Un mundo ideal - Capítulo 19

Hola!


Continuando con este magnífico fanfic, agradeciendo a su autora los esfuerzos que hace por regalarnos su trabajo. No dejen de comentarlo por favor.


Nos vemos, les dejo un fuerte abrazo!


Autor: Utena93
Capítulo 19

El viento acariciaba mi cara, pero mi cabeza se encontraba en otro lado, intentando buscar una buena excusa para mi tardía llegada a casa… Creo que por primera vez conducía lento… pero sin poder evitarlo, más tarde o más temprano llegué a casa.

Desmonté de la moto y me dirigí al matadero, ninguna excusa había venido a socorrerme. Subí las escaleras hasta llegar a la puerta de casa. Suspiré. Abrí la puerta y esperé la inminente bronca.

-         ¡Elena! ¿Se puede saber dónde estabas? Me tenías preocupada. – Dijo una claramente enfadada Sophie. – Y para colmo te dejas el móvil.

-         Em… Es que…

-         Es que ¿qué?

-         Me llamó mi madre, quería que fuera a casa.

-         ¿Qué? ¿Tu madre? Pero si tu familia no quiere saber de ti.

-         Ya, aprovechó que mi padre estaba fuera, le dio uno de sus ataques de culpabilidad y quería que fuera...- No era una mentira muy creíble. – ¿Querías que le dijera que no?

-         No es eso… - No parecía muy convencida.- ¿Comiste con ella?

-         Si.

-         ¿Y tu padre?

Como siguiera bombardeándome a preguntas me quedaría sin argumentos.

-         Se fue de pesca con el vecino. Cualquier cosa es buena para dejar sola a mi madre.

Sophie parecía vagamente convencida. Se sentó en el sofá algo mosqueada todavía.

-         Pero al menos, podrías haberme llamado.

-         Sophie… no creo que fuera cómodo para mi madre que lo hiciese.

-         ¿Y de qué hablasteis?

Me estaba poniendo nerviosa, entendía que estuviese cabreada, pero eso era un interrogatorio.

-         Pues tú sabes, que como me van las cosas ahora, que si lo siente mucho, que mi padre se está echando a perder… Esos temas de familia que a nadie le gusta tocar.

-         Ajam ¿Y…?

-         Sophie, amor, ha sido una mañana algo difícil para mí, me voy a descansar.

No podría seguir mintiendo y la corté de la mejor forma que pude. Al menos había conseguido solucionar un problema… Me tumbé en la cama e intenté descansar. Sin darme cuenta me quedé dormida.

Me quedé sentada en el sofá mientras Elena dormía. ¿Por qué tenía esa extraña sensación de que me estaba mintiendo? No quiero acusarla de nada antes de tiempo, pero lo de su madre… No me lo creo y no sé por qué. Además desde ayer está muy rara conmigo… parece como si hubiera dejado de gustarle incluso de atraerle. Algo raro está pasando y me voy a enterar de qué es.

Desperté un par de horas más tarde… Me dirigí hacia la cocina.

-         Ah, vale, muchas gracias…- Contestaba apenada.

Sophie colgó el teléfono.

-         ¿Con quién hablabas? – pregunté aun algo dormida.

-         Nada, un gerente del hospital.

-         Vaya.

En esas cosas no me metía porque no entendía nada.

-         ¿Qué tal has dormido? – preguntó.

Note en su voz un tono extraño, como dejado… ¿triste, tal vez?

-         No muy bien, demasiada claridad.

Silencio. Me preparé un café, el tercero en ese día. Bien cargadito, necesitaba despejarme. Sophie me miraba, no sabía muy bien qué hacer, o esa es la impresión que a mí me daba.

-         Voy a salir. – dijo de repente y salió disparada por la puerta.

¿Pero qué le pasaba? Este hospital acabaría con ella. Seguí concentrada en mi café.

Tenía que aprovechar ahora que ella dormía, le había dado vueltas a la posible solución pero no estaba segura. Decidida marqué los números en el teléfono. Esperé.

-         ¿Sí? – Dijo una mujer mayor al otro lado del léfono.

-         Hola, ¿es usted la madre de Elena?

-         Sí, soy yo, ¿ha pasado algo?

-         No, no se preocupe, soy una… amiga suya y quería saber si hoy comió con usted.

-         No cielo, hace mucho tiempo que no comemos juntas.

-         Ah, vale, muchas gracias…

Colgué. ¿Así que todo era mentira? Me sentía traicionada, enfadada, engañada… triste. ¿Por qué había mentido? ¿Qué razón había detrás de todo eso? Elena apareció en la cocina.

-         ¿Con quién hablabas? – preguntó.

-         Nada, un gerente del hospital.- Mentí.

-         Vaya.

-         ¿Qué tal has dormido? – pregunté intentando averiguar algún sentimiento de culpa.

-         No muy bien, demasiada claridad.

Ya… demasiada claridad ¿no? Di mejor que la culpa apenas te dejaba cerrar un ojo. No podía seguir en esa casa, el dolor me estaba consumiendo y el  llanto no tardaría en hacer acto de presencia. Me fui de casa.

Cogí el coche y sin rumbo recorrí calles y más calles de la ciudad, hasta que llegué al hospital. Supongo que es mi segundo hogar y me siento bien aquí, solo esperaba que mi padre no rondase por allí también. Sin saludar a la recepcionista me dirigí a mi despacho.

-         ¡Hey Soph! – escuché gritar al fondo del pasillo seguido de unas pisadas fuertes que venían hacía mí.

-         ¿Tanto te cuesta decir mi nombre completo, Tom?

-         Soph es más bonito.

-         Sigo siendo tu jefa, menos confianza.-bromeé.

Tom era un residente que llevaba allí algo de tiempo, era un chico simpático, algo más joven que yo, y siempre tenía una sonrisa para regalar a alguien. Lo conocí en su primer día justo antes de que me lo asignaran a mí, intente ser correcta y seria cuando estaba con él, tenía que dar ejemplo, pero era imposible y al final acabó cautivándome a mí también, como a todo el hospital, ya fueran enfermos o médicos.

-         A todo esto, ¿qué haces aquí? Hoy no tienes turno. – preguntó extrañado.

-         Ya lo sé, sólo me pasaba para comprobar si no habías roto nada.

En un movimiento rápido Tom me agarro por los brazos dejándome inmovilizada y con su cara a muy pocos centímetros de la mía.

-         A mí no me engañas. – dijo.- Eres mi jefa.

Aparte la mirada, estaba claro de que no podía engañar a nadie, me sentía realmente mal. Tom se separó de mí.

-         Soph, puede que sólo sea un residente que lleva aquí algo más de 6 meses, pero como cualquier persona, sé escuchar y no veo a nadie más que se ofrezca.

-         Vamos a mi despacho.

Se separó de mí y me siguió, era un chico realmente adorable. Abrí  la puerta, todo en su sitio, me senté en el pequeño sofá de piel que tenía a la derecha de la puerta y me desplomé. Tom se sentó a mi lado y pasó su brazo por mi hombro… Empecé a llorar, desconsoladamente, agarrándome a Tom y mojando su uniforme con, lo que serían para mi, millones de lágrimas.

No preguntó qué había pasado, sólo permaneció allí, abrazado a mí, serio por primera vez. En algún punto de la tarde deje de llorar y allí estaba él, sonriendo justo cuando más lo necesitaba, sabía que no tenía ganas de sonreír, era normal, pero lo hizo para que me sintiera mejor.

-         Gracias Tom, te agradezco mucho lo que estás haciendo por mí.

-         Lo único que deseo es que vuelva esa sonrisa preciosa que tienes y que me eches la bronca cuando haga algo mal.- sonrió.

Le di un beso en la mejilla, lo levanté y lo estreché entre mis brazos con una gratitud inmensa.

-         A lo mejor te subo el sueldo. – Comenté divertida y me marché.

Francamente me sentía mejor, quizás tendría que hablar con Elena directamente, nunca me ha contado nada sin tener yo que obligarla primero, quizá se lo guarda todo porque siempre ha estado sola o simplemente porque no quiere hacerme daño, pero lo que no sabe es que el silencio duele infinitamente más que las palabras.

Sophie llevaba mucho tiempo fuera, me estaba preocupando. Le había dado vueltas al tema de Ana… y por fin saqué algo en claro, todo fue un error, un estúpido error que me podría costar lo único que merecía la pena en mi vida. No sabía qué hacer, si hablar con Sophie o no decir nada… En ese instante una decidida Sophie entraba por la puerta. Era una señal.

Continuará...