Hola bauleras, se preguntarán que hago yo aquí subiendo este capítulo del fic de Eli, bueno, el caso es simple. tuvimos un ligero problema con la publicación de Akari hoy, así que por causas ajenas a mi voluntad se está subiendo a esta hora. Lamentamos los inconvenientes a ustedes, nuestras visitantes.
Ahora si, sigamos con el fic ^^
Capítulo 9: Otra vez.
Media hora después llegábamos a casa de Eileen; ella y yo bajamos del taxi que nos había llevado desde el hospital. Con cierta dificultad caminé con las muletas hasta la puerta del departamento (por suerte, para subir hasta el departamento había un ascensor), allí Eileen abrió la puerta y me dejó entrar antes que ella, cerrando la puerta después que hubo entrado.
Miré a mi alrededor en el vestíbulo, algo me parecía extraño... Entré hasta el living sospechando que algo malo pasaría, y no estaba equivocada, en los sillones de Eileen habían cuatro personas sentadas, que nos observaban sonriendo.
Mi corazón comenzó a latir más fuerte entonces, pero hice un esfuerzo por no mostrar ni miedo ni sorpresa en mi rostro, miré a los cuatro intrusos y finalmente detuve mi único ojo sobre la mirada de Eileen.
- Por fin han llegado- dijo uno de los chicos al que reconocí de inmediato como una de las estrellas del equipo de baloncesto de la universidad -: Eileen, nena...
El tono de su voz hizo hervir mi sangre, llena de ira continué mirando a Eileen, haciendo mi mejor esfuerzo por no sacar conclusiones apresuradas.
Los otros tres, dos chicas (eran chicas que yo había visto junto a Eileen cuando la observaba antes de hablarle) y un chico, se pusieron de pie y fueron hasta Eileen, la tomaron por los brazos amistosamente y la llevaron hacia el lado de Carlos (la estrella del baloncesto) quien al tenerla a su lado, pasó un brazo por sus hombros y atrayéndola hacia si, sabiendo que yo los observaba celosa, acercó la boca a su oreja y le dijo lo suficientemente fuerte para que yo lo oyera:
- Gracias por todo, nos has sido fiel, eso tiene sus recompensas, nena.- Acto seguido deposito un beso en la mejilla de Eileen, alzando sus ojos hacia mi, mientras ella pugnaba por soltarse.
- Eileen...- comencé a decir, sintiendo como poco a poco se apretaba un nudo en mi garganta -: Dime que esto no es cierto... dime que no me has traicionado.
- No Katsumi... yo...- entonces bajó la vista, dejando caer una lágrima solitaria. Era cierto, ella me había entregado a quienes me querían muerta. Maldije por lo bajo en japonés, tratando de que las lágrimas no saltaran incontrolables mejilla abajo, sabía que eso no era lo peor.
- Ya estoy aquí...- dije sacando valor de alguna parte, valor que ni siquiera sospechaba que tenía -: ¿Qué es lo que quieren?
Mi actitud desafiante los desorientó por un momento, pero pronto Carlos recobró su actitud de superioridad con una sonrisa, apretando a Eileen más fuerte contra él cuando notó que ella quería soltarse.
- Has hecho una acusación muy grave contra mi novia, le has dicho a la policía que ella te había sacado del camino...- borró la sonrisa de su rostro y dijo -: por eso tendrás que pagar, ella se ha ido lejos, no se donde está y todo por tu culpa.
Entonces el otro chico vino hasta mi y me golpeó en el rostro con violencia haciendo que cayera al piso; luego tomó mis muletas y se apartó de mi. Al caer mi pierna se golpeó doblada contra el piso, causándome mucho dolor, reprimí un quejido. Traté de levantarme, pero mi pierna no respondió, comprendí entonces al ver la herida en mi pierna sangrando que mis ligamentos estaban rotos otra vez.
Ahí tendida en el piso, cerré los ojos a la espera de lo que mis enemigos fueran a hacer. Creo que en ese momento dejó de importarme lo que hicieran conmigo, pues Eileen me había traicionado por segunda vez, ya no me importaba si vivía o moría.
Unas manos fuertes me tomaron de la ropa y me levantaron hasta que mi pierna derecha se apoyó en el piso. Abrí ambos ojos mirando a mi atacante fijamente, pretendía intimidarlo a la vista de mi ojo dañado, vació por decirlo de alguna manera, y demostrar que no temía ya a lo que me hicieran.
Quien me levantaba era Carlos , noté que miraba con asco mi ojo derecho, aproveché para decirle:
- ¿Ves lo que me hizo tu novia?- mi rabia aumentó aún más de lo que había sentido nunca -: Ella me ha dañado mil veces más que yo a ella.
Carlos me soltó bruscamente, cayendo todo mi peso sobre mi pierna desprevenida. Caí al suelo respirando agitada. Pensé que ya no me haría nada, pero en ese momento Carlos me pateó con toda su fuerza en el estómago dejándome sin aire.
- ¡NO! -Gritó Eileen un poco más allá. Caí de lado llevándome las manos al estómago adolorida, tratando de respirar.
Con la cara apoyada contra el piso y los ojos apretados esperé el siguiente ataque que por supuesto no se dejó esperar. Carlos tomó mi pierna sana y tiró de ella, obligándome a estirarla.
- Ahora si que no volverás a caminar- dijo iracundo, mientras hacía ademán con su pie para golpearme a la altura de la rodilla.
- ¡No! ¡Por favor!- volvió a gritar Eileen que ahora sonaba mucho más cerca que con el grito anterior. Me volví hacia ella y la vi forcejeando contra las dos chicas que la sujetaban. Carlos también observaba la escena, pero de inmediato volvió a centrar su atención en mi; entonces me golpeó, pero en la otra pierna, en la que sangraba, provocándome una fractura de los huesos de la rodilla con un crujido seguido de un grito de dolor que llenó el departamento.
Después de unos segundos, Eileen logró soltarse de las chicas y se abalanzó sin pensarlo sobre Carlos, cayeron ambos al piso a mi lado; utilicé el tiempo que Eileen me estaba dando para recuperar la respiración y sin pensarlo me arrastré como pude, ignorando el dolor hasta que la cabeza de Carlos estuvo a mi alcance. Sin pensarlo dos veces lo golpeé en la nariz con todas mis fuerzas con mi brazo enyesado.
Carlos gritó de dolor, seguramente había fracturado su nariz con mi golpe. Entonces los otros chicos salieron de la casa corriendo; rápidamente Carlos se desembarazó de Eileen que aún trataba de golpearlo y sujetando su nariz sangrante dijo:
- Pagarán por esto...- Acto seguido salió también huyendo.
Eileen se acercó a mi queriendo ayudarme a levantarme, me ofrecía su mano para ayudarme, pero yo la ignoré; estaba adolorida físicamente y herida en lo más profundo de mi corazón por la traición de la que acababa de ser víctima. Me acerqué a la pared más cercana por mis propios medios y sujetándome a esta logré ponerme de pie.
Ella me observaba en silencio un poco más allá. Sollozaba ahogadamente tratando de ocultar las lágrimas. Le devolví la mirada tratando de no demostrar los sentimientos que corrían por mi pecho. Desvié la mirada y comencé a saltar en un pié hasta donde estaban mis muletas, las tomé y a pesar del dolor salí de la casa rápidamente, cerrando la puerta detrás de mi.
Me detuve allí, apoyando la espalda contra el muro del pasillo del edificio y comencé a llorar silenciosamente; no podía creer lo que acababa de pasar. Entonces Eileen salió del apartamento con decisión, siguiéndome. Cuando me vio apoyada contra la pared pareció perder algo del valor con el que había decidido salir detrás de mi.
Se acercó a mi angustiada, me miró unos segundos y me dijo:
- Siento mucho todo esto, no quería que ellos supieran cuando salías del hospital... pero lo hicieron... no se como, lo juro.- ambas llorábamos en ese momento, ella lucía realmente mal, se veía que sentía de verdad lo que decía.
- Necesito ir al hospital, mi rodilla...- dije como si no hubiera escuchado nada.
- Katsumi... por favor, perdóname- dijo quitándome con su mano las lágrimas de mi rostro.
- ¿Me ayudarás o debo hacerlo sola?- dije apartando su mano con brusquedad.
- Si claro.- dijo secando sus propias lágrimas, ayudándome a caminar hasta el ascensor, la rodilla rota me dolía demasiado. Bajamos hasta el primer piso y al salir el dolor ya comenzaba a nublarme la vista.. Quise decirle que no podía seguir caminando, pero entonces me desmayé.
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