Delirium - Capítulo 10

Hola gente,

Me alegra estar de vuelta luego de unas buenas vacaciones, en parte siento nostalgia por los buenos momentos vividos pero por otro lado es agradable estar en mi cuarto, en mi cama, con mis cosas, mi Internet,... 

La mayoría habló y acá está la continuación de Delirium, además ilustrada con un pequeño regalo que Aru nos envió y me gustó mucho, seguro a ustedes también. Lo siento por las personas que esperan las otras opciones, trataré de publicarlas pronto.

Besos y buenas noches!

Advertencia: Este capítulo contiene algunos comentarios que pueden ser ofensivos para los religiosos. Lea bajo su propio criterio.

Autor: Aru

Capítulo 10: Llamadas telefónicas

El primer día de trabajo, quizás el más difícil de todos, adaptándose a la forma de ser de las cosas. Lily estaba realmente nerviosa; ése día había comprado ropa nueva, trajes de “gerente elegante”, zapatos de tacón, mallas oscuras, se arregló el cabello, rizándoselo en unas hermosas olas formadas por sus mechones dorados; se maquilló con cuidado y luego de creerse lista, se miró en el espejo.

“Bastante aceptable”

 Casi no se reconocía, el cambio había sido increíblemente grande.

Eran las seis de la tarde y por fin haría su primera aparición en un trabajo sumamente importante y que requería mucha presencia.

“Tranquilízate, Lily. Tampoco es como si fueras a modelar o algo por el estilo. Por ahora, lo más necesario es solventar las deudas y eso se hace en la oficina”

Estaba casi convencida de ese hecho, pero aún así, ¿Por qué esforzarse tanto en arreglarse? Bueno, mejor prevenir que lamentar; además, Shane había mencionado que tendría una cita ahí mismo en el restaurant y quería causar una buena impresión.

Salió de la habitación bastante pensativa, estando mas en sus interiores que en la tierra. Alice como casi siempre, no estaba y Will se encontraba en su habitación, incapaz de salir todavía, justo como Shane. Por ahora, los únicos en la casa eran Charles, los perros y la rubia.        

Bajó las escaleras con su abrigo en un brazo, dejando mostrar su elegante camisa blanca con una falda ejecutiva a la cintura que llegaba hasta sus rodillas. Cuando se disponía a salir para dirigirse a la parada de autobús fue detenida abruptamente por Charles, quién con su llamado fue capaz de sacar a Lily de su estado inerte.

-Disculpe señorita, Lily. ¿A dónde se dirige?-El señor habló con curiosidad, esperando a que la rubia respondiese, por su lado, la pregunta la confundió un tanto pero respondió.

-Al restaurant…-habló con cierta vacilación, puesto que le parecía extraño que aún desconfiaran de ella.

-He estado esperando este momento. Verá, la señorita Shane me ha dado órdenes explicitas de no dejarla partir si su intención era tomar el autobús.

-¿Y entonces cómo pretenden que vaya?-Preguntó Lily, con una inocencia casi torpe.

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-Debes estar bromeando-De verdad que la rubia no lo podía creer.

Un Mercedes Benz color perla se posaba elegantemente frente a sus ojos. Guardado apaciblemente dentro de la gigantesca cochera de Shane, dónde estaban todos sus autos.

-“No permitiré que uno de mis gerentes ande en transportes públicos” Es exactamente lo que ha dicho la señorita Shane; así que me dio la instrucción de darle su Mercedes para que esté cómoda.

-N-no puedo llevarme ese auto! Es mucho más de lo que necesito!

-Tómelo, ahora es suyo.  

-¿Cómo que ahora es mío?-Estaba exaltada, incrédula, asombrada. ¿Un auto? ¿De verdad Shane le había dado un auto? …Sólo los ricos hacen cosas como esas….sólo los ricos.

-Lo siento, no puedo tomarlo. No tengo derecho-Lily seguía firme en sus principios, en sus cabales, aunque por dentro babeaba por el vehículo.

-Considérelo como un préstamo.-Explicaba Charles, decidido a cumplir sus órdenes- Si gusta, puede pagarle el auto o devolvérselo cuando usted pueda; la señorita le ha dado plena libertad sobre él. Además, ése Mercedes sólo se ha conducido una vez desde que lo trajeron hace dos años. Si no va a tener uso, me temo que se estropeará, así que en parte, le está haciendo un favor.

-¿Que le estoy haciendo un favor? ¿En qué mente sana cabe eso? Por Dios Santo.- Lily se llevó una mano a la cabeza. Miró el auto, luego miró a Charles, luego volvió a mirar el auto, luego a Charles, entonces pensó en Shane y miró el auto otra vez.-Está bien, hagamos lo siguiente-Por fin, empezaba a mostrarse más propiamente algo de la personalidad de Lily, su hábito de ayudarse a hablar con las manos volvía a renacer, revoloteándolas de un lugar a otro.-Por ahora me llevaré el auto-Miró fijamente al señor, queriendo que éste le entregara el mensaje a Shane- pero cuando tenga suficiente dinero, compraré uno propio y éste volverá a ser el olvidado de la cochera ¿Entendido?

-Me alegra haber llegado a un acuerdo-Sonrió Charles, cándido.

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Lily sentía demasiado lujo a su alrededor, el mercedes parecía volar en el aire, el interior era de cuero y el volante tenía muchos botones. Uno de ellos abrió el techo, otro reprodujo el stereo, otro contactó con la operadora, otro reveló un reproductor de dvd, y así fue probando con cada uno de ellos en el camino al trabajo.

¿Ésta es ahora mi vida?  

Se vio en el espejo retrovisor, apariencia nueva, casa nueva, trabajo nuevo, auto nuevo. Realmente sentía que se estaba alejando de lo que había sido alguna vez. ¿Dónde estaban ahora los viejos jeans, el departamento humilde, y la notebook? No lo sabía en realidad, en algún inerte momento de su conciencia se habían perdido para darle paso a lo que pensaba, era una vida de tener cosas innecesarias.

Y mientras sentía la comodidad del asiento y aspiraba el olor a cuero nuevo, su mente se vio en la particularidad de ir un poco en el pasado. El estar sola de esa manera traía a ella cosas nostálgicas

Recordaba a su difunta madre con anhelo, orgullosa de esa gran mujer, luchadora, emprendedora. Aquella que había dado todo por su hija hasta el final. En las memorias de la rubia, esa mujer representaba una figura dorada que emanaba luz cálida todo el tiempo, bañando su alma de susurrantes alientos y cariños; dotada de los abrazos más reconfortantes que había podido sentir y la mirada y sonrisa más hermosa que hubiera visto jamás.

Si, ésa era su madre.

De repente Lily se vio derramando unas cuantas lágrimas. El recordarla siempre causaba ese efecto en ella. Limpió suavemente aquellas delicadas gotas con un pañuelo antes de que arruinaran su maquillaje y trató de dejar de pensar en eso. A mitad de camino logró tranquilizarse y convirtió ese recuerdo algo lastimero, en uno de aliento. De alguna manera sentía a su madre apoyándola y protegiéndola.

Finalmente llegó a la fachada del local y aparcó en el estacionamiento de los empleados. Bajó algo nerviosa del Mercedes, y luego aspiró profundo.

Bueno, que comience la jornada

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El viento helado traía consigo gotas de lluvia del tamaño de perlas que caía vertiginosa y apresuradamente al suelo en esa noche de otoño en Rumania. Los relámpagos hacían acto de presencia y parecían soberbios  puesto que se disputaban el derecho a causar temor.

El castillo Valerious parecía esa noche más oscuro y sombrío que nunca, mientras que entre sus paredes resonaban los murmullos de asombro de sus habitantes vampiros. Puertas, techos y paredes destruidas habían quedado en la morada.

Lucien por fin suspiró, saciado tanto de cuerpo como de mente y alzó su cabeza de entre un poderoso cuello; una mancha de sangre recorría su mandíbula, escurriendo y brotando de su boca. Sus ojos celestres brillaron como los mismísimos truenos del cielo y una sonrisa triunfante se apoderó de sus facciones cuando se hubo incorporado por completo; entonces casi por magia, uno de sus árticos ojos se volvió rojo, relampagueando en la noche muerte y masacre. Volvió a suspirar, sintiendo el poder que empezaba a correr por su sangre, mientras una temple Shane le miraba, sin emitir una sola palabra, su ojos celeste y carmesí brillaban aún más que el de su compañero, haciéndolos más penetrantes entre tanta oscuridad.

-Es impresionante-Decía el hombre joven a lo que se miraba las manos, sintiéndose cada vez más fuerte-De verdad que era cierto….este poder….es impresionante.

Shane desvió la mirada, posándola en el paisaje montañoso que se apoderaba de su vista, por alguna razón, parecía insatisfecha, enojada consigo misma; su arma destilaba sangre que aún no dejaba de recorrer la fina hoja de acero; estaban heridos, demacrados y agotados, pero para su hermano, todo había valido la pena; mientras que ella, se sentía pútrida por dentro; no decía palabra alguna; al igual que su hermano, sentía el poder fundiéndose en su carne y sangre, haciéndole sentir una electricidad invadiendo cada fibra de sus músculos.

-Falta poco, hermana. Poco para volvernos los seres más perfectos que el mundo haya visto jamás-Decía Lucien mientras que sus ojos se volvían avariciosos.-Seremos los siguientes Imperials que reinarán ante la raza de los vampiros.

-Aún falta un largo camino por recorrer para que tus sueños se hagan realidad, hermano.-Replicaba Shane, soberbia, tranquila, peligrosa. Desvió sus ojos hasta posarlos en el poderoso cuerpo sin vida que se hallaba a los pies de su compañero. Sintió su estomago revolver por dentro y casi tuvo que contener el aliento para no desfallecer ante el cansancio físico y mental que le abrumaba, su corazón se había resquebrajado en pedazos. Una gigantesca herida que se extendía al costado de su torso hervía y pulsaba en dolor y sangre. 

-Pero juntos podremos hacerlo.-Avanzó para buscar apoyo en su hermana mayor-Juntos….podremos hacer todo lo que nos propongamos….Somos la combinación perfecta… ¿Qué no entiendes? Nacimos para complementarnos.

-¿Y entonces por qué me siento tan incompleta en éste momento?-Desvió la mirada para no ver en los ojos de su hermano su misma mirada.

Retrocedió unos pasos, incapaz de creer lo que Shane le estaba diciendo.- Tarde o temprano esto pasaría-Señaló con cierto enojo el cuerpo sin vida-Tarde o temprano alguien nos arrebataría lo que por derecho era nuestro-De su boca salían palabras llenas de frustración-Nosotros estábamos destinados a esto….

Shane no respondió. Los truenos, la lluvia y el viento ahogaban toda palabra.

Lucien entonces entendió todo y le dedicó una mirada de decepción a Shane. Suspiró, y luego avanzó lentamente, herido. Y justo cuando pasó a un lado de la pelirroja, sintió escuchar de él unas palabras que le hicieron helar la sangre.

“Tú lo mataste”

Susurró el pelirrojo sin inmutarse y siguió su camino hasta el castillo. Shane tardó en reaccionar y cuando hubo caído en cuenta de todos los hechos, sintió el agua estrellarse contra su rostro y el frío helándole la espalda. Su respiración se volvió pesada y sin darse cuenta, lágrimas empezaron a brotar de sus ojos. Sólo pudo sentirse de entre la tempestad a una Shane desfalleciendo en el suelo, gritando y llorando ante el cadáver del Imperial al que acababa de asesinar.

El poderoso hombre que alguna vez fue el general supremo de los vampiros yacía en el mojado y oscuro césped con el cuerpo demacrado y sangre en sus finos ropajes.

Vencida por el dolor y el agotamiento, Shane se arrastró como pudo hacia el cuerpo y levantando su mirada, acomodó los mojados cabellos, apartándolos de esas fuertes facciones y limpiando los despojos de sangre de su piel. Entonces pudo ver con más detalle a aquél hombre que había sido su líder y su ejemplo, y otra carga de lágrimas forzosas se mezclaron con la lluvia, Shane se odió a sí misma y gruñó al viento como un león furioso.

-Lo siento….-Lloró encima del pecho del hombre-…Lo siento….-Sentía que estaba a punto de desmayarse y su herida casi la llevaba a la locura.-Lo siento….-Seguía repitiendo sin cesar. Arrepentida de todo y no queriendo aceptar el poder que se le había sido concebido. Su ojo carmesí brillaba y quemaba en su rostro. -Lo siento, padre….lo siento….

En la oscuridad su vista empezó a desvariar y por fin, sus sentidos abandonaron su cuerpo mientras se resbalaba hasta caer al lado del que alguna vez fue su padre.

-Lo siento…..lo siento……-Fue lo último que pudo decir antes de que una luz blanca incendiara su mente.

....”Date cuenta”.....El eco de una voz familiar retumbó en su cabeza millones de veces antes de caer en un abismo total.

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Shane despertó sudada y un poco agitada por tal pesadilla. Se incorporó lentamente y suspiró cansada mientras rodeaba su cabeza con sus manos. La tenue cicatriz, recuerdo de aquél fatídico día quemaba en su piel y un dolor indescriptible de desprendía desde ese punto hasta todo su cuerpo.

-…Maldición…-Shane se levantó de golpe, sudando y totalmente fría. Nuevamente, su conciencia se encargaba de hacerle la vida imposible y la pelirroja no sabía por qué motivo-¿Qué es lo que quieres…? Desgraciada….-Le decía a su cabeza.- ¿Qué es lo que quieres….?-Gruñó de dolor y unas cuantas lágrimas brotaron solas.

-¡CH-! ¡CHARLES! ¡¡¡CHARLES!!!-Gritó con todas sus fuerzas mientras se retorcía en su cama por el agonizante dolor que su rencorosa cicatriz le estaba proporcionando. Su corazón empezó a acelerarse y su respiración se volvió descontrolada.-ah…ah…ah…. ¡Que es lo que quieres!-Le gritaba a su cabeza.

Casi de inmediato el hombre mayor y Will entraron exaltados y de manera apresurada a la habitación con una bomba de gas y una jeringa cargada.

-Tranquilícese, señorita-Rogaba el mayordomo a lo que tomaba a la chica y la incorporaba. Puso la mascarilla en el rostro de la vampiro y un humo blanquecino empezó a emanar, Shane fue respirándolo y calmándose poco a poco, pero aún así, parecía hacérsele dificultoso respirar. Mientras tanto, Will tomó el brazo de la chica e inyectó el líquido de la jeringa. Rápidamente sus pulmones empezaron a despejarse.

-¿Ya estás mejor?-Preguntó el rubio luego de un rato, cuando ya Shane parecía normal y estabilizada, aún se encontraba sentada en su cama, mientras que los dos hombres la veían algo preocupados. La pelirroja asintió.-Es raro que se te haya disparado un episodio de alergia. Pensé que eran sólo los gatos.

-Fue la desgraciada de Sarah-Respondió Shane secamente. Los otros dos entornaron los ojos, pero la chica prosiguió-Se está volviendo cada vez más intensa, puedo sentirla mucho más seguido que antes…está empezando a afectar en mis acciones.

-No puede ser posible, creía que tenías el control total desde el ataque de los licántropos.-Argumentó Will con cara de extrañeza

-Hay algo que la está inquietando, no sé qué planea, pero sé que quiere hacer algo.

-¿Podría ser por la influencia de la señorita Lily?-Dijo por fin Charles algo pensativo. Los dos jóvenes le dedicaron una mirada dubitativa.-Piénselo, señorita Shane. La primera vez que sintió a Sarah luego de muchos años fue cuando se encontró con Lily en la redada de los licántropos ¿no es así? He impidió que la matase.

Ante el asombro, Shane y Will cruzaron miradas entornadas.

-No puede ser, no tendría sentido…. ¿Por qué Sarah estaría interesada en Lily?-Rompió Will el silencio.

-Esto, me temo, es lo que hay que averiguar.

-No creo que sea por eso….-Interrumpió por fin Shane, seria, pensativa y preocupada.- Desde siempre Sarah ha encontrado la manera de comunicarse conmigo en mis sueños….-Luego guard{o una pausa meditativa-Esos sueños….los que me muestra…, son todos momentos importantes, claves en mi vida….

-Y ¿Entonces….? ¿Qué has resuelto?-Aventuró Will al ver que la pelirroja no emitía palabra alguna, perdiéndose en el espacio, tardó varios segundos en responder, instantes que parecieron horas en su mente.

 -Todavía nada…-Mintió, con pensamientos revoloteando en su cabeza, pero como no tenía manera de comprobar lo que estaba resolviendo, prefería no alarmar a nadie.-Pero algo si es seguro, si esto sigue así…Sarah tomará en control de mi cuerpo en cualquier momento…

Los tres se miraron con preocupación; Shane estaba dudando de sus capacidades, eso era mala señal, muy mala.

-¿Deberíamos decírselo a Alice?-Aventuró Will y Shane negó con la cabeza.

-No, ya tiene suficientes preocupaciones en su cabeza con respecto a su trabajo; no quiero alarmarla sin razón, además de que se pondría histérica. Tranquilos, yo veré qué hacer.

Un momento de silencio se hizo y entonces Shane pidió a los hombres que se fueran para poder asearse. Después de todo, tenía una importante cita pautada para las nueve y media de la noche en su restaurant y no podía llegar tarde.

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Lily entró cansada a la oficina como si afuera hubiera una plaga de langostas y suspiró, expulsando todo el aire en sus pulmones. Se apoyó de espalda en la puerta tras ella y miró levemente la habitación, sólo para descubrir un gran ramo de orquídeas blancas posado en la mesa con un bello listón rojo. Se acercó con cara a no entender qué rayos hacía eso ahí y las alzó, inhalando por leves instantes su fresco olor y sintiendo la suavidad de los pétalos, entonces miró la tarjeta, que enunciaba con una letra muy hermosa:

“Confío en que te va de maravilla y que luces totalmente hermosa con lo que sea que traigas puesto”

                                                       …” Regalar pétalos a la flor más hermosa…”.

-“…Para que ésta sea vívida de su belleza e inunde el agua con una esplendorosa sensación a libertad….”-Lily terminó el verso del poema casi instintivamente; otra de sus piezas favoritas, de Samantha Pol.

Soltó una sonrisa al pensar en el poema completo y movió las flores a un jarrón con agua, luego, las ubicó en un sitio pensó que se veían realmente bien.

No se extrañó nada al ver una orgullosa y elegante “S” firmando el escrito. De verdad que eso llevaba el gesto de Shane por todos lados y, debía reconocerlo, su labia era fenomenal; la chica sabía cómo ser detallista.

Pero Lily no era ninguna tonta y sabía muy bien que tarde o temprano la vampiro querría seducirla de alguna u otra manera, por supuesto, nada de lo que intentara resultaría, aunque el gesto había sido realmente tierno y muy bien pensado.

-Fue muy astuta en colocar un fragmento de un poema pero… ¿Cómo estaba tan segura de que me lo sabría? ¿Cómo sabía que leía también a Samantha Pol?-Esas y muchas otras preguntas como ¿Quién las trajo hasta aquí? Cursaron su mente, todas, sin aparentemente ninguna respuesta. Se rindió rápidamente a la causa de seguir armándose incógnitas y luego comenzó a pensar nuevamente en su día de trabajo, mientras que extrañamente sus ojos ambarinos no se apartaban de las orquídeas.   

-Bueno, eso funcionó mejor de lo que pensé…-Se dijo así misma al recordar ofrecerle un nuevo sistema de salario a los empleados. Se sentó de manera pesada en la silla y luego de sentir su comodidad no pudo soportar el calor y agotamiento de sus pies, he hizo volar los zapatos de tacón con un empujón.-Eso está mejor…, mucho mejor.

Ese día había sido el propio infierno y sabía perfectamente que junto a él, seguirían muchos más. Pero todo había ido muy bien, sus preocupaciones de no poder tener el control o no caerle bien a los empleados le había puesto nerviosa si bien apenas cruzó la entrada, pero todo fue sobre ruedas, pareció simpatizarle a todo el mundo y hasta recibió alguno que otro piropo de los jóvenes.

Por otro lado, la clientela empezó a llegar a partir de las doce del mediodía y, tenía que aceptarlo, el lugar era bastante popular. La barra empezó a tener gente a partir de las tres de la tarde.

¿Quién rayos bebe un Martini a las tres de la tarde? Pensó cuando vio al tipo.

Hizo unas cuantas llamadas, redactó algunos documentos y saldó cuentas, muchas cuentas pendientes que el anterior gerente no se molestó en revisar.

Luego de hacer el trabajo de oficina, decidió seguir las instrucciones de Shane y a las siete y media de la noche salió a socializar un rato, eso también funcionó de maravilla, al parecer, su rostro hacía fácil la interacción, se acercaba con humildad y servicio a saludar a los clientes y a éstos parecía gustarle esa manera de ser. Pero por fin, a las nueve y cuarto de la noche, se tomaba un descanso, sentada cómodamente en su silla y a punto de quedarse dormida, pero entonces su teléfono celular comenzó a sonar hasta que la sacó de quicio y no tuvo más remedio que contestar.

-¿Hola?...si, ella habla….; oh, hola señor Kabot-No pudo ocultar su cara de extrañeza al oír la voz del fiscal de distrito que había seguido su caso nueve años atrás, Lily guardó un intenso silencio y entonces soltó un respingo-¿Está seguro…. de que eso lo mantendrá alejado?-Sus manos empezaron a temblar levemente-....Si…..No, él no sabe en dónde me encuentro…, si…me mantendré alerta….gracias por avisar, hasta luego.

Luego de colgar la llamada, tuvo que pararse un momento para que el aire llegara a sus ofuscados pulmones, un temblor le recorrió la espalda y  sus manos empezaron a sudar.

-No puede ser posible…-Empezó a hablar consigo misma-Lo han liberado por buena conducta….-El decirlo le resultaba sumamente difícil y digerirlo, mucho más.-Tranquilízate Lily, tranquilízate-Empezó a caminar de un lado a otro, tratando de mantener la compostura y no caer presa del miedo-hace nueve años luego de que le condenaran se levantó una orden que no le permite acercarse a menos de diez metros de mi…; no puede hacerme nada….no puede hacerme nada-Sus ojos se mostraban llorosos pero aguantaba el llanto como podía, quería mantenerse fuerte, firme hasta el final, como su madre le había enseñado; no flaquear ante las dificultades. –Veamos…., no sabe qué pasó conmigo luego de que lo arrestaran, no sabe cuál es mi familia adoptiva y no sabe dónde estoy; no, no me encontrará-Trataba de convencerse a sí misma de que todo estaba bien y de que no había nada de qué preocuparse.

Luego de un rato y de beber una pequeña copa de whisky para poner alerta sus sentidos, se sentó de nuevo en el escritorio, se puso de vuelta sus zapatos y con un nuevo semblante empezó a trabajar.

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Iba en el Bugatti a toda velocidad por la autopista mientras hablaba por teléfono con Alice.

-Me alegra saber que tus sesiones van bien, pero no me gusta que te consuman todo el día…; en éstos momentos siento que te veo menos que nunca.-Luego guardó silencio en el que la rubia platino debió estar hablando-Apuesto a que eres una de las mejores, no te dejes intimidar por las otras chicas, tienes clase y confianza, eso es lo que importa. Si, en éstos momentos voy de camino al restaurant y luego iré al club a revisar unos datos….; si, algo me decía que llegarás tarde esta noche….ten cuidado en el camino y recuerda no sobre esforzarte o tu anemia volverá-Luego de expresar sinceramente sus preocupaciones en cuanto a la exhaustiva jornada de trabajo de Alice que prácticamente le estaba consumiendo la vida y la juventud, colgó.

Comenzó a pensar en la cita que tenía esa noche y el sólo imaginarse a la figura que tendría frente a sus ojos le hacía estremecerse en adrenalina. Repasaba cuidadosamente sus palabras en su mente, quería ser clara y concisa como mientras había sido, pero con él, las conversaciones no eran cosa de tomarse a la ligera.

Por fin, luego de media hora de un endemoniado tráfico, llegó a la fachada del negocio y aparcó justo en la acera contraria, se bajó del vehículo de manera elegante con un abrigo de piel negro y entró sin mucho jaleo al lugar. 

La presencia de Shane en el restaurant era imponente. Todo el mundo notó la entrada de la chica y lo desgarradoramente bien que lucía con su camisa negra y pantalones de igual color, dejando caer sencillamente su largo cabello rojo en su espalda y llevando hermosos y caros botines de tacón alto. De inmediato, las mujeres y hombres empezaron a posar su mirada en ella, haciéndose a la idea de que aquella chica era alguien importante ya que hasta la estela de perfume que dejaba a su paso desbordaba elegancia y porte. Sus soberbios ojos celestes buscaron a su cita por todo el lugar pero al parecer no había llegado. Como siempre, Shane no se molestó en ver a nadie y paso de largo a toda la gente hasta llegar a la oficina de su nueva gerente, tocó la puerta con elegancia y un algo casado “pase” le dio el visto bueno.

-Parece que ya estás sintiendo los efectos del trabajo ¿eh?-Aventuró a decir Shane mientras se adentraba en la oficina, mucho más ordenada que como su anterior gerente la tenía, miró por el rabillo del ojo y muy disimuladamente las orquídeas, esperando a que la rubia no se hubiera dado cuenta. Y detrás del escritorio estaba ella, con un montón de papeles en el escritorio con cara de haber sido leídos de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.  

-Sabes, yo no estudio gerencia ni administración-Se quejó la rubia, cansada y algo seria. Pareciendo ser una de las escasísimas personas que aparentemente no quedaban encandecidas por el atractivo y elegancia de la pelirroja, puesto que al verla pasar, su rostro no hizo más que dejarse caer por el agotamiento. Aparentemente, Lily no sentía debilidad por Shane. Ésta avanzó y se sentó de piernas cruzadas en la silla delante del escritorio.

-Pero estudias abogacía, que funciona casi igual.-Respondió Shane amenamente- Además,  parece que lo haces de maravilla. Llevas sólo un día y ya siento ésta oficina diferente.-Con su brazo derecho posado en el espaldar de la silla, recargó casi todo su cuerpo.

Shane no pudo evitar echarle una hojeada a la rubia y ver su hermoso cabello de manera rizada caer sobre sus finos y delicados hombros, su elegante blusa blanca, sus bellas manos y más importante, su pecho; lastimosamente, el escritorio no dejaba husmear mucho más.

-Por cierto, las flores han sido un hermoso detalle, gracias-Respondió la cobriza medio seria y medio seca, tratando de no parecer encantada con el detalle como para empezar a flaquear ante Shane, pero lo suficientemente simpática como para transmitir agradecimiento.

-¿Cuáles flores?-Respondió la pelirroja con una sonrisa capciosa sin dejar de ver a Lily, con cara de ir muchos pasos adelante que su gerente.

-ÉSAS flores-Y las señaló con el bolígrafo-Las que no has podido evitar mirar cuando entrabas.-Dijo ésta, con una mirada igual de aventaja que la de la vampiro.

Shane soltó un “rayos”  para sus adentros, de verdad que Lily no era nada fácil de sobrellevar en muchos sentidos, nada fácil. Pero seguía sin admitir sus actos.

-¿Cómo has sabido lo del poema?-Retomó la rubia con una curiosidad que le estaba carcomiendo las entrañas.

-¿Mmm? ¿Cuál poema?-Ahora sí, pensó ella, había fingido completa ignorancia. Pero realmente Lily no tenía ganas de jugar con la noticia tan fatídica que le habían dado en toda su vida. Suspiró y luego contesto con un “Mejor dejémoslo así”

-Vaya, realmente estás cansada…   

-Si bueno, este lugar estaba ahogado en deudas así que me tomé la libertad de pagarlas todas de una sola vez, leí por ahí que habrá una inflación en los impuestos y antes de que los gastos se dupliquen es mejor ir por lo seguro.

-Excelente-Soltó Shane con una sonrisa hechizante.-Tienes todo bajo control, eso es bueno.

Las dos se quedaron viendo en silencio por décimas de segundo y entonces Shane notó que había cierta neblina en la mirada de Lily que anunciaba que algo no estaba bien. Ante ese percato, frunció levemente el ceño. 

-¿Pasa algo, Princesa?-Aventuró Shane con algo de extrañeza en sus ojos. Lily se sorprendió por la repentina pregunta y soltó un muy poco convincente “no pasa nada”, la pelirroja sin embargo, no podía ser eludida tan fácilmente-No sé si me consideres en estos momentos una amiga o enemiga, pero ¿sabes? Si tienes un problema y necesitas hablar, puedes contar conmigo; aunque puedo pretender que no soy la favorita de tu lista.

-No, no lo eres.-Respondió Lily sin vacilar, con ese carácter tan duro que encantaba a Shane. Luego se cruzó de piernas y se inclinó en el escritorio, apoyada en su brazo, miró fijamente  los ojos blanquecinos-Y ya he dicho no pasa nada.

De verdad que la rubia no quería ver inmiscuida a Shane en otra faceta de su vida, y menos en esos amargos momentos. Así que lo único que le quedaba por hacer era mostrarse firme y dar a entender que su vida no le pertenecía a la vampiro.

Shane, por su parte y siendo una persona realmente astuta, entendió el mensaje y prefirió no presionar, de todas maneras, ese no era su estilo.

-Ya veo-Respondió con media sonrisa; aunque de verdad sentía levemente el rechazo.

El teléfono celular de Shane comenzó a sonar y lo contestó luego de ver el número. Lily pudo ver como la cara de la pelirroja soltaba una sonrisa seductora ante la voz que se asomaba por el auricular, y se quedó unos instantes pensando en qué podría poner a la chica de tal manera.

-Llegarás en dos horas...está bien, estaré en unos negocios. Terminaré rápido y luego iré.-Dijo con voz suave y tersa. Y colgó el teléfono.

Eso había sido realmente rápido y conociendo esa sonrisa y esa mirada, probablemente se tratara de una mujer; apostaría su vida a ello. Lily inconscientemente soltó una leve mueca de disgusto y tomó unos documentos, fingiendo leerlos. Realmente no podía creer que esa chica engreída y egocéntrica estuviera intentando seducirla con flores, poemas y demás para luego venir y hablar con coquetería a otra, justo delante suyo. 

Shane estaba a punto de decir algo ante tal conducta de su gerente, pero fue adelantada por una sonrisa de burla.

Entonces un muy característico y familiar olor cruzó su nariz como un relámpago, tan fuerte y penetrante que le hizo erizar la piel; respiró profundo y se levantó sin decir una sopa palabra. Su semblante cambió por completo.       

-Llegó mi cita-Dijo por fin ante la cara de extrañeza de Lily-Nos vemos luego-se despidió de manera apresurada y dirigió su largo y esbelto cuerpo hasta la salida. Las mariposas en su espalda le dieron la despedida a la rubia y cuando hubo desaparecido por el umbral,  suspiró.

-¿Qué pasa con esa mujer?-Se dijo así misma, extrañándose un poco por los cambios de humor de Shane.

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Shane vio por todo el local la fuente de ese olor, y casi se maravilló al ver a un hombre joven parado en la entrada, comprobando su reservación. El susodicho era alto, de tez casi tan blanca como la de Shane, cabello negro corto y ojos verdes, muy bien parecido y con un aire de vehemencia igual al de la vampiro.

Ésta vio cómo su cita era guiada por el anfitrión hacia una mesa pequeña, para dos personas, al fondo del salón. La verde mirada se cruzó unos fugaces momentos con la blanquecina y ambos dieron a entender su posición sólo con eso.

El hombre se sentó elegantemente, mientras Shane aparecía para acompañar arlo, imitando su acción. De inmediato, una guerra de gestos y aires comenzó. La pelirroja se cruzó de piernas y soltó una leve sonrisa soberbia mientras veía fijamente al muchacho, éste tomó suavemente la mano de Shane y le dio un delicado beso en el dorso, sin dejar de corresponderle la mirada.

-Siento llegar tarde. ¿Llevas mucho tiempo esperando?-La voz de hombre era grave, sombría, pero delicada y sensual. La que se esperaría de un Casanova.

-No, yo también acabo de llegar-Respondió Shane sin abandonar su media sonrisa.

En ese momento llegó el camarero y los dos pidieron un Bourbon cargado. Una vez que hubo llegado la bebida, tomaron un trago para aclarar sus gargantas.

-Tiempo sin verte, Travis-Comenzó la pelirroja con una fingida simpatía, aunque la sonrisa se había esfumado de su rostro con el trago de bourbon, sus ojos empezaron a emanar un aire diferente.

-Lo mismo digo, Helena.-Respondió Travis, queriendo desde ya empezar con el juego pesado, aunque lo apacible de su mirada no inmutaba. Shane soltó una risita.

-Sabes que ese ya no es mi nombre.-Respondió, ahora medio seca y con acento a peligro, pero aún seguía con su mueca.

-Lo siento, lo había olvidado.

Realmente Travis era, literalmente y con todas las de la ley, el alma gemela de Shane, puesto que hasta su manera de provocar era idéntica. Mismos gestos, mismos aires, mismas palabras, mismo carácter y por sobre todo, misma inteligencia y peligrosidad.

-Sabes; no nos hemos visto en cinco años, y me considero la última persona a la que querrías ver, así que resolvamos este asunto lo más rápido posible.

-¿Tienes algo que hacer después de esto?-Resolvió Shane con una sonrisa burlona.

-Mi esposa-simplificó el pelinegro.

-Es sencillo Travis: inmunidad para otra persona.-Soltó la pelirroja luego de sentir el ardor del segundo trago.

-Así que es eso…;-Travis entonces mostró una mirada ávida, que buscaba secretos dentro de la de Shane- dime, ¿Acaso no es la hermosa chica que está viéndote desde allá?

La vampiro volteó delicadamente y ahí estaba Lily, con su segunda ronda de interacción; hablando animosamente con una pareja mayor bastante carismática, mientras ojeaba a Shane de cuando en vez.

-Sí, ésa misma.-Respondió cuando se dio la vuelta, pretendiendo que el hecho de que la rubia estuviera ahí fuera mera casualidad.

-Tú la has salvado de una redada que mis hombres hicieron a mis espaldas…-Empezó Travis, mucho más serio e inquisitivo.

-Marcus-

-Marcus ya pagó por su desobediencia.-Atajó el hombre- Pero no me extraña tanto como el hecho de que la has dejado con vida…No es tu estilo.

-La quiero para mí. –Alegó Shane sin rodeos ni demoras. Tratando de parecer lo bastante fría como para que la conversación tomara su rumbo previsto.

-Me subestimas, Helena.-Rió un poco- Teniendo tantas mujeres a tu disposición…no intentarás que me crea que has dejado a una testigo con vida sólo para hacerla tuya. Aunque debo admitir, que la chica vale el riesgo.

-Puedes creer lo que quieras, Travis-Las miradas que se intercambiaban eran de suma altivez, pero al mismo tiempo, parecían disfrutar se la batalla de intelectos que siempre les demarcaba cada vez que se veían.-; a mí eso no me vale de nada. Pero un convenio es un convenio, ahora esa chica tiene inmunidad. No quiero que tus….lobos le toquen un sólo cabello…., o habrá problemas.

Travis se rascó la barbilla, en señal que no se sentía ni mínimamente amenazado--¿Cómo cuales?

-Fin de nuestro trato y se declara guerra absoluta.- Shane sonrió, pronunció esas palabras con complacencia y deleite, como si inconscientemente deseara que eso pasase- No me importará si la chica que vea plácidamente en la calle sea tu esposa, si esté involucrada en nuestros asuntos o no, la asesinaré en cuanto tenga la oportunidad….Creo que comprendes lo enserio que voy.      

-Bueno, juramos hace cincuenta años que no dañaríamos a nuestros seres queridos ni a ninguno que no tuviera conexión con ésta guerra. Dado ese pacto, creo que las amenazas están de más ¿No crees?

-Me alegro que seas hombre de razón, Travis.

-La razón sólo sirve para los momentos razonables…; pero sólo advertiré una cosa, Helena.-Una sonrisa se negó a abandonar los ojos verdes, mientras se posaban ávidos en Lily, quién ahora sí se mostraba sumergida en so suyo-- Si esa mujer que tanto deseas se atreve a revelar algo de nuestro mundo, así sea a la más inmunda existencia humana, la mataré antes de que tenga oportunidad de pronunciar alguna palabra.-El tono en su tacto y voz se tornaron amenazantes, pero Shane no flaqueó ni una décima de milímetro, en vez de eso, sonrió despreocupada y altivamente, como si lo dicho por el hombre hubiera sido una tontería.

-Si eso llegara a ocurrir…,-Comenzó la vampiro, y entonces puso sentirse en su mirada la sangre de sus víctimas tornar esos ojos de un celeste aún más frío y siniestro que algún ser hubiera visto jamás-… yo la mataré antes de que siquiera tengas oportunidad de hacerlo tú.

-Espero que sepas en lo que te estás metiendo, Helena. Ahora, justo como están las cosas, debes proteger a otra persona y eso, temo yo, no será nada sencillo. Ya nuestra guerra no es como lo era antes…..hemos perdido toda razón para pelear.

-Mi querido, Travis….Por supuesto que las hay; tú peleas contra mí, porque si no lo haces…asesinaré a cada licántropo existente en la faz de la tierra.

-Veo que seguimos siendo animales de instinto.-Travis se paró de su asiento y se acomodó su corbata.

-Y siempre lo seremos

-Bueno, hasta la próxima, mi querida Helena.-Asintió elegantemente y se dio la media vuelta.

-Adiós, Tavis-Shane vio partir a su invitado y desaparecer por la calle, mezclándose con la gente como una persona normal.

Si, ése era Travis, el príncipe licántropo. La vampiro no recordaba las miles de veces que se enfrentaron en el pasado; lugares como Londres, Roma, Dubái, Singapur, New York, Buenos Aires, Hawai y muchos otros, habían sido terreno para sus destructivos y caóticos encuentros; ¿Ganador? Siempre en empate; cada vez que se luchaban, quedaban tan agotados y heridos que sus acompañantes (Alice y Wil por parte de Shane) tenían que retirarlos.

Hacía ya casi cien años habían marcado un pacto, normas y reglas que siglos atrás hubieran creído impensables. Entre los dos, juraron no atacar la morada de su enemigo y mantener en juramento la seguridad de sus seres queridos. Fuera de eso, las batallas llevaban siempre su rumbo normal y sangriento, aunque hacía tiempo ya Travis no hacía acto de presencia, siempre enviando a sus hombres para ser asesinados por Shane.

Por ahora, las preocupaciones en su mente estaban sanadas y ya no tenía de qué preocuparse con respecto a la seguridad de Lily por el momento, pero podía presentir que Travis pondría a la chica a prueba, y por supuesto que dejaría que eso pasara.

Luego estar un rato más sentada en la mesa, meditando las cosas, con una mirada ausente y tomando de a poco su bebida se incorporó y luego suspiró. Sin decir o hacer nada más, tomó su abrigo de vuelta. Antes de salir, se volvió y pudo observar a una Lily, hablando ya con otras personas, mirarla rápidamente; A Shane le dio tiempo suficiente como para dedicarle una sonrisa y un guiñe de ojo, a lo que la rubia respondió desviando la mirada, un poco avergonzada.

Una vez montada en el auto recogió su cabello en una bonita cola de caballo y luego condujo a toda velocidad hacia el club y no tardó más de veinte minutos en llegar. Como siempre y con espera, la entrada estaba atestada de gente que esperara afuera alguna oportunidad para pasar, lo que hacía que esa acera fuese bastante animada y concurrida.

Entró, sin tomarle mucha importancia a las miradas que se posaban en ella y las personas no se extrañaron al ver la facilidad con la que entraba. En interior estaba totalmente oscuro, pero luces de colores palpitaban al ritmo de la ensordecedora música, la genta bailaba y bebía sin cesar.

Como siempre, subió las escaleras directo al cuarto VIP y encontró a los mismos viejos políticos y empresarios de siempre, rodeados con bellas chicas al servicio de Shane, disfrutando de todos los lujuriosos servicios que su establecimiento ofrecía. Saludó por unos instantes y como pudo evadió sus otras responsabilidades. Entró a la oficina algo extenuada por sentir que demasiada gente a su alrededor le atormentaban y cuando hubo puesto atención se dio cuenta de que ya sus matones se encontraban allí, esperándola apaciblemente sentados frente a su escritorio.

-Hagan de éste día uno bueno-Suspiró y repitiendo las acciones en el restaurant, colgó su abrigo de piel en el perchero y se sentó en el escritorio de piernas cruzadas.- ¿Y bien?

-John Kramer está en estos momentos hospitalizado, parece que sus manos ya no tendrán la misma movilidad que antes. Por el momento se ha mantenido callado y a jurado que ser nuestra fuga de información; por ahora está recibiendo buenos comentarios de sus mismos colegas, confían en él más que nunca. 

La pose que Shane mantenía era de sumo poder, con las manos entrelazadas y puestas al roce de sus labios, inclinada sobre el escritorio con sus ojos fijamente posados en sus hombres, como aquella persona que lo controla todo, que lo sabe todo, que lo domina todo,  pareciera que con la mínima decisión que tomara fuese suficiente para destruir el mundo. Esos aires de irreverencia, su peligrosa inteligencia y su fe en el brillo del plomo hacían de ella una persona de temer.  

-Hemos estado investigando a todo el cuerpo policial y el primer nombre con el que nos hemos topado es con el de Linus Steps.

-Vaya, vaya….Mi alguacil estrella.-Se sorprendió Shane al oír al hombre que se encargó por varios años de dar el visto bueno y la orden de inmunidad a favor de la pelirroja.-Ese maldito bastardo. Traidor.

-Al parecer ha estado teniendo repetidas llamadas a Colombia en los últimos dos meses. Y su cuenta bancaria ha recibido cuatrocientos mil dólares hace quince días, cuando Ernesto Vidal llegó a la ciudad, también ha ayudado a pautarle una cita con el alcalde. Creemos que quiere “entrar” en Londres a lo grande.

-Además hemos averiguado todo sobre Ernesto Vidal.-Empezó otro.

-Es un cubano que actualmente está residenciado en Cartagena. Maneja el tráfico de carrocerías en California y Puerto Rico y tiene sus intereses puestos en el negocio de Londres.

Shane se quedó pensativa un rato.

-En éstos momentos está en el Hotel Majestic, se quedará por una semana y luego de que cierre los negocios con el alcalde, volverá a Cartagena.             

-Quiere apoderarse del comercio en Londres….y para eso tiene que encontrar la manera de sacarme a mí a la fuerza. Ese tipo es un idiota, de verdad que ha sido una jugada muy estúpida el negociar con el cuerpo de justicia.-Luego bufó en descontento-Pero deberé de darle una lección….-Luego miró a sus empleados con unos ojos ávidos de sangre-Vamos a demostrarle que en mi territorio se entra con la cabeza y la cola entre las patas…

 ….Quiero que lo traigan aquí pasado mañana en la noche. De seguro que lleva escolta a donde sea que esté…, confío en que ustedes podrán…”persuadirlo” de que haga una pequeña visita.

Los hombres se levantaron con una sonrisa cínica en el rostro y luego abrieron la puerta.

-Ah, y a Linus también.-Agregó Shane antes de que los hombres desaparecieran por la puerta.

La habitación quedó sumergida en un silencio en dónde escasamente se podía oí el bajo de la música zumbar en las paredes.

Shane se dejó caer de manera pesada en el espaldar de su acolchada silla negra y con los pies en el suelo empezó a mecerse suavemente. Cerró los ojos.

Lo primero que se le vino a la cabeza era Lily; los sucesos de ese día la habían involucrado enormemente, irónico que ella no tuviera ni idea de ello.

Por una parte estaba tranquila, el acuerdo con Travis había salido como lo planeado, de ahora en adelante la dejarían en paz, sólo que, en ésos momentos, en donde ya su seguridad estaba asegurada… ¿Por qué no dejarla ir y que cada quién siguiera con su vida? Ésa era una muy buena pregunta que se planteaba; y siendo sincera consigo misma…no, no la quería dejar ir. ¿Razones? Muchas; una de ellas era quizás porque Shane estaba acostumbrada a obtener lo que quería y definitivamente quería a Lily, deseaba estar cerca de ella para desenmarañar todo lo que esa chica representaba; le maravillaba su carácter, a veces podía sentir la intensidad de su rechazo con sólo verla a los ojos.

Masoquista; con esa palabra se definía a sí misma perfectamente cuando estaba con Lily; que le retara, que la rechazara, que se pusiera a su mismo nivel, con todo eso lo único que hacía la rubia era llamar la atención de Shane.

Esa chica de ojos ambarinos era realmente un maravilloso trofeo por el cual esforzarse. 

Pero… ¿Qué era lo que realmente quería con Lily? Se preguntaba cada vez que tenía oportunidad.  ¿Quería una amiga, una compañera, una simple empleada… o algo más? Bueno, siendo todos bien pensados quería que la rubia fuera todas esas nominaciones pero…Si en todo caso pudiera tener alguna oportunidad de conquistarla… pues se las arreglaría para arrebatarle el corazón. ¿Para qué? Pues por supuesto para declararse la máxima Casanova del universo, Lily era quizás, la chica más ruda que Shane tuvo el placer de conocer, todo un reto para cualquier conquistador.

Además, pensaba ella, no era impropio agregar que la chica tenía un rostro y un cuerpo de locura; con su cabello rubio, facciones finas, de delgada figura y buenas proporciones, en verdad que parecía todo un ángel, sobre todo cuando la vio que era bonita camisa blanca.

-Sólo faltaron las alas y el látigo.-Sonrió en voz alta, algo pervertida, y siguió con sus inquisiciones a su propia mente. 

Pero sería realmente malo que Lily se viera muy involucrada con Shane si Alice estaba de por medio; la casa se convertiría entonces en una verdadera batalla campal, difícil situación. Así que mejor dejaba las cosas como estaban, porque ya la modelo causaba los suficientes dolores de cabeza sólo con que Lily estuviera viviendo en la casa.

Tomó entonces la decisión de guardar en secreto que la seguridad de Lily estaba confirmada y de pautar que trataría de no intentar coquetear con ella.

Aún así, sólo pensaba en ella. Quizás ya no de forma tan banal, como desear su cuerpo o gustarle su carácter, sino más bien… de una manera un poco más profunda.

Hacía unos momentos antes había quedado intrigada por la conducta de la rubia, esos ojos…, esos ojos demostraban algo perturbador, algo grande estaba pasando en su vida y no precisamente bueno.

Pudo darse cuenta de un miedo muy profundo hacia algo; la rubia estaba preocupada y asustada, tenía todos los síntomas, la vampiro notó claramente un leve temblor en sus manos y el hecho de que estaba levemente pálida, su pulso también lo sintió algo diferente y su maquillaje de ojos se había chorreado un poco, quizás estuvo sollozando, y ese tipo de agotamiento que tenía…no era del tipo físico, más bien del mental.

Realmente algo estaba ocurriendo y, no podía negarlo, tenía curiosidad de saber qué era, pero sin importan la situación, Shane trataría de apoyarla así ella le echara su ayuda en la cara. Se prometió así misma estar al pendiente de esa situación.

Por ahora, sólo se le ocurría una cosa para aligerarle las cosas a Lily………

Estaba en eso hasta que la puerta sonó con dos leves toques y Shane supo perfectamente de quién se trataba. Se acomodó en la silla y sonrió.

-Pasa-

Y sorpresivamente, del umbral apareció la modelo latina con la que la vampiro había quedado a medias por ir al auxilio de Lily. La tez morena había encontrado la forma de comunicarse con Shane para por fin terminar lo empezado en su segunda oportunidad, a lo que ésta se mostró bastante entusiasta. La chica llegó vestida para la ocasión, con su cabello suelto y vestido corto, había sido bastante asertiva puesto que la pelirroja no escondió su inmediato interés.

-Lamento haber llegado un poco sobre la hora que acordamos-Sonrió y avanzó hasta sentarse en una de las sillas frente al escritorio, se cruzó lenta y sensualmente de piernas y Shane no pudo evitar alzar una ceja.-¿Estás bien? Te ves algo cansada.

-No, sólo tengo algunos asuntos en la cabeza, es todo.-Respondió con amenidad-El trabajo ha estado algo estresante éstos días.

-¿Problemas con la ley?-Sonrió la chica, algo inquisitiva. Al parecer, era algo más astuta de lo que aparentaba, lo que indicaba que sabía algunas cosas interesantes sobre la pelirroja; y entonces, algunos pensamientos empezaron a rondar su cabeza.

 Shane sólo soltó una media sonrisa y respondió con un “algo así”. Se incorporó de la silla y le ofreció a la mujer un trago, a lo que ésta obvió con un sí.

-¿Sabes? Me ha sorprendido mucho que te contactaras conmigo luego de aquella noche-Comenzó Shane mientras preparaba dos Martini-, sospecho que no dejé muy buena impresión.

-Creo en las segundas oportunidades-Respondió la morena algo cándida. La vampiro quedó en un shock mental del que pudo entrar y salir en unas décimas de segundo tan rápidas, que su invitada no se dio cuenta.  Le entregó la bebida como si nada hubiera pasado y ambas empezaron a tomar tragos de a poco. Shane entonces se sentó en la mesa escritorio justo frente a su invitada.

-Bueno, se podría decir que yo no…; -Continuó, siguiendo el hilo del último comentario-Las segundas oportunidades sólo son para cometer el mismo error de manera diferente.

-Ésta es una segunda oportunidad, y aún no has salido corriendo por esa puerta.

Shane soltó una pequeña risita sin salir de su elegante tranquilidad.

-Si…, tienes razón. Pero eso no asegura que no pueda hacerlo luego-Bebió un poco de su copa, mientras el licor rodaba por su garganta, se hizo un leve silencio, y una vez puso nuevamente sus fríos ojos en la chica, encontró una mirada algo perdida en su propio rostro.

-Realmente me gustas-Soltó la modelo levemente seria, como si acabara de resolver esa respuesta.

La pelirroja volvió a soltar una media sonrisa.

-Es algo que escucho muy a menudo-Realmente Shane no quería ser promotora de sueños y falsas esperanzas, quería ser sincera desde el comienzo: eso, era sólo un simple juego para ella; pero sin embargo entendía la traducción del “me gustas”, realmente nunca significaba eso; todas, absolutamente todas esas chicas lo que querían decir realmente era “me atraes y quiero acostarme contigo”

-Me gustas, y realmente no esperé ser la única que te lo haya dicho alguna vez.-Sorpresivamente la morena dijo esto con una sonrisa en sus labios y miró por unos segundos la copa en su regazo, luego, la dejó a un lado, se incorporó lentamente y se acercó sensualmente a la vampiro, miró por leves segundos sus labios a escasos milímetros de los de ella y  los besó con algo de timidez, poniendo una mano en la pálida mejilla. Shane correspondió el beso, estando aún sentada en el escritorio. La morena abandonó sus labios para seducir la chica que le alteraba los sentidos a manera de besos en el cuello.

-Tampoco esperes ser la única que haya hecho esto alguna vez-Sonrió Shane sintiendo la cabeza y respiración de la chica en su hombro, besaba suavemente, pero sin embargo hacía su efecto.

Aun así, la morena empezó a excitarse mucho más que Shane, quién seguía tranquila recibiendo algo del afecto de ella. Por ahora, era la modelo quién traía la iniciativa y la pelirroja quería ver qué tan creativa podía tornarse.

Las dos entendían el juego de “provócame”

Por supuesto, el papel de la invitada era el de seducir e incitar, y el de Shane tarde o temprano sería el de tomar el control; ambas sabían esto a la perfección y la tez morena estaba decidida a poner a la pelirroja a tono. Pegó más su cuerpo y del cuello pasó nuevamente a sus labios, ésta vez en un beso con más intensidad, pero Shane seguía sin realmente reaccionar, aún con sus manos puesta en el escritorio.

Y entonces, por fin, la musa llegó a la chica a lo que escuchó que la canción cambiaba a una con más bajo y más lenta, ideal para un baile. Entonces sonrió con picardía, se separó un poco y empezó a mover su cuerpo sensualmente, fue acercándose nuevamente sin dejar de bailar al lento y rítmico son de la música y se dio la vuelta a lo que se recostaba en ella haciéndole ver sus piernas. Eso sí parecía hacer efecto ya que los ojos celestes se tornaron ávidos y algo avariciosos. La chica se agachó y con las manos tocando las piernas de Shane, fue subiendo lentamente a escasos milímetros de ella.

El striptease dio su comienzo cuando la morena quitó los tiros de su vestido lentamente y luego bajó el cierre, dejando caer la prenda a sus pies; ya estando semidesnuda aprovechó los dotes de su cuerpo y bailó tan cerca de Shane que casi, más que otra cosa, se estaba frotando contra ella; luego de eso alzó una pierna en el escritorio, también muy cerca de la pelirroja, y se quitó sus mallas negras, luego siguió con la otra. Por fin, la vampiro consideró que había sido suficiente cuando se desabrochó el sujetador.

-Muy bien, ahora continúo yo.-Interrumpió Shane mientras se mordía el labio y a lo que la morena desbordaba una sonrisa triunfante. La pelirroja la alzó y se dio la media vuelta para depositarla en el escritorio, tirando al suelo la mayoría de las cosas que se encontraban allí. Empezó a besarle el cuello de una manera más experimentada y enloquecedora de lo que la otra lo había hecho hacía unos instantes y mientras suspiraba por las caricias de la vampiro, ésta no podía evitar sospechar de algo de lo que se había dado cuenta unos breves momentos atrás, pero decidió ignorar por ese momento.

Acarició sus piernas con algo de fuerza y con impaciencia quitó el sujetador, lanzándolo unos metros más allá de ellas. Con sus pies y sin que la morena se diera cuenta,  tomó el vestido y lo arrojó debajo del escritorio. Al hacer éstas acciones satisfactoriamente no pudo evitar sonreír con malicia por encima de los besos y las caricias, y esto fue algo que la modelo tradujo como simple lujuria.

Siguieron besándose hasta que Shane hizo a la chica abrir las piernas para estar más cómoda. A continuación tomó uno de los perfectos senos con una mano mientras que con la otra se las arreglaba para quitar la parte faltante de su ropa íntima. El ambiente ya estaba caldeado y el ruido y la presencia de la gente en el exterior sólo hacía excitarlas más. Incluso la vampiro ya estaba considerando muy apetitosa esa tibia sangre que corría por debajo de esa tersa y perfecta piel que se le hacía irresistible al olfato.

Por una tercera vez, la levantó entonces del escritorio y la sostuvo con su fuerza contra la pared, ésta rodeó la cintura de Shane con sus piernas, y entonces empezaron los toqueteos fuertes.

A pesar de todo, la pelirroja estaba atenta a lo que sabía estaba a punto de ocurrir o en su defecto, no faltaba mucho. La morena estaba sumergida en su placer y en sus jadeos, parecía totalmente desinhibida del mundo y sólo se limitaba a descargar su placer a modo de rasguños en el cuello de Shane.

Y entonces, a espaldas de Shane, y con un movimiento casi imperceptible, la morena empezó a mover de sus zapatos un objeto brillante que empezó a tomar forma de a poco.

Ya casi faltaba poco para que la navaja saliera por completo y entonces, el momento fatal en donde todo se desplomó.

Shane, sin siquiera voltearse o reaccionar de manera exagerada tomó la cuchilla antes de que la morena pudiera hacer algo con ella y sonrió con unos ojos tan cínicos y peligrosos, que pareció como si el mismísimo demonio se le hubiera incorporado.

-Creo que será mejor para ambas y dejamos esto fuera del juego.-Siguió sonriendo con maldad,  tomó con sutileza la barbilla de la morena para poder ver mejor su cara aterrorizada. Y con un movimiento ágil puso el arma cortante ante los ojos de lo que pudo ser su agresora.-¿Qué es exactamente lo que pretendías hacer con esto, muñeca? Esto no es un juguete sadomasoquista ¿o sí?-Bromeó un poco, balanceando la hoja de un lado a otro, sujetándole ambos brazos con una mano.

-¡Tú!-La cara de terror se convirtió en una de suma ira y sed de venganza-¡Me las pagarás, demonio!-gruñó ante el rostro impasible de Shane y ésta bufo nuevamente por lo despectivo del “demonio”

“Otra vez con eso…”  

-Ilústrame, porque no entiendo… ¿Qué es exactamente lo que tengo que pagarte?

Shane realmente no lo vio venir, pero sólo pudo sentir un punzante dolor en su cara cuando la frente de la morena estrelló contra su nariz. Fue tal el impacto que no pudo evitar soltarla para contenerse la hemorragia de sangre que brotaba de su nariz. La cuchilla calló al suelo.

La morena corrió y se tardó un poco en ubicar el vestido escondido y entonces de él y antes de que Shane pudiera detenerla, sacó una cruz de plata con su punta larga tan filosa y puntiaguda como una estaca; se incorporó casi al instante y apuntó a la vampiro con ella.  

La pelirroja alzó los brazos por unos leves instantes y luego los bajó, un poco más relajada.

-Oooh…Así que era eso lo que pesaba en ese vestido….-Dijo, sorprendida de una manera casual, como si hubiera resuelto una mera duda-Pensé que era un pistola, disculpa-Soltó un bufido de risa mientras que el sarcasmo brotaba de su mirada.

-¡¡¡Cállate!!! ¿¿Crees que es gracioso?? ¿¿Crees qué estoy bromeando??-Bramaba la chica sin dejar de apuntar a Shane con la pesada  y filosa cruz, su cuerpo se tornó tembloroso. 

-No creo que estés bromeando, pero estando desnuda y apuntándome con esa cosa, es como si estuviera en una película porno-Siguió bromeando Shane ya que no sentía ni el más mínimo dejo de temor o amenaza por esa chica, que risa, era lo que le inspiraba.

-¡¡Tú!!....¡¡Tú!!...-Y entonces la chica comenzó a llorar-¡Tú mataste a mi esposo! ¡Su mataste a Diego….! A mi Diego…..-Las lágrimas eran pesadas y dolorosas. Pero Shane sólo alzó una ceja, increíblemente, sin poder recordar de quién rayos estaba hablando. -¿Qué no lo recuerdas…..?-Empezó a hablar con ira contenida- En México….hace cuatro años…

“México…México….veamos…..Hace cuatro años….”

-¡Él y yo sabíamos lo que eras! Te vimos bebiendo la sangre de esa chica y tú… ¡¡¡Tú lo mataste!!!

Por fin la lamparita se encendió en la cabeza de Shane y recordó todo lo que la chica le estaba contando; si era verdad, había matado a un hombre en un viaje rápido a México, pero no había sido de la manera en que ella lo creía.

-Hey, hey, Espera un momento. Él me persiguió para matarme y sólo me defendí. Fanático religioso…

-¡¡¡Cállate!!! No me interesa un comino lo que tengas que decir… ¡Me las pagarás, ¡¡Me las pagarás!

-¿Y mas o menos que piensas hacer para asesinarme?-Interrumpió Shane con una sonrisa, como sólo una persona malvada sabía hacerlo.

-Te clavaré esta cruz santa en el pecho y será tu fin ¡Morirás a manos de Dios! ¡E irás al infierno de dónde saliste!

Shane se quedó un rato con los ojos entornados y luego echó a reír.

De improvisto y con un rápido movimiento casi sobrehumano, la vampiro aprisionó con fuerza la mano en donde la chica tenía la cruz y la alzó, con el otro brazo rodeó su cintura y la pegó a su cuerpo, casi como una pose de baile.

Los ojos de Shane no podían ser más cínicos y desalmados, mientras que sus labios curvaban una sonrisa apaciblemente peligrosa. Su rostro estaba a escasos milímetros del de la morena quién estaba a punto de colapsar de ira y miedo, jadeaba y sudaba a causa de la adrenalina en su cuerpo.

Lentamente, Shane fue acercando sus labios al oído de la chica y ésta no pudo evitar dar un vuelco a su corazón cuando oyó las suaves y tranquilas palabras saliendo de éstos, casi en u susurro.

-Si se me viene en gana… puedo ir a la Santa Catedral y violarte en frente del Dios que tanto veneras...

Dichas estas palabras que brotaron de entre una sonrisa, la pelirroja tomó la cruz en su mano-aún en el aire- y ésta empezó a derretirse mientras los ojos celestes miraban a unos castaños horrorizados. La plata escurría de su mano de manera irreal y cuando se hubo desvanecido por completo tomó a la chica nuevamente en su poder, sujetándola sin posibilidad de forcejeo.

-…Ahora, podría matarte en éste mismo instante para que acompañes a tu querido esposo a dónde sea que esté; pero eres tan hermosa que lo consideraría un desperdicio…

La cara furiosa de la chica no inmutaba a la hora de acuchillar a Shane con la mirada, y ésta no podía evitar exprimir hasta lo último de ese odio.

-Si….ésa es la misma mirada que “tu Diego” tenía cuando lo maté…Pobre idiota….Un humano tratando de igualarme…, a mí…, a la sangre pura de los vampiros….; creyendo que su Dios lo ayudaría en ese momento, tal como tú lo has creído aquí…

Ante esas crudas y crueles palabras la morena no hizo más que responder con breves palabras que hicieron que Shane volviera a soltar una risita.

-Arderás en el infierno por todo lo que has hecho, maldito ser.

La vampiro bajó la mirada, algo incrédula.

-Si, eso también me lo dicen a menudo.

Y sin decir nada más, Shane clavó sus colmillos en el cuello de la chica, y ésta sintió el inmediato efecto de ser vaciada de recuerdos. Mientras la vampiro bebía todo lo que salía de la herida, la morena trató de resistirse pero fue inútil; casi de inmediato un terrible mareo y debilidad vino a ella con la sensación de poco a poco perder sus memorias, sus vivencias. Shane se estaba encargando de borrar todo registro en ella para que no volviera a ser una amenaza.

De un momento a otro dejó de resistirse, casi ida de su propia consciencia y como segundo efecto, comenzó a sentir la excitación y el placer que se sentía al ser bebida por un vampiro.

Empezó a jadear y a gemir, nuevamente envolvió la cintura de Shane con sus piernas y con sus brazos rodeó el cuello, aferrándose a ella para tolerar el sofoco y el calor que su cuerpo experimentaba; sus sentidos empezaron a desvariar y una corriente de electricidad se desprendido desde su entrepierna hasta  sus brazos y piernas mientras sentía la lengua de la pelirroja lamerle el cuello sin compasión; se aferraba cada ve más a ella hasta el punto en que finalmente llegó a la cúspide del placer y casi instantáneamente se desmayó, pálida y sudada.

Shane limpió los restos de sangre de su boca y miró a la chica desmayada en sus brazos.

-Bueno, creo que eso será suficiente como para que no recuerdes nada hasta tu niñez.

Deposito a la chica en la mesa y con mucho cuidado y atención fue vistiéndola, dejándola tal y como había llegado. Recogió el desorden y las cosas que habían caído al suelo y las colocó de nuevo en el escritorio. Luego, levantó la navaja y la guardó en un cajón con llave; por último, agarró las gotas de plata, ya sólidas de nuevo, del suelo y las echó a la basura sin mucho esfuerzo.

Cuando hubo considerado de que ya todo estaba en orden nuevamente miró de reojo a la morena.

-De verdad que es un desperdicio.-Dijo con arrepentimiento antes de coger su abrigo y salir de la oficina, dejándola ahí sentada, desmayada en la oscuridad.

Al entrar al Bugatti, se dispuso a hacer una última llamada telefónica.

-Hola, ¿Charles? Necesito que vengas a buscar a una chica latina que está desmayada en mi oficina del club; si, lo antes posible. Móntala en el vuelo más próximo a México, sólo de ida….si…primera clase.

Luego colgó, encendió el rugiente motor del vehículo y condujo por las avenidas de Londres a toda velocidad.        

 

Continuará...