martes, 26 de abril de 2011

Shizuru-san & Natsuki-san - Capítulo 7

Hola gente,

Espero que las vacaciones les hayan servido para reponer energías perdidas y meditar sobre asuntos importantes y espirituales, como por ejemplo... ¿¿¿qué demonios pasó aquella noche con Shizuru y Natsuki??? bueno, ya lo van a averiguar...

Buen provecho... digo, que lo disfruten!

SHIZURU-SAN & NATSUKI-SAN
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- "Shizuru..."
- "No te muevas, quédate un poco más"
- "Pero ya es tarde..."
- "Sólo contigo puedo descansar" - ¿Acaso no puedes verlo?
- "Tengo que irme antes de que haya movimiento en los pasillos, te veo en la oficina"
- "Natsuki" - No te vayas por favor.
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Autor: HauR
Capítulo 7.

Finalmente el día más esperado por todos los empleados de Searrs llegó, el sábado, día en que nos retiramos temprano y no volvemos a vernos sino hasta el lunes. La semana transcurrió su curso como normalmente lo haría, problemas en el trabajo nunca faltan, fiestas tampoco, aunque desde que me hago cargo de Sayuri casi no participo más en esos eventos. Mai-san también ha estado por aquí en estos días, aunque confieso que no me provoca la misma excitación de antes.

El reloj de pulsera marca las diez de la mañana, dos horas más y estoy fuera del edificio. Contemplo hacia afuera de él desde mi ventana en busca de un poco de alivio a esta extraña sensación que llevo en el pecho, esta incertidumbre. En estos momentos Sayuri debe estar con Kikukawa-san, quien le ha cogido una gran simpatía a mi hija, Suzushiro también parece gustar de la pequeña, supongo que la idea de ser madres les ha llegado. Sorbiendo mi último trago de té, exhalé un profundo suspiro, sólo interrumpido por la abrupta intromisión de Sayuri a mi oficina.

- "Mamá"
- "Dime"
- "¿Dónde está Natsuki?" - Debe estar revolcándose con la rubia simplona.
- "Pidió permiso para ausentarse el día de hoy, creo que tuvo un compromiso"
- "Mamá"
- "¿Qué ocurre?"
- "¿Estás peleada con Natsuki?"
- "¿Por qué piensas eso?"
- "Es que ya no duermes con nosotras"
- "Creo que hemos abusado de la amabilidad de Natsuki, estoy reconsiderando salir de la ciudad"
- "¿Ya no estaremos con Natsuki?"
- "Es necesario"
- "¿Iremos con la abuela?" - Tu abuela no quiere saber de nosotras.
- "No"
- "¿A dónde iremos?" - No tengo idea.

Nuestra conversación quedó pendiente cuando alguien tocó a la puerta, Reiko-chan, la hija de Mai-san preguntó por Sayuri; ambas dejaron la oficina nuevamente sólo para mí. Una última mirada al reloj me indicó que eran las diez con quince minutos, el tiempo transcurría excesivamente lento el día de hoy. Continué mirando melancónicamente por la ventana, mi mente divagó a tiempos mejores, mas sin embargo tampoco fueron buenos. Mi infancia quedó marcada por la muerte de mi madre, una renombrada geiko del distrito de Gion Kobu en Kioto. En el okiya donde mi madre obtuvo su entrenamiento para convertirse en la geiko de mayor importancia nació, junto conmigo, el destino de seguir los pasos de ella para pagar su deuda con la casa.

Hace veintiséis años Fujiyama Sayuri me dio la vida, perdiendo la suya en el proceso. El parto fue difícil, mamá era débil, era su vida o la mía. Sayuri hizo su elección. A la vista de cualquier extraño la famosa geiko hizo un acto de generosidad, un acto que sólo una madre pudo haber hecho, un auténtico sacrificio. Para mí, fue un acto egoísta. Sayuri fue vendida a la casa Fujiyama cuando era una cría, Fujiyama Miyako, la entonces okasan del okiya, la eligió de entre siete hermanas para enseñarle el mundo del karyukai.

Sayuri creció grácil y hermosa, la maiko fue ganando terreno incluso, entre las hijas de sangre de Miyako, provocando las envidias y el odio de las demás maiko. Sayuri era hermosa, igual a su nieta. De mi padre sólo sé su nombre el cual se encuentra signado en una vieja carta de amor que hasta la fecha, no sé si es auténtica o una falacia por parte de Kyoko-okasan. Kyoko es la actual matriarca del okiya, mi madre adoptiva y la abuela a quien Sayuri-chan reclama. Mi hija ignora que su madre fue también una maiko, que fue vendida a los Fujino para pagar la deuda de Sayuri y la mía.

Miro el reloj nuevamente, diez para las once, el tiempo sigue su curso lento y tortuoso. Por las persianas puedo acechar perfectamente los pasillos de Searrs, donde todas sus empleadas deambulan en espera de checar la salida, pese a que saben que falta una hora. Mai-san se encuentra ahora con Harada, mientras que Reiko corretea con Sayuri de un lado a otro. Kikukawa lee el periódico en su computadora y Suzushiro probablemente se encuentre reservando por teléfono algún buen restaurante para llevar a su novia. Todos son tan predecibles, tan aburridos, tan poca cosa.

Fastidiada de observarlos, me retiro nuevamente al pie de la ventana tratando inútilmente de calmar mi ansiedad. Las noticias que he recibido a mi regreso no han sido alentadoras, mi pasado amenazando mi presente. Kanzaki Reito, el oficial de policía a quien acudiera para sacudirme de un matrimonio que no pedí. Las memorias de un pasado turbio que detesto recordar, un pasado oculto para muchos por significar una vergüenza. Terminando la escuela media superior, tenía muchas ganas de empezar una carrera universitaria, pero Kyoko-okasan se opuso. Argumenté que cuando tuviera un trabajo le pagaría la deuda de mi madre y la mía, Kyoko se negó, alegando que eso tomaría mucho tiempo. Además, él había puesto sus ojos sobre mí.

En una fiesta organizada en la casa de té, el hijo de un hombre muy importante se presentó, le habían recomendado el lugar y no dudó en visitarlo con unos inversionistas extranjeros. Ese día lo conocí, ese día marcó mi destino. Fujino Kiyo, el hombre que más he odiado apareció en mi vida, ya que él la acabó con su sucio dinero y con sus perversas intenciones. Kiyo era un hombre no mal parecido, pero debajo de su sonrisa practicada y su falsa amabilidad, se escondía un corrupto y abominable ser. Kyoko le ofreció a mi hermana del okiya, pero él me prefirió a mí. Las once en punto, las agujas siguen moviéndose al paso de una tortuga. Sigo con la mirada fija en la ventana en espera de un milagro.

- "¿Puedo pasar?"
- "¿Qué ocurre Mai-san?"
- "Fujino-san, ¿te ocurre algo?"
- "Figuraciones tuyas"
- "Es que, te veo distante, ¿esperas a alguien?"
- "No" - Hace mucho que dejé de esperar.
- "A la salida vamos a reunirnos en casa de Chie, ¿vienes con nosotras?"
- "Debo cuidar a Sayuri, no creo"
- "Puede jugar con Reiko, me la llevo también"
- "Prefiero ir a casa a descansar, gracias de todas maneras por invitarme"
- "De acuerdo..."
- "¿Se te ofrece algo más?"
- "¿Eh? No, no, me retiro"

Las once con cinco, qué fastidio. El rostro de Tokiha se veía desilucionado, con seguridad esperaba que le dijera que sí para desahogar su estrés matrimonial conmigo una vez más. Al inicio no me importaba mucho hacerlo, pero ahora, creo que con tanto problema se me han quitado las ganas. Eso ha de ser. Kiyo ha atacado en donde más me duele, quiere a Sayuri, no pienso dejársela aún si eso significa que tenga que matarlo. Kanzaki-keibu ha montado un plan para mantener vigilada a Sayuri, los derechos de la niña son míos, pero fuera del país Kiyo puede hacer lo que le plazca. Con seguridad se la piensa llevar lejos de mí.

Para eso a base de engaños acudió a Kuga, quien aunque no muy convencida de hacerla de custodio, ha permanecido a mi lado a luz y sombra. Natsuki me ha aceptado en su vida, me abrió las puertas de su casa para hacer y deshacer como me plazca. Me ha brindado protección, seguridad y una sensación que no había experimentado antes. Me ha dado todo en cuanto podía, salvo que Natsuki no me ha dado aquello que no me faltaba nunca, eso no es más que ella misma. Cualquier otra se me hubiese ofrecido sin chistar, pero Natsuki duda hasta de andar cerca de mí.

Al principio fue divertido, un juego, molestarla para que me tuviera en sus pensamientos el mayor tiempo posible. El saber que mi nombre era pronunciado con una entonación diferente en sus labios me hacía sentir importante, pero sobre todo, me hacía sentir especial. Alguien aparte de Kiyo me odiaba, Kuga nunca me aduló, tampoco yo hice nada para ganarme su cariño. Fue Sayuri quien me abrió las puertas hacia el frío mundo de Natsuki, la que me dio la oportunidad de experimentar el calor de la niña del verano pero de un corazón frío. Sayuri, quien con su inocencia infantil hizo surgir la simpatía de mi guardaespaldas, atrayéndola a mi juego poco a poco. Natsuki, si tú supieras que desde aquella noche yo...

- "Buchou"
- "¿Qué ocurre Harada?"
- "¿No te vas a retirar? Son las doce"
- "En un momento estoy afuera, sólo estoy..." - Esperando - "Dando tiempo"
- "Que descanses jefa, nos vemos el lunes" - Harada salió de mi oficina dejando la puerta abierta, aprovechando su descuido, pregunté en voz alta.
- "¿Sayuri estás ahí?"
- "Estoy aquí mamá" - Respondió con su dulce voz infantil.
- "Tenemos que..."
- "¡Oi Fujino!" - ¿Natsuki? - "¿No pretendes salir? ¡Ya es tarde!"
- "¡Natsuki!" - Sayuri salió corriendo rumbo al pasillo y se abrazó a Kuga, cerré la oficina y le reprendí.
- "Sayuri, te tengo dicho que en la oficina trates a Natsuki con respeto"
- "Pero ya no hay nadie mami" - Replicó la niña.
- "Déjala Fujino, tiene razón, nadie puede vernos" - Respondió sin mirarme, con Sayuri en brazos.
- "¿A dónde vamos a comer Natsuki?" - Preguntó con esa misma voz infantil Sayuri.
- "¿No lo sabes aún? ¡A McDonalds!"
- "Mamá dice que vas a quedar gorda"
- "¿Qué más le da? Después de todo ella vomita todo lo que come, no tiene por qué preocuparse al comer fast food"
- "Kuga, preferiría que no le digas esas cosas a Sayuri"
- "¿Vienes?" - Extendió su mano hacia mí, por un momento pensé que quería que se la tomara.
- "Qué remedio" - Pero en realidad me está pidiendo las llaves de la SUV.

Después de comer, Natsuki preparó el baño para Sayuri, se encargó de ella y juntas tomaron una siesta. Aprovechando que ambas dormían, me permití un último capricho, uno que Natsuki no tiene por qué enterarse. Me recosté a su lado. En su espalda, aspiré el olor de su cabello, una fragancia que día a día se volvía cada vez más intoxicante. Aquel olor que hiciera que durmiera con ella la primera vez. El mismo que despertó mis más bajas pasiones aquella fatídica noche.

En una demostración contundente de mi gran fuerza de voluntad, logré salir del trance en el que el cuerpo de Kuga me había dejado. Estábamos en su hogar, todo el sitio olía a ella, pero su recámara era el lugar que más me recordaba que Natsuki no me pertenecía. Cogí un libro de su estante y traté inútilmente de distraer mis turbios pensamientos, todos dirigidos a cometer una locura. Me incorporé del sillón de la sala y comencé a curiosear la colección de libros de Kuga. Todos eran para niños.

Rodeada de las pertenencias de Natsuki, reconsideré la idea de salir huyendo de Tokio, escapar de Kiyo, alejarme de todo. Una última mirada hacia mi entorno me hizo recapacitar, aún si pudiera no lograría mi objetivo, los Fujino no me lo permitirían, tampoco yo quiero irme de aquí. Ya no. Natsuki logró despertar en mí lo que creía perdido, mi humanidad. En el okiya, mamá Kyoko me enseñó a no sentir ni mucho menos a pensar, me convirtió en un objeto de decoración, un objeto con habilidades artísticas, pero objeto al fin. Supongo que al no poseer el amor materno, al no haber disfrutado ni siquiera del pecho de mi propia madre, me convertí en un monstruo. Al menos eso era lo que pensaba, inclusive la boda con Kiyo se me hizo de lo más normal, o quizás no me sorprendió del todo. Nunca estuve de acuerdo, en el fondo, sabía que estar con él no era lo que mi cuerpo quería, pero siendo una maiko no podía hacer gran cosa.

El matrimonio fue un fracaso, todos los días deseaba que ese cerdo muriera en el acto para no tener que soportar tenerlo encima una vez más. En cuanto logré deshacerme de él me prometí que nunca jamás permitiría que hombre, mujer o quimera; intentara dominarme. Hasta que Kuga lo hizo. Esa noche fue una de descubrimientos, aprendí que cuando Natsuki bebe se vuelve sumamente agresiva, lo suficiente para tenerme sodomizada a su antojo. Esa noche descubrí también que Natsuki es más activa de lo que parece, pero sobre todo descubrí que no soy un monstruo.

- "¿No puedes dormir?"
- "Alyssa-san, buenas tardes" - Olvidaba que tú también tienes un juego de llaves de aquí.
- "Creí que estabas durmiendo con Natsuki" - Se la está buscando - "¿Gustas una taza de té en mi departamento?"
- "Por supuesto"
- "No hace falta avisarle a Natsuki, déjala dormir, debe estar exhausta"

El departamento de Alyssa se encontraba de la misma manera en que lo vi la primera vez, no sabes si se acaba de mudar o si se está cambiando a otro sitio. El único sitio ordenado es la cocina, donde puedes ver el resto del hogar. Alyssa sirvió mi taza y pacientemente esperé a que se sentara para beber juntas, después del primer trago mi curiosidad me venció y comencé con el interrogatorio.

- "Así que, Kuga estuvo muy ocupada"
- "Tuvimos una fiesta anoche en Todai, Natsuki me ayudó a limpiar"
- "No tenía idea de que Kuga fuera tan solícita"
- "Le pagué por ello"
- "¿Tanta es su necesidad como para ausentarse del trabajo?"
- "Creo que necesitaba el espacio"
- "¿Qué insinúas, que asfixio a Kuga al estar todo el tiempo con ella?"
- "No exactamente"
- "Entonces qué exactamente quieres decir"
- "Es obvio que te gusta" - Al fin nos sinceramos - "Natsuki se ha dado cuenta después de no sé cuanto tiempo"
- "¿Y?" - Exhorté a mi compañía para que concretara su punto de vista.
- "Creo que está aterrada"
- "Kuga piensa demasiado las cosas" - Siempre y cuando esté sobria.
- "Natsuki no quiere lastimar a nadie"
- "¿Se preocupa por Mai-san? ¡Por favor!"
- "Ríete si quieres Fujino-san, pero Mai es la mejor amiga de Natsuki"
- "Pero Mai tiene una pareja, Kuga no tendría por qué estar pensando demasiado en ello"
- "Tú tienes una hija, Natsuki por otro lado no tiene ninguna responsabilidad contigo" - Sorbió su té y prosiguió - "Ignoro si siente algo hacia a tí, lo único que sé es que tiene miedo" - Cobarde.
- "¿Qué sugieres entonces, que la deje?"
- "Si Natsuki quisiera eso te lo hubiese pedido ya"
- "¿Entonces?"
- "Si lo que quieres con Natsuki va en serio, adelante, pero si estás jugando mejor déjala"
- "¿Por qué, te gusta también?"
- "¿No se te ha ocurrido pensar que Natsuki tiene miedo de que la lastimes?"
- "Somos adultas..." - Ella misma lo dice todo el tiempo.
- "¿Natsuki es una mujer adulta? ¿En verdad te lo parece?"
- "Es una hermosa pintura la que tienes en tu pared" - Cambié el tema drásticamente, Alyssa afortunadamente me siguió el juego.
- "Es un retrato muy triste"
- "¿Qué te hace pensar que es un retrato?"
- "La expresión de la niña, es muy real para ser producto de la imaginación del autor"
- "Es un hermoso óleo"
- "Espero que el autor haga cosas menos tristes ahora, donde quiera que esté"

Agradecí la invitación a mi anfitriona y me retiré a mi departamento, era necesario estar un tiempo a solas. No había tenido la oportunidad de sentarme a reflexionar desde que Sayuri nació, hace siete años ya. En la comodidad de mi refugio, decidí concentrarme en la conversación con Alyssa, en los eventos que habían acontecido mi día, en los pensamientos tan depresivos que he tenido el día de hoy. En la bañera dejé lo viejo, para recibir lo nuevo. Una vez fuera y mucho más lúcida, revisé entre mis cajones para ponerme algo de ropa y seguir con la charada de la madre abnegada. En el cajón lo primero que encontré fue el jersey de Natsuki.

Instintivamente, lo tomé entre mis manos y me lo llevé al rostro, aspirando nuevamente el olor natural que su cuerpo despedía. Era una fortuna que aún contuviera parte de su aroma, de lo contrario tendría que devolvérselo para volverle a ganar. Entonces me pregunto, ¿por qué? ¿Qué gano al torturarme de esta forma? Si quiero a Kuga ¿no sería más fácil si me acerco y le pido una noche? No, probablemente me volvería a rechazar, fue muy claro para mí que Kuga sólo satisface sus necesidades cuando está alcoholizada, una mujer así es un fastidio.

Con el jersey aún en brazos, me dejé caer en la cama, trayendo inevitablemente los recuerdos de la noche pasada con ella. Aquel día después del baño termal en Noboribetsu, tuve la sensación de que debería estar al pendiente de lo que hiciera, supe que si la seguía quizás obtendría algo más que el sólo mirarle el cuerpo en el onsen. No me equivoqué, cuando llegué Natsuki estaba en un estado que si no era alcohólico, se le parecía bastante. Un sujeto estaba con ella, era evidente que Kuga no tenía la menor intención de querer algo con aquel individuo, bajo ese pretexto me acerqué.

- "Ara, veo que mi Natsuki se encuentra en buena compañía"
- "¿Qué es esto? No me digas que eres una tortillera" - Respondió sin educación el sujeto.
- "¡A callar! Me estás amargando la cerveza" - Natsuki le cogió del cuello y lo aventó, no tenía idea de que fuese tan fuerte.
- "¿Interrumpí tu cita?" - Me senté a su lado en la barra y ordené vodka.
- "¿Cita? Ese pedazo de animal tenía como diez minutos jodiéndome la vida"
- "Supongo que hice bien en aparecerme"
- "Sí claro, decir que soy tu novia ayudó" - Rió con ironía y continuó bebiendo.
- "¿No está Kuga-han bebiendo demasiado?"
- "¿Quién chingados eres, mi madre? Me estarás cogiendo para ordenarme o qué..." - No terminó con su sabio argumento, a pesar de que fue grosera había algo de verdad en su respuesta, pero fuimos interrumpidas.
- "Creo que tenemos compañía" - Comenté mientras el cantinero me entregaba mi vodka.
- "¿Qué carajos quieres?" - Le preguntó Natsuki al sujeto que había lanzado lejos.
- "Mis amigos y yo pensamos que tu vieja está muy buena como para andar contigo, nos la llevamos"
- "¿Ah?" - Natsuki no movió un músculo, simplemente continuó tomando cerveza.
- "Ara, lamento decirles que no estoy interesada, agradezco la oferta pero no"
- "No tienes por qué molestarte en responderles Fujino, es obvio que no te llevarán a ningún sitio"
- "¿Qué te hace pensar que no nos la llevamos?" - Respondió el desagradable sujeto.

Kuga no dijo nada, le rompió el tarro de cerveza en la cabeza y luego lo pateó hasta que cayó en el piso. Como en una película de acción, el lugar se volvió mudo, toda la atención enfocada en nosotros. El acosador se levantó con la cara ensangrentada, escupiendo improperios, sus amigos no tardaron en intentar someter a Natsuki. Pero en una gala de demostración de técnica y habilidad marcial, pese a estar muy ebria, Natsuki les rompió la cara a los cuatro. El problema fue que quedó picada, Kuga era muy violenta y si Nina-chan no llegaba a tiempo, probablemente le hubiese golpeado a cualquier otro.

Prácticamente salimos huyendo del lugar, sacando a rastras a una incontrolable Natsuki. La guardamos en el cuarto y como si de una niña se tratase, prácticamente la tuve que obligar a bañarse y mandarla a dormir. La recosté en su cama y me envolví en las sábanas de mi colchón con Sayuri a mi lado. No mucho después de eso, Natsuki se acostó en mi futon, probablemente buscando el calor de mi espalda en la madrugada. El cabello de Kuga estaba mojado, podía sentir la humedad en mi espina dorsal, la cual comenzaba a sentir los efectos del frío cuerpo de Natsuki. Me di la vuelta para tratar de despertarla, para sólo descubrir que no estaba dormida, ni siquiera sonámbula, Kuga estaba más consciente de lo que pensaba y se sonreía maliciosa.

- "¿Qué estás...?" - Cuestioné, pero me puso un dedo sobre los labios.
- "Shhh, vas a despertar a Sayuri" - Su voz ronca y atrabancada, aún bajo los efectos del alcohol.
- "Kuga estás mojada, vas a pescar un resfriado"
- "¿De verdad? Haberlo dicho antes" - Acto seguido me montó - "Supongo que tendrás que calentarme"
- "Estás borracha, vete a tu cama a dormir"
- "Pero Fujino dijo que me puedo enfermar" - Y ahora resulta que eres muy obediente, ¿no?
- "Natsuki..." - Entonces me fijé, que los ojos de Natsuki eran muy diferentes, su mirada era... - "Saca tu mano de ahí"
- "Las caderas de Shizuru son peligrosas, pues siempre están sosteniendo esa hermosa y estrecha cintura que vuelve locos a todos esos degenerados" - ¿Me está viendo con deseo? - "Tú dijiste, que te llevarías la imagen de mis pechos por varias noches, ¿no?" - Está muy borracha - "Pues qué crees, yo me llevaré una imagen todavía mejor de ti"
- "Kuga si esto va por lo del baño yo..." - Me besó, Kuga se atrevió a robarme un beso sin mi consentimiento - "Imbécil" - La abofeteé tan fuerte que pensé que había despertado a Sayuri - "¿Quién demonios te crees que eres?" - Kuga no respondió, simplemente amagó mis muñecas con sus manos y volvió a besarme.
- "¿Qué no eres mi novia? Cumple con tus obligaciones entonces"

No supe si sentir miedo o echarme a reír de las ocurrencias de Natsuki, al inicio me dio mucho coraje, la mujer estaba empinada sobre mi cuerpo. Nunca en mis cinco sentidos habría permitido que nadie más me jineteara desde que me divorcié, simplemente no lo tolero. Pero Natsuki está haciendo del acto una comedia tan extraña que me pareció interesante saber en qué iba a parar este asunto. Al inicio creí que Natsuki se dormiría y me dejaría tranquila, pero lejos de eso, ocurrió lo impensable para mí.

- "Ah..." - Gemí.
- "Sabía que te gustaría"
- "Kuga, mi hija está a un lado, ten un poco de considera..." - Otra vez gemí.
- "No te hagas Fujino, la sola idea de que nos descubran es lo que te tiene tan mojada" - Eres una idiota - "Pero si eso te preocupa me encargaré de que nadie se entere de esto"

Creí que me amordazaría, a estas alturas ya nada me sorprendía de Natsuki, sin embargo hizo algo mucho mejor. Cada que sus dedos rozaban mi femineidad y yo no podía controlar mis sonidos guturales, Natsuki ahogaba mis gemidos en sus labios. La primera vez que lo hizo me sorprendió, la segunda me sonreí y al final, tuve un orgasmo tan violento que pensé que le había bajado la piel del brazo a Natsuki en el proceso. Hasta ese momento, el sexo nunca había sido tan divertido, me había enfocado tanto en la conquista que me había olvidado de mis propias necesidades. Me había olvidado de mí, hasta que Kuga llegó. Ni siquiera me percaté de que me había aferrado a su cuerpo y que mientras recuperaba mis fuerzas ella me sostenía entre sus brazos. Me besó en la frente, masculló unas palabras y se durmió. Ni siquiera me pidió que le devolviera el favor, quedé tan sorprendida que no tuve tiempo siquiera para preguntarle dónde demonios aprendió todo aquello.

Realmente estaba anonadada, estaba extrañamente satisfecha, inusualmente tranquila. Esa es la palabra, por primera vez en mi vida sentí que me devolvían el calor que había perdido, la inocencia que me fue arrebatada. En brazos de Natsuki sentí que todo aquello era una horrible pesadilla, que finalmente había despertado de un mal sueño, sin embargo el mal sueño comenzó cuando la susodicha negó lo ocurrido como si tuviéramos quince años. ¿Qué clase de persona es esta? Al principio pensé que estaba fingiendo, que tarde o temprano terminaría aceptando lo inevitable, pero no. Ese momento jamás ocurrió. Es más, me he tirado a Mai como diez veces más y Kuga se mantiene impávida sin decir nada al respecto.

Antes de ella, estaba convencida de que yo era una auténtica sinvergüenza, pero después de lo de Noboribetsu, me he quedado muy por detrás de Kuga. Natsuki hace honor a su fama de princesa del hielo, es una maldita. Maldita es poco, es un témpano de hielo, ¿cómo le hace para dormir a mi lado tan tranquila? Su cuerpo permanece tan helado durante toda la noche que me hace dudar de mi atractivo físico al no inspirar ni un poco de deseo en ella. Es más, la otra noche, borracha, tampoco pasó nada. ¿Lo soñé entonces? ¿Fui una aventura de temporada? No he vuelto a ver en su rostro esos ojos brillantes que me miraban con deseo y lujuria aquella noche, sino la expresión fría que le enseña al mundo entero.

- "Fujino, ¿puedo pasar?" - Aquella se encuentra en la puerta de mi casa.
- "Adelante Kuga"
- "¿Quieres algo de la tienda? Voy por unos cigarros" - Ese maldito vicio que tiene, cómo me molesta.
- "Te lo agradezco pero estoy bien, gracias" - Contesté cortante.
- "Sayuri está dormida, échale un ojo más tarde, ¿ok?" - ¿Desde cuándo tú me dices cómo debo cuidar a mi hija?
- "¿Vas a tardar?"
- "Lo que me demora gastarme un par de cigarros, cierra con seguro, te veo luego"

Creo que Kuga se compró una caja de puros porque pasaron tres horas y la susodicha no regresó. Cargué a Sayuri y la llevé a mi departamento, cenamos algo ligero y la acosté a dormir. Sayuri pronto estaba en los brazos de Morfeo, pero yo estaba que no encontraba mi esquina. Me senté en el sofá para revisar unos papeles del trabajo y miré el reloj de pared del comedor, eran las doce de la noche ya, Natsuki no había regresado. Cuando el reloj marcó las dos de la mañana, decidí incorporarme y retirarme a intentar descansar. ¿Por qué demonios la estoy esperando? Me sentía angustiada, a pesar de que en el fondo sospechaba que la ausencia de Natsuki estaba relacionada con la pelirroja. Con seguridad, está bebiendo con ella, no es la primera vez que lo hace, aunque no lo ha hecho desde que vivo aquí.

Un peculiar arrastre de pies y el sonido de su puerta, me hizo correr hasta mi entrada para corroborar mis sospechas, Kuga llegó al departamento, pero no en el estado que me imaginaba. No estaba borracha, no estaba drogada, no estaba enfiestada, ni siquiera apestaba a tabaco; Kuga estaba herida.

- "¿Qué te pasó?" - Pregunté alarmada.
- "Nada, me caí de la moto..."
- "¡Te he dicho que tengas cuidado cuando manejes esa porquería!" - La reprendí como una niña - "¡Bota esa basura! ¿No ves que pudiste haberte matado?"
- "Relájate Fujino, la moto quedó inservible de todas maneras..." - Abrió la puerta de su departamento y por poco se me da a la fuga.
- "Espera Kuga" - La jalé del brazo para exponer su rostro hacia la luz - "Por qué no..." - Entonces me fijé, su frente se encontraba ensangrentada y al agarrar con fuerza su brazo se quejó lastimeramente - "¿Pero qué te pasó?"
- "Ya te dije" - Me alejó de golpe - "Me caí de la moto..."
- "¿Pues dónde te caíste...?" - Le jalé de la chaqueta - "Vamos al hospital"
- "¡No el hospital no!" - Entró en pánico - "No me gustan las enfermeras..."
- "Pero Natsuki tenemos que ir..."
- "Verás que mañana estoy bien"
- "No estoy de acuerdo, pero si insistes" - Continué mi inspección visual del estado de Natsuki - "Al menos déjame revisarte en la casa"

No muy convencida, logré que Kuga entrara a mi departamento para que le revisara sus heridas. Una vez dentro, casi me voy de espaldas al verle a la luz, tenía las rodillas raspadas, el pantalón rasgado, la cara entre sangre y con moretones en los brazos, su cabellera revuelta; en fin, un auténtico desastre. Le pedí que se quitara la chaqueta para poder examinar su brazo, el cual si bien no estaba roto, sí estaba bastante inflamado. Cogí un paño húmedo y se lo pasé por el rostro para limpiarle la sangre, mi mano estaba temblando.

- "No duele" - Comentó Natsuki, tratando de aliviar mi consternación.
- "Natsuki esto no está bien, vayamos al hospital"
- "Ya te dije que no"
- "¿Por qué eres tan terca? ¡No se supone me estás cuidando! ¿Cómo piensas hacerlo en este estado?"
- "No quiero que me pregunten cosas que no pueda responder" - Calló terminando de decir eso, era obvio que se le escapó, entonces me temí lo peor.
- "Dime qué pasó, sin mentiras Natsuki"
- "Iba en la moto, perdí el control y la estrellé" - Mentira.
- "¿Por qué perdiste el control?" - No me respondió - "Natsuki"
- "Shizuru, no insistas por favor, si no quieres curarme entonces no tengo nada que hacer aquí" - Se levantó de prisa.
- "¿Dónde están tus cigarros?" - Cuestioné, Natsuki salió por ellos y ni los trae, ni huele a nicotina.
- "Los gasté, nos vemos mañana"
- "Espera por favor, regresa" - Se detuvo, vaciló por un momento - "Te prometo no preguntar más, sólo ven"

Natsuki no regresó, pero tampoco se movió de su sitio, probablemente debatiéndose en si sería buena idea estar sola en el estado en el que se encontraba. Aprovechando su vacilación, me acerqué lentamente hacia ella y le abracé por la cintura, mi barbilla clavada en su hombro. En un susurro, le pedí perdón, perdón porque entendía lo que le había ocurrido, todo era mi culpa. Natsuki se soltó de mi abrazo y regresó a su lugar en el sillón sin decir más. Continué con mi tarea hasta que no había más rastro de sangre en su cuerpo, desinfecté sus heridas y le preparé la bañera en mi departamento, con suficiente agua caliente para desinflamárselas un poco. Todo el tiempo en que estuve con ella, Natsuki fue muy dócil.

Le dejé la ropa que le había ganado la otra noche, debidamente acomodada en el baño para que se cambiara. No esperando más de ella me despedí y me retiré a dormir con Sayuri. No mucho después escuché claramente el como salía del agua, podía incluso imaginarme su cuerpo desnudo escurriendo agua, tuve la imagen mental del cómo se secaba el cabello con mi toalla. Apreté los ojos fuertemente, tratando de no pensar en eso, hasta que escuché que salía del baño, sus pasos se dirigían hacia la entrada del departamento, hasta que dejé de escucharla.

Solté de golpe la inspiración que había retenido sin darme cuenta, estiré el cuerpo que tenía tenso y me dispuse a dormir, hasta que el sonido de la puerta alertó mis sentidos. La puerta de mi recámara hizo un chillido característico puesto que le faltaba aceite a las bisagras, ya le había pedido a Natsuki que solucionara ese problema. Sus pasos fueron todavía más lentos que antes, titubeante, Natsuki se recostó a mi lado y se abrazó a mi cuerpo. Me tensé de manera involuntaria.

- "¿Estás despierta?" - Preguntó, sólo alcancé a asentir con la cabeza - "¿Será mucho pedir si no salimos mañana?"
- "¿Estás adolorida?" - Cuestioné alarmada.
- "Creo que necesito un cigarro, los perdí todos en el accidente" - Natsuki estaba temblando, pero no era de frío.
- "Natsuki" - Me giré en su dirección, en cuanto lo hice se aferró a mi pecho, estaba asustada - "Lo lamento"
- "Conseguiré una nueva cajetilla mañana, no te preocupes"

A pesar de la solicitud de Natsuki, sí me preocupé, Natsuki no tenía idea de lo angustiada que me tenía, de la ansiedad que había experimentado horas antes de su llegada. Ahora que está nuevamente a mi lado, sólo me queda una sensación de falso alivio, puesto que aunque la tengo entre mis brazos ahora, me agobia el pensar que pudo haberle ocurrido algo que me impidiera estar nuevamente a su lado. Finalmente ella se durmió, pero yo no pude seguirle, tenía tantas cosas en que pensar que preferí mantenerme en vela, en pos de Natsuki.

Esta fue la primera noche que pasaba a lado de Natsuki en la que no dormía en sus brazos, sino más bien ella en los míos, debo confesar que no fue malo tampoco. Los primeros rayos de luz iluminaron mi recámara, enseñando con ellos, la imagen de una serena Kuga completamente a mi merced. Acaricié su revuelta cabellera y jugué un mechón de cabellos cobaltos entre mis dedos. A la luz solar, la herida en la frente de Natsuki se veía todavía peor que anoche. Una espantosa cortada roja de diez centímetros desentonaba con el color blanco porcelana de su piel. Besé la herida sin pensarlo, mientras mis manos recorrían su brazo herido. Anoche no pude reconocer si el brazo se encontraba roto o no, pero si el dolor le aumentara, así tenga que llevarla a la fuerza, obligaré a Natsuki a que vaya al doctor a como de lugar.

Una ventisca entró por la ventana, haciendo que uno de los mechones que había jugado cayera sobre el rostro de Natsuki. No dudé en retirárselo, pero en cuanto enfoqué mi vista hacia su rostro, no pude evitar tampoco el mirar sus labios. Esos delgados labios que noches antes, me hubiesen recorrido el cuerpo, llenándomelo de caricias. Ahora, el labio inferior de Nastsuki, tenía una abertura grotesca que costó mucho trabajo el detenerle el sangrado.

Le besé el labio sin pensar, sin darme cuenta de que ella era plenamente consciente de lo que yo hacía. Mantuve cerrados los ojos, permitiéndome disfrutar este momento, este anhelado momento. Separé mis labios de los de Natsuki y topé mi frente con la de ella, hasta que su voz me puso en alerta.

- "Ouch"
- "¿K-kuga?"
- "Supongo que las princesas de los cuentos, no tenían golpes cuando sus príncipes les besaban"
- "Estás..." - Presa del pánico, ni siquiera presté atención a lo que decía.
- "Supongo que no soy una princesa entonces" - Natsuki siguió hablando de príncipes y princesas, mientras que yo no sabía si salir corriendo, fingir demencia o pedirle explicaciones - "¿Crees entonces que quizás soy un príncipe?"
- "No lo sé" - Respondí con honestidad, no entendía nada.
- "En los cuentos el príncipe pelea por la princesa, pero nunca aparece madreado pese haber enfrentado dragones o monstruos"
- "Natsuki no iba en un corcel, sino en una moto" - Alcancé a responder, seguía sin comprender su buen humor.
- "Cómo no, iba en un caballo de acero" - Soltó una carcajada, luego continuó - "Tal vez sea un príncipe moderno"
- "Debemos ir al doctor, Natsuki está delirando" - Me incorporé alarmada, debe haberse golpeado muy fuerte en la cabeza para estar diciendo tantas sandeces.
- "Espera, espera, Shizuru" - Me tomó de la mano y me giró hacia sí - "En verdad me encuentro bien, te lo juro"
- "Pero..." - Traté inútilmente de convencerle, posó un dedo sobre mis labios y me sentó nuevamente en la cama.
- "Regresa a la cama Shizuru" - Ara - "No has dormido en toda la noche" - Me recostó a su lado - "Ahora es mi turno de verte dormir"

Continuará...

N/A: Supongo que con este capítulo saldo mi deuda de explicarles a grandes rasgos, lo ocurrido en el episodio de las vacaciones de Natsuki. Lamentablemente en este episodio vuelve a abrirse otra incógnita, el accidente de Natsuki. Aún no me decido sobre qué punto de vista abordar, pero me inclino por el de Shizuru, para no tener que relatar lo que verdaderamente pasó. My bad...
_________________
geisha: Gei:Arte; Sha:Persona (mmm, esto me recordó a mis clases de etimología, horror)
geiko: Técnicamente lo mismo que geisha, sólo que así se les conoce a las geisha de Kioto, recordemos que Shizuru proviene de Kansai, por lo tanto ella emplea este término.
maiko: Mai:Danza Ko: Niña. Si queremos darle una definición más corta sería bailarina, sin embargo significa mujer de la danza. ¿Por qué mujer y no niña? A lo mejor porque suena más acorde en español o quizás porque son niñas cuando empiezan su instrucción. Como dato cultural antiguamente, una aprendiz de geisha comenzaba su formación a partir de los 6 años, 6 meses y 6 días (666 uy); terminándola hasta los 21 años. Admito que esto me causa confución porque he encontrado información por internet que dice que el entrenamiento de la maiko dura alrededor de 5 años, entonces, ¿existen geishas de 12 años? Tal vez aunque tu formación esté completa no puedas convertirte en una hasta los 21 (después de la mayoría de edad internacional, qué conveniente...)
okiya: Casa de geishas. Cada okiya debe estar afiliada a una de las comunidades de geishas existentes en Japón, las cuales son 6: Gion Kobu, Gion Higashi Shinchi, Pontocho, Shimabara, Miyagawa-Cho, Kamishichiken.
okasan: Madre. A la jefa del okiya se le llama okasan, en el universo de la flor y el sauce las mujeres mandan, por lo tanto el mundo de las geishas es un matriarcado.
Karyukai: El mundo de las flores y los sauces. 

8 comentarios:

  1. Caxis!!! Natsuki como no recuerdas eso? Dios!!! Me ha gustado!!!! Gracias HauR y gracias Akari!!

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  2. ... HauR ;___; te gusta hacernos sufrir ... Ahhh me encanto! a esperar el prox martes con muchas, demaciadas ansias!

    Excelente Trabajo Gracias Akari y HauR *-*!

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  3. Buu si k e gusta manternernos kon la curiosidar felicidades. Jeje no puedo esperar a la zemana k viene esta super emocionante huhuhuh

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  4. Awww!!! que lindo :3 jajaja Natsuki delirando con sus cuentos de príncipes y princesas xD HAHAHA. Efectivamente, You´re bad..!!! mmm que le habrá pasado?? ¬¬ la verdad no creo que se haya caído de la moto...
    Ohhh!!! dios, me encanto el capitulo!!!! Muy bueno HauR. Gracias. Igual Ajari, gracias por postearlo :D
    Saludos
    KuroUsagi

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  5. me encanta este fic, y es muy bueno leer desde el punto de vista de cada una, leda mas emocion a la cosa, y tampoco me creo que se halla caido de la moto, me dio mucha risa fue nat, hablar de principes y princesas y mejor aun hablar de las dos en esa forma, yo creo que ya esta sintiendo algo mas, ya quiero seguir leyendo.

    Att.
    bombom7805

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  6. Ola me gustaría que entrases en mi blogspot. Estoy escribiendo una historia, en la cúal habrá amor homosexual. Es lo primero que escribo asi que me gustaría que la gente me ayudase a mejorar gracias. :D
    http://www.sarin96.blogspot.com/

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  7. Apenas lo vengo leyendo me encanta este fic es genial T.T, pobre Natsuki!!

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  8. *O* !!! Natsuki se deja querer =D wiihii!!! >///< .... o quiza es solo que se siente tan de la chingada que no le quedaron ganas de discutir con Shizuru.... quien sabe... pero me encanto hablando de principes y princesas... que linda *///*

    muchas gracias al staff por su trabajo y a HauR por escribir ésta maravillosa historia =D

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