Hoy me he retrasado un poco con mi post, normalmente lo dejo listo uno o dos días antes, pero la semana se me ha ido en correr de aquí para allá. Comparto con ustedes mi alegría, pues hoy me he levantado sin el cantar de martillos chocando contra las paredes, soy tan feliz T.T
Sin más que comentar, les dejo con la continuación de esta historia. Como siempre les recuerdo, pueden visitar el blog de su autora.
Enjoy!
Autora: Eli
Capítulo 5: Una cena a la luz de las velas.
El siguiente día era viernes. Desperté al sonar mi despertador y salí rápido de la casa luego de la ducha, tenía apuro por llegar a la universidad para esperar a la bella Eileen Johnson para confirmar nuestra cena de esa noche. Este era un evento importante, era la noche en que intentaría averiguar si ella era como yo homosexual o si era su primera experiencia, así sabría como comportarme con respecto al tema.
Ya lo tenía todo pensado, en algún momento le preguntaría su posición respecto de la aprobación del matrimonio gay en España, pues viniendo ella de Estados Unidos podría ser que estuviera en contra, lo cual sería un signo inequívoco de que perdía mi tiempo amándola.
Pero estaba segura que ella sentía por lo menos algo de confusión respecto a mi, que no me era indiferente.
Mientras iba camino a la universidad, me puse a pensar en algo que había olvidado: la advertencia de la mujer desconocida. Recordaba su voz claramente, así que me propuse encontrarla para averiguar que pretendía.
Aparqué la moto en el estacionamiento pensando aún en la mujer. Ella hablaba en serio, no bromeaba respecto a sus advertencias: “a la tercera advertencia algo malo va a sucederte...”. Sacudí la cabeza como para desterrar los pensamientos sobre el tema y me puse en marcha al edificio de la universidad.
Llegué a mi casillero y tomé mis cuadernos, pero al sacarlos noté que caía un papel al piso. Lo tomé, era una hoja doblada en cuatro. Mi mente de inmediato pensó en que sería una segunda advertencia, la desdoblé segura que adentro habría una nota de esa mujer que me había amenazado.
Abrí la nota completamente y suspiré tomando mucho aire. Observé la letra antes de leer, eran letras muy ordenadas, ni muy grandes ni muy pequeñas, el espacio entre las palabras era exacto, miré la parte de abajo del papel, la firma. La examiné y entonces volví al inicio de la página para comenzar a leer:
Al terminar de leer fruncí el ceño, había algo en la nota que no me gustaba, algo no andaba bien. Entonces vi que en la ultima línea había un post data:
Comencé a respirar agitadamente de rabia. Alguien no me quería cerca de Eileen, alguien sería capaz de cualquier cosa por alejarme de ella, o al menos eso me pareció.
Cerré el casillero de un golpe violento y arrugué la nota. Permanecí unos segundos allí con la mano apoyada aún contra la puerta que acababa de cerrar. Entonces noté que había alguien mirándome.
- ¿Está todo bien?- me preguntó una voz, que en otras circunstancias me hubiera encantado oír; era Eileen que llegaba con su mochila al hombro en busca de sus cuadernos a su casillero que estaba un poco más allá del mío.
- No lo sé...- respondí escuetamente, intentando reponerme de la rabia para no descargarme con ella.
- I’m sorry, no quise molestarte- dijo, y estaba a punto de seguir su camino cuando le dije:
- Espera, es sólo que...- comencé a explicar -: hay alguien amenazándome, me dejó una nota en mi casillero y si recibo una más, algo malo va a sucederme.
- ¿Alguien amenazándote?, ¿y por qué?- preguntó, noté cierto nerviosismo en su voz, pero quizás era sólo paranoia.
- Bueno... si- le dije, no quería que supiera la razón por la que estaba siendo amenazada por esa mujer desconocida.
- Alguna razón ha de haber ¿no?
- Esta persona – dije mostrando la nota arrugada en mi mano-: quiere que me aleje de ti.
- ¿Cómo?, ¿de mi?- parecía extrañada, pero fingidamente extrañada; eso no me estaba gustando nada.
- ¿Sabes? No quiero hablar de eso ahora,- miré mi reloj y dije-: debo irme, tengo clases.
Era mentira, no tenía clases temprano ese día, pero no quería seguir con la sensación de que ella me estaba escondiendo algo.
Comencé a caminar en dirección contraria a la de ella.
- ¿Te veo a las 8ºº?- me preguntó antes que desapareciera doblando en una esquina.
- Claro, pasaré por tu casa- le dije fingiendo una gran sonrisa. Seguí mi camino... me iría bajo mi árbol favorito, allí al menos nadie me molestaría, podría pensar las cosas hasta que me tocara ir a clases.
Pasé el día en una nube, aislada en mi propio mundo, analizando todo lo que había pasado miércoles y jueves. Yo miraba a Eileen desde mucho antes, desde que había llegado desde Norteamérica, ya iban casi cinco meses; mientras que yo ya llevaba un año en España.
Como era posible que en cinco meses ella no se diera cuenta que yo la observaba, era extraño, porque yo no disimulaba.
Decidí que saldría con ella de todos modos esa noche de viernes; porque aunque todo estaba muy extraño aún la amaba.
Y así de rápido se me fueron las horas, las clases acabaron a las 6ºº, así es que regresé a mi casa para prepararme para salir. Escogí mi ropa con cuidado, tomé una ducha y me arreglé el cabello en una trenza. A pesar de lo que ocurría, quería agradar a Eileen, y mientras me peinaba, imaginaba que al dejarla en su casa me invitaría a subir a su apartamento, me imaginé subiendo las escaleras y entrando en su departamento, allí, una vez cerrada la puerta la besaría y ella respondería besándome también. Esta fantasía se hizo recurrente desde la noche del miércoles cuando me invitó a subir por primera vez.
A las 7ºº estaba lista, me puse mi chaqueta de cuero negra y el casco negro de la motocicleta que no era el mismo de todos los días, y entonces salí de mi casa camino a recoger a mi pretendida.
Aceleré la motocicleta y partí a casi 200 km/h, sentía el viento refrescante animándome a conquistar a la mujer que amaba. En un semáforo rojo me detuve y aproveché para tomar aire, convenciéndome a mi misma que lo sucedido en la mañana no tenía ninguna importancia. A la luz verde aceleré otra vez y no me detuve hasta llegar al edificio donde vivía Eileen.
Me quité el casco y llamé por el teléfono celular a Eileen para que bajara.
- ¿Si?- respondió ella.
- Soy yo, estoy afuera de tu edificio.- dije y corté de inmediato sin decir nada más, estaba segura que eso me garantizaría que ella no demoraría en bajar.
Y así fue, no demoró ni siquiera un minuto en estar lista. Al llegar a mi lado me besó en la mejilla y subió al asiento trasero de mi motocicleta preguntando:
- ¿Adónde me llevarás?
- No lo sé...- dije haciéndome la interesante-: ¿te gusta la comida italiana?
- Mm... sip- respondió después de pensar un poco.
- Afirmarte- le dije mientras volvía a encender el motor para volar por Madrid hasta un pequeño restaurante donde tenía reservada una pequeña sala privada para dos personas.
Esa era sin duda una excelente forma de olvidar mi problema de la mañana, correr a toda velocidad con Eileen sujetándose a mi cintura, muy cerca de mi.
Y llegamos al restaurante, eran aproximadamente las 8:15. Aparqué cerca de la puerta; amarré el casco al asiento y aseguré el contacto de la llave para que no me robaran mi posesión más preciada. Eileen y yo caminamos juntas a la puerta, allí hablé con un hombre que nos saludó cortésmente:
- Buenas noches, ¿Tiene usted reservación?
- Si, está a nombre de Takashi Katsumi, dos personas- respondí en un español casi perfecto.
- Takashi...- miró el libro de reservaciones y luego llamó a un camarero-: mesa trece.
- Síganme, por aquí- dijo el mozo, caminando con agilidad hacia el fondo del local. Lo seguimos esquivando mesas, hasta que llegamos a un cuarto no muy grande, con una mesa con dos sillas e iluminado todo con sólo un par de velas en la mesa.
- ¿Enciendo la luz?- preguntó el camarero.
- No, deja las velas- respondí.
- Vengo en seguida a tomar su orden- dijo el mozo y luego de entregarnos la carta, salió del cuarto cerrando la puerta.
- ¡Vaya!- dijo Eileen quitándose su chaqueta de mezclilla, la dejó en un colgador que había allí y ocupó una de las sillas-: no me esperaba que hicieras algo así.
- ¿Algo como qué?- pregunté ingenuamente mientras tomaba asiento y ponía la servilleta sobre mis rodillas.
- Como reservar una sala privada.- dijo sonriéndome ampliamente.
- Soy una buena perdedora- le respondí para no tener que confesar que hacía esto para tratar de enamorarla.
- Esto está muy bien- dijo tomando la carta. Yo también tomé la carta (había dos por supuesto) y miré los platos.
- Te recomiendo que ordenemos una lasaña y ensalada, porque los platos aquí son grandes.- le sugerí sin levantar la vista de los platos que ofrecía el restaurante. Levanté la vista para mirarla, le sonreí y le guiñé un ojo, a lo que ella respondió sonriéndome también y sonrojándose un poco. Entonces asintió con la cabeza, aprobando mi sugerencia.
En eso llegó el mozo y ordenamos la comida.
Mientras esperábamos la cena, hablamos de todo un poco; ella me contó de su familia en Estados Unidos, hasta antes de viajar a España vivía con sus padres en California, no se llevaba muy bien con su madre, pero tenía excelente relación con su padre.
A lo largo de la noche, me contó que era la menor de tres hermanos. Tenía un hermano mayor, de treinta años, ya casado, con un hijo de poco más de un año de vida. Al medio había otro hermano dos años mayor que estudiaba y vivía aún en California. Y por último estaba ella, con veintitrés años vivía en España alejada de los amigos de la infancia, todo por cumplir su sueño de ser abogada. Me explicó que podría haber estudiando en Estados Unidos, pero que tendría mayor oportunidad de ser mejor abogada si estudiaba lejos de su familia y además en un país tan abierto a la juventud como España.
Yo la comprendía perfectamente, pues allá en Japón mi vida no era muy correcta, era más bien desbocada y sin rumbo. Le conté a Eileen que mis padres me habían despreciado, que me habían desheredado por algo que había hecho, que según ellos atentaba contra el honor familiar, cosa muy importante en Japón. Así es que desde los veinte años que me manejaba sola, tenía ya veinticuatro y desde que no vivía con mis padres las cosas eran mucho más simples para mi. Yo venía de una familia numerosa, éramos diez hermanos; siendo yo la mayor tenía la responsabilidad de cuidarlos a todos los otros nueve en ausencia de mis padres, carga bastante pesada tomando en cuenta la clase de vida que llevaba por las noches.
Y así, hablando de nuestras familias se nos acabó la comida, incluyendo el postre, así es que pedí la cuenta, pagué la cena y salimos del restaurante. Nos subimos a la motocicleta y antes de partir ella me dijo:
- Hoy si subirás conmigo a mi apartamento.
Yo no dije nada, sólo sonreí y arranqué a toda pastilla camino a la casa de Eileen, habiendo pasado ya casi tres horas desde que saliéramos.
Notas de la autora:
Este es el capitulo que más me ha costado escribir, porque de verdad le tengo mucho cariño a katsumi... pero es necesario que todo esto pase, espero que lo disfruten mucho... :D
Sin más que comentar, les dejo con la continuación de esta historia. Como siempre les recuerdo, pueden visitar el blog de su autora.
Enjoy!
Autora: Eli
Capítulo 5: Una cena a la luz de las velas.
El siguiente día era viernes. Desperté al sonar mi despertador y salí rápido de la casa luego de la ducha, tenía apuro por llegar a la universidad para esperar a la bella Eileen Johnson para confirmar nuestra cena de esa noche. Este era un evento importante, era la noche en que intentaría averiguar si ella era como yo homosexual o si era su primera experiencia, así sabría como comportarme con respecto al tema.
Ya lo tenía todo pensado, en algún momento le preguntaría su posición respecto de la aprobación del matrimonio gay en España, pues viniendo ella de Estados Unidos podría ser que estuviera en contra, lo cual sería un signo inequívoco de que perdía mi tiempo amándola.
Pero estaba segura que ella sentía por lo menos algo de confusión respecto a mi, que no me era indiferente.
Mientras iba camino a la universidad, me puse a pensar en algo que había olvidado: la advertencia de la mujer desconocida. Recordaba su voz claramente, así que me propuse encontrarla para averiguar que pretendía.
Aparqué la moto en el estacionamiento pensando aún en la mujer. Ella hablaba en serio, no bromeaba respecto a sus advertencias: “a la tercera advertencia algo malo va a sucederte...”. Sacudí la cabeza como para desterrar los pensamientos sobre el tema y me puse en marcha al edificio de la universidad.
Llegué a mi casillero y tomé mis cuadernos, pero al sacarlos noté que caía un papel al piso. Lo tomé, era una hoja doblada en cuatro. Mi mente de inmediato pensó en que sería una segunda advertencia, la desdoblé segura que adentro habría una nota de esa mujer que me había amenazado.
Abrí la nota completamente y suspiré tomando mucho aire. Observé la letra antes de leer, eran letras muy ordenadas, ni muy grandes ni muy pequeñas, el espacio entre las palabras era exacto, miré la parte de abajo del papel, la firma. La examiné y entonces volví al inicio de la página para comenzar a leer:
“Katsumi: Ayer fue una tarde genial, me encantó estar contigo. Aunque yo no se que es esto, fue algo extraño, siento que contigo puedo hablar; te conozco, lo sé... Pero todo esto es muy raro para mi, es la primera vez que siento esto con una mujer. No quiero echar a perder las cosas, así es que por eso preferí escribirte, porque si no lo hacía no te diría esto nunca, estas comenzando a gustarme... Bueno, lo he escrito, espero que esto no arruine la amistad que hemos conseguido en los últimos días.
Eileen Johnson”
Al terminar de leer fruncí el ceño, había algo en la nota que no me gustaba, algo no andaba bien. Entonces vi que en la ultima línea había un post data:
“P.D.: ¿Qué?, ¿creíste de verdad que ella te escribiría?, esta es la segunda advertencia, aléjate de Eileen.”
Comencé a respirar agitadamente de rabia. Alguien no me quería cerca de Eileen, alguien sería capaz de cualquier cosa por alejarme de ella, o al menos eso me pareció.
Cerré el casillero de un golpe violento y arrugué la nota. Permanecí unos segundos allí con la mano apoyada aún contra la puerta que acababa de cerrar. Entonces noté que había alguien mirándome.
- ¿Está todo bien?- me preguntó una voz, que en otras circunstancias me hubiera encantado oír; era Eileen que llegaba con su mochila al hombro en busca de sus cuadernos a su casillero que estaba un poco más allá del mío.
- No lo sé...- respondí escuetamente, intentando reponerme de la rabia para no descargarme con ella.
- I’m sorry, no quise molestarte- dijo, y estaba a punto de seguir su camino cuando le dije:
- Espera, es sólo que...- comencé a explicar -: hay alguien amenazándome, me dejó una nota en mi casillero y si recibo una más, algo malo va a sucederme.
- ¿Alguien amenazándote?, ¿y por qué?- preguntó, noté cierto nerviosismo en su voz, pero quizás era sólo paranoia.
- Bueno... si- le dije, no quería que supiera la razón por la que estaba siendo amenazada por esa mujer desconocida.
- Alguna razón ha de haber ¿no?
- Esta persona – dije mostrando la nota arrugada en mi mano-: quiere que me aleje de ti.
- ¿Cómo?, ¿de mi?- parecía extrañada, pero fingidamente extrañada; eso no me estaba gustando nada.
- ¿Sabes? No quiero hablar de eso ahora,- miré mi reloj y dije-: debo irme, tengo clases.
Era mentira, no tenía clases temprano ese día, pero no quería seguir con la sensación de que ella me estaba escondiendo algo.
Comencé a caminar en dirección contraria a la de ella.
- ¿Te veo a las 8ºº?- me preguntó antes que desapareciera doblando en una esquina.
- Claro, pasaré por tu casa- le dije fingiendo una gran sonrisa. Seguí mi camino... me iría bajo mi árbol favorito, allí al menos nadie me molestaría, podría pensar las cosas hasta que me tocara ir a clases.
Pasé el día en una nube, aislada en mi propio mundo, analizando todo lo que había pasado miércoles y jueves. Yo miraba a Eileen desde mucho antes, desde que había llegado desde Norteamérica, ya iban casi cinco meses; mientras que yo ya llevaba un año en España.
Como era posible que en cinco meses ella no se diera cuenta que yo la observaba, era extraño, porque yo no disimulaba.
Decidí que saldría con ella de todos modos esa noche de viernes; porque aunque todo estaba muy extraño aún la amaba.
Y así de rápido se me fueron las horas, las clases acabaron a las 6ºº, así es que regresé a mi casa para prepararme para salir. Escogí mi ropa con cuidado, tomé una ducha y me arreglé el cabello en una trenza. A pesar de lo que ocurría, quería agradar a Eileen, y mientras me peinaba, imaginaba que al dejarla en su casa me invitaría a subir a su apartamento, me imaginé subiendo las escaleras y entrando en su departamento, allí, una vez cerrada la puerta la besaría y ella respondería besándome también. Esta fantasía se hizo recurrente desde la noche del miércoles cuando me invitó a subir por primera vez.
A las 7ºº estaba lista, me puse mi chaqueta de cuero negra y el casco negro de la motocicleta que no era el mismo de todos los días, y entonces salí de mi casa camino a recoger a mi pretendida.
Aceleré la motocicleta y partí a casi 200 km/h, sentía el viento refrescante animándome a conquistar a la mujer que amaba. En un semáforo rojo me detuve y aproveché para tomar aire, convenciéndome a mi misma que lo sucedido en la mañana no tenía ninguna importancia. A la luz verde aceleré otra vez y no me detuve hasta llegar al edificio donde vivía Eileen.
Me quité el casco y llamé por el teléfono celular a Eileen para que bajara.
- ¿Si?- respondió ella.
- Soy yo, estoy afuera de tu edificio.- dije y corté de inmediato sin decir nada más, estaba segura que eso me garantizaría que ella no demoraría en bajar.
Y así fue, no demoró ni siquiera un minuto en estar lista. Al llegar a mi lado me besó en la mejilla y subió al asiento trasero de mi motocicleta preguntando:
- ¿Adónde me llevarás?
- No lo sé...- dije haciéndome la interesante-: ¿te gusta la comida italiana?
- Mm... sip- respondió después de pensar un poco.
- Afirmarte- le dije mientras volvía a encender el motor para volar por Madrid hasta un pequeño restaurante donde tenía reservada una pequeña sala privada para dos personas.
Esa era sin duda una excelente forma de olvidar mi problema de la mañana, correr a toda velocidad con Eileen sujetándose a mi cintura, muy cerca de mi.
Y llegamos al restaurante, eran aproximadamente las 8:15. Aparqué cerca de la puerta; amarré el casco al asiento y aseguré el contacto de la llave para que no me robaran mi posesión más preciada. Eileen y yo caminamos juntas a la puerta, allí hablé con un hombre que nos saludó cortésmente:
- Buenas noches, ¿Tiene usted reservación?
- Si, está a nombre de Takashi Katsumi, dos personas- respondí en un español casi perfecto.
- Takashi...- miró el libro de reservaciones y luego llamó a un camarero-: mesa trece.
- Síganme, por aquí- dijo el mozo, caminando con agilidad hacia el fondo del local. Lo seguimos esquivando mesas, hasta que llegamos a un cuarto no muy grande, con una mesa con dos sillas e iluminado todo con sólo un par de velas en la mesa.
- ¿Enciendo la luz?- preguntó el camarero.
- No, deja las velas- respondí.
- Vengo en seguida a tomar su orden- dijo el mozo y luego de entregarnos la carta, salió del cuarto cerrando la puerta.
- ¡Vaya!- dijo Eileen quitándose su chaqueta de mezclilla, la dejó en un colgador que había allí y ocupó una de las sillas-: no me esperaba que hicieras algo así.
- ¿Algo como qué?- pregunté ingenuamente mientras tomaba asiento y ponía la servilleta sobre mis rodillas.
- Como reservar una sala privada.- dijo sonriéndome ampliamente.
- Soy una buena perdedora- le respondí para no tener que confesar que hacía esto para tratar de enamorarla.
- Esto está muy bien- dijo tomando la carta. Yo también tomé la carta (había dos por supuesto) y miré los platos.
- Te recomiendo que ordenemos una lasaña y ensalada, porque los platos aquí son grandes.- le sugerí sin levantar la vista de los platos que ofrecía el restaurante. Levanté la vista para mirarla, le sonreí y le guiñé un ojo, a lo que ella respondió sonriéndome también y sonrojándose un poco. Entonces asintió con la cabeza, aprobando mi sugerencia.
En eso llegó el mozo y ordenamos la comida.
Mientras esperábamos la cena, hablamos de todo un poco; ella me contó de su familia en Estados Unidos, hasta antes de viajar a España vivía con sus padres en California, no se llevaba muy bien con su madre, pero tenía excelente relación con su padre.
A lo largo de la noche, me contó que era la menor de tres hermanos. Tenía un hermano mayor, de treinta años, ya casado, con un hijo de poco más de un año de vida. Al medio había otro hermano dos años mayor que estudiaba y vivía aún en California. Y por último estaba ella, con veintitrés años vivía en España alejada de los amigos de la infancia, todo por cumplir su sueño de ser abogada. Me explicó que podría haber estudiando en Estados Unidos, pero que tendría mayor oportunidad de ser mejor abogada si estudiaba lejos de su familia y además en un país tan abierto a la juventud como España.
Yo la comprendía perfectamente, pues allá en Japón mi vida no era muy correcta, era más bien desbocada y sin rumbo. Le conté a Eileen que mis padres me habían despreciado, que me habían desheredado por algo que había hecho, que según ellos atentaba contra el honor familiar, cosa muy importante en Japón. Así es que desde los veinte años que me manejaba sola, tenía ya veinticuatro y desde que no vivía con mis padres las cosas eran mucho más simples para mi. Yo venía de una familia numerosa, éramos diez hermanos; siendo yo la mayor tenía la responsabilidad de cuidarlos a todos los otros nueve en ausencia de mis padres, carga bastante pesada tomando en cuenta la clase de vida que llevaba por las noches.
Y así, hablando de nuestras familias se nos acabó la comida, incluyendo el postre, así es que pedí la cuenta, pagué la cena y salimos del restaurante. Nos subimos a la motocicleta y antes de partir ella me dijo:
- Hoy si subirás conmigo a mi apartamento.
Yo no dije nada, sólo sonreí y arranqué a toda pastilla camino a la casa de Eileen, habiendo pasado ya casi tres horas desde que saliéramos.
Notas de la autora:
Este es el capitulo que más me ha costado escribir, porque de verdad le tengo mucho cariño a katsumi... pero es necesario que todo esto pase, espero que lo disfruten mucho... :D
wooooooooooooowwwwww XDDDDDDDDDDD n}muy padre este capitulo demaciado entretenido jajaj espero con ansias el siguiente lo dejaron en lo intereasnte
ResponderEliminarque tortura bueno espero pronto la continuacion sigan asi
XDDDDDDDDDDDDDDDD
Muy buena la historia, me gustó desde el principio. Continúa con ella. Gracias
ResponderEliminarayyy... eso d la mañana no mwusta... y menos cuando se sospecha k la chava esta sabe algo d las "advertencias"
ResponderEliminarmmm... tanta insistencia por k suba... algo ha de pasar...