Jibun no Unmei, Cap XI

Bueno mis estimadas amantes del Shiznat, sigamos cn la entrega del siguiente capítulo de Jibun no unmei. Por hoy es lo único que puedo postearles. Que lo disfruten. Ja mata na!


XI San Valentín



- Natsuki…Natsuki…

Natsuki escuchaba la dulce voz de Shizuru llamándola…tenía una entonación algo extraña pero no por ello dejaba de adormecerla más. “Natsuki…Natsuki!!!” sonaba enfadada, qué sería? Un golpe la hizo salir de su profundo sueño.

- Natsuki se nos hace tarde!!! – gritaba Mai a todo pulmón mientras golpeaba a Natsuki de nueva cuenta con una almohada.

- Qué???!!!- contestó Natsuki visiblemente molesta – por qué no me despertaste Mai!!!

- Llevo veinte minutos levantándote!!!

- No te escuché!! – gritó Natsuki mientras empezaba a quitarse su pijama y ponerse el uniforme.
Era tanta su desesperación por guardar el chocolate dentro de su portafolio que acabó poniéndose todo en menos de lo que comúnmente estaba acostumbrada y en su desenfrenada carrera no se dio cuenta de que no era la blusa del uniforme y que aparte de ello no encontraba sus zapatos, así que acabó calzándose los tenis que había dejado en la puerta.


Por suerte Chie les seguía esperando y al verles dio con el claxón. Las chicas notaron que Senou Aoi iba al frente junto con ella.


- Qué pasa con ustedes dos? Hoy se ha hecho bastante tarde – dijo Chie mientras Aoi sonreía.

- Debe ser que pensaron mucho como declararse el día de hoy, no Mai? – contestó Aoi.


La cara de Mai se puso roja de la pena al recordar a Reito y la de Natsuki al recordar que la culpa había sido de ella. Se llevaron casi dos tardes completas y parte de la noche hasta que a Natsuki le quedó bien su chocolate.

No tenía la cara para ver la de Mai. Y encima se había levantado tarde porque no había logrado dormir temprano.

Su corazón latía emocionado mientras pensaba sobre darle a Shizuru el chocolate. Era la primera vez que daría uno y no tenía ni la menor idea de que debía decir. Aparte, para añadir, se lo regalaría a una chica…jamás había pensado eso.


- Bueno – siguió Aoi – debemos darnos prisa, ya deben haber comenzado.

- El qué? – preguntó Mai.

- Si, el qué?? – apoyó Natsuki.

- Bueno, hoy es San Valentín – comenzó a explicar Chie – y como saben los más populares son asediados con montañas de chocolates.

- Eso que significa? – preguntó Mai.

- Eso significa que los más conocidos tendrán chocolate hasta por las orejas – respondió Chie mientras sonreía malsanamente – Inclusive podrá publicarse cuanto ha recibido cada uno de ellos en el periódico escolar.

- Así que esa es tu preocupación Harada – puntualizó Natsuki – quieres cubrir la noticia.

- Oh, eso es sólo parte de mi deber por ser del club de periodismo – dijo Chie mientras se acomodaba los lentes.


Llegaron al estacionamiento y bajaron del auto después de estacionarlo. La conmoción era visible. Chicas por todas partes con los clásicos bombones llegando a clases con toda prisa y…Takeda en la entrada!


Natsuki hizo una mueca mientras miraba al latoso número uno de todos los posibles individuos en ese campus. Aoi, Chie y Mai pasaron de largo sin tomarlo en cuenta, pero mientras más se acercaba Natsuki, más se aceleraba Takeda.


Así que Natsuki huyó hacia el lado contrario de las chicas y en ese momento tropezó con Kanzaki Reito que huía de un grupo de chicas. Tuvo que hacerse a un lado mientras veía a Reito subir apresuradamente las escaleras y adentrarse a su salón. Así que ella tomó el lado del cuál venía Reito, puesto que el grupo de chicas serviría para escapar de Takeda. Le tendría que dar toda la vuelta al campus, pero no importaba.


Entonces la vió. Fujino Shizuru, seguida de una inmensa cantidad de chicas que buscaban darle un chocolate a como diera lugar. Entre la sonrisa amable de Shizuru mientras se negaba, Natsuki notó cierto estrés, Shizuru estaba a punto de estallar. Pensó en si debería acercarse a ella, pero sus pies no se movían. Los hermosos ojos de Shizuru voltearon en ese momento hacia ella y el tiempo para Natsuki se detuvo. Shizuru y su presencia. Era tan palpable a pesar de la distancia. Natsuki apretó su portafolios hacia su pecho mientras sentía su corazón latir con intensidad.


Lo cierto era que sólo con ella su corazón se volvía loco y su mente dejaba de pensar. Nadie más tenía ese poder, sólo ella, sólo Shizuru.


Sonrió lentamente mientras la miraba. Y ella pareció comprenderlo al asentir con la cabeza. Se marchó de allí mientras la veía apurarse. Justo cuando la mayoría de las chicas se había acercado a su alrededor, un chico pasó corriendo y tomándola de la mano se la llevó. La mayoría de chicas se quedó pensando que había pasado. Siguieron al chico que había dado vuelta en una esquina pero al llegar ellas, tanto Shizuru como aquel chico habían desaparecido.


- Shizuru-sama, se encuentra bien?

- Si, muchas gracias.

- No tiene que agradecerme, Shizuru-sama; ese es mi deber – decía el chico que seguía inclinado a los pies de la chica.

- Por favor, no te inclines más – Shizuru se había acercado – mírame…mírame Akira!

- Shizuru-sama… - Confío mi vida en ti, Akira. Debes ser capaz de comprenderlo…

- Si. Shizuru… - Akira interrumpió la frase al ver la mirada de Shizuru. A pesar de ser la persona encargada de la vigilancia de Shizuru, Akira a veces temía no poder cumplir con ello. Se encargaba de la comida de Shizuru y de revisar las rutas seguras de la chica de Kyoto. La heredera de la Familia Fujino. Hija única. Pero por lo mismo creciendo en soledad. Sólo le conocía un amigo. Homura Nagi y últimamente Kuga Natsuki se estaba acercando mucho.


Recordó la primera vez que la vió. Parecía una princesa salida de las pinturas de antaño. Un kimono que bien podría comprar su vida. Pero lo que era verdaderamente atrayente de ella era ese encanto.


Akira había cometido un error durante su ensayo e iba a castigársele de una forma tal que no repitiese el mismo error. Shizuru intervino.


Para Akira, Shizuru fue como un dios. El Dios que le liberó de un castigo injusto. Sólo tenía cuatro años, era imposible hacer algo tan complicado a esa edad. Pero a partir de esa fecha, entregó cada hora a entrenarse. Hasta ser competente para hacerse cargo del cuidado de Shizuru-sama. Y ese día llegó. Abandonó todo lo que era su vida deportiva y se dedico a servir de guardaespaldas.


- Entonces por hoy, diviértete Akira. No importa con quién sea, sólo pásalo bien.

- Cómo usted ordene.


Akira se retiró en ese momento. Mientras lo que parecía ser un acto desinteresado de Shizuru, pasaba a segundas intenciones.


Y sin embargo no fue nada fácil. Tanto la hora de comida, como la salida de clases y desde luego su traslado a la Sala del Consejo Estudiantil estuvo lleno de contratiempos. Ya no sabía que debía hacer. Todo se estaba volviendo muy complicado. Las admiradoras no la dejaban ni a sol ni a sombra y de esa manera el encuentro con Natsuki se vería muy opacado. Escuchó pasos que se acercaban rápidamente y actuó por instinto.


Por lo pronto desaparecería mientras pudiera. Nagi había ayudado con ello, como era costumbre, y de esa manera huyó del Consejo estudiantil sin darse cuenta de que la persona que llegaba era precisamente Natsuki.


Para cuando la chica había entrado sólo quedaba Nagi dentro de la Sala. Nadie más estaba esperando a Natsuki.


Una parte de su corazón quería llorar, mientras se daba cuenta de que Shizuru no le había esperado.


Salió echando chispas de la sala del Consejo Estudiantil mientras Nagi se quedaba con un palmo de nariz.


Caminaba furiosamente por los pasillos del Fuuka cuando nuevamente la persona que había caído sobre ella la primera vez repitió la misma escena. Pero para ese momento, los nervios de Natsuki estaban al por mayor y entre su frustración y enojo tomó de nueva cuenta al chico y le dio una sonora bofetada.


El chico al que Natsuki le diese la bofetada esta vez se quedó sin gorra y un sedoso cabello castaño cayó, mientras el supuesto chico se sobaba la mejilla sin saber que pasaba.


- Shi…Shizuru…


Natsuki habló suavemente mientras su mano izquierda sujetaba la derecha con la cuál había golpeado a la persona que ahora la miraba de una forma que no atinaba a comprender.


- Natsuki…

- Lo siento, Shizuru! – Natsuki se había arrodillado junto a ella mientras miraba su rostro ligeramente rojo por el impacto de su palma.

- Qué pasó? – preguntó todavía una aturdida Shizuru.

- Shizuru yo… yo… lo siento, en verdad lo siento! – Natsuki había comenzado a llorar mientras se abrazaba al cálido cuerpo de la chica de Kyoto disfrazada de una manera horrible.

- Natsuki? – Shizuru se estaba poniendo mal de tener tan cerca de Natsuki – qué te ocurre, Natsuki?

- Pensé que te habías ido…pero qué haces vestida así???? – preguntó Natsuki al mirarla.

- Era la única forma de salir…- susurró Shizuru – ni siquiera pude ir de la manera normal hoy…y Nagi pensó que esta era la forma más adecuada.

- Shizuru?

- Si, Natsuki? – preguntó la castaña mientras se sobaba la mejilla.

- Cuantas veces has escapado de la misma manera?

- Sólo dos… - contestó Shizuru.

- Y la primera vez también caíste sobre una persona???

- Ahora que recuerdo…si – dijo Shizuru mientras trataba de entender a qué se refería Natsuki con tantas preguntas. - Aunque ya era algo tarde y no pude ver bien el ros… ¿Cómo sabes eso Natsuki? ¿Acaso esa vez…? Natsuki sonrió mientras recogía el chocolate que había caído de su portafolio.

- Lo lamento Shizuru … - susurró Natsuki – Se ha estropeado… - un ligero sollozo pudo escucharse – yo…yo quería que lo recibieras apropiadamente…



Shizuru tomó el pequeño envoltorio y lo abrió. Dentro había un honmei-choco (este es el chocolate verdadero o el que se le entrega a la persona especial).


- Natsuki…esto es…? - Te dije que me dieras tiempo para una respuesta…y yo…ya la tengo…



La voz de Natsuki se había quebrado ligeramente mientras miraba a Shizuru. Esta había tomado el chocolate y había probado una porción. Había sorpresa y muchas expresiones que Natsuki no entendía, pero tampoco le preocupaba. Si Shizuru estaba probándolo quería decir que había mucha probabilidad de que ese día…


- Debo decir que está bastante bueno – comentó mientras Natsuki enrojecía.

- Pero…debo irme por ahora, Natsuki…

- Eh? – ahora ella era la sorprendida.

- Es mi turno de pensarlo un momento…-contestó Shizuru mientras a Natsuki le estaba dando gana de apretarle ese hermoso cuello - Pero… no quiero que te sientas triste… - Shizuru estaba tan cerca que podía sentir su aliento cerca de su boca – Por el momento deberás conformarte con esto – dijo antes de darle un ligero beso e irse de allí.



Natsuki se quedó de pie de nueva cuenta sin saber que decir. No entendía porqué Shizuru estaba haciendo eso. Pero si la besaba ahora…significaba que…


- Shizuru!!!! – Natsuki salió corriendo detrás, y en eso demostró que era lo bastante buena, puesto que le dio alcance rápidamente. - Le tomó de la mano mientras le hacía dar vuelta y correspondiendo al beso que Shizuru le había dado antes de irse Natsuki le estaba dando otro.


Se separó lentamente de ella y sólo mencionó una frase. Una que hizo sonreír a Shizuru de una forma especial.


- Feliz San Valentín Shizuru…


Shizuru se alejó de una Natsuki que le miraba marcharse. Natsuki tomó camino poco después. Llegó a su casa rato después y una silenciosa Mai le estaba esperando. Se sentó a un lado de Mai mientras su mente repasaba lo de Shizuru. Si la primera vez había caído sobre una persona, y la segunda aparentemente era sobre la misma…quién era la otra persona???


- Natsuki…

- Mmm?

- Es muy difícil verdad?

- El qué?

- Después de dar el honmei-choco…

- Si? - Tienes que esperar hasta el San White para saber si…

- El San White??


Natsuki entendió lo que quería decir Mai. Si tu chocolate había sido aceptado, tendrías que esperar un largo mes para saber la verdadera respuesta de la persona…Tendría que esperar un largo mes…Maldijo por dentro a la castaña.


Mas a pesar de ello, en otro lado de allí, mientras Shizuru disfrutaba del sabor de un chocolate con una sonrisa en el rostro, ésta se opacó momentáneamente al sentir un zumbido en el oído.


- Ara…espero que ese recuerdo sea bueno… - dijo Shizuru mientras daba otra pequeña probada a ese chocolate que deseaba durase para siempre.