Hola Bauler@s!
Mi idea para hoy, dado que ya estoy en mi territorio, era continuar con alguno de los mangas que están bajo mi responsabilidad. Sin embargo, diversos factores (léase cansancio por el viaje y un dolor en mi mano derecha) me impiden trabajar en ello. Pero, no sufran, igual publicaré algo que espero sea de su agrado y cumpla las expectativas.
Se trata de un nuevo fanfic, de la pareja consentida de este blog, con el permiso de Haruka & Michiru, una historia alterna del mundo Mai Hime... ShizNat... wiii
Sin más preámbulos, acá la tienen, me gustaría utilizar algunos de los métodos (no muy ortodoxos) que emplean mis compañeras para pedir que dejen comentarios, pero lo dejaré a su libre albedrío :P
Besos y feliz fin de semana!
Estrella Roja Entertainment Company
Autora: Kaori D
Capítulo 1: Choque, explosión y retirada.
La estridente alarma del despertador hacia mella en su agotado cerebro, aparentemente la noche y el silencio no fueron suficientes para calmar aquel hervidero que era su cabeza desde aquél día. Esa conversación aún resonaba, cada vez con más fuerza.
-¿Cómo que te irás? ¿Dónde? ¿Con quién? ¿Cuándo? ¿Por qué? –No paraba de gesticular y mover los brazos nerviosamente, llamando la atención de mesoneros y comensales de aquel lujoso restaurante.
-¿Quieres calmarte Kuga? –Una sonrisa algo cínica asomaba en aquel rostro gatuno, mientras se llevaba el dedo índice hasta el mentón –A ver, me voy a Los Estados unidos ya te lo dije antes, iré sola, en un par de meses y porque deseo ser actriz de Broadway. ¿No te alegra la noticia? iré a cumplir mi gran sueño.
-Cla-claro que me alegra Nao, muchas felicitaciones y éxito. ¡Mesonero!, se me acabó la mayonesa… y traiga otra botella de vino.
Mientras el despertador volaba por lo aires, como era habitual, Natsuki se iba incorporando perezosamente. Estaba harta de aquella situación, pero no lograba dar con una solución viable. Al dirigirse al cuarto de baño pudo volver a patear el despertador que se estrelló contra la pared, rompiéndose en pedazos.
-No puedo seguir así, lo mejor será que hable con Nao y le confiese mis sentimientos. Si la dejo marchar es probable que la pierda para siempre. Tengo que encontrar la manera de que no se vaya.
Cuando la joven de ojos verdes se dispuso a salir de su apartamento, montones de flashes la cegaron por unos minutos, mordaces paparazzis y reporteros la asediaban. Aunque era algo a lo que la chica estaba acostumbrada, siendo una estrella del motocross cuya fama transcendía las fronteras del Japón, llegando a ser la imagen culto de miles de jóvenes.
Cuando por fin logró salir del edificio y subirse a su auto, permaneció unos minutos mirando al vacío con pensamientos y memorias rondando su mente.
Aquella tarde soleada, pudo ser lo que marcara el inicio de algo eterno pero, como suele ocurrir en casos del corazón, las cosas no siempre suceden como uno espera.
-Me gustas Kuga –decía entre risas la pequeña pelirroja y una sonrojadísima Natsuki apenas si podía controlar la emoción.
-Tu-tu-tu también me gus… -No pudo concluir la frase pues alguien las interrumpió.
-Hola, ¿puedo jugar con ustedes? –Esa debió haber sido la primera explosión de mal genio de la pequeña princesa de hielo, como la habían apodado en la escuela, obviamente aquel personaje había interrumpido quizá el momento más importante de toda su vida, claro, doce años es toda una vida. No así lo vio Nao que contemplaba algo extasiada aquella figura.
-¡Claro que NO!, no puedes jugar con nosotras, ni estar respirando nuestro mismo aire siquiera…
-Calma Kuga, yo creo que… si puede… quedarse a jugar. –Sonreía pícaramente la pequeña, con una expresión completamente nueva, era raro que usara ese tono de voz tan sumiso y cordial con alguien.
En ese instante Natsuki supo, muy dentro de sí, que las cosas no volverían a ser iguales. Por primera vez sintió lo que luego identificaría como celos, celos que le llenaron el corazón de una angustia nunca antes sentida. Desde ese día la morena vivió sin esperanzas de ser algo más que la buena amiga y compañera de juegos.
Durante la adolescencia las cosas empeoraron, ya que Nao desarrolló un atractivo y gran carisma para atraer al sexo opuesto. Si bien no se interesaba por alguno más de dos o tres semanas, cada nueva conquista significaba un dolor de cabeza y muchas explosiones de mal genio para la princesa de hielo. Sin embargo, el corazón y las atenciones de Nao eran sólo para aquella persona, y Natsuki lo sabía bien, ninguno de esos tipos era rival suficiente.
Parecían recuerdos lejanos, tanto, que se decía a sí misma en forma de chiste que deberían estar en blanco y negro. Ese par habían sido sus únicos amigos desde que su padre las abandonó a ella y a su madre. En aquél entonces, pasaron varios apuros económicos hasta que Kuga Saeko tuvo un golpe de suerte y sus estudios en genética fueron reconocidos entre sus colegas, ganándole fama y múltiples ofertas de empleo. Luego de eso la vida empezó a ser más cómoda para las Kuga.
Volviendo a la realidad, la gran estrella del motocross había tenido una idea que ella consideraba brillante, siempre y cuando lograra mover sus influencias. Así que, cambiando el rumbo y saltándose un par de luces en rojo, se dirigió al sitio donde empezaría a gestarse su plan; ya era tiempo de actuar, porque ahora que esa persona no estaba en su camino tendría que jugarse el todo por el todo.
***
Entre tanto, al otro lado de la ciudad, una chica estiraba su brazo para apagar la alarma del despertador. Una gran sonrisa se dibujaba en su rostro.
-Muy bien, llegó el gran día, estoy completamente segura de que a partir de hoy todo irá a pedir de boca.
Salió del hotel con mucho ánimo, durante el trayecto iba repasando y haciendo anotaciones en las hojas de papel que llevaba en su regazo. El autobús hizo su parada y una grácil castaña descendió del mismo. Se detuvo unos instantes frente a uno de los edificios y luego de respirar hondo, avanzó con paso decidido hasta llegar a recepción.
-Buenos días, Sakomizu-sama me espera, soy Fujino Shizuru.
-Espere por ahí, Sakomizu-sama se encuentra en estos momentos atendiendo un asunto de última hora. -La chica se sentó a esperar, no sin antes presentar su mejor sonrisa, a pesar de lo descortés de la recepcionista que ni siquiera se dignó a mirarla a la cara.
***
-Natsuki-san, no es posible eso que me pides, además, si Kuga-san se enterara de que accedí a eso, no me lo perdonaría jamás.
-Sakomizu, no hay por qué involucrar a mi madre en esto, además, sabes bien que desde aquel incidente apenas nos dirigimos la palabra.
-Lo siento, pero no puedo Natsuki-san.
En ese momento el teléfono de la oficina sonó, la voz de la recepcionista en el parlante daba una pequeña tregua a aquella discusión.
Sakomizu-sama una chica está esperando por usted, dice que concertó una cita hace mes y medio, su nombre es Fujino Shizuru.
El hombre, de unos cuarenta años y de extraño peinado, fruncía el entrecejo y se rascaba la cabeza como intentando recordar. Natsuki tenía todos los síntomas previos a una explosión de malgenio, la atmosfera se tornaba cada vez más tensa; lo cual, no pasaba desapercibido para Sakomizu-sama, o simplemente Sakomizu pues la arrogante Kuga Natsuki jamás usa honoríficos.
-Fujino… Fujino… ah si, la compositora, prometió traerme una buena pieza para la obra que estamos preparando. Dígale que en este momento, tengo las manos llenas con… -El resto de la oración fue completamente opacada por el fuerte portazo que Natsuki daba al salir de la oficina. No le quedó más remedio al pobre hombre que soltar un leve suspiró y cambiar su orden. –Dígale a la señorita Fujino que pase.
-Enseguida, Sakomizu-sama.
- ¡Fuiu! Pudo haber sido peor. Al menos no rompió nada. –Pensó Sakomizu.
***
Iba demasiado absorta en sus pensamientos, cuando sintió su cuerpo chocar contra algo y ser repelido hasta caer. Al reaccionar, por un instante, se perdió en la profundidad de aquellos ojos que tenía frente a sí… pero fue sacada de ese letargo por una voz que evidenciaba un suave acento que no pudo, o no se molestó, en tratar de identificar.
By Ali Dagos
-Lo siento mucho, ¿se encuentra bien? –preguntaba Shizuru bastante apenada, pues no se fijó en aquella chica por ir caminando con la nariz metida en sus apuntes, los cuales quedaron esparcidos por aquel solitario pasillo.
-¡¿Eres idiota, No te fijas por dónde caminas?! –Natsuki había recuperado su malgenio y postura defensiva.
-Yo… me disculpé, no hay necesidad de que sea tan descortés. Es más, usted tampoco me vio así que ambas tenemos algo de responsabilidad ¿no cree? Podríamos incluso llegar a un acuerdo, me ayuda a recoger mis apuntes y yo le invito un café, ¿qué dice? –La castaña asomaba una sonrisa evidentemente ensayada, cosa que enfureció aún más a Natsuki.
-Son tus papeles recógelos tú. No soy sirvienta de nadie y tampoco necesito que me invites nada. Tengo suficiente dinero como para comprar todas las cafeterías del Japón. –Dicho esto, siguió su camino pisando cuanta hoja suelta quedara a su alcance, ante la mirada incrédula de aquella castaña de ojos color carmesí.
-Vaya, que chica más guapa… pero malgeniuda, es una lástima que no aceptara el café. -volvía a sonreír y se apresuraba a recoger sus apuntes, pues recordó que Sakomizu-sama se encontraba esperando por ella.
Shizuru no era una persona que se alterara fácilmente, tomaba la vida con bastante filosofía y a pesar de las situaciones difíciles que se le presentaran, siempre sacaba el mayor provecho a todo. Había aprendido bien el arte de ocultar sus frustraciones, miedos y angustias tras una actitud positiva y una sonrisa con la que casi siempre conseguía derribar hasta el muro más alto, sin embargo, esa vez, no surtió efecto alguno.
Continuará…
la de trabajos q nos esta ofreciendo ultimamente Kaori, siempre es un placer verla renacer de las cenizas, ciao bella un placer como siempre
ResponderEliminaresta interesante..... super este blog es lo mejor
ResponderEliminarArena: Estoy de acuerdo con lo de "renacer de las cenizas" jeje
ResponderEliminarLulu: Mil gracias por tu comentario :-)