Hola yurifans,
Akari al habla desde el más allá. ¿Recuerdan que les comenté que me iba de viaje? pues así fue, y ahora me encuentro en una posición no muy cómoda tratando de mantener mi portátil conectada a Internet, ¿ven las cosas que hago por hacerlos felices? XD
Revisé el buzón del Baúl con el cel y cuando vi que Aru había enviado la continuación de este fanfiction tuve que capturar una red como fuera. En fin, estoy pasando unos días bastante agradables en un evento muy lindo al que fui invitada y luego me voy a mi pueblo a pasar las fiestas en familia.
Publico tal cual como me fue enviado y les comento que también tengo otras colaboraciones (parece que mi mensaje de fin de año surtió efecto XD) esos trataré de dejarlos programarlos, sino, lo siento tendrán que esperar unas tres semanas o que vuelva a conseguir otra wifi.
¡Besos y que disfruten la lectura!
Nota: Desde el fondo de mi corazón estoy profundamente apenada y por eso ofrezco mis más sinceras disculpas. Sé que la espera se ha debido de tornar molesta, pero por fin, luego de ser reescrito desde el principio, el capítulo 12 está completo.
Éste me ha tomado verdaderamente por sorpresa, puesto que mi intención era relatar toda la cita y su desenvolvimiento en una sola publicación…; me temo que los detalles hicieron que cobrara un volumen no esperado, por lo que he tenido que dividir el capitulo en dos. Así que si la lectura está algo vacía de “química” por parte de los personajes principales, descuiden, el capítulo 13 lo compensará…
Capítulo 12: Shane y Lily. Parte 1
Manhattan, Nueva York, 1992
Ya era tarde y para las pocas personas que se encontraban esperando algo temerosas el tren de las diez y media de la noche, la larga espera se hacía un tedio algo difícil de soportar. Pero para una Shane, que estaba acostumbrada a las largas esperas, que el tren tardase un poco en llegar no significaba mucho más que leer un artículo más de su periódico. Su mirada aparentemente perdida entre las cientos de palabras en el papel alternaban juguetonamente entre ellas y una divertida escena de una madre jugueteando un poco con su hija, paradas a unos quince metros de la vampiro.
Para la pelirroja, que se familiarizaba más con el lado más tétrico y oscuro, le resultaba ese comportamiento maternal un verdadero soplo dulce de aire fresco que le hacía sonreír disimuladamente, escondiendo su disfrute tras las enormes hojas del periódico.
La madre hacía reír y bailar a su pequeña hija, en un intento de entretenerla y disipar un poco el cansancio de ambas. Shane simplemente disfrutaba tal escena como si de un espectáculo se tratase; después de todo, estaba más acostumbrada a la sangre y a los llantos de súplica, que a las risas y mimos de una amorosa madre.
Paralelamente sus ojos celestes, instintivos y cautelosos se habían paseado y estudiado a las pocas persona esperando en la estación, de la cuales tres jóvenes parecían sospechosos, murmurando cosas entre ellos mientras veían algo nerviosos y ansiosos a su alrededor, vestidos con capuchas y con las manos siempre en los bolsillos de sus chaquetas.
Shane sabía perfectamente lo que eran: tres chicos buscando asaltar a alguien para comprar droga; no era un secreto para nadie en la estación, pero dado que había la suficientemente cantidad de personas como para que se volviera peligroso un atraco, la pelirroja estaba casi segura de que serían demasiado cobardes como para hacérselas de malos. Sabía también que no sería un blanco para ellos, de atreverse en todo caso a cometer un delito, ya había sido estudiada por los jóvenes y de inmediato habían visto en ella un peligro inminente difícil de describir e ignorar. Con sus ojos de daga había dado a entender claramente “si se atreven a tocarme, los mataré”
Así que a pesar de ser mujer y estar sola, no tenía nada que temer. Era Shane.
Por fin y de una vez por todas, el estridente sonido del tren acercándose alertó a las personas en la estación, quienes se posicionaron cerca de la línea amarilla que delimitaba la zona entre ellos y el vehículo.
-¡Mira! Allá viene el tren.-Dijo la madre cándida a su hija, mientras la sostenía de la mano.
Y cuando las luces se acercaban cada vez más, los chicos iniciaron una caminata rápida, y Shane pudo ver cómo la madre y su hija eran peligrosamente rodeadas por los ladrones quienes de inmediato desenfundaron sus armas en un intento de intimidación.
El tren crujía y hacía ensordecedores ruidos que apagaban los gritos y amenazas de los chicos mientras desvalijaban a la joven madre, quien en un intento suicida ponía a su hija tras ella.
Las pocas personas miraban aterradas aquél sórdido espectáculo, sin nada que pudieran hacer. Mientras que Shane empuñaba su Desert dentro de su abrigo, mordiéndose los labios y aguantando las ganas de asesinar a esos chicos. “No lo hagas…, no lo hagas...” decía en su cabeza en un intento de controlarse “debes pasar desapercibido”
Con ojos preocupados miraba la escena y susurraba, rogando que la madre de alguna manera pudiera escucharla.
-Vamos, entrégales todo para que se vayan, no te hagas la valiente…
Y así hizo la madre, aterrada. Quitó los anillos de sus dedos, entregó su bolso y su collar; todo para que los ladrones se fueran y mantener a su hija a salvo.
Una vez que el tren aparcó completamente y las puertas de deslizaron, los primeros en entrar fueron los chicos. Las piernas de todas las demás personas aún seguían sin responder, pero las de Shane no vacilaron ni un instante y pensando que todo ya estaba bien empezó a caminar hacia la madre y su hija, con el corazón frió y sus manos algo temblando.
La joven mujer miraba aterrorizada al chico que acababa de asaltarla dentro del tren a donde ahora se hallaba y antes de que la pelirroja tuviera la oportunidad de hacer más, se oyó un furioso y nervioso ¡¿Qué miras, perra?!, un brazo alzando un arma y la detonación del cañón.
Shane, por primera vez en su existencia, ése ensordecedor y terrible sonido la paró en seco y congeló su corazón, haciendo que sus sentidos se nublaran por décimas de segundo al ver el cuerpo de la madre caer estrepitosamente al suelo, mientras los presentes exhalaban un grito unísono de terror. Su pequeña hija, incapaz de procesar lo que acababa de pasar, gritó y lloró, suplicando a su madre que se levantara.
-¡¡¡MAMÁ!!! ¡MAMÁ! ¡MAMÁ!
Y una enorme llama de ira descontrolada, odio y furia que Shane sólo había sentido una vez en su vida, calcinó todo pensamiento frío y calculador, haciendo de ella un ser tan capaz de sentir y sangrar como cualquier débil humano. Sus ojos se llenaron de furia y su mandíbula se tensó, haciendo los músculos de si quijada brotar.
Corrió rápidamente a la entrada del tren en cuestiones de segundo y sin mirar atrás, sin vacilar, sin arrepentimientos, desenfundó la Desert y con dos limpios disparos en la cabeza, acabo de una vez con dos de las vidas de los tres asaltantes, justo dentro del vehículo y en frente de la mirada de todos. La ropa y rostros de la chica se tiñeron en sangre mientras que su ceño fruncido y pulso perfecto delataban que no era la primera vez que asesinaba.
Al tercero, líder y asesino no le alcanzó el tiempo para huir cuanto ágilmente Shane lo tomó del cuello de su sudadera y antes de que se cerraran las puertas, lo sacó de nuevo a la estación.
Lo arrojó sin piedad al suelo y sin poder incorporarse puso un pie en su pecho, apuntándolo directamente en su cabeza.
Los gritos desesperados de una hija llorando por su fallecida madre sólo servían para alimentar la ira en Shane, quien respiraba y gruñía sin control, como si tratara de contener a una endemoniada bestia dentro de ella.
-¡¡¡NO TENIAS QUE MATARLA!!! ¡TE DIÓ TODO LO QUE TENIA!-No dejaba de apuntar al chico a la cabeza, mientras que puntualizaba sus palabras presionando cada vez más su pie contra el pecho del muchacho, asfixiándolo.
-No...Me mates, por favor…-Suplicaba éste, llorando.
-¡¿POR QUÉ MIERDA LA MATASTE, INFELIZ?!-Gruñía Shane, sin poder controlarse.
El muchacho no respondió, no tenía una respuesta para ello. Y ante la espera de unos instantes que se hizo infinita, la pelirroja se inclinó y acercó su cabeza hacia el chico, y con la voz ronca más rencorosa que salió de lo profundo de su ser murmuró palabras que ni se esperaría escuchar del mismísimo diablo. Su ira canalizada en una sola frase final.
-No sabes cuánto disfrutaré el verte morir, maldito….
Y asestó no menos de cuatro balazos a la cabeza de su presa. Regando estruendos, sangre y miedo en el lugar. Y seguido de ese pavoroso momento en el que el tren partió pero nadie subió, se alargó un espeso silencio en donde Shane se dio cuenta por fin de lo que había hecho. Por fin respiró y por fin fue capaz de oír y de ver.
Y en uno de esos escasos momentos de su vida en donde no supo qué hacer, se encontró con que sus pies abandonaron a toda velocidad la estación, sumergiéndose de nuevo en el refugio que le ofreció la oscuridad de la noche y preguntándose ¿Por qué lo había hecho?
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Shane despertó de su momentáneo letargo cuando oyó la voz serena de Will cantar “caballo mata alfil”, dándose cuenta de que su alfil había sido desprotegido por su torre cuando avanzó a proteger al Rey.
Su mente vagaba de un sitio a otro, pero no se explicaba por qué de todos los momentos de su vida, había recordado en particular ese. Quizás la única razón era porque realmente era algo que no le gustaba revivir; la mente funciona de extrañas maneras, normalmente lo que no quieres recordar, es lo que se queda en tu memoria para siempre.
Como sea, el tener presente de nuevo ese momento en el que ella misma se sintió como una humana no fue nada placentero, era como pararse varios estratos más debajo de lo que en realidad estaba; y aunque nadie además a parte de Charles supo nunca lo que pasó, se arrepintió eternamente por haber flaqueado en un momento que para ella (creía), no tenía ningún valor. Pensaba en ella misma como un misterio. A lo largo de su vida había asesinado la suficiente cantidad de gente como para ir al infierno y sentarse a fumar con el Diablo; estaba acostumbrada a sentir el chispeo de sangre en su cara y a ver a niños y mujeres morir; nada de eso le importaba realmente, no le importaba quién muriera o viviera; pero era aquél sentimiento de familiaridad el que hacía que explotara en momentos así. Momentos que deberían corregirse en “momento”; ya que esa explosión sólo pasó ésa vez.
Sus pensamientos la llevaban y la traían de la realidad sólida a la mental. Miraba el juego con cierto aburrimiento, sus ojos cansados la delataban mientas que el chico, feliz de haber matado una pieza de su oponente, no se daba cuenta que sostenía una partida tremendamente aburrida para los más diestros en el ajedrez.
En la habitación de la casa sólo se encontraban ellos dos más Charles, en uno de los poco ratos de ocio que tenía y que no malgastaba adelantando deberes.
En el “Cuarto de juegos aburridos” los tres seres jugaban ajedrez para relajar la mente. No había mucho que hacer hasta el anochecer y Shane se las había arreglado para traer a la habitación a los que quedaban en la casa. Alice se encontraban en un show de televisión y Lily aún en el restaurant.
-Así que…una cita ¿eh?-Comenzó Will con tono travieso, algo burlón y curioso mientras veía como la pelirroja sin pensar hacía su movimiento, algo silenciosa y pensativa.
-Si, Will… Una cita- La vampiro pronunció estas palabras con el desánimo que tendría un poeta sin musa. El fastidio se veía en su cara y Charles no hacía más que observar; como todo buen compañero confiable, Shane ya le había puesto al tanto de todos sus planes esa noche, incluso de sus intenciones al salir con Lily.
-Te admiro, realmente te admiro, Shane.-Reía un poco mientras observaba el tablero-Lograste conseguir una cita con la única chica que te ha mandado al diablo.
Shane se rascó la nuca, torció los labios en una leve sonrisa desganada.
-No es por cuestionar tus percepciones; pero ésta cita no tiene intenciones románticas.
-¿Ah no?-pronunció Will con tono sumamente incrédulo-Entonces te refieres a que sólo charlaran amenamente, como amigas que quieren conocerse
-Aunque suene irremediablemente sorprendente, si, Will. Sólo quiero conocerla.
El muchacho rio un poco sin perder su elegancia, como quién lo sabe todo.
-Te recomiendo que si tus intenciones no son románticas, guardes una distancia prudente entre tu corazón y el de ella, porque si llegas a flaquear un solo milímetro, te enamorarás.
Shane respondió la risita del rubio con otra, mirándolo con suma incredulidad y moviendo la cabeza en señal de negación.
-¿Enamorarme…? Eso nunca sucederá, pequeño.
Le tocó a Will mover su caballo en el tablero. Shane le echó un rápido vistazo a su movimiento.
-Aunque intentes aparentar que no te importa Lily, sé que no es así. Vamos, todos nos hemos dado cuenta de cómo la miras, y he de decir, que no se parecen a los ojos que estamos acostumbrados a ver en ti.
-Me parece atractiva. Simple deseo sexual-Excusaba Shane sin perder su compostura ni tono tranquilo-No lo niego, quisiera poder tenerla en mi cama- No dejaba de ver el tablero, algo pensativa.
-¿Entonces por qué no has tratado de conquistarla?
-Al principio si tenía las intenciones de hacerla mía, pero creo que en éstos momentos no está para abrirle oportunidades a nadie.
-¿Es eso lo que quieres averiguar? ¿Por eso la cita?
-Más o menos…
Al pronunciar estas palabras, se levantó inesperadamente y tomó su abrigo negro del espaldar de la silla. Will entornó sus ojos grises, algo extrañado.
-¿A dónde vas? Aún es muy temprano para tu-
-Tengo unos asuntos que tratar antes de mi cita-Atajó mientras se ponía la pesada, costosa y elegante prenda. Miró su reloj, calculando el tiempo que tomaría atender sus diligencias; pensó en su encuentro, luego en Lily, en lo hermosa que debería estar y finalmente en la impresión que ella misma quería causarle; y de repente, como muy pocas veces en su vida, dudó un poco de su vestir. Se vio a sí misma, detallando los pantalones negros, los zapatos de tacón bajo cerrados de igual color, y la camisa vino tinto.
Dirigió la mirada a sus dos acompañantes.
-¿Me veo bien?
Charles asintió, y como todo hombre de pocas palabras, sólo dijo lo necesario.
-Va vestida de acuerdo a las dos ocasiones, señorita. Muy acertada.
Mientras que Will soltó algo un poco más juvenil.
-Te ves bien, aunque le gustarías mucho mas a Lily si llevaras un vestido escotado.-Sus labios curvaron otra sonrisa traviesa, y Shane no pudo evitar culminar con un poco de su humor negro.
-Usaré uno de esos vestidos cuando tú pierdas la virginidad-Sonrió bromista.
-No me hagas reír tanto, Shane; me va a dar un paro cardíaco.-Enserió Will ante el chiste de mal gusto, mientras veía a la vampiro dirigirse hacia la puerta.
-Que bien, así dejarías de estropear mis autos.-Replicó si detenerse.
-Hey, espera. El juego, no lo hemos terminado y te toca.
Shane lo pensó por unas décimas de segundo, dio un medio giro sobre sus talones, caminó ágilmente hacia el tablero y sin redundar mucho, en realidad sin siquiera verlo, movió una pieza rápidamente.
-Jaque Mate.
Y así como se había devuelto, se fue, desapareciendo detrás de la puerta y sin darle oportunidad a Will de hacer reclamos.
-¡¿Has visto eso?! ¿Cómo es que-? ¿Cómo ella-?
-En realidad, tuvo oportunidad de hacerte Jaque Mate repetidas veces. Creo que no lo hizo para no tener que empezar otro juego contigo.-Sonrió Charles ante la reacción del joven vampiro.
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Lily se encontraba sentada en la que ahora pintaba como una hermosa oficina con bella decoración y aroma cálido e invitante. El segundero del reloj marcaba ruidosamente los segundos, y con él, el tacón derecho de la rubia; cruzada elegantemente sobre su otra pierna, envuelto en fina malla negra.
Posaba sus delicadas manos en el escritorio, pensante; distraída y a la vez concentrada, rememorando todo lo que había pasado la noche anterior, incrédula de que sólo en una hora tendría una cita con Shane Taylor; la persona con la que menos se vio salir.
Como fuese, ya había aceptado y no podía dar marcha atrás. En aquél momento cuando la pelirroja soltó su propuesta, Lily realmente no pensó, no analizó ni negó. Había mirado a Shane con una cierta expresión de estupefacción, y sus labios, rogantes por ser sinceros aunque sea por una vez; habían dejado libre un inconsciente “si”, sin siquiera pedir permiso a su mente.
Luego de dar un salto de esa magnitud, no pudo ser capaz de echarse atrás, y muy dentro de su corazón, tampoco quiso hacerlo.
Como fuese, estaba nerviosa, ansiosa, avergonzada sin ninguna razón. Gastaba su tiempo final en el trabajo caminando de un sitio a otro, sentándose para volver a pararse, taconeando el suelo al compás del reloj, y revisando su cabello y maquillaje de tanto en vez para cerciorarse de la perfección. Ésa vez había optado por alisar completamente su cabello que ahora caía en una hermosa y perfecta cascada dorada a los lados de su fina cara, realzando lo perfilado de sus labios y nariz. En esas pocas veces, se veía el verdadero largo de los rubios mechones; Lily se preocupó al ver que ya llegaba hasta la mitad de su espalda; demasiado largo, a su parecer.
Había escogido una falda corporativa a las rodillas negra, que se abotonaba a su cintura, mallas y zapatos de tacón de igual color. Una bella camisa blanca con unos encantadores encajes, y una hermoso reloj plateado adornando su muñeca. Una verdadera y elegante gerente.
Por fin terminó de verse en el espejo por enésima vez, resignándose a que ya no podía verse mejor o cambiar ya de opinión con respecto a su cabello, maquillaje o vestiduras.
No era realmente consciente de ello, pero de verdad quería dejar a Shane boquiabierta; meta que no sería nada fácil, teniendo en cuenta que la vampiro siempre se encontraba acompañada de la mejor selección de mujeres hermosas y sensuales.
Se sentó nuevamente en el escritorio, justo a tiempo para que la puerta sonara delicadamente con tres toquecitos.
-Pase-Soltó Lily amigablemente al acomodarse mejor en su cómoda silla.
-Disculpe mi intromisión, señorita Rossemberg-Entró tímida y respetuosamente un mesero-Pero ha llegado ésta carta para usted.
Lily se extrañó un poco.
-¿Quién la ha traído?
-Un hombre que ha dejado dicho que después que lea ésta carta, espera esté accesible para conocerla a usted personalmente. “Situación de negocios” dijo antes de irse.
-¿No ha dejado dicho nada mas?-Preguntó cuando el mesero depositó la carta en sus manos.
-Me temo que no, señorita. Pero era un hombre de aspecto burgués-El chico sonrió al decir éstas palabras. Y la rubia entendió en su gesto que su empleado casi le decía “picarona”, por el hecho de recibir una carta de un desconocido de aparentemente alta alcurnia.
Así como el joven entró, se fue; dejando a su jefa sola con una misteriosa carta.
En la soledad de la estancia, Lily detalló bien la fachada antes de abrirla. Estaba lacrada con un sello bastante elaborado, un diseño de un escudo de armas dos torres a los lados con enredaderas y una pequeña inscripción en un supuesto latín que la rubia no supo entender.
-“Nos deactum per aeternus”… ¿Qué significará…?-Se quedó viendo la oración con mucho detenimiento para luego giro el sobre en busca de algún escrito; pero como se lo esperaba, nada.
Poco tiempo pasó antes que sus pensamientos de la procedencia de ese sobre pararan, y sus dedos de deslizaran delicadamente bajo la lengüeta del sobre, despegando el lacre que hacían entender que esa carta debía ser abierta sólo por ella.
Al sacarla, la abrió despacio, como si de un tesoro se tratare y sólo al tacto descubrió que no era una carta común, ya que no era papel corriente, sino un fino lienzo de pergamino amarillento, elegante y que Lily sólo había visto en filmes ambientados en la antigüedad.
De inmediato se encontró con finas y hermosas curvas de tinta negra que cubrían brevemente la hoja. Comenzó a leer con cuidado.
“A la señorita Lily Rossemberg.
Sé que esta carta es tan misteriosa como mi identidad misma; y he de disculparme por tal hecho impropio de una buena presentación, pero lamentablemente mis circunstancias actuales no me permiten acercarme a usted en estos momentos por razones que intervienen con mi persona. Al leer esta carta debe estar haciéndose muchas preguntas. No se preocupe, no soy cualquier extraño, de hecho, soy una persona muy cercana a Helena, o como usted debe conocerla, Shane Taylor.
No daré muchos rodeos, señorita Rossemberg, aunque lamentablemente y por obvios motivos de seguridad, no puedo ser totalmente explícito con usted a través de este medio. Me disculpo por anticipado si mis diálogos le resultan algo confusos.
Bien, usted ha entrado en la vida de una persona totalmente fuera de lo normal, y estoy muy seguro de que sabe a qué me refiero. Sí, señorita; conozco mucho de la vida pasada de Shane Taylor como quizás ninguna persona lo ha hecho jamás, se podría decir que somos alguna clase rivales de andanzas. Y por el simple hecho de usted haber aceptado tener algo que ver con el verdadero pasado que nos condena, es mi deber y obligación que usted y yo tengamos una plática, frente a frente. Las razones de ésta misma reunión serán aclaradas por Helena o en su defecto, por mi.
No se preocupe, sé que mis palabras se leen algo frías, pero le aseguro que no llevo otras intenciones que la de charlar con usted.
Finalizando mi corta explicación, he de aclarar que por las mismas precauciones de seguridad no anotaré alguna fecha para nuestra reunión; confío plenamente en que Helena se encargará de adecuar la situación a su apretado horario gerencial.
Sin mucho más que decir y ansioso por conocerla, T. M.
Nos deactum per aeternus”
Lily se quedó viendo la carta con ojos extrañados, repasando su escrito una y otra vez para sacar detalles implícitos de tan extraña situación planteada. Su cabeza empezó a pensar a mil por segundo y resolvió releer toda la carta poco a poco, con mente fría y analítica.
Bien, “…soy una persona muy cercana a Helena…” ¿“Helena”? Las palabras leídas empezaron a tomar una cierta forma retorcida a lo que parecía otra pieza confusa del misterio que intentaba armar. Era la primera vez que alguien nombraba a Shane con ese nombre, y tal parecía que el misterioso T.M. sólo le conocía así. Lo que llevaba a Lily a las siguientes preguntas ¿Por qué T.M. es el único que le ha llamado así? Si de ser verdad que Helena era el verdadero nombre de Shane ¿Hubo posibilidad de que lo hubiera cambiado? ¿Con qué razones? Las incógnitas eran mucho más que las respuestas y eso de alguna manera le frustraba. Siguió leyendo.
“Obvios motivos de seguridad” Claramente lo que T.M. quisiera hablar con Lily era se suma importancia y secreto, lo comprendía; pero también había que tomar en cuenta que cada aspecto de la vida de la vampiro era un secreto: su “relación” con Alice, sus negocios sucios, y verdaderamente lo que ella era en verdad. ¿A cuál de todos esos aspectos se refería el misterioso remitente? “Sabe exactamente a qué me refiero” Las posibilidades golpeaban la mente de Lily como un martillo. Por el hecho de pensar en la teoría de que Shane alguna vez se llamó Helena, le daba la pista de que T.M. era una persona a la que llevaba conociendo un tiempo aún no definido, pero que seguramente era mucho. También tomaba en cuenta la parte que rezaba “conozco mucho de la vida pasada de Shane Taylor como quizás ninguna persona lo ha hecho jamás”. Eso era verdaderamente decir mucho; siempre pensó en Charles como la persona que más sabía sobre Shane, y al estar este misterioso personaje tan seguro de que era él quien ocupaba ese sitio, hacía que Lily empezara a estar segura de lo que estaba pasando.
-Se refiere a la guerra de Vampiros y Licántropos…-Hasta ella misma se sorprendió de decirlo. No se esperó esa conclusión, pero al leer seguidamente la palabra “rival”, un leve choque de nervios e impresión golpeó la base de su espalda. ¿Acaso era posible que el remitente de la carta fuese un… Licántropo..?
Por supuesto que había posibilidades, la carta no estipulaba lo contrario. Pero le molestaba un poco que estuviese tan bien redactada, que no dejara ver ni subjetivamente qué tipo de ser era T.M.
Ciertamente tenía hambre de conocimiento, de saber lo que pasaba y qué posición exacta tenía ante una situación tan delicada como el pasado de Shane Taylor. Su mente empezó a bajar el trote de a poco mientras las palabras de la carta aún resonaban en su interior, siguiendo con las preguntas, las posibles respuestas, y lo que pasaría en un futuro.
Y luego de repasar durante una media hora la misterios a carta, concluyó que dejaría las cosas fluir, aunque fuese por una vez en su vida y que, por otro lado, conocería un poco más del pasado de Shane y hasta quizás saber algo de Anna.
Metió la carta en el sobre y éste, es su bolso, con cuidado de que el lacre no se despegara de la carta, en todo caso que Lily tuviera que probar su autenticidad frente a la vampiro.
De repente sintió cómo algo en ella le decía que ésa noche no sería como las otras, y que pasarían cosas impresionantes.
-Tal vez esta no llegue a ser una reunión como cualquier cosa-Se dijo medio sonriendo por tal sentimiento.
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El bombillo tenue en la oficina lúgubre de Shane no daba abasto para iluminar a todos los oscuros y despreciables rostros que se hallaban ahí; observando fríamente lo que la vampiro haría a continuación, aguantando su irritabilidad por la falta de sangre, tendencia enfermiza que les caracterizaba. Aun así, eran simples plebeyos a la orden de la pelirroja, su deber era sólo observar, y esperar con ansias a que pasase lo que tenía que pasar.
Shane, caminaba tranquilamente de un lado a otro, balanceando la Desert Eagle en su mano, aparentando no pesar nada; parecía pensativa, preocupada, dubitativa, y realmente a lo que menos prestaba atención era al hombre latino que tenía arrodillado a sus pies, amordazado, temblando de pánico, llorando, sudado, vomitado y Dios sabe qué más; Pero en la mente pelirroja sólo flotaba una palabra, un nombre, dos sílabas, cuatro letras…; un rostro, un par de fuertes ojos y una sien bien fruncida.
La pronta cita con la rubia le tenía algo aprensada y fuera de contexto por esos escasos momentos, estaba algo confundida y dispersa, ¿Cómo hablar con ella? ¿Qué preguntas hacerle y cómo hacerlas? ¿Alguna manera de ganar su confianza? ¿Con qué tipo de conversación empezar? Aunque no lo pareciese y ciertamente, no fuera propio de su personalidad, Shane estaba bastante preocupada por la situación que pronto tendría lugar ese dia. Había demostrado su preocupación noches atrás, y a pesar de lo bien controlada que era su lengua, su petición de cita había sido endemoniadamente perspicaz con su consciente; el hecho de haber brotado casi sola desde el fondo de su garganta le hacía pensar que verdaderamente el cuerpo podía jugarle bromas pesadas a la mente, o la mente jugar en contra de su cuerpo… Como fuese, los dos elementos se mal conjugaban para meterla en problemas.
Intentó aclarar su mente y concentrarse en los asuntos de negocios que le ocupaban esos momentos, recordó que estaba enojada y que quería y tendría que descargarse con alguien. Se paró en seco y tomó con firmeza su arma, apretando sus dedos contra el frío metal. Volteó a ver al hombre latino que con sólo sentir lo poderoso de esos ojos celestes, ahogo un grito gutural de pánico.- Bien –Suspiró. Como quien ya se ha cansado de enunciar un largo y tedioso discurso político.-Tú...,-Inició con parsimonia, para luego comenzar una lenta caminata hasta llegar a su presa, y bajarse hasta tener sus ojos a nivel-Tu eres aquél que quería iniciar un negocio bajo mis narices ¿No es así?-Comenzaba a hablar tranquilamente, con expresión serena, adornada por unos ojos cortantes. Su receptor en cambio, era un asqueroso manojo de nervios y fluidos corporales cuyo hablar se lo impedía una mordaza, en una pequeña oficina lúgubre y con olor a sangre. La pelirroja deslizo cuidadosamente la impedimenta de la comunicación, y el hombre de inmediato tosió y tosió, tratando de recuperar el aliento, en tanto Shane se echaba un poco hacia atrás, para no ensuciarse con la sangre y sudor que despedía el hombre.
-¡Por favor! ¡NO ME MATES! ¡NO ME MATES! …yo…, yo…-Trataba de hablar el latino entre hipadas, Shane alzó una ceja, vehemente.-yo te pagaré…con mucho dinero, ¡millones, si es lo que deseas!...Yo-
Y no pasó otro instante más, cuando el frío acero de la Desert chocó violentamente contra la carne, piel y huesos de la cara del tipo, haciendo brotar mucha sangre y llantos, mientras su cuerpo hacía un intento por caer al suelo, los hombres fornidos lo sostuvieron, alzando forzosamente su cabeza para que Shane pudiera mirarlo a los ojos. Se le notaba ya algo de su enojo.
-No me interesa nada de tu mierda, ¿Has entendido? Basura infeliz. –Le apuntaba con el arma, puntualizando sus palabras al zarandearla frente a su rostro-Te he hecho una pregunta, y aún espero una respuesta.
Con sus hinchados y marrones ojos, se quedó viendo los fríos y tenebrosos de Shane, sintiendo a carne viva el miedo voraz de tener justo en frente a quién quizás era el mismísimo demonio de cabellera roja. Teniendo una sensación de pequeñez e inferioridad ante tan poderoso ser que en esos momentos emanaba lujuria e instintos bajos.
Ante todo, sintió un inmenso temor a siquiera implorar por su vida, así que prefirió seguir la corriente.
-Yo…-Le costaba hablar, su cara estaba sumamente hinchada, y sus heridas alteraban levemente su pronunciación-Pretendía…. “limpiar” la zona….para luego de que… todo se calmara y los…contactos estuvieses establecidos…, formar una alianza contigo, lo juro.
-¿Eso es lo mejor que se te ocurre?-Interrumpió Shane, grosera y altiva-¿Esperas que crea que querías hacer negocios conmigo? ¿Tengo cara de estúpida?-Preguntó al hombre aterrorizado-¿Tengo cara de estúpida?-Pregunto luego a sus hombres, quienes al instante negaron con su cabeza. Luego de eso, Shane se acercó más al rostro convaleciente de Ernesto Vidal-Escúchame bien, infeliz-Decía casi en un susurro, a causa del enojo-; tengo la suficiente inteligencia y poder como para saber, que en los últimos siete años has asesinado a toda la competencia de los países en que posas tus ojos, también sé que tuviste una reunión con el alcalde hace unos días y que el informante que me traicionó a cambio de tu dinero, Linus, se encuentra en el fondo de un lago ahora mismo. Sé que tu esposa se llama Teresa y que tu hijo sufre de retardo mental, que uno de tus guardaespaldas es tu sobrino y que en el año pasado lograste un ingreso de más de trescientos veinte millones de dólares. Sé todo eso y mucho mas…-Luego se quedó viendo al hombre con fiereza, descifrando la magnitud del terror que transmitían sus ojos y esperando hasta que mostrara haber digerido todo eso.- ¿Acaso crees que puedes llegar aquí y hacer de las tuyas como se te plazca solamente porque en ningún otro lado se han atrevido a enfrentarte?
-Créeme que…quería negociar contigo….
-¿Y acaso crees que todavía tienes el derecho o la posición de mentirme en la cara?-Se levantó, un poco más enojada, y le propinó una patada al hombre tan fuerte, que por un instante, juró que lo había matado, hasta que le vió tendido en el suelo, vomitando sangre.
Mientras esperaba respuesta del hombre, metió una mano en su bolsillo trasero y sacó un puñado de balas, comenzó a alinearlas dentro del cartucho vacío de la Desert, una por una, sin aparentemente ninguna prisa; sus manos delicadas parecían disfrutar cada segundo del tacto del plomo, saboreándolo entre sus yemas. Se agachó nuevamente, mientras que en ese pasivo movimiento, Ernesto Vidal ahogo un grito de susto, a lo que Shane sonrió un poco.
-Las armas son un invento maravilloso ¿no crees?... -Luego de terminar de poner la última bala, completó el proceso halando el puente de la Desert justo en frente del aterrorizado rostro, mientras Shane miraba maravillada su reflejo en el metal-…Le da un inmenso poder al más débil, obliga a la humanidad a hacer la voluntad de quien la posea, la capacidad de ser dueño del destino de otras personas, crea orden y obediencia, redención, protección, venganza, violencia, revolución, manipulación… Tantas cosas en una idea y mecanismo tan simple… fascinante.
Luego de ver por unos instantes su arma favorita, la más teñida de rojo, se levantó, ya cansada de estar como una arrastrada en el suelo y ordenó a sus hombres que levantaran a ese mugroso saco de carne. Obedecieron en el acto.
-Ahora bien, como yo soy aquí la que tiene el arma, eso me convierte en el ser con mayor poder en la habitación. Puedo decidir si vives o mueres,…Ahora bien, quiero que me digas quién aparte de Steps fue el que te ayudó a introducirte aquí… O tu vida terminará antes que puedas dar tu siguiente respiro.
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Cuarenta minutos después de toda esa muestra de violencia y sangre, la noche de Shane había terminado con dos muertos y otros tres en lista de espera; había conseguido los nombres que quería y eso era suficiente satisfacción laboral como para tenerla de buen humor; sin embargo, estaba más preocupada en verificar si su camisa había sido manchada de sangre, ya que, si en todo caso una sola gota fuese vista por Lily, eso marcaría el fin de la noche y de todos sus planes.
Manejó rápidamente hacia el restaurant, rogando no llegar más tarde de lo que ya iba, ni que la rubia le estuviese esperando con un ceño fruncido que le haría querer salir corriendo.
Bajó del Saleen a una marcha rápida pero elegante; a lo que algunos de sus clientes habituales la reconocieron y le dedicaron una amigable sonrisa al pasar, a lo que Shane respondió cortésmente. Al entrar en el salón lleno de gente de alta clase, se hizo notar como siempre; y el recibidor retiró su abrigo con la reverencia con la que un mendigo tocaría una corona de oro, y lo depositó en un perchero exclusivamente dedicado al ropaje de la dueña y la gerente.
-¿Está la señorita Rossemberg en el lugar?-Preguntó al mozo con tono galante, mientras pasaba sus ojos por el lugar notablemente lleno.
-Sí, señorita. Está en su oficina a esta hora, como siempre.
-Bien, infórmale que ya llegue y que dentro de un rato iré a verla-Y se dio cuenta repentinamente que la sala y la barra estaban bastante llenas de hombres, muchos hombres con aspecto de Don Juan; ese hecho la extrañó un poco.
-Como guste, señorita.
Inmediatamente, la vampiro caminó con paso apresurado sin perder su compostura, y desapareció por el vaivén de la cocina.
-Antoine, ¿Dónde está Antoine?-Dijo alto para que la oyeran al ver que no localizaba al maestre chef con su mirada. Había un verdadero revoloteo en la cocina, al parecer, hoy era un día con muchos clientes hambrientos.
-Está afuera fumando un cigarrillo-respondió una de los chef.
Sin responder, cruzó la cocina y salió a la parte trasera del restaurant. Al estar completamente afuera vio al señor dando una calada a su cigarrillo por acabar, con un abrigo cubriendo su cuerpo y con su mano libre metida en el bolsillo.
-¿Qué no sabes que no puedes fumar mientras cocinas?-Sonrió Shane al viejo. Éste, como todo hombre pomposo, hizo un gran y exagerado gesto al verla, dio un grito por saludo y rodeó a Shane con su gran brazo.
-¡Pero madmoiselle Shane! ¿Acaso ve usted alguna verdura u olla en mi mano?-Bromeó el chef.
-Sabes a qué me refiero-Alegó sin dejar su sonrisa encantadora a un lado-¿Qué haces aquí afuera? Hay un caos allí adentro.
-Oh, por eso mismo he venido aquí, señorita. Me volvería loco de no ser por ésta pequeña pausa que he decidido tomarme. ¡Una verdadera pesadilla el día de hoy!-Bufó en descontento, mientras agitaba el cigarrillo que para Shane se había cada vez mas provocativo-Se lo digo- se inclinó un poco había la vampiro para denotar una cierta puntualización-Hoy la mesa de doce personas pidieron un banquete, ¡como nunca antes lo había preparado! Seis codornices al horno con espinacas, ocho órdenes de crema de mariscos, once ensaladas césar, siete Ratatouilles, vieras salteadas con miel y mantequilla, y de postre doce copas de helado francés con frutas. Al principio pensé que podríamos con todo, somos unos profesionales a fin de cuentas, pero el problema, señorita, el verdadero problema llega cuando las personas cambian la receta con tal cantidad de comida.-Luego el pomposo francés comenzó a imitar con voz chillona a sus comensales-“Mis vieras sin mucha miel y con pocas especias”, “La ensalada césar sin mucha lechuga”, “Quiero mi codorniz sin vino, nada de orégano, sal o pimienta”, “yo quiero la mía sin mucha espinaca”.
Shane lo observaba con gracia y siguió.
-“¡Quiero mi codorniz sin la codorniz!”-Bromeó la vampiro y ambos se echaron a reír un poco. Entonces la chica hizo un ademán con la mirada a Antoine para que le diera un cigarrillo.
-¡Exactamente, exactamente, señorita!-Prosiguió el chef mientras encendía el tabaco, ya en la boca de su jefa- Entonces, entre tanto ajetreo, tantas órdenes y quehaceres, siempre algo saldrá mal. Pues imagínese: algunas de las órdenes no salieron tan exactas como los comensales las pidieron… ¡Que buen lío se ha formado! Empezaron a discutir con el camarero, enojados por lo que a mi parecer era una tontería; ¡salí a dar la cara como todo buen francés! Y me disculpe por las molestias ocasionadas, pero ni eso logró apaciguarlos.
-Y entonces sacaste un arma y los mataste a todos-Rió Shane un poco a lo que exhaló algo de humo.
-Bajó la señorita Lily de su oficina-Y entonces Antoine vio al cielo y alzó sus manos, ilustrando su relato con exagerados ademanes y gestos- Ahh… Madmoiselle Shane, fue… algo parecido a ver bajar a un ángel del cielo… si, algo como eso…
-¿Ah, sí?-Alzó una ceja la pelirroja, con voz de ironía subiéndole y bajándole por la garganta. Lily, un ángel. Sí, como no.
-Pareció que su presencia angelical apaciguó a las bestias internadas en esos peleoneros comensales; y casi como un milagro, todo se resolvió con sus dulces palabras y bella mirada, casi hechizándolos…
-¿Acaso estás enamorado de ella, Antoine?-Sonrió Shane, disfrutando de su cigarrillo.
-¡Oh, no señorita Shane! Esto muy viejo para ese tipo de sentimientos juveniles. Además, por lo que he podido notar, la señorita Lily está reservada para usted-Y el viejo pícaro le guiñó el ojo.
-¿Qué rayos hablas, francés?-Soltó con un dejo de impresión, dejando ver un pequeño brillo en sus ya no tan fríos ojos.
-Ohhh, señorita; usted debe dejar de verle la cara de tonto a este viejo, y admitir que le gusta la señorita Lily ¿no es así?-Sonrió como si pudiera ver a través de la gente.
-Por supuesto que me gusta-Admitió la vampiro en seguida, después de todo, nunca se había molestado en negar tal hecho-es decir, mírala ¿A quién no le gustaría?-Por fin el cigarrillo se había terminado; arrojó la colilla al suelo, pisándola y exhaló el poco humo que quedaba en su boca.
-Ciertamente, ciertamente. No dudo en que cualquiera caería rendido a los pies de la señorita Lily, por eso le recomiendo que actúe con velocidad.
-No es tan simple como eso, Antoine. No le caigo muy bien qué digamos.
-Ohh, señorita Shane. ¡No caiga en esos viejos trucos de mujeres! Es una simple prueba de resistencia, en la que el sexo femenino descarta las posibilidades que valen la pena, de las que no. Usted debe resistir y demostrar que va en serio.
-No busco nada serio, mi viejo amigo.-Le dio unas palmadas al hombro del señor-Soy de las que juguetea un rato para luego irse antes del amanecer.
Antoine se quedó pensativo por un rato.
-…Una verdadera lástima, señorita Shane, una verdadera lástima…
Finalmente, la vampiro recordó el propósito de haber salido a buscar a su chef.
-Por cierto, necesito las llaves de mi habitación. Tengo que cambiarme.
El chef no hizo pregunta alguna y sacó una pequeña llave de su bolsillo. La depositó en la mano de Shane.
-¿Alguna cita?-Inquirió Antoine.
-Algo así…; con la señorita Lily, por cierto-Sonrió cuando ya se disponía a desaparecer por el umbral.
-Señorita Shane-Llamó el viejo antes que su jefa se fuera.-Como un encarecido amigo que me considero de usted, le recomiendo que no “juguetee” con la señorita Lily-Comenzó-Hay ya bastantes candidatos en la fila que matarían por tener la oportunidad de llevarla a una cita y seguramente habrá uno que corra con suerte. Si es tan lista como creo que es, jugará sus cartas apropiadamente-El hombre terminó con una astuta sonrisa.
-¿Y se puede quiénes son esos candidatos?
-Todos los solteros que están dentro a la espera de su salida.
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Aquél consejo y advertencia por parte de Antoine, ciertamente había dejado a Shane algo impresionada y extrañada. ¿Acaso se había perdido de algo con respecto a Lily? ¿Cuándo fue que una lista de solteros se formó ante sus propias narices? ¿Y por qué rayos no estaba haciendo algo al respecto?
Luego de resolver una visión de Lily siendo pretendida por muchos hombres, la vampiro sintió un sentimiento de propiedad que rayaba en la irracionalidad; definitivamente la rubia no le pertenecía, definitivamente ella no quería nada con Shane, definitivamente las cosas no pintaban de la mejor manera para la seductora, pero, indudablemente, no dejaría paso a nadie para conquistarla, eso nunca pasaría.
Reconoció de inmediato un cierto sentimiento de celos hurgando su espalda, reclamando, gritando, y entonces se detuvo a pensar por un momento en la posición que estaba tomando. Ciertamente ni ese sentimiento ni esos pensamientos eran los correctos, ella no era así… ¿Qué estaba pasando con ella?, ¿Desde cuándo empezó a importarle tanto Lily?, ¿Qué había hecho la rubia para haberse ganado una atención que no quería?, Y más importante aún ¿Cuándo fue que empezó a sentir esos celos infantiles con respecto a la idea de ella saliendo con personas? Todas esas preguntas y muchas otras más surcaron su mente en los escasos momentos que le tomó cruzar la cocina y un pequeño y tímido pasillo, para llegar al final ante una puerta cerrada con llave.
Sin vacilar abrió la puerta y delante de ella se alzó la habitación tal y como la había dejado. Una cama desarreglada, la puerta del baño entreabierta, alguna que otra prenda íntima ajena, una toalla sobre el espaldar de la silla y ropa sucia en un cesto.
Esa habitación era una de las tantas estratégicamente colocadas por todo Londres, las cuales todas, al menos una vez, le habían salvado el pellejo a Shane en ocasiones en donde por alguna u otra razón, cualquier asesinato o encuentro no deseado con licántropos, ella no pudiera llegar a casa antes del amanecer. O en sus preferidos casos, sitios de jugueteo con chicas. Como fuera, la última visita que recibió en esa habitación había sido algo salvaje, y por cuestiones de tiempo no pudo asear la pieza. Al entrar sintió un cierto olor a sucio y descuido que la hizo bufar de descontento; de primera acción recogió todo lo tirado en el suelo y lo puso en un cesto de ropa sucia que resolvió se lo llevaría luego. No prestó atención a nada más.
Abrió el clóset y buscó una camisa, aún sin verificar si la que ya tenía estaba manchada, prefería no arriesgarse. Como golpe de suerte encontró una casi del mismo color de la que ya llevaba y se cambió con agilidad, luego cepilló sus dientes, peinó su cabello, lavó sus manos y algo de perfume para el olor a cigarrillo; cuando hubo acabado, terminó tan pulcra como había salido y se contentó al ver que a pesar de las circunstancias, no se veía nada mal.
Como último detalle arregló la cama y así de rápido como entró, salió.
Cerró con llave la pequeña puerta y no pensó en devolvérsela a Antoine cuando se vio escaleras cuesta arriba, inconscientemente impaciente al encuentro con Lily.
La rubia hacía más o menos veinte minutos que había recibido la noticia de que Shane ya se encontraba en el lugar, y al saber tal noticia no había podido evitar ponerse algo nerviosa y dudar por última vez de su apariencia; se aseguró de estar perfecta, perfumada, todo los quehaceres hechos, la oficina ordenada y carta en bolso; sólo quedaba esperar por la pelirroja de bella mirada.
-Vaya…
Se dijo así misma al notar que en serio estaba algo emocionada.
Y por fin, como llamada por la mente, la puerta sonó con tres toquecitos elegantes que Lily reconoció sin pensar. Y en las últimas fracciones de segundo que le quedaban a solas, puso todo su esfuerzo en aparentar el desdén que tiempo atrás salía de ella por naturaleza.
-Pase.-Soltó simplista, fingiendo serenidad absoluta y el estar leyendo un documento. Una cierta sensación hormigosa recorrió su espalda al ver la cabellera roja asomarse por el umbral.
Cuando Shane hubo pasado completamente y cerrado la puerta a sus espaldas, tuvo una visión increíble delante de ella que le dejó sin palabras por unos escasos momentos. No supo qué sintió, ni cuando empezó a sentirlo, ni dónde; el hecho fue que al ver a Lily, tan hermosa y perfecta como le había parecido siempre, hizo a su interior sentir un leve estremecer.
De verdad, Lily parecía un ángel bajado del cielo.
Recuperar la compostura y disimular su baba caer por su boca fue algo difícil para Shane hasta cierto punto. No quería dejar de mirarla, y de hecho, no podía esperar a decirle algo y escuchar como su voz la mandaba al diablo.
-Buenas noches, Princesa-Sonrió galante, mientras sus penetrantes ojos blanquecinos y seductora mirada se posaban en el rostro de la rubia, que no se estremecía tan fácilmente. Avanzó, cruzando la habitación, y se sentó en una de las sillas frente a ella y su escritorio-Primero quiero disculparme por mi tardanza, estaba en otros asuntos. Y en segundo déjame decirte que estás absolutamente hermosa ésta noche. Por un momento no pude dejar de admirarte.
Lily sonrió un poco vehemente.
-Ya puedes borrar tus frases rebuscadas de tu brazo-Bromeó algo ácida para romper el hielo, luego continuó-No deberías llegar tarde a una cita. No es correcto hacer esperar a una mujer.-Soltó Lily con la leve sonrisa sin perder elegancia ni amenidad; aunque Shane pudo saborear un cierto tono bromista. En esos momentos la vampiro se sentía sumamente masoquista, le fascinaba ser blanco de los ataques de la joven gerente. Pero ciertamente, no había planeado la noche para que fuera una batalla campal, ni para mantener esa distancia que tanto caracterizaba su relación. Ésa vez la estrategia de la seductora era completamente diferente a lo usual y para bien o para mal, no dejaría que Lily entorpeciese el proceso.
-De verdad, discúlpame. No fue mi intención llegar tan descaradamente tarde, sabiendo que preferirías no tener esta cita conmigo o estar en otro lugar con otras personas-Las palabras realmente fueron sinceras, y cómo fenómeno impresionante, el rostro pálido se suavizó de una manera que Lily sólo había tenido la oportunidad de ver la noche anterior y que sabía no muchas personas habían presenciado. Le sorprendió grandemente el ver que la posición de la vampiro había cambiado por completo de “sexy seductora” a “amigable acompañante”.
-Acepto tus disculpas-Lily también suavizó un poco su semblante y pudo ver un brillo de oportunidad que se encendió en los ojos de Shane al notar que la rubia bajaba levemente la guardia- Y bien-continuó la gerente un poco más amigable, apoyo su cuerpo en el escritorio-¿Qué tiene planeado para hoy, jefa?
-Mmm… tengo algunas cosas en mente…
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Lily no quería aceptarlo, pero esa noche estaba perfecta para una cita; estaba cálido y seco a pesar de estar en pleno inverno, ya por fin los adornos y luces de navidad habían sido colocados y las calles estaban atestadas de brillo y colores que resplandecían a la vista de aquellos risueños por tales fechas, una música festiva inundaba su respectiva calle en cada esquina, y una sensación algo familiar afloraba en la gente que ya sentía la emoción de la Navidad.
Pero a pesar del feliz ambiente que se respiraba afuera, en el interior lujoso del Saleen sólo se hallaba una ligera tensión, mientras que Shane tan apacible como siempre, miraba el camino algo adentrada en sus pensamientos, aparentemente sin darse cuenta de que la rubia se encontraba algo indispuesta a su compañía. En ambas mentes circundaban pensamientos algo diferentes, por no decir contradictorios; las dos tenían un diferente punto de vista del panorama y realmente, sus prioridades no eran las mismas.
En la cabeza de Lily aún rodaban los comentarios de la carta de T.M. El hecho de que nombrara a la vampiro como “Helena” la desconcertaba hasta tal punto que se sentía inmensamente frustrada, y por más que intentara, se le hacía imposible unir los puntos basándose fielmente en lo que hasta ahora había leído del diario de Anna. En susodicho sólo se retrataba a una peculiar familia: Sarah, Anna, Alice y Williams; más que eso, sólo aparecían personajes de la vida cotidiana de la francesa que, tan rápido como aparecían en el cuaderno, se iban.
Por otro lado nunca oyó de la boca de Shane las siglas de T.M. Casi parecía un ser salido de la nada exclusivamente para hablar con Lily en esa ocasión, y a pesar de aparentar ser un hombre amable, sintió en él la misma sensación que cursaba su cuerpo cuando veía a Shane; aquella de estar observando y hablando con una persona que tiene más que contar de lo que parece, que ha vivido y sentido la vida más que cualquier mortal y que posee un brillo que delata la sangre que portaban su consciencia y sus manos, escondidas detrás de una personalidad dominada por frases elocuentes. Si, en definitiva, él y Shane se parecían mucho.
-Normalmente para cualquier cita siempre se me dan los planes con facilidad-Rompió el silencio la vampiro, y con éste, el ensimismamiento de Lily, quien despertó de su letargo, feliz de que por fin su acompañante se dignara a una conversación-He estado en tantas citas en mi vida que tengo rutinas que voy rotando con cada chica.
Tal y como se veía, Shane se estaba arriesgando a hablar demasiado. Y Lily estaba a punto de decir algo hiriente al respecto.
-…Pero confieso que tú has sido completamente diferente-Salvación total-Ha sido verdaderamente un lío ver qué cosas podía ofrecerte hacer para que tuvieras una noche entretenida-Luego sonrió algo apenada por lo que iba a decir-. Mis planes usuales son cosas románticas, pero este no es el caso ¿no?-Se volteó para ofrecerle a Lily otra sonrisa, pero esta vez llena de simpatía, simplemente hermosa-Te aseguro que no llevo intenciones de hacerte pasar un mal rato con mis conductas seductoras. Por los momentos sólo me interesa sentarnos a charlar un poco ¿Te parece?
Realmente Shane estaba siendo sincera. De verdad que estaba dispuesta a dejar guardadas sus ganas de tener a Lily en su dominio, para saber un poco más de ella. Quería indagar algo del pasado de la rubia, entender la fiereza de esos ojos miel y sentir de alguna manera alguna cercanía con ella; porque la verdad era… que moría por eso.
Lily disimuló el entorno de sus ojos.
Shane había dejado en claro que sólo quería charlar y pasar una noche amena y diferente. Este hecho había desconcertado un poco a Lily, quién hasta ese momento creyó fielmente que sólo se estaba dirigiendo a una trampa de seducción de la vampiro. Como fuese y aún un poco insegura de los verdaderos propósitos de la rompecorazones, decidió seguir la corriente y dejarse llevar un poco.
-No deberías pensar ni planear tanto cuando es la sencillez y naturalidad, es lo que hace de ese momento algo especial –Lily por fin sonrió como pocas veces lo había hecho frente a Shane; y pudo darse cuenta por la obviedad del gesto, cómo la vampiro lo disfruto enormemente.-Hace algo de frío en estos momentos, me gustaría ir a tomar algo caliente.
La pelirroja se quedó pensante unos minutos y luego su expresión cambió, como quien ha recordado algo bueno e importante.
-Sé exactamente a dónde ir.-
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Condujo fuera de Londres, directo a Cambridge, y Lily no tuvo necesidad de preguntar hacia dónde iban por todos los letreros que indicaban su destino; de alguna manera no quería empezar la tanda de preguntas que resultaría de gran fastidio para Shane y una molestia para ella, prefirió guardar silencio en ese aspecto.
Condujo unos treinta y cinco minutos antes de encontrarse a las puertas de la ciudad. Shane parecía algo diestra en el terreno de Cambridge, ya que se movió como quien vive allí; no tardó en encontrar una ruta que no estuviese congestionada y después de desviarse terminó en una ruta diferente. Pasaron unos quince minutos en calles, avenidas, elevados, uno que otro callejón y por fin llegó a lo que Lily inmediatamente supuso era el lugar que tenía a Shane tan sonriente; pero aún así, no vislumbraba nada, sólo una iluminada calle con negocios ya cerrados, una docena de autos más o menos, pero sin nadie alrededor. El motor de Saleen se apagó justo al lado de una generosa orilla.
Lily sintió algo de temor casi al instante que Shane se hubo bajado del vehículo, ¿y como no? Si el lugar estaba solitario y algo tétrico. Un miedo entrañable le indicaba que no se bajara, que fuera cautelosa y que velara por su seguridad como se lo había prometido a su madre adoptiva, era lo más seguro, lo más sensato según ella y su muro de contención. Las heridas, el dolor y la frustración del pasado aún sangraban, encerrándola en una jaula de miedo y cautela, impidiéndole pensar en otro mundo de posibilidades. Como muchas veces en el pasado la voz frustrada en su interior bramaba que se detuviera, que debía volver, regresar a no intentar confiar en nadie. Un mas de indecisión la colmó ante esa simple situación y por un segundo de verdad pensó en echarse para atrás.
El interior lujoso del Saleen no servía de escape para sus pensamientos, hasta que oyó como la puerta de su lado se había suavemente desde afuera. Y tras ella se alzó una Shane con una inocente y sin quererlo, alentadora sonrisa que pareció brillar ante una luz que amparaba sus espaldas. Extendió su mano amable, deseando recibir la de Lily.
-¿Gustas?-Dijo con simpatía.
Por un segundo se vieron fijamente. Y miradas que deseaban contar cosas más allá de las que cualquier persona tendría el derecho a escuchar, finalmente abrieron un ligero y frágil camino hacia algo llamado “confianza”. La voz que gritaba en Lily se desvaneció en fracciones de segundos, perdiéndose en los ojos celestes, dejando ver por fin sus verdaderos deseos. Por primera vez desde que conocía a Shane, correspondió su sonrisa con otra.
-Claro-Confió su mano a la calidez de la de Shane y bajó elegantemente del vehículo. La vampiro rió un poco al ver cómo la rubia miraba a su alrededor, buscando como intento final, el lugar tan esperado a donde sería llevada.
-¿Y bien?-Miró a Shane algo confundida.
-Ya verás-Con un ágil movimiento metió una mano en el bolsillo y con la otra volvió a apoderarse delicadamente de la de Lily-Ven, caminemos.
El gesto le pareció algo atrevido, pero no le molestó en lo absoluto, en cambio le dedicó a la pelirroja una mirada expectante y le siguió, sin retirar su mano de la prisión de la de ella. Se adentraron a un callejón oscuro hasta que la luz y el Saleen desaparecieron tras ellas.
-¿A dónde vamos?
-A un lugar interesante-Respondió Shane avara, sin querer decir mucho.
Luego de pasar por ese callejón, cruzaron unas dos veces para seguir nuevamente en línea recta por la oscuridad.
Luego de unos minutos Lily pudo vislumbrar por encima de los tejados de los edificios una luz vibrante y colorida que se alzaba al cielo, llevando consigo una hermosa melodía que deleitaba a las lejanías.
-Estamos cerca-Anunció Shane.
Y por fin el último cruce llegó, y frente a ellas se alzó un escenario sumamente hermoso: un espacio empedrado, encerrado en lo que parecían edificios de vecindad llenos de esplendorosas luces, vegetación y flores, adornados con faroles, guirnaldas y gente festiva y alegre disfrutando de la hermosa noche a la compañía de un buen café proveniente de uno de los tres establecimientos dentro de ese íntimo lugar. Aunado a eso se podía vislumbrar fuera del lugar como se extendía una calle que sólo se ven en las películas navideñas. Luces por doquier, de todas las formas y tamaños posibles, en coronas, espirales, flores, árboles. Olores tibios, dulces e invitantes. Melodías de todo tipo. Disfraces, gente bailando, de compras, paseando. Toda una gama de colores que se alzaba frente a la tradicional feria navideña de la calle Swanstreet que se celebraba una vez al año durante la primera semana de diciembre.
Lily se vio bañada de un cálido sentimiento de sosiego y confort que se expandió rápidamente por todo su ser y la hizo suspirar de bienestar mientras sus ojos se veían acariciados por ese impresionante ambiente. Sonrió sin darse cuenta.
-¿Y?-Rompió Shane el silencio agachando un poco su cabeza para ver la de Lily-¿Qué te parece?
Se tomó su tiempo para responder.
-Hermoso-
Los ojos de Shane parecieron iluminarse por pocos segundos.
-Que bien que te guste-Luego liberó la mano de su compañera y avanzo-Ven, vamos a conseguir una mesa- Dijo la pelirroja mientras miraba a Lily, intentado parecer amena cuando en realidad detallaba cada centímetro de su fino rostro. La rubia respondió su mirada y al mismo tiempo en que sus deseos se perdían entre la deliciosa imagen de un chocolate caliente, no pudo evitar soltar un sonrisa ante la coqueta nariz roja de Shane, la cual le pareció absolutamente adorable.
Asintió como a quién le han leído los pensamientos e ingresaron al vistoso establecimiento. Un bienestar vino a ellas al tocar con sus sentidos ese ambiente cálido que se sentía tan bien al roce de sus rostros fríos.
Una rápida mirada alrededor y se dieron cuenta de que estaba medio lleno, pero bien valdría la pena soportar un poco de murmullo y habladuría baja para sentarse en un cómodo sillón a charlar un rato.
Y como sucedía siempre y Lily tenía que decirlo, Shane no tardó casi nada en atraer miradas de todo tipo, aunque ésta sinceramente parecía omitir ese hecho. En vez de eso, alzó su mirada por encima de la gente y encontró una mesita libre en un rincón, muy cerca de la ventana.
-Aquél lugar está libre-Sonrió a Lily mientras señalaba el sitio- ¿Qué quieres que te lleve?
Miró el repertorio de postres empalagosos que se alzaban frente a ella; por unos momentos, sus ojos se entornaron como una niña frente a miles de juguetes, sin poder decidir cuál llevar a casa; luego de unos momentos de fiera indecisión en su cabeza, señaló con su fino dedo un pastel de chocolate, fresas y merengue cuya cantidad de azúcar debía ser obscena, le pareció a Shane.
-Santo cielo…-Dijo ésta por lo bajo al ver cómo la miel y demás jugos le escurrían al pastel, hasta sintió su boca secar.
-Quiero un pedazo de ése pastel y una taza de chocolate caliente-Sonrió, aún sin darse cuenta de la impresión de Shane al descubrir que la rubia tenía los gustos de una hormiga.
-Está bien ¿Nada más?
-No, así estaré bien.
De inmediato y sin perder más tiempo Lily fue a acomodarse en el sitio vislumbrado cerca de la ventana y se sentó, percibiendo lo cómodo del banco acolchonado.
Observó lo que había fuera de la ventana, siguiendo maravilla por el hermoso lugar al que había sido llevada. Por primera vez en su vida, las voces de las personas no le molestaban, sus presencias eran de agrado y el mundo parecía estar contento con ella esa noche en particular. Suspiró de sosiego a lo que fue sacada de sus pensamientos por las tazas siendo colocadas en la mesa, junto a un trozo de pastel.
-¿Hermoso lugar, no?-Comenzó diciendo mientras se sentaba-Durante todo el año es un sitio común como cualquiera, pero durante la navidad ofrecen un hermoso lugar donde pasar el rato.
-No lo entiendo ¿Cómo es que nunca había escuchado de esta feria?-Con antojo disimulado, Lily deslizó el platillo de postre y lo primero que hizo antes de hablar fue poner un pedazo es su boca y deleitarse con el sabor tan espléndido que era totalmente acorde a su vistosidad.
-No te la pasas con la gente correcta-Bromeó la pelirroja a lo que se llevaba su taza de café a los labios-Las pocas veces que he venido es por Alice. Le encanta esta feria.
Lily no pudo evitar soltar algo sobre la mesa.
-A ti también te encanta. Puedo notarlo-Sonrió un poco mientras seguía en su postre. Shane soltó un gesto de incredulidad amistosa.
-Bueno, ciertamente es un cambio de escenario que sin duda es bien recibido-Tomó otro sorbo de su café sin ganas de parecer sombría-Además las bebidas aquí son espectaculares, y no me refiero sólo al café. El licor murtado es muy bueno.
Se veía la intención de Shane en no caer en temas incómodos, ni muy privados, ni muy sombríos; y por esa exacta razón Lily quería ser un poco más agresiva esa vez; de alguna manera su ser rogaba por poner a prueba a la pelirroja y ver sus verdaderas reacciones y sentimientos, más que su siempre apacible semblante de sabelotodo, del cual ya tenía suficiente.
-Dime algo ¿Cuál fue el propósito de invitarme a una cita contigo?
La pregunta tomó desprevenida a Shane, pero con un rápido movimiento de cartas soltó con rapidez.
-¿Cuál fue el verdadero propósito de que dijeras que sí al tener una cita conmigo?
Lily entorno levemente los ojos por cierto instante. Había sido revirada y ciertamente no se lo esperaba.
-Yo pregunté primero-Sonrió un poco desafiante, exigiendo a Shane responder sí o sí. Ésta captó el mensaje.
-Está bien, está bien, Princesa, te lo diré-Rió un poco- Pero la respuesta creo que te decepcionará un tanto.-Y al ver como ese hermoso rostro y esos ojos ambarinos brillantes y llamativos quedaban estáticos con los suyos en busca de una pronta respuesta, sintió su ser declinar por leves instantes en lo que su rostro se enrojeció poco y casi imperceptiblemente-Para serte sincera, franca y directa, sólo quería saber un poco más sobre ti -Shane pareció bacilar un poco; pero continuó, intentando acomodar las palabras del modo correcto-Ya venía acariciando la idea de atreverme a invitarte a charlar por varias semanas, después de todo ¿Qué clase de anfitriona sería cuando tú, mi única huésped, es una completa extraña para mí?
-De las peores-Aseguró Lily un poco bromista, el chocolate caliente rodó por sus labios como dulce néctar de la vida.
-De las peores, exacto-Corroboró la pelirroja siguiendo un poco el juego, asintiendo visiblemente, y sin dejar de memorizar en su cabeza cada gesto o cada movimiento que pudiera realizar su acompañante.-Y bueno ayer, dada las obvias e incómodas circunstancias que no voy a nombrar, la sugerencia se me resbaló de los labios.
-Pude darme cuenta ¿Pero por qué tantos problemas? ¿Por qué este pequeño e improvisado viaje? Normalmente cuando quieres charlar con una persona la invitas al café cerca de tu calle.
Shane rió un poco ante tal argumento, negando un poco con su cabeza y comprendiendo al fin el pequeño juego que quería llevar Lily; pues entonces, recibiría lo que deseaba.
-No, no, Princesa. Normalmente llevas al café de tu calle a un amigo del cual no esperas nada especial, sólo charlar, matar el tiempo y quizás intercambiar números, correos, y basura como esa. Pero tú…, eres otra cosa, eres especial.
Shane se quedó observando la reacción de Lily con una sonrisa de labios cerrados, algo vehemente; al detallar a la rubia más detenidamente supo que sus palabras rodaban por su mente sin saber cómo interpretarlas, eso le causó un poco de gracia, al parecer su jugada fue un poco fuerte para lo que su compañera esperaba oír.
-Vaya...-Y de repente la cara de Lily cambio drásticamente, su gesto se volvió sumamente incrédulo-¿Eso es lo que le dices a todas?
-Me imagino que hasta los momentos, crees que en verdad pretendo flirtear contigo. Pues no, no es así, Princesa. Hay otros aspectos de mi personalidad aparte de mi extraordinaria capacidad seductora-Sonrió, sobrada de la vida y del mundo, pero manteniendo sus ojos tranquilos, esperando una respuesta de Lily.
-Pues debes darte cuenta de que no me has mostrado mucho de tus otros aspectos en lo que llevamos de conocernos, Shane Taylor.
-Debes tener en cuenta de que no pasamos mucho tiempo juntas ya que las dos siempre estamos en lo nuestro. Y aunque confiezo que me gustaría charlar contigo más seguido, mis deberes y los tuyos se han interpuesto un poco...
Lily se quedó algo estática, no sorprendida, sólo pensante. Y luego las palabras salieron astutas de su boca antes que la vampiro pudiese avanzar más que ella.
-Entonces pues, cuéntame algo de ti-Sonrió pícara y se incorporó en su asiento. Mientras Shane alzaba una ceja.
-Dime, ¿Qué quieres saber sobre mi?
-Lo que quieras contarme-La rubia estaba abierta a cualquier cosa que Shane tuviera que contarle. Quería saber de ella lo que fuese, así se tratase de una pequeñez.
-No mucho, en realidad, lo que tengo para contarte es lo que ya sabes…
-Entonces algo que no sepa.
-Vamos Princesa ¿No tienes alguna pregunta que hacerme? Seguro tienes cientos-La vampiro conocía bien la curiosidad humana, de hecho, había estado rodeada de ella toda la vida.
-No quiero caer en una entrevista, no estás buscando un trabajo ni están teniendo una cita a ciegas, Taylor-Aseveró la rubia, un poco exasperada por los rodeos de su acompañante.
-“Taylor”, vaya, el uso de mi apellido hizo que casi sonara como un regaño.-Rió la pelirroja.
-No fue mi intención, pero si lo quieres ver así…
-¿No usas mi nombre?
-No mucho, sólo pienso en ti como Taylor, o Shane Taylor. Lo que me lleva a recordar… ¿Por qué me llamas “Princesa”?
Y por primera vez en la historia, Shane soltó una leve sonrisa de timidez.
-Porque eso fue lo que me pareciste cuando te vi desmayada por primera vez, una princesa en peligro.
-¿“Si lo quiero ver así”?-Rio un poco más, sacando una risita en Lily-Sentí el látigo en mi espalda.
-Tengo uno especial para ti.
-Ya lo creo…-Se quedó atontada por la bella sonrisa de Lily por unos segundos, ciertamente, su rostro robaba toda la atención de la vampiro- Ehm, bueno, qué puedo decir…-Retomó, pensando en que todo lo que se venía a la cabeza era imposible de decir-Soy alérgica a los gatos…
-Bromeas, ¿En serio eres alérgica a los gatos?
-Son mortales para mi, un veneno, cuando hay uno cerca mi nariz se pone roja y con flema, mis ojos lloran, no puedo respirar, sarpullidlo, comezón… en fin, me vuelvo más irresistible…
-Estoy segura de eso.
-He sido alérgica a ellos toda mi vida. Recuerdo que mi primera reacción alérgica fue cuando era niña, uno pequeño apareció en mi casa, estaba mojado y con frio, quise tomarlo para llevarlo dentro y apenas lo toqué me dio un ataque anafiláctico, el cual es bastante común en vampiros que son alérgicos a algo.
-De verdad que los vampiros sí son diferentes a los humanos…
-Bueno, son diferentes en muchas cosas, pero también son muy iguales en otros aspectos.
-¿Cómo en cuáles?
-Necesitamos amar y ser amados-Luego su cara se ablandó un poco, a sus ojos se añadió una pizca de melancolía; pero recuperó su compostura rápidamente-Sin mencionar la exacta apariencia.
-¿Alguna razón del por qué los vampiros son tan parecidos a los humanos?
Se tomó un momento para explicarlo de una manera sencilla.
-¿Has oído alguna vez sobre un serpiente que para evitar ser comida por otros animales, su camuflaje es exactamente el mismo que una Coral?
-Si-Lily con eso ya había entendido lo que Shane quería decir. Pero se daba cuenta como Shane empezaba a soltar un poco los temas de conversación y ya no parecía tan tensa sobre qué decir y qué no.
-Esa serpiente es una copia aceptable de la original para poder sobrevivir. Pues, nosotros también aplicamos ese truco. Siendo exactos a los humanos se nos facilita mucho la obtención de comida.
-Entiendo, pero entonces ¿De dónde han salido todas esas historias de que pueden convertirse en murciélagos y que duermen en un ataúd?
Shane rió un poco.
-De la imaginación de los humanos ¿De dónde más? ------Verás, sí fuimos descubiertos, Princesa. Por algo existen las películas y libros sobre fantásticas versiones de mi raza.
-¿Entonces por qué los humanos siguen pensando que son un mito?
-Porque aquellos que supieron de nosotros ya murieron, y con ellos, la credibilidad de sus palabras. Poco a poco el humano se volvió más incrédulo y empírico y pasamos de ser un peligro real, a ser una leyenda. No nos molestó el asunto, de hecho, la idea de ser completamente invisible ante los humanos, nos parecía algo muy atractivo y ciertamente, esperábamos sacarle mucho provecho al asunto. Pero hubo un hombre que se encargó de no dejar morir nuestra existencia y que para nuestra desgracia, nos complicó la vida.-Hizo una breve pausa meditativa-Desde que lo vi supe que no debíamos acercarnos a él, bastardo.
-¿Quién?
-Bram Stoker.
-¿Bram Stoker? ¿El escritor de Drácula?
-Así es…
muy genial *-* al fin un nuevo capitulo de delirium *-*
ResponderEliminarMuchas gracias por publicarlo, y esperemos no se demore tanto en entregarnos un nuevo capitulo n.n felicidades y gracias por compartir tus historias con todas nosotras ^n.n
hey!! grax a Aru x la continuacion de Delirium qe oso apenas lo vi me emocione xD ahahahaha y x supuesto muchisisisisisimas gracias a Akari!!! saludos, espero qe te la estes pasando fenomenal en tu viaje C: ojala captes alguna red xD (se lo qe se siente vivir sin wifi!) jaja cuidate A. y felices fiestas!! :) P.D: Saludos a todo el equipo del baul C:
ResponderEliminargracias aru hasta me hiperventile de la emocion cuando vi la conti....
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarincreibleeeeeeeeeeeee XD muchas gracias ARU akari por compartirlo tan rapido como te fue posible XD y no definitivamente que gra capitulo esperamos pronto la degunda parte y ahhhhhhh no se que mas decir solo que estoy muy feliz n.n
ResponderEliminarlo amé!!!
ResponderEliminar... gracias
Estuvo execelente!!!!
ResponderEliminarAru gracias me encanto el capitulo fue lo mejor que me a pasado en toda navidad tu puedes sigue asi Aru
ResponderEliminarawww al fin tanto time k ya m avia resignaado T-T pero k bueno espero cn ancias el siguiente capitulo n.n
ResponderEliminarn.n{SaKtOr}*.*
muy placentera la historia... esperando ansiosamente el prx capitulo, felicidades al staff del blog
ResponderEliminarme ancanta este fic,me muero por saber como sigue.
ResponderEliminarawwwwwwww pero ke buenooooo ke esta....si tardaste demasiado en actualizar pero en serio por favor sigue subiendo capus mas seguido. Este fic me kita el sueño en serio.....onegaiiiiiii Saludos graxs x compartirlo :3
ResponderEliminarme encanto esperare con ansias el capitulo 13 Aru me gusto el capitulo grachi por el valió la pena la espera =).
ResponderEliminarY para ti shura no tengo palabras para lo que me hiciste solo espero que seas muy feliz ok bay