Bueno aquí os dejo el capitulo 10, en él nos encontramos con nuevos acontecimientos que ponen a prueba la fortaleza mental de nuestra querida Kaichou
Capitulo 10.-
El curso llegó a su termino y ya no tenía más excusas para no volver al hogar junto a mi familia en Kyoto, aquel sería mi último verano como alumna de preparatoria. Mi padre insistía en que me esforzara al máximo en ese último año que iba a comenzar y así ser aceptada en alguna de las mejores universidades del País…pero lo cierto era que ese tema no me preocupaba en absoluto puesto que mi expediente era de los mejores y además contaba con numerosas actividades extraescolares muy bien valoradas como era el club de arreglo floral y el de ceremonia del té, además mi gestión como Kaichou era elogiada tanto por profesores como alumnos, existiendo un minúsculo reducto opositor a mi labor encabezado por Haruka, bueno en realidad encabezado e integrado únicamente por ella y su inseparable Yukino-chan, una extraña chica de increíblemente retraída pero cuya mirada parecía capturar todos los acontecimientos que se sucedían en aquel lugar…si una chica muy rara…
La mansión se me quedaba pequeña ante la inmensidad de pensamientos que acudían a mi cabeza por lo que decidí salir a pasear por aquellas blancas playas cercanas a la vivienda en las que se reflejaban los destellos ocres de aquel soberbio atardecer, mientras yo continuaba con mis reflexiones…
si ciertamente con tales referencias era seguro que entraría con facilidad tanto en la universidad estatal de Kyoto como en la Touday de Tokio, mi cuerpo se conmovió con ese pensamiento, aquello significaría un adiós definitivo a mi querida Natsuki…no, no era el momento de pensar en eso, tenía un año por delante, un año para disfrutar de su compañía… si ella aceptara estos sentimientos estaría dispuesta a esperarla el tiempo que fuese necesario, permanecería en la universidad de Fuuka- sonreí al tiempo que golpeaba mi frente
- vaya creo que a alguien se le ha ido la fantasía de las manos-
No aquel no era un amor que cualquiera pudiera aceptar fácilmente, era el amor de una mujer hacia otra mujer, algo escandaloso y prohibido, tal vez si el objeto de este sentimiento fuera otra persona, otra mujer distinta a Natsuki, quizás tuviera alguna oportunidad de ser aceptado, correspondido…tal vez…al fin y al cabo yo era Kaichou-sama, la bella presidenta del Consejo estudiantil, la distinguida dama de cabello dorado y ojos fuego cuyo aire despreocupado contagiaba seguridad a quienes estaban a mi alrededor, una mujer cuyos esplendidos modales y elegantes movimientos cautivaban a cientos de estudiantes; era por todos conocido que tenía igual numero de seguidores como de seguidoras, a mi me sobrecogía escuchar de aquellas florecillas decir cuanto me querían, ¿QUERER? Sí ellas a pesar de ser mujeres me querían pero su amor y el mío hacia Natsuki eran diferentes, o acaso ellas eran capaces de sentir mi presencia en los pasillos a pesar de estar estos atestados de gente, sonrojarse cuando les mostraban el menor signo de preocupación… o pasar la noche en vela soñando con besos apasionados…..No, lo que ellas sentían era admiración, las oía cuchichear mientras me miraban embobadas atravesar los pasillos, mi amabilidad, y cortesía era lo que ellas querían de mí, querían ser como la imagen idílica que yo había creado de mí misma…y además yo… yo no podía amar a nadie más que a mi princesa de hielo.
Solas Natsuki y yo en el aula del Consejo nuestra relación se había estrechado, la morena me permitía pequeños contactos tales como colocar una mano sobre su hombro, una caricia en el pelo que hacían que mi corazón saltara desbocado en mi pecho, solamente ella conseguía destapar parte de mi verdadera personalidad, hablando abiertamente de cualquier tema y gastándola bromas desvergonzadas que ni se imaginarían mis pobres admiradoras, pero ni tan siquiera a NAtsuki le había mostrado todo el sentir de mi alma.
Sin darme cuenta aquel sol de fuego se había ocultado en la profundidad de la bahía, siendo sustituido por la brillante estrella con la que compartía su color y que escoltaba a aquella inmensa luna llena, sin previo aviso aquel dolor, aquel estremecimiento que desde hacía un par de meses venía padeciendo en el costado izquierdo, se intensificó haciendo que me tambaleara y de pronto una ráfaga eléctrica escaló desde esa zona hormigueando por mi cuerpo hasta alcanzar mis manos que comenzaron a centellear, finalmente ya sin poder soportar más esa explosión catódica que me inundaba me sentí desfallecer, todo se volvió como la noche y cuando mi cuerpo comenzó su precipitado descenso mis manos se aferraron a un objeto que me pareció una lanza que frenó mi caída, permanecí asida a aquel objeto durante unos eternos segundos, por fin las fuerzas volvieron a mi cuerpo y la luz volvió a colorear mis pupilas; me encontraba de rodillas con las manos extendidas cogiendo puñados de aire…pero estaba segura, había visto algo lo había tenido entre mis manos, todavía podía sentir su tacto metálico entre mis dedos; las lagrimas comenzaron a brotar de mis parpados, no entendía que me estaba sucediendo, todo absolutamente todo era tan raro, sentía que las cosas se me estaban yendo de las manos…, no sabía que estaba sucediendo.
Cada vez tenía más y más preguntas que se amontonaban en mi cabeza …pero no debía preocuparme tenía tiempo, averiguaría que me acababa de suceder esa tarde…. Y en cuanto a Natsuki, yo la amaba y tal vez algún día se lo confesaría, si tal vez, pero mientras tanto me conformaría con seguir disfrutando de su compañía…
El curso llegó a su termino y ya no tenía más excusas para no volver al hogar junto a mi familia en Kyoto, aquel sería mi último verano como alumna de preparatoria. Mi padre insistía en que me esforzara al máximo en ese último año que iba a comenzar y así ser aceptada en alguna de las mejores universidades del País…pero lo cierto era que ese tema no me preocupaba en absoluto puesto que mi expediente era de los mejores y además contaba con numerosas actividades extraescolares muy bien valoradas como era el club de arreglo floral y el de ceremonia del té, además mi gestión como Kaichou era elogiada tanto por profesores como alumnos, existiendo un minúsculo reducto opositor a mi labor encabezado por Haruka, bueno en realidad encabezado e integrado únicamente por ella y su inseparable Yukino-chan, una extraña chica de increíblemente retraída pero cuya mirada parecía capturar todos los acontecimientos que se sucedían en aquel lugar…si una chica muy rara…
La mansión se me quedaba pequeña ante la inmensidad de pensamientos que acudían a mi cabeza por lo que decidí salir a pasear por aquellas blancas playas cercanas a la vivienda en las que se reflejaban los destellos ocres de aquel soberbio atardecer, mientras yo continuaba con mis reflexiones…
si ciertamente con tales referencias era seguro que entraría con facilidad tanto en la universidad estatal de Kyoto como en la Touday de Tokio, mi cuerpo se conmovió con ese pensamiento, aquello significaría un adiós definitivo a mi querida Natsuki…no, no era el momento de pensar en eso, tenía un año por delante, un año para disfrutar de su compañía… si ella aceptara estos sentimientos estaría dispuesta a esperarla el tiempo que fuese necesario, permanecería en la universidad de Fuuka- sonreí al tiempo que golpeaba mi frente
- vaya creo que a alguien se le ha ido la fantasía de las manos-
No aquel no era un amor que cualquiera pudiera aceptar fácilmente, era el amor de una mujer hacia otra mujer, algo escandaloso y prohibido, tal vez si el objeto de este sentimiento fuera otra persona, otra mujer distinta a Natsuki, quizás tuviera alguna oportunidad de ser aceptado, correspondido…tal vez…al fin y al cabo yo era Kaichou-sama, la bella presidenta del Consejo estudiantil, la distinguida dama de cabello dorado y ojos fuego cuyo aire despreocupado contagiaba seguridad a quienes estaban a mi alrededor, una mujer cuyos esplendidos modales y elegantes movimientos cautivaban a cientos de estudiantes; era por todos conocido que tenía igual numero de seguidores como de seguidoras, a mi me sobrecogía escuchar de aquellas florecillas decir cuanto me querían, ¿QUERER? Sí ellas a pesar de ser mujeres me querían pero su amor y el mío hacia Natsuki eran diferentes, o acaso ellas eran capaces de sentir mi presencia en los pasillos a pesar de estar estos atestados de gente, sonrojarse cuando les mostraban el menor signo de preocupación… o pasar la noche en vela soñando con besos apasionados…..No, lo que ellas sentían era admiración, las oía cuchichear mientras me miraban embobadas atravesar los pasillos, mi amabilidad, y cortesía era lo que ellas querían de mí, querían ser como la imagen idílica que yo había creado de mí misma…y además yo… yo no podía amar a nadie más que a mi princesa de hielo.
Solas Natsuki y yo en el aula del Consejo nuestra relación se había estrechado, la morena me permitía pequeños contactos tales como colocar una mano sobre su hombro, una caricia en el pelo que hacían que mi corazón saltara desbocado en mi pecho, solamente ella conseguía destapar parte de mi verdadera personalidad, hablando abiertamente de cualquier tema y gastándola bromas desvergonzadas que ni se imaginarían mis pobres admiradoras, pero ni tan siquiera a NAtsuki le había mostrado todo el sentir de mi alma.
Sin darme cuenta aquel sol de fuego se había ocultado en la profundidad de la bahía, siendo sustituido por la brillante estrella con la que compartía su color y que escoltaba a aquella inmensa luna llena, sin previo aviso aquel dolor, aquel estremecimiento que desde hacía un par de meses venía padeciendo en el costado izquierdo, se intensificó haciendo que me tambaleara y de pronto una ráfaga eléctrica escaló desde esa zona hormigueando por mi cuerpo hasta alcanzar mis manos que comenzaron a centellear, finalmente ya sin poder soportar más esa explosión catódica que me inundaba me sentí desfallecer, todo se volvió como la noche y cuando mi cuerpo comenzó su precipitado descenso mis manos se aferraron a un objeto que me pareció una lanza que frenó mi caída, permanecí asida a aquel objeto durante unos eternos segundos, por fin las fuerzas volvieron a mi cuerpo y la luz volvió a colorear mis pupilas; me encontraba de rodillas con las manos extendidas cogiendo puñados de aire…pero estaba segura, había visto algo lo había tenido entre mis manos, todavía podía sentir su tacto metálico entre mis dedos; las lagrimas comenzaron a brotar de mis parpados, no entendía que me estaba sucediendo, todo absolutamente todo era tan raro, sentía que las cosas se me estaban yendo de las manos…, no sabía que estaba sucediendo.
Cada vez tenía más y más preguntas que se amontonaban en mi cabeza …pero no debía preocuparme tenía tiempo, averiguaría que me acababa de suceder esa tarde…. Y en cuanto a Natsuki, yo la amaba y tal vez algún día se lo confesaría, si tal vez, pero mientras tanto me conformaría con seguir disfrutando de su compañía…
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