Reiniciando la vida - Capítulo 3

Hola a tod@s! Por segundo día consecutivo, Akari al habla. Hoy de casualidad encuentro mi portátil entre tanto desorden en mi escritorio.  Bueno, a lo que vinimos, seguimos con esta historia que me complace tener en nuestro baúl. Recuerden que pueden visitar el blog de su autora y además dejar sus comentarios.

Autora: Eli

Capítulo 3: La amenaza.

Esa noche soñé con ella, en mi sueño ella me quería, me buscaba para decirme que me amaba al encontrarme estaba a punto de besarme, cuando sonó el despertador anunciando que era hora de levantarme para encontrarme con la Eileen real en la universidad.

 Medio dormida entré a la ducha y de igual forma salí para vestirme, entonces bajé a desayunar; recién en ese momento, cuando comencé a beber el café caliente logré despabilar. Miré la hora, era tarde. Cogí las llaves y el casco de la motocicleta y partí volando a la universidad (lo cual es sólo un decir, pues todo el mundo sabe que las motocicletas no vuelan :P).

 En la entrada me desmonté de la moto y entré caminando dirigiéndome a mi estacionamiento de siempre, luego corrí hacia la sala donde tenía clase; mientras corría, me topé con Eileen que se aprestaba a entrar a su clase. Paré en seco mi carrera para besarla en la mejilla y luego, sin decir nada, continué mi carrera para llegar a clases.

 Entré al aula con una gran sonrisa, me disculpé con el profesor por llegar tarde y fui a sentarme con mis amigas que no estaban nada asombradas de que yo llegara tarde. Una de ellas me preguntó:

- ¿Por qué tan contenta? Parece que algo bueno te ha pasado.

- Pues no – mentí, ella no sabía quien era mi amor platónico y esperaba que no lo supiera pues era ella en extremo homo fóbica, aunque eso es bastante estúpido porque si alguien de verdad te quiere te aceptará seas como seas, con tus mañas y gustos, sean normales o lo que la gente llama anormal.

- Bueno pues, si no me quieres contar...- me dijo, dándose cuenta de mi mentira y volvió a enfocarse en la clase.

 Mi amiga, la que sabe todo sobre mi (que por cierto se llama Antonia, una chica española muy simpática) me miró desde el asiento al lado de la otra amiga con una gran interrogante en la cara, sabía que nada más acabada la clase me acribillaría a preguntas.

 Demás está decir que no logré concentrarme en toda la clase, pensé todo el tiempo en volver a ver a Eileen, quería saber como estaba, que estaba haciendo , con quien estaba, que pensaba en mi, y sobretodo esto último, me importaba particularmente porque si ella no tenía una buena imagen mía no querría estar conmigo y se desvanecería toda posibilidad de poder conquistarla.

- Bien chicos, ha sido todo por hoy, podéis iros.- dijo el profesor. Comenzó el ruido en el aula, todos ordenaron sus cosas y comenzaron a salir. Yo también guardé mis cosas, pero me tomé mi tiempo porque Antonia me esperaba de brazos cruzados, era muy típico de ella preocuparse por lo que me pasaba; desde que sabía de mi homosexualidad se preocupaba de mi, de que no me fuera a dañar siguiendo algún imposible, era mi mejor amiga.

- Katsumi – me dijo -: ¿qué ha pasado? Estás radiante de felicidad.

- Antonia.. ayer fue un día genial. – le dije sin dar más información, me encantaba hacer que se desesperara esperando que le contara mis cosas.

- ¿Ah si? Te vi ayer sentada con la norteamericana.

- Se llama Eileen Johnson, es muy simpática; - hice una pausa para mirar por la ventana y continué -: ayer por la noche salimos juntas, la llevé a la batalla de bandas.

- ¿Saliste con ella?, ¿quieres decir que ella es... – miró a todos lados del aula y dijo en voz baja -: ...como tu?

- No lo sé aún, pero debemos salir de nuevo, apostamos una cena a la banda ganadora y bueno... perdí, así es que tengo que pagarle una cena donde ella quiera. Espero averiguar más detalles de su vida allí.

- Vaya... y pensar que hasta ayer te decía yo que no siguieras mirándola.

- Es muy sencilla, me resultó fácil mantener una conversación con ella – estuve a punto de contarle que la había llevado a su casa en mi motocicleta y que me había invitado a entrar con ella, pero me arrepentí, pues quería guardarme la emoción de haberla tenido tan cerca sólo para mi.

- ¿No pasó nada? – me preguntó como si supiera que le ocultaba algo. Yo con toda tranquilidad, muy caradura le respondí:

- Nada de nada. – le sonreí y la invité a que saliéramos del aula.

 Fuimos al patio a reunirnos con el resto del grupo, era muy entretenido ser cómplices en algo que las demás no sabían; me divertía mucho que me preguntaran cosas y no contestar nunca, o bien mentía diciendo que había conocido a un tío muy majo o cosas parecidas, siendo que a mi los tíos no me gustan.

 Seguí toda la mañana en clases hasta que llegó la hora del almuerzo. A esa hora me separé de mi grupo de amigas y fui al estacionamiento a buscar mi almuerzo a la motocicleta (comida japonesa cocinada por mi la noche anterior) determinada a comerlo a solas bajo la sombra de algún árbol. Necesitaba tiempo a solas para meditar mi próximo movimiento respecto a Eileen para no echar a perder lo avanzado.

 Bajo el asiento de mi motocicleta estaba esperándome mi almuerzo, lo tomé, cerré la tapa del asiento y caminé a mi lugar favorito para comer sola. Cuando llegué puse el almuerzo en el suelo, me saqué el bolso y estaba a punto de sentarme cuando escuché pasos a mi espalda; me volví para ver quien era, pero el sol me encandilaba así que no pude identificar a la persona que estaba de pie un poco más allá., era una mujer, eso sí, pero no sabía quien.

- Te advierto... aléjate de la norteamericana - dijo la mujer, su voz me era absolutamente desconocida.

- ¿Qué?, ¿Quién eres? – pregunté a la sombra tratando de cubrirme los ojos con las manos.

- No te importa quién soy... sólo aléjate de ella.

- ¡Claro que no! Ella me agrada – dije sin disimular que sentía mucho más que agrado por Eileen.

- Esta es la primera advertencia, si no lo haces – amenazó -: a la tercera advertencia algo malo va a sucederte...

Entonces la silueta  se esfumó antes que yo pudiera decir nada...