- ¿Dónde está Shizuru? – Natsuki estiró su mano y tomó a Mai de la manga del uniforme, aferrándola con fuerza, con toda la que podía en ese momento.
- ¿Shizuru? – Natsuki leyó en los ojos de su amiga la confusión ante su pregunta.
- Así… así que se la llevaron… - Natsuki soltó poco a poco a Mai. Su cuerpo estaba muy golpeado. Poco a poco el dolor venía a cada centímetro de el.
- ¿Natsuki?
- Se la llevaron… - Natsuki no escuchaba.
- ¿Natsuki?... ¡Natsuki! – Mai logró captar la atención de su amiga - ¿Qué pasó?
- ¿Dónde estoy?
- Estás en el hospital… Estuviste inconsciente dos días…
- ¿Dos días? – preguntó sorprendida.
- ¿Quiénes te hicieron esto?
- No… No lo sé… solo recuerdo que eran unos hombres vestidos de negro… se llevaron a Shizuru… pero ¡ahhhh!
- ¡No!¡Natsuki, necesitas descansar! – Natsuki había intentado levantarse, pero sentía mucho dolor – daremos parte a la policía para buscar a Shiz…
- ¡Nooo! Ellos… ellos no harán nada… no sé ni como fue…
- ¿No recuerdas? ¿Cuándo te golearon? ¿Nada?
- No……¡ah! No recuerdo que me hayan golpeado… solo… solo recuerdo un golpe en la cabeza…
- Te revisaron, afortunadamente, no tienes lesiones graves, ni fracturas, pero ¿de verdad no recuerdas?
- No, solo…solo recuerdo un golpe en la cabeza, y sentir que caía al suelo.
- Entonces te golpearon ya inconsciente… no hay otra explicación – dijo Mai, sujetándose la barbilla.
- No me importa, tengo que…¡ahhh!
- Señorita Kuga, no debe moverse – Nina y Mikoto habían llegado con el doctor y este con un tropel de enfermeros y enfermeras que al instante colocaron a Natsuki a la posición a la que estaba antes. El doctor empezó a revisarla, la retina, la pupila, reacción de las piernas, pulso…una infinidad de cosas y Natsuki solo quería salir corriendo, odiaba los hospitales.
- “Este olor a esterilización, el frío, el blanco de las paredes, el blanco de la luz… no lo soporto” – El doctor terminó de revisar a Natsuki. Se concluyó que estaba bien, pero debía ser observada una noche mas, cosa que no gustó mucho a Natsuki. Fuera de la sala estaba Nina contestando una llamada.
- ¿Si?... Estoy en el hospital… visitando a una amiga, yo estoy bien… ¿aquí?... bueno, esperaré entonces… Adiós – Nina colgó y entró a la habitación.
- Natsuki… - dijo Mai mirando a los ojos verdes de su amiga – tengo que regresar a la academia. Daré parte de tu condición y veré algunos trabajos pendientes para ayudarte luego.
- Está bien, Mai – Natsuki sonrió un poco.
- Ehh… ¿Mai-san? – dijo Nina – Yo me quedaré un rato más, mi padre viene a recogerme aquí, así que estaré un rato más con Natsuki.
- Bien Nina, nos vemos luego entonces. Hasta mañana Natsuki.
- Nos vemos mañana Natsuki-chan, nee, nee?
- Claro, Mikoto, mañana nos vemos – Natsuki acarició la cabeza de Mikoto a modo de despedida. Mai y Mikoto se fueron. Ni Nina, ni Natsuki dijeron nada por un buen rato, pero no había tensión sino tranquilidad en el aire. Nina tomó la mano de Natsuki, como lo había estado haciendo toda la tarde.



- Vamos Mikoto, hay deberes que aún no has hecho – Mai y Mikoto subían a su habitación, cuando se toparon con Nao en el pasillo. Mikoto se alegró al verla, como siempre. Se arrojó a sus brazos.
- ¡Nao-chan!
- Ara, ara, Mikoto, que alegres estamos hoy – dijo la chica con una sonrisa – Hola Mai-san – agregó.
- Hola Nao – respondió.
- ¿De dónde vienen? – preguntó Nao – es tarde para haber estado fuera…
- Pero… Nao-chan… tú siempre estás fuera a estás horas y vienes aún más tarde… - Nao se ruborizó un poco ante el comentario de Mikoto, le tapó la boca con una mano y prosiguió.
- Ehh… digo… porque ustedes no suelen andar fuera hasta tan tarde – Mai que estaba con ganas de reírse por la ocurrencia de Mikoto, respondió.
- Es que venimos del hospital, Nao…
- Humm… ya veo; y ¿han visto a Natsuki? La estoy buscando…
- Precisamente a ella es a quien hemos ido a ver – Mai pudo percibir la preocupación escondida un segundo después por la sorpresa en el rostro de Nao.
- ¿Natsuki en el hospital? “¿Qué demonios…?” – Nao miró un momento al suelo – tal vez pueda ir a verla mañana.
- “Nao esta actuando de manera muy extraña… la preocupación no es algo que se le vea siempre” – pensó Mai.
- Bueno, tengo cosas que hacer, hasta mañana.
- Hasta mañana, Nao.
- Adiós, Nao-chan.
Nao fue al piso inferior, pero antes de llegar se sentó en las escaleras. Sacó su móvil y miró la pantalla.
- “No ha llamado, ni contesta mis llamadas…¿Natsuki sabrá algo?... pero sería raro que yo pregunté por ella…tal vez sea mejor que…” – Nao se quedó un buen rato sentada ahí, hasta que sintió las piernas adormecidas.






- ¿Nina?... ¿Nina? – Natsuki giró la cabeza para verla. Nina se había quedado dormida. La cabeza un poco ladeada hacia Natsuki, el cabello cayendo sobre sus ojos. Su respiración lenta y rítmica. Su mano no había soltado la de Natsuki. Miró el reloj, ya había pasado casi una hora. Natsuki bajó con mucha dificultad de su cama y arropó a Nina, como días antes. Natsuki volvió a su cama, pero solo se sentó, estaba harta de estar echada. Se dedicó a observar a Nina por un momento hasta que ella abrió los ojos.
- Nat… ¡Natsuki! ¿Qué haces fuera de la cama? – Nina se paró al instante al ver a Natsuki sentada con las piernas cruzadas sobre la cama. Vio con frustración su cuerpo moreteado, sin embargo, Natsuki sentía que el dolor había disminuido considerablemente en las últimas horas – Deberías recostarte…
- No gracias, Nina – contestó mordazmente – estuve echada dos días completos, creo que es suficiente.
- Pero… bueno Natsuki, ¿No te duele?
- No como cuando desperté….¡ah! – Nina tocó un brazo de Natsuki, suavemente, pero retiró la mano de inmediato al percibir su molestia.
- Aún estás muy débil – Natsuki solo frunció el ceño y giró la cabeza hacia un costado.
- Estoy rodeada de gente muy molesta – dijo, pero Nina rió de buena gana. Acto seguido miró el reloj en la pared y vio que había pasado una hora desde que su padre le dijo que iba en camino. Natsuki le vio mirar el reloj con preocupación - ¿Qué te dijo por teléfono?
- ¿Quién? – Nina salió de su trance.
- Tu padre…
- Que ya venía hacia aquí.
- Deberías llamarle – Nina asintió. Después de todo era la opción más lógica. Nina tomó su móvil y llamó a su padre. Timbraba, pero la llamada no era contestada. Nina lo intentó una segunda vez y después de tres timbradas, contestaron.
- ¿Padre, Dónde estás?...... Pero que haces aún ahí…… ya veo…… Está bien……
- Y bueno ¿Qué te dijo? – Nina colgó el teléfono con poco entusiasmo y lo apretó en su mano. Con una voz baja y opaca dijo:
- Asuntos del trabajo… Bueno, me iré… - Natsuki pudo percibir el tono desganado de su voz. Casi dando un salto, bajó de la cama y cojeando llegó hasta Nina para detenerla.
- No puedes irte…Ya es muy tarde – Nina volteó y miró con sus ojos color de la miel a los de Natsuki, a esas dos esmeraldas. La capturaron de inmediato, pero se parecían a unos ojos que también estaban en su mente.
- Natsuki… - Nina recordó algo – “Ahora… Solo te tengo a ti, Natsuki….. Solo… solo me queda mi amor por ti, Natsuki. Te amo” – Nina estaba confundida, ese recuerdo – “Este recuerdo… ¿Es real?” – En su mente apareció el rostro de Shizuru; y tan rápido como vino, se fue.
- ¿Te pasa algo Nina?
- Ehh… ¿Qué?
- Si te pasaba algo…. Es que te decía que ya es muy tarde, no puedes irte así sin más.
- Ehh…bueno entonces… - En ese momento entró el doctor a la habitación. Al ver a Natsuki parada, le hizo regresar inmediatamente a la cama, luego dijo.
- Señorita Wong ¿verdad? Hay un auto fuera, enviado por el señor Wong para llevarla de vuelta a Fuuka Gakuen, si me hace el favor de seguirme – el doctor salió.
-“¡demonios!” – pensó Nina – “Sabía que mandaría algo” - Nina le siguió el paso al doctor, pero pensó un momento y fue donde Natsuki.
- Hasta mañana – Iba a darle un beso en los labios, pero se contuvo y le dio uno en la mejilla.
- Nina… - Natsuki tocó su mejilla mientras escuchaba los pasos de Nina perderse en el eco del interminable pasillo – Shizuru… - los ojos de Natsuki miraron hacia abajo. Natsuki sentía que tenía un hoyo en el corazón, un vacío.



- “¿Qué querrán ahora?¡Diablos!” – Serguey tomó su teléfono móvil y contestó – Si… ya salí de la oficina…… ¿importante?... mjm… ¿Y de quién se trata?....... ¿pero es tan importante?...... bien, bien, voy en camino – Serguey colgó e hizo girar el auto para tomar el camino de regreso a las farmacias Iwasaka.
*******
- “¿Para qué me habrán hecho venir con tanta prisa? El tráfico un infierno, la peor hora del día… ¿qué será…?”
- Wong… que bueno que llegas, me alegra mucho.
- Señor presidente. Disculpe usted ¿pero qué era tan urgente?
- Todo a su tiempo… ya verás – Serguey no pudo percibir la sonrisa que se formó en los labios del presidente.
- Señor… tenía que recoger a mi hija…
- ¿Dónde está?
- En el hospital…
- ¿Le pasó algo a ella?
- No…… es una amiga “Ese falso tono de preocupación…”
- Humm… pues enviaré por ella para que la regresen a su escuela… ¿está bien?
- Pues, la verdad yo…
- No me lo agradezcas… Serguey – El presidente sacó su móvil y llamó y digitó un número – Necesito un auto que vaya al hospital de Fuuka….la señorita Nina Wong…A Fuuka Gakuen, Ahora…- colgó - …. Tu móvil está sonando…
- “No me di cuenta” ¿Aló?... en el trabajo…… asuntos importantes, Nina…… Solo espera ahí ¿de acuerdo?.... Bien – Serguey colgó con parsimonia y miró por un momento la pantalla del celular.
- Bueno… ya llegamos… - El presidente le hizo pararse frente a un gran ventanal o una puerta de vidrio muy grande. Adentro estaba totalmente oscuro.
- ¿Qué es esto señor?
- Pues, atrapamos a la asesina de tu esposa… - el presidente se deleitó con cada una de las palabras que conformaban esa simple y pequeña oración. Serguey tardó unos instantes en asimilar la importancia de lo que le acababan de decir.
- ¿Señor?............ ¡¿Qué?!....¡¿QUÉ?!
- ¡Enciendan la luz de la celda 5!
Unas luces blancas se encendieron dentro de la habitación. Los recuerdos de ese fatídico día regresaron a la mente de Serguey en un segundo. Ponía ver a la asesina de su esposa en ese instante, pero… No era más que una niña. Había una jovencita de no más de 19 años dentro. Uno podía sentir su miseria de tan solo verla. Serguey no pudo evitar darse cuenta de que había sido brutalmente golpeada. Ante tanta luz, la joven no hizo más que intentar cubrir sus ojos, evidentemente le hacía daño. ¿Esa joven, en tan deplorable estado era la asesina de su esposa, la destructora del primer distrito? Sin embargo, tenía todas las características físicas que él podía recordar. Cabello castaño, piel blanca y esos ojos carmesíes que alguna vez helaron su sangre, ahora estaban opacos, deslucidos, sin vida. Esa pobre joven, a vista de Serguey, se veía patética. No estaba encadenada, no era necesario, no tenía a donde ir. Serguey sintió pena por ella, pero recordó que era una asesina, una asesina miserable en lo que a él le podía constar. Una asesina de sangre fría, despiadada. No dejó casi nada a su paso aquella vez y todo esto parecía algún tipo de justicia divina.

Shizuru levantó la vista, lo que pudo. A estas alturas, sentía que había estado una eternidad encerrada, pero no podía pensar. Vio una sombra en el espejo. ¿Sería una persona?... Si, si lo era. Era un hombre, alto, cabello rubio y ojos azules. Su mente no daba todo de sí, pero lo había visto antes, eso lo sabía. Fijó su mirada en el suelo, ya no tenía ni fuerza para levantar la cabeza. Aquellas vacunas o lo que sea que le suministraran, la ponían cada vez más débil. Cada vez que el Dr. Sanada (hasta había aprendido su nombre de tantas veces que lo escuchó) iba a verla, la trataba como una rata de laboratorio, pero eso era; en ese lugar, ella era una rata de laboratorio, nada más, pero ¿qué pasaría cuando ella ya no fuese útil? ¿Qué buscaban de ella? Hasta ahora sus preguntas no habían sido respondidas, aunque todavía tenía esperanzas de salir… todavía. Levantó un poco la vista, alguien se acercaba a ella con pasos firmes y duros. Levantó la mirada un poco más y se dio de lleno con los ojos azules que estaban tras el vidrio. Esos ojos azules la escudriñaron minuciosamente en un afán de percibir, de encontrar una mínima señal de culpa en los ojos, es su rostro, en el suave temblor de sus manos, de su cuerpo.

- Fujino… Shizuru… - dijo con suma gravedad en la voz. Los ojos azules del hombre temblaban ante tal visión. Aquel hombre apretó los puños y frunció en ceño. El odio en aquel rostro hizo que a Shizuru se le sobrecogiera el corazón. Inconscientemente, le rehuyó como un animal asustado, refugiándose en la esquina de su lúgubre y fría prisión.
- ¿Quién….Quién es usted? – preguntó casi sin mirarlo. Una nueva ráfaga de odio fulminante se apoderó de la persona que Shizuru tenía enfrente. ¿Iba a decirle algo?... No. Aquel hombre salió con mismo paso firme con el cual había entrado. Aunque más lento, más pesado, como si tuviese plomo en sus zapatos. Shizuru lo observó alejarse. Las luces se apagaron y se encontró nuevamente en la oscuridad, en las tinieblas. En aquel lugar, tenía mucho tiempo libre para pensar, para reflexionar, para imaginarse una y otra vez, unos ojos verdes, que a veces creía ver en la oscuridad como dos faros. Tiempo para alimentar aún, su esperanza de salir, su esperanza de morir sabiendo por que.



Una semana entera había pasado. Hace tres días que Natsuki había sido dada de alta. Natsuki caminaba con evidente frustración por su habitación. Aún podían verse algunos golpes, pero ella ya no sentía casi dolor. Siempre intentaba salir, pero antes de llegar a su motocicleta, alguien le detenía. Esos días había estado muy ansiosa y de un evidente y apreciable mal humor.
- Pero Natsuki – le dijo – ya senté denuncia en la jefatura policial, lo hice inmediatamente después de que me lo dijiste. La Universidad está alertada y también la busca. Debes calmarte un poco Natsuki.
- ¡Maldición!¡No puedo, Mai!¡Simplemente no puedo! Ya es más de una semana que lleva desaparecida y nadie tiene la más remota idea de donde puede estar. Tengo que ir a buscarla yo misma.
En la ciudad y en la universidad de Fuuka que estaba desarrollando una exhaustiva búsqueda de una joven perdida. Lamentablemente nadie sabía nada, o nadie decía nada. Simplemente, la tierra se había tragado a Shizuru. Todos pensaban esto, menos Natsuki, ella vio cuando se la llevaron e insistía en que no eran simples secuestradores, pero nadie le creía. Hasta en la jefatura de policía se burlaron de ella y entre risas le dijeron que debió ser el golpe que los secuestradores le dieron lo que le generaba semejante confusión. Natsuki sentía que nadie más podía encontrar a Shizuru si no era ella. Sentía que hasta sus amigos empezaban a creer que ella estaba loca. La única que tal vez le creía era Nao, o al menos la que se mostraba más preocupada que los demás a ojos de Natsuki. Por cierto, no la había visto desde que fue a visitarle al hospital. Se acordó de la conversación que tuvo con ella en aquella ocasión.

*Flash back*
- ¿Natsuki? – Nao se apoyaba silenciosamente en el marco de la puerta.
- ¿Nao…? – Nao no era de las personas que te iban a visitar al hospital, lo cual extrañó a Natsuki.
- ¿Cómo te sientes? – dijo sin mirarla. Miraba todo a su alrededor y apretaba los puños. Era evidente que detestaba estar ahí tanto como Natsuki. Tal vez más.
- Estoy bien, mañana me dan de alta, pero…. – Natsuki midió bien lo que diría. Nao le había contado durante el carnaval de las HiMES acerca de su madre, de su estado. Sabía que ella no estaba nada cómoda en ese lugar - …… Ehh Gracias por haber venido… - dijo a último momento.
- ¿Cómo soportas el estar aquí? Ese remaldito olor de hospital, es horrible.
- Entiendo… a mi tampoco me gusta – contestó Natsuki echando la cabeza hacia atrás – Es más, te pediría que me saques de aquí, es lo único que deseo – Nao rió por la ocurrencia, al igual que Natsuki. Pero luego su mirada se tornó tan seria que fue imposible no notar el cambio – Por cierto… Natsuki…
- ¿Sí?
- ¿Es verdad? ¿Todo aquello que vi… que vi afuera, en la ciudad?
- ¿Qué cosa? – Natsuki la observó con rostro de preocupación.
- Que Sh – Nao lo pensó un momento, Natsuki no sabía nada – que Fujino-san está perdida… ¿Es verdad?...
- Si… loes – Natsuki agachó la cabeza. Los recuerdos de esa noche se amontonaron en su cabeza. Apretó las sábanas entre sus manos, con mucha cólera. Nao a su vez, apretó más los puños, esperaba que Natsuki le desmintiera semejante cosa.
- Espero… espero la encuentren pronto – Nao sintió que la voz se le empezaba a quebrar y no dijo nada más – Debo irme… nos vemos – Nao estaba visiblemente alterada. Natsuki nunca le había visto así.

*fin del flash back*


- “¿Dónde podrá estar?” – se preguntaba Natsuki.
- ¿Natsuki?
- “Estaba muy extraña ese día”
- ¿Natsuki?
- ¿Natsuki-chan?
- “Y si tal vez….”
- ¡¡Natsuki!! – Mai le sujetó del hombro, haciendo que Natsuki volteara.
- ¡Ahh! ¿Qué? ¿Qué pasa, Mai? Me hiciste asustar.
- Te estoy diciendo que tomes tu medicina desde hace cinco minutos.
- Ohh era eso.
- ¿En qué piensas Natsuki-chan? – dijo Mikoto.
- Ehh…. No nada…. Este… ¿Has visto a Nao en estos días Mikoto?
- Ehh… no – Mikoto se puso un dedo en la barbilla – No… no la he visto en estos días y desde hace unos cuatro que no va a clases.
- ¿Hummm? – Natsuki se iba a internar en su mundo de nuevo cuando…
- ¡Natsuki, tu medicina! – Mai era toda una madre.
- Esta bien, esta bien…




Nao despertó en una habitación oscura. No podía ver nada. Sentía fuerte olor a humedad de esas paredes de piedra helada. Intentó caminar a tientas por la oscuridad. Tropezó pero volvió a pararse. Pronto, vio unas luces q estaban cerca, intentó acercarse, pero había un grueso vidrio entre ella y la luz. Las cosas empezaban a tomar forma. Escuchó pasos lejanos. Hacían mucho eco.
- ¡Enciendan las luces! – las luces se prendieron de repente y Nao sintió una ligera quemazón en los ojos. Eso era ¿una celda? Levantó un poco la vista y vio a través de otro vidrio que estaba enfrente. En otra habitación como la suya, esta una chica castaña, sentada cubriendo sus ojos. Se veía débil, demacrada ¿Qué había pasado con ella? Entonces, al ver sus ojos rojos, la pudo reconocer.
- ¡¡¡SHIZURUUUUUUUU!!! – Nao golpeó el vidrio con sus manos, sin conseguir nada.

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