Jibun no Unmei Cap XXIII

Pues bueno, seguimos con el fic, y en la siguiente les pondré el tiraje completo del shoujo sect con una dedicatoria especial para alguien. Besos y disculpen la demora, mi única neurona trabajando estaba de huelga y ha sido difícil sacarla de ello, jejejeje.


XXIII Kuga Takashi

Era pasada medianoche. Y Natsuki sólo podía mirarla. Shizuru dormía mientras su cara reflejaba paz y tranquilidad. La chica dormida era un ángel que se convertía en una fiera voraz en la cama.

Pensaba si Shizuru mentía. Qué había visto y que no, sobre todo, que hacía Yuuki Nao en ese lugar y precisamente con ella? Había escuchado bien? O acaso sus oídos y sus celos la traicionaron?

La miró nuevamente. Sus labios se movían lentamente mientras parecía susurrar algo que ella no entendía. Se acercó lo más que pudo y en ese momento escuchó su nombre. Por un momento, no lo entendió, pero unos segundos después sonreía mientras tomaba su ropa y se dirigía a la ducha. Una ducha fría. Al salir, pasó al cuarto de Mai. Sabía que no podía pasar la noche en ese lugar sin desear estar con ella. Tomó una hoja y escribió una nota que pegó en la puerta. Era un aviso a su padre de que Shizuru dormía allí.

Entró sigilosamente al cuarto de Mai. Mientras se preparaba para desarmar su sleeping de campamento.

-Natsuki?
-Mai! Perdón…estabas despierta?
-Si, qué se supone que haces con esa bolsa de dormir?
-Yo…bueno, Shizuru duerme en mi cama y yo…
-Quieres dormir lejos de ella no? – preguntó Mai mientras miraba el reloj de la mesita de noche – bueno Natsuki, puedes dormir conmigo.
-Lo siento, Mai. No quería importunarte.
-No seas tonta. Vamos. Acuéstate que mañana Takashi-san nos llevará de compras.
-Ou..

Natsuki se recostó cerca de Mai, no era porque le temiese a Shizuru, sino que sabía que con la belleza de Kyoto cerca de sí, le sería difícil contenerse. Aparte de eso Shizuru parecía estar muy cansada y le vendría bien el reposo.
Natsuki durmió placenteramente y fue la última en levantarse, pero al hacerlo un delicado aroma llegó hasta su nariz, despertó lentamente, conocía ese olor, si, era…era algo muy común en casa de Shizuru…

-Té…. – murmuró lentamente mientras se incorporaba.

Después de vestirse salió del cuarto y se acercó a la cocina. Era algo satisfactorio ver a Shizuru cocinando. Antes había pasado por la sala, donde su padre probaba un excelente café. Le había dado un beso en la mejilla y ahora sólo miraba la espalda de Shizuru.

-Podrías dejar de mirarme y venirme a ayudar – le susurró su voz.
-Cómo sabías que era yo? – preguntó quedamente.
-Nadie más que Natsuki se me queda viendo en la entrada de la cocina, me he acostumbrado a eso. Dormiste bien? – preguntó mientras Natsuki entendía la segunda pregunta.
-Mmm. – asintió.
-Yo también – contestó mientras volteaba a verle y le guiñaba un ojo.

Esa salida en la mañana mientras Natsuki asaltaba las lencerías y Mai algunos conjuntos, Shizuru escogió algunos pañuelos de seda e inclusive Takashi le regaló un kimono nuevo. Que sin lugar a dudas era algo muy caro, pero que por alguna razón su padre consintió. Natsuki estaba temiendo muchas cosas, sería posible que a su padre le gustara? Negó frenéticamente con la cabeza. Y se acercó lentamente a dónde Shizuru contemplaba el regalo.

Un golpe en su espalda le llamó la atención. Su cara se descompuso seriamente. Takeda Masashi acababa de hacer su presentación mientras sentía que una avalancha de preocupaciones saldrían de ese encuentro desafortunado.

-Kuga-san. Buenos días – saludo Takeda – Es raro verte por aquí.
-Buenos días, Takeda-sempai. Sólo estoy de compras con mi padre.
-Ku…Ku… - Takeda parecía haberse tragado una ciruela – Kuga-sama está aquí???!!! – Natsuki se había tapado las orejas mientras su ceño tenía las cejas hacia abajo.

-No era necesario gritar … - decía mientras intentaba controlarse.
-Lo siento Kuga-san… - Takeda se despidió brevemente mientras recorría la tienda en dirección contraria a donde debía haber ido.
-Seguramente nació idiota – dijo Natsuki mientras volteaba de nuevo a la escena.

Shizuru llevaba en las manos el kimono que su padre le había regalado mientras hablaba de forma cercana a ella. Natsuki tenía celos de su propio padre y esto era terrible. Takeda pasó tras ellos. Dios! Era tan raro verlo sin su espada de bambú, pensaba Natsuki.

-Y bien Natsuki – interrumpió su padre – has encontrado algo que te guste?
-Yo…no he tenido tiempo de revisar las cosas… - susurró brevemente.
-Oh bueno, que les parece si ambas se dedican a revisar lo que quieran mientras yo voy por unas corbatas – comentó su padre.

Las dos asintieron y mientras Natsuki se movía en su entorno, Shizuru contemplaba algunas de las imágenes de la pared. Eran de templos budistas. Shizuru tenía una clara tendencia hacia ello. Pronto sintió una mirada que no sabía de dónde provenía, miró hacia todas direcciones hasta que notó que Shizuru alzaba un dedo. Cuando Natsuki iba caminar de nueva cuenta hacia el frente tropezó con Okuzaki.

-Woa! – exclamó mientras se llevaba una mano al pecho, de dónde has salido?
-Lo siento Natsuki – contestó una voz a sus espaldas – he sido yo quién le ha pedido venir aquí.
-Y eso para qué? – preguntó Natsuki – hay peligro de algo?
-No. Es sólo una petición de Takashi-san.

Natsuki se mostraba aún más extrañada. Shizuru le dijo que no se preocupase mientras le entregaba un sobre a Akira y éste desaparecía. Después de ello llegaron a la sección e lencería y todo siguió dentro de lo habitual, exceptuando que Shizuru quería meterse con ella a los cambios de ropa.

Después de probarse todo lo que Shizuru escogía finalmente llegaron a la caja. Y allí estaba, Takashi-san, agobiado por…Takeda…

-Lo siento, joven, pero ya le he dicho que no recibo solicitudes de esta manera, además, estoy de descanso con mi hija.

-Por favor, Kuga-sama, permítame trabajar para usted! – insistía Takeda-Por favor.
-Bueno – contestó Takashi comprensivamente ante el estupor y el desencajado rostro de Natsuki – Cuando te gradúes y si apruebas la selección, podrás ser bienvenido en mi empresa.
-En verdad? – preguntó un Takeda arrodillado mientras Takashi asentía – Muchas gracias…

Rato después, mientras caminaban, Natsuki preguntó el porqué le había dicho ello a Takeda.

-Todos deben tener una oportunidad de tener lo que verdaderamente quieren. No te parece?

Las palabras de Takshi-san eran verdaderamente las que más ansiaba creer Natsuki. Sabía que debería decirle, de un día para otro no, pero necesitaba decirle. Miró a Shizuru mientras pensaba y la castaña le dedicó una sonrisa. Natsuki volteó a ver a su padre.

-Si. Realmente lo creo, papá.

Natsuki miró el reflejo de su sombra en ese momento. Se sentía como una, deseando acabar con su anonimato y gritarlo de una vez. Pero decidió esperar. Su padre era una persona especial. Seguro que él lo entendería.