Jibun no Unmei cap XLIV

Bueno, quiero terminar de publicar este fic atrasadísmo a la brevedad posible. Así q sigamos en donde lo dejé u.u antes de que también pase a mi baúl de "los olvidados" y no son precisamente novelas vaqueras ¬¬  XD

Jibun no Unmei cap XVIV Efecto Fujino parte 2

Ugh! Fue lo único que pudo exclamar en ese momento. El dolor le martilleaba en la cabeza. Al abrir los ojos pensó que estaba ciega, puesto que no podía mirar nada en absoluto a su alrededor. Hasta que notó estar dentro de una cama bastante extraña.

-¿Dónde estoy?- Quiso incorporarse pero se dio cuenta demasiado rápido que estaba con algo encima que le impedía moverse – ¿qué es esto? – el dolor de cabeza regresó nuevamente, haciéndole quejarse aunque en un débil lamento. Escuchó un ruido proveniente de alguna parte y la extraña cama donde se encontraba se deslizó lentamente mientras se hacía la luz. En ese instante pensó que era mejor haberse quedado a oscuras.

-Shizuru-san – susurró una voz a un costado suyo.

-Youko-sensei! – reconoció Shizuru en ese momento.

-Me alegra verte tan recuperada, Shizuru-san. Me preocupé mucho cuando ayer te trajeron en plena madrugada.

-Ayer? ¿Qué es lo que ha pasado?

-Llevas un día durmiendo, Shizuru-san. Perdiste demasiada sangre. Hemos hecho una minioperación de urgencia y te hemos administrado intravenosas.

Shizuru se paralizó levemente. Miró detenidamente a Youko mientras trataba de asimilar la información que ella le había dado en ese momento.

-No hay donantes de mi tipo de sangre en Fuuka…-musitó levemente – lo sé porque ese ha sido un problema muy comentado entre mi familia…de dónde…?

-Oh! Es que no usé sangre contigo realmente Shizuru –san – sonrió Youko – simplemente estabilizamos para controlar la herida en la cabeza, soluciones parenterales. No lo presiones – recomendó Youko al ver a Shizuru levantar la mano con dirección a su cabeza.

-Dónde está Natsuki? – preguntó fríamente Shizuru – Ella estaba conmigo…

-No he visto a Natsuki-san. A diferencia de otros colegios, el Fuuka lleva un diferente sistema de estudio y como sabrás…ayer empezamos las vacaciones.

-Ya veo – contestó Shizuru lentamente.

Youko dio un largo suspiro de forma sutil. Que frialdad –musitó para sus adentros – Las personas de ese tipo de sangre siempre son de esa manera. Inclusive él – pensó para sí también. Lo vió llegar con Shizuru en brazos acompañado de Okuzaki mientras preguntaba que había pasado. 

-No lo sé – respondió rápidamente – Akira la ha encontrado en un callejón. Yo les he encontrado rato después mientras salía de un bar – contestó.

-Okuzaki-kun!

-No sé nada, Youko-sensei. Estuve buscando a Shizuru-sama largo rato hasta dar con ella. Su medallón había caído y no tenía forma de encontrarla más rápido.

Youko se acercó lentamente a Shizuru mientras miraba detenidamente la herida- La cerraré y le pondré un sedante. Pero esto impedirá que asista a la ceremonia de entrega de papeles en unas horas – comentó.

-No importa –contestó Sei – yo iré por ellos. Qué más le hace falta, sensei. Si es por sangre puede tomar de la mía. Shizuru-san y yo tenemos el mismo tipo. Lo que nos hace compatibles.

Youko recordó esa rápida conversación. Fujimoto dejó a Shizuru a su cuidado, mientras él se encargaría de los detalles. Y como invocado, el teléfono sonó en ese mismo instante para que le preguntase si podía entrar a verla. Youko abrió la puerta, mientras Sei entraba en la habitación.

Fujimoto era demasiado parecido a Shizuru en ocultar sus emociones. Shizuru lo miró lentamente mientras trataba de no mover la cabeza. Cada movimiento le hacía tener un dolor tremendo.

-Sei… - musitó brevemente – Natsuki…

-Todo está bien, Shizuru – le interrumpió – ella está bien.

Shizuru asintió despacio mientras cerraba los ojos. Shizuru durmió muchas más horas ese resto del día. Mientras Sei platicaba con Youko. Regresó por ella en la tarde, mientras agradecía infinitamente por los cuidados que le había dado.

Abandonaron la pequeña estancia particular de Youko con toda la rapidez del mundo y se dirigieron a una carretera que daba una vista espectacular al mar. Sólo entonces Shizuru preguntó.

-¿Qué fue lo que pasó realmente? Eso no fue una coincidencia.

-Lo sé – contestó Sei mientras miraba el retrovisor – es por eso que no quise venir con nadie más por ti.

-¿Dónde está Natsuki?

-Con sus padres en la mansión, no tienes de que preocuparte, todo saldrá bien.

-Y entonces por qué vamos en la dirección contraria? – preguntó Shizuru – mientras su mirada se perdía en los alrededores.

-Porque esta noche no la pasarás en la mansión, Shizuru. Vas a quedarte en otro lugar.

-No voy a ir a otro lugar, Sei – contestó fríamente- Quiero ir a donde está Natsuki, ahora.

Sei dio un largo suspiro para dejar escapar una sonrisa después. Miró por el retrovisor una vez más y oprimió un botón. El seguro de la puerta del costado de Shizuru se bloqueó en ese instante.

-¿Qué significa esto? – preguntó Shizuru desconcertada.

-Es una forma de precaución, Shizuru. No quiero que saltes en el asfalto apenas has salido de un ataque.

-No soy tan estúpida como para saltar de un auto en movimiento – dijo mientras lo miraba en ese instante.

Sei lo pensó. Los ojos de Shizuru eran como un par de rubíes cuando era feliz. Pero cuando se enfadaba como en ese instante, parecían inyectados en sangre. Un rojo sangre incapaz de contenerse. La futura heredera de los Fujino, sin duda hacía honor a su frialdad y sobrecontrol. Pero también como un ser humano tenía un punto débil. Uno llamado Kuga Natsuki.

-En verdad, Shizuru-san. A veces me gusta cuando reaccionas así y otras veces…prefiero no cumplir con tus caprichos.

-No entiendo que es lo que quieres decir…-musitó Shizuru entre dientes.

-Significa, que si haces lo que te digo al pie de la letra, puedo garantizarte la integridad de Kuga-san. Si insistes en desobedecerme…Kuga-san puede sufrir un accidente…ya sabes que tan peligroso anda el mundo actualmente- dijo mientras se encogía de hombros.

-Eres un maldito…!

-Shhh… algunas personas somos muy sensibles con los insultos Shizuru-san.

Natsuki permanecía de pie en la ventana. Sus padres habían llegado y ella estaba bien, pero en esos momentos no le apetecía nada en absoluto. Tomó su celular y salió de allí. Recordaba como llegar. Deambuló largo rato hasta llegar a ese lugar.

-Yamada…-musitó levemente mientras entraba al lugar.

El mismo individuo de coleta que había visto tiempo atrás salió para saludarle.

-Oh!!! La señorita Kuga! – sonrió – qué le trae a mi humilde tienda a la hija de Kuga-kun?

-Hace dos días. Fui encontrada en este lugar – dijo Natsuki sin chistar – Quiero saber quién me encontró.

El ligero carraspeo de Yamada fue evidente – sacó una cajetilla de cigarros de un cajón y encendió uno. Aspiro profundo y dejó escapar el humo hacia arriba de una forma parecida a una fumarola.

-Bien, bien – dijo mientas depositaba la cajetilla de cigarrillos – yo te encontré tendida en la pared de mi negocio. Tenías parte de la ropa desgarrada y sostenías a una chica en brazos.

-Esa chica donde está?! – exclamó Natsuki- Qué pasó con ella!?

-Eso no lo sé – contestó Yamada rápidamente mientras soltaba otra bocanada de humo – el mismo sujeto que te llevó a ti se la llevó a ella. Vino junto con otra persona y las metieron a coches distintos.

-Cómo era ese sujeto? –preguntó.

-Alto. Cabello oscuro. Ojos azules…no recuerdo mucho de él….

-Así que no recuerdas…esa descripción se parece a muchas personas… -dijo mientras pensaba en Sei.

-Si, se fue dándome las gracias y me dejó su tarjeta para cualquier cosa.

Natsuki no sabía si asesinar a el mentiroso de Sei o a ese hombre inútil llamado Yamada. Sintió que la presión se concentraba en su cabeza. Sabía que se estaba poniendo roja del coraje. Lo intuía, lo presentía.

-Ya…Yamada…!

-Si, Kuga-san?

-Dame esa maldita tarjeta ahora mismo!! – bufaba Natsuki frente a él.

Yamada dejó escapar una carcajada profunda y amplia mientras le decía que su padre actuaba de la misma manera.

-No cabe duda que eres la hija de Takashi-san – sonrió una vez más mientras buscaba en el cajón del mostrador – Ah! Aquí está! – dijo y le tendió la tarjeta a Natsuki –La verdad era una persona bastante extraña.

Natsuki lo miró mientras tomaba la tarjeta. Era su oportunidad para atrapar a Sei con las patas en el lodo. El tipo sin duda alguna era un cerdo mintiendo de esa manera.

Dio vuelta a la tarjeta y su sonrisa se congeló –Qué es esto? – musitó. Al mirarla detenidamente, Natsuki no halló el nom,bre que esperaba. Tenía un aimpresión bonita y elegante. Pero en vez de Sei, el nombre que leyó decía…

-John Smith…

Natsuki miró nuevamente a Yamada, que daba de nueva cuenta una aspirada grande a su cigarrillo, mientras la columnilla de humo ascendia lentamente. Miro a su alrededor.  Dentro de su muy alocada mente, una idea había empezado a desarrollarse.

-Yamada

-Mm?

-Es hora de que hablemos - dijo mientras una sonrisa escapa de sus labios. La expresión de Yamada que al principio era de intriga, se convirtió en una lobuna de complicidad. Si. Había visto alguna vez esa chispa en otro rostro. Y el de esta chiquilla era particularmente interesante.