En una mirada... (Oneshot)

Hola Bauler@s!

Viernes, maravilloso viernes. No se ustedes, pero yo pienso desquitarme de los malos tratos que esta semana le ha propinado a mi persona y me iré por ahí, en buena compañía, a hacer cualquier cosa que no implique responsabilidades de ninguna naturaleza. 

Con ustedes un oneshot que tenía esperando algún tiempo para publicar, ofrezco disculpas a su autora por la tardanza. Espero que lo disfruten, en lo personal me sentí algo identificada XD

En una mirada… Una chica que odia las citas a ciegas atiende a una, donde conoce a alguien que puede ser…

Autor: Nachi

¡Odio las citas a ciegas! – Gritaba mentalmente Sylvia – La verdad, es que no puedo entender cómo alguien pueda pensar que, dos de sus conocidos en otros mundos se pueden llevar bien. Pues… si hasta ahora no se han conocido y llevado, por algo será?! – continuaba alterada en su pensamiento.

En primer lugar, según como lo juzguen, pueden ser tan parecidos que naturalmente no se soporten y el resultado sea repulsión, o por el contrario sus naturalezas pueden llegar a ser tan diferentes que ni al caso, cual magneto atrayendo lodo. – señalaba vehementemente, aclarándole su punto al aire pues estaba sola en su habitación.

De hecho, nunca!!!....hasta hoy, había tenido que recurrir a las dichosas citas a ciegas. – decía – si no fuera por los favores que le adeudo a Andrea y esa estúpida promesa, de que estaría en gran deuda con ella…(que bocaza!!!) nunca lo habría hecho!!!. gesticulaba disgustada con ella misma.

Bueno este día no puede ser tan malo – pensó – Al menos la cita se había acordado terminando la tarde, sólo debía soportar al susodicho personaje por unas horas, y como de plan, habían escogido ver una peli, siguiendo el super “singular” plan, seguro tomarían algo al rato después y ya!!! voilá, finito, caput, todo listo y servido.

Las 5:40, un ring la sacó de sus cavilaciones, la voz de Andrea al otro lado, vamos no querrás llegar tarde a tu primera cita con Chris, ven por mí que he dicho que saldríamos juntas – dicho eso colgó. Con que, ésa era la razón para que tuvieran que llegar al cine solas y por su cuenta, sin que las recogieran, qué lindo tendría que pagar de más por algo de lo que no gustaba, era como pagar un alto precio por llevar calzones de abuelita en una rebaja, aghhhh!!!

Las 6:20, saliendo del taxi, aghhh ke frío!!! en vez de este saquito pinche me hubieses dejado traer mi chaqueta de cuero, promulgaba inconforme. Ya te dije que con esa chaqueta te ves como punk mientras que ese saco te queda cute – decía Andrea tratando de calmar a su amiga

jah y todavía a esperar a los inútiles – pensó – y  dónde están tus amiguitos – preguntó con un gesto mezcla de molestia por el frío y de alegría por si las habían dejado plantadas, ya tendría excusa…

Dentro, obviamente – respondió serenamente Andrea – dijeron que frente al cinema y que yo sepa esto aún es la calle, así que deja tu mal humor y entremos, con eso y hasta te calientas un poco apresúrate!!! – le señaló sonriendo un poco.

Hola chicas cómo estamos? preguntó señalándose y sonriendo David, más por hacer la broma que por simpatía, le dio un beso largo en la boca a Andrea mientras…quien yo suponía, era Chris y yo estábamos esperando a ser presentados…silencio incómodo…. al separarse por fin, David tomó las manos de ambas partes y dijo: Christian, Sylvia, Sylvia, Christian, apretamos las manos que ya estaban estrechadas, y sonreímos por cortesía, soltando el apretón. Así y ya?!! preguntó desilusionado David. Ni un besito de ingreso?, mirando insistente, al saber que no la acabaría, Christian se acercó e imprimiendo sobre mi mejilla izquierda dijo: tantísimo gusto, Sylvia, deja que sé que un pesado.

Ok, con eso empezaba a creer que la tarde, no podía ser tan mala si el chico este opinaba igual que yo acerca de su amigo.

Por sugerencia de Christian, los chicos fueron a comprar un par de combos para acompañar la función, mientras Andrea y yo íbamos al tocador.

Una vez dentro, Andrea revisó su inventario para las próximas dos horas y notó que para calmarme y a causa de sus propios nervios, sus chicles de menta se habían agotado en el taxi, suspiró por lo bajo y me dirigió una mirada que claramente me exigía hacerme cargo, al inicio hice cara de flojera como respuesta, sin embargo al verlo como opción para acortar el tiempo de la cita aunque fuera por unos minutos, accedí y salí por las provisiones, ya quería yo también algunos snacks, los chicos ya habían entrado a la sala, así que fui a realizar las compras extempo, había esta vez una larga fila.

Andrea salía del baño y al ver la fila, me hizo un gesto con su muñeca y los dedos, indicándome que la función ya empezaba y que ella se adelantaría para verla pues yo parecía que iba a demorar, como yo sabía que ella quería estar con el pesado de David, asentí, me gusta ver los cortos del inicio, pero el aguantarme a David y sus chistecitos, me planteaban esta situación como mejor opción.

Repentinamente la fila se dividió en dos, y rápidamente se evacuaban mis predecesores, me descargué sobre mi pie izquierdo sacando la cabeza para tratar de ver a qué se debía tal eficacia, pero sólo pude ver una gorrita moverse ágilmente y gente agradeciendo, pensando en la peli que presentaban me distraje, por fin me tocó el turno, repasé rápidamente los ojos por lo que compraría en la vitrina y señalando pedí los cuatro paquetes.

ok, dijo una suave voz gutural, como si se tratara de un joven bastante joven pero a la vez bastante varonil, eso me llevó con curiosidad a inspeccionar mejor, con la mirada baja, evitando mi detalle, el intendente recogía los paquetes, se levantó, y pasó uno a uno los elementos por el scanner, se podía observar, estatura media, de hecho muy similar a la mía, delgado, hombros definidos, parece una chica – pensé – este pensamiento me hizo sonreír. Son…decía el intendente viendo a la pantalla que señalaba la suma…yo, expectante aguardaba por el contacto visual…levantó la mirada, iris azules algo grisáceos la negra pupila central despedía unos rayos amarillos…misteriosos ojos…cual cosmos… no supe más…

Y de repente como ráfaga… un beso pasional la tiraba (a Sylvia) contra la entrada de madera, la mano de su acompañante se deslizaba…y en una maniobra que no entendió, se abrió la puerta, y nuevamente, se sentía chocar contra ella ya abierta esta vez golpeando la pared, las lenguas luchaban por ocupar y recorrer la cavidad contraria, su agitada respiración se acompasaba con el sube y baja del pecho frente a ella.

Sintió como un golpe cerró la puerta al separarse la apasionada pareja de ésta, una mano tanteaba buscando ansiosa…el interruptor, sin éxito.

La necesidad de los cuerpos por sentirse cerca y más cerca, le obliga a dejarse caer de espaldas sobre…el sofá, afortunadamente.

Levanta una mano sobre su cabeza, sin dejar de corresponder a quien sobre ella se movía, toca la lámpara, enciende la luz y logra observar, esos destellantes ojos azules injectados con lujuria que esperan porque esas torpes manos aprendices le devuelvan las caricias propinadas que ha estado enseñando durante los minutos que ha tomado ingresar al apartamento, las manos que autónomas aprendían cuanto les era enseñado, no dudaron en arrebatar de encima de su acompañante lo que quedaba de camisa, descubriendo el hermoso torso femenino, senos del tamaño perfecto, blancos nacarados y pezones sonrosados cuya forma dejaban ver la satisfacción/ansiedad de su dueña, sin sostén, pues antes de empezar la batalla en el apartamento, aquellas juguetonas y no tan inocentes manos habían despojado de esta prenda a su poseedora, quien atendiendo a la urgencia sonrió con los ojos y se abalanzó para darle un beso profundo como queriendo traspasar con su lengua su garganta, lejos de disgustar ese sofoco aumentaba la excitación…nublaba el pensamiento…

…Son $10.500, parecía que volvía a repetir, miré el gafete al volver a la realidad antes no parecía estar ahí, decía: Kytzia, sin dejar de observar esos ojos, entregué lo que tenía en la mano, y retiré la bolsa que contenía los comestibles, al recibir el cambio, noté cómo deslizaba su dedo medio más que los demás contra la palma de mi mano y guiñaba su ojo derecho.

Wow tengo unas enormes ganas de fumar ahora!!! pensé sin retirarme aún del lugar, observé cómo la chica movió su mano bajo la registradora.

Toma, y ésto va por mi cuenta – extendiendo lumbre y un cigarro entre sus dedos –sorprendida y agradecida, lo recibí, lo encendí y me retiré.

Tuve que haberlo dicho en voz alta, pensaba nuevamente, aunque…qué hacía la cajetilla ahí?                                  

Tras ella, la intendente sonríe cínicamente, adivinando lo que ocupa el pensamiento de su cliente y pidiendo un receso para salir a fumar.

                                                                                                                          

Fin