Delirium - Capítulo 11

Hola Yurifans!

¿Adivinen? no, aún no logro que Anna Tsuchiya se enamore de mi... La cuestión es que me encontré con una agradable sorpresa en el mail del blog. Pues ni modo, no me expondré a que me quemen el negocio por no publicarla pronto jajaja. Ya en serio, se que much@s esperaban la continuación de esta historia (conozco a alguien por ahí que ya tenía síndrome de abstinencia) Bueno como es un post largo no los liaré más... Tenemos ilustración (excelente en mi humilde opinión), palabras de su autora y capítulo 11.

Itadakimatsu!

N/A: Bueno…; necesariamente tengo que decir: gracias a tod@s por sus comentarios que siempre me inspiran a seguir escribiendo ^u^

Disculpen por la grave tardanza que yo sé que se ha debido de tornar tediosa e insoportable; ¿explicación? Estoy cruzando un momento muy peculiar en mi vida que me tiene un poco distraída; además de que, éste es, sin duda alguna, el capítulo más largo y difícil que he escrito hasta ahora…, espero que su lectura no se halle tornado tediosa para muchos.

Ahora, escribo para tocar algunos puntos:

De verdad lo siento por no haberles ilustrado a Lily anteriormente, ¿por qué razón? Pues porque hice millones de bocetos y simplemente ninguno de ellos reflejó nunca  la esencia del personaje, hasta que por fin éste último llenó mis expectativas y espero que la de ustedes también. ^u^ Por favor, háganme saber lo que piensan del diseño de Lily, me interesa muchísimo la opinión de tod@s

Por otro lado, quiero dedicar este capítulos a todos mi lectores, pero principalmente a Ana y a ...:::KuroUsagi:::...; por mantener aquella charla que me hizo sonreír tantas veces. De verdad que me llego al corazón su entrega hacia la trama…, de sus bocas, sentí que mis personajes cobraban vida, y eso es algo con lo que todo escritor sueña.

Lamentablemente, me veo en la necesidad de no aclarar ninguna de sus dudas porque ya falta muy poco para que la verdad salga a la luz ;) así que paciencia, que con toda confianza, el capítulo doce les dará un poco de lo que tanto han esperado. 

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Autor: Aru

Capítulo 11: Fantasmas del pasado

La madrugada era tibia y una suave brisa acariciaba los largos cabellos de una niña que se encontraba sentada en uno de los muchos pilares de piedra que habían sido derrumbados en el permanente castillo negro. La luna era llena y alumbraba el pálido rostro de la infante, haciéndolo brillar.  Estaba hipnotizada por la belleza de la estrella al mismo tiempo que la veía con curiosidad.

Shane estaba realmente cansada, arduo entrenamiento le habían dejado heridas, y a sus cortos ciento doce años ya se había roto cada hueso de su cuerpo innumerables veces. Pero en esa noche había escapado de todos aquellos que insistían en convertirla en una máquina de matar, refugiándose en la tranquila vista nocturna.   

Lentamente una figura fue acercándose desde los interiores rocosos de la estructura; y se sentó amenamente al lado de su hija. El parecido entre ellos era mucho: los mismos ojos, el mismo cabello y por supuesto, las mismas facciones.

Ninguno de los dos respondió de inmediato a la presencia del otro, ambos se quedaron observando la luna por un rato.

-¿Por qué entreno tanto, padre? ¿Por qué todos prestan atención en mí y me tratan como si fuera diferente?

-Porque eres diferente Helena… Eres mi hija, la sangre pura de los vampiros corre por tus venas.

-¿Y entonces por qué Lucien no es tratado como yo? ¿Por qué no entrena junto a mi? Él también posee tu sangre   

-Él no cumple el mismo papel que cumples tú

-¿Qué quieres decir?

 -Cuento contigo para ser mi predecesora; necesito tener toda mi atención en ti

-Pero Lucien…

-Lucien no nació para lo que tú has nacido, hija mía. Su deber es ayudarte a lograr nuestro propósito, y el tuyo es ser la próxima Imperial vampiro. Es por eso que necesito que des lo mejor de ti

-Lo siento, no volveré a faltar…

-Espero que no. No toleraré otra muestra de ésta conducta, no estás siendo educada para esto-El poderoso hombre se incorporó y con pasos lentos y firmes camino hacia el oscuro aposento, dejando a la niña sola, agradecida de haber sido disculpada por su padre.

Y mientras esos dos seres separaban su existencia y volvía aquélla atmósfera de soledad e independencia, una tercera figura, amparada en la oscuridad, gemía de dolor, ira y tormento; miraba con ojos rencorosos al padre de Shane, maldiciendo su existencia, la de la pelirroja y la suya misma.

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Esa mañana se tornaba en una oscura y fría de invierno.

Lily se levantó, entre fatigada, agotada y somnolienta; sus ojos ardían, su nariz estaba completamente tapada y su cabeza la estaba matando; definitivamente no había sido la mejor de sus noches.

No pudo ser capaz de dormir absolutamente nada con el pensamiento de que su violador había sido puesto en libertad y unos viejos fantasmas habían retornado durante la madrugada haciéndole perder todo avistamiento de un posible sueño placentero. El sentir de nuevo esa amenaza latente en la oscuridad había hecho que su viejo hábito de dormir con una pequeña lámpara encendida retornara.

Estuvo pensando en todo lo relacionado a eso durante esas horas. Había llorado bastante y dado vueltas en la cama una y otra vez; incontables veces había ido a buscar un poco de leche para relajarse y lavó su rostro varias veces. Ese hombre aún seguía atormentándola; a veces podía recordar la sensación de sus ásperas manos rozar violentamente su piel, la lujuria de su voz en su oído, cada lamida, cara mordida, cada toqueteo. El recordar todas esas cosas sin poder evitarlo causaban en ella un vacío en su cuerpo seguido de pánico.

No, no había podido dormir absolutamente nada.

Se levantó de la cama con cansancio y envolvió sus pies en unas pantuflas para no sentir el helado piso y su cuerpo se estremeció al verse inundada del frío que se encontraba en el vidrio de la ventana, por el que solo pudo ver una espesa bruma blanca y gris.

-Qué lindo está mi día libre.-Se dijo a sí misma con un sarcasmo agotado. Había planeado hacer su llamada mensual a su familia y comprar algunos libros nuevos para leerlos en sus ratos libres; ir a un salón a cortar un poco su cabello y ver unas que otras tiendas; pero tal parecía, ese no era el plan de Madre Naturaleza.

Mientras la ventisca siguiera como estaba, no habría posibilidad alguna de salir. Suspiró, convencida de que ya era el colmo. Para aliviar un poco sus penas decidió darse un largo y relajante baño caliente. Se desvistió de manera ágil y se metió en la tina una vez que estuvo llena. Suspiró una vez más, pero de alivio y bienestar, cerró sus ojos por un momento y entonces sintió el sueño que no había podido conciliar.

-He de tener ojeras…-Se dijo mientras echaba un poco de agua en su rostro.

Su mente era un solo lío, llena de problemas y preguntas sin responder; estaba preocupada del hecho de si debía o no decirle a su familia que ya habían soltado al hombre; su padre adoptivo encolerizaría y le ordenaría regresar a Liverpool inmediatamente, por otro lado la noticia sólo amargaría y preocuparía a su madre y hermanos, no le dejarían ni siquiera salir sin estresarla.

-Bueno…no es como si no estuviera estresada ya….

Resolvió que una noticia tan mala no sería buena para el bienestar de la familia, así que lo mantendría en secreto lo más que se pudiera porque, a pesar de todo, no podía esconder ese hecho por demasiado tiempo.

Empezó a pensar en lo que tendría que hacer de ahora en adelante y cuál era su situación.

Definitivamente él ya no sabía nada de ella, pero por las dudas, trataría de dejar de salir tan tarde del trabajo, estaría más atenta cuando estuviese sola y no saldría en la noche si no fuese una entera emergencia. Por todo lo demás, creía que ya estaba bien.

Se relajó un poco, pero su mente no pudo evitar ondear en el tema y lo único que se le vino entonces fue un nombre.

Si, era verdad, ni Shane ni ninguno de la casa sabían ese pasado de Lily.

¿Qué pasaría si la vampiro se enterara de lo que pasó en su infancia?

-Probablemente no diría ni haría nada….

Ésa era una posibilidad y de verdad que Lily no se imaginaba diciéndole a la pelirroja sus problemas ni tampoco se imaginaba alguna palabra proveniente de ella.

Ahora que lo pensaba mejor, Shane no sabía absolutamente nada sobre ella y viceversa. Eran unas totales desconocidas.

Y como no, si la rubia se había propuesto guardarse sus cosas en privado luego de decidir mudarse con esas personas. Pero aunque así fuera, Shane no se había mostrado ni mínimamente interesada en saber sobre la vida de la rubia; no recordaba ni una sola ocasión en que ésta preguntara siquiera por su familia. O en cambio, más que no estar interesada, podría ser que sólo no quería presionar. De alguna manera comprendía eso; a pesar de lo relativamente bien que Shane trataba a Lily, ésta aún seguía siendo algo hostil.

-¿Debería suavizarme un poco?-Se cuestionó al hundirse más en el agua caliente.

Lily aún seguía con la guardia alta, pero de verdad que ya le hallaba poco sentido al asunto.

Aún no olvidaba aquella noche en que pasó lo que pasó, pero de verdad que había sentido que la vampiro quería remendar parte de lo que había hecho; sabía que se esforzaba en cambiar su primera imagen y, tenía que ser sincera consigo misma, estaba funcionando…medianamente.

Recordó entonces las flores y los poemas y se enrojeció considerablemente. Nadie nunca le había dado un detalle así, ni uno sólo de los chicos que quiso cortejarla la había tomado tan en serio, pero había aprendido a vivir con eso, hasta que BAM! Una experta en seducción usó sus cartas contra ella.

-Definitivamente quiere conquistarme-

Cada vez que pensaba en ello se convencía más y más de que así era. Pero no se sentía ni orgullosa ni feliz. Lily no se veía a sí misma como alguien especial a los ojos de Shane, tantas conquistas en el haber de la chica le habían despertado un instinto que le hacía ir por cualquier cuerpo que le gustara.

Como siempre, se convenció de que sólo era otra más de sus caprichos.

Pero por lo menos se sentía algo satisfecha de que era una hermosa y rica mujer la que estaba interesada en ella; lo único bueno que había resuelto del asunto era que ya sabía que tenía el físico para atraer a gente de alta sociedad.

En la tina, comenzó a divagar sobre miles de cosas hasta que por fin el rugir de su estómago le hizo decidir salir.

Secó su cabello con un secador hasta que éste hubo tomado su bonita forma lisa con ondulaciones en las puntas y luego lo sujetó en una media cola. Tomó un suéter beige unos vaqueros azules y bajó a buscar algo de desayunar.

En la sala se encontraba una Alice encolerizada mientras gritaba por su teléfono. Se paseaba de aquí para allá, luciendo sus caras y finas ropas.

-¿¡Como que no pueden retirar la nieve hasta mañana!? Hay gente que sí trabaja ¿Sabes?-Se veía totalmente enojada y de verdad que a Lily se le hacía extraño verla a esa hora de la mañana en la casa; normalmente, cuando bajaba a comer ya la modelo se había ido.-¡No me interesa si las actividades laborales están suspendidas! ¡Tengo una reunión con la gente de Dior! ¿¿¿Cuántas veces han oído de alguien que tiene una reunión con Dior???..............¿Sabe qué? Váyase al diablo.

Y entonces colgó, roja de rabia y sin saber cómo descargarse.

Lily entonces avanzó una vez que el terreno volcánico se hubo amansado y fue hasta donde estaba Charles en la cocina.

-¿Qué le sucede?-Preguntó la rubia por lo bajo.

-La entrada de la cochera está taponeada por nieve y no puede sacar su auto y tal parece que no ha logrado hacer que vengan a retirarla.

Lily tomó una hogaza de pan mientras veía a Alice sentarse en uno de los sofás, totalmente alterada.

-Parece que hoy era un día importante-Dijo a lo que le daba un mordisco al pan.

-Si, Dior ha estado en busca de modelos para su nueva colección en los últimos meses y han puesto su atención en la señorita Alice. Hoy iba a tener una charla con ellos.

Los dos vieron como la modelo marcaba números sin cesar y hablaba por teléfono de forma estrepitosa.

-…No…no puedo salir de mi casa, mi auto está atascado en el garaje y por hoy no hay transportes públicos…..si……sé que ésta es una gran oportunidad…….habla con ellos por favor…..y ruega porque puedan mover la cita para otro día……Es gente de moda, no son comprensivos….Está bien, adiós.

Hasta ahí llegaron las llamadas y Alice alzó sus enojados ojos grises hasta donde una Lily y un Charles la miraban algo embobados.

-¡Qué! ¿Tengo monos en la cara o qué?-Quejó de manera infantil y luego tiró su abrigo de piel a un lado y desapareció detrás de la escalera con un trote rápido.

Los dos pudieron oír como la puerta de la habitación de Shane se abría y cerraba con fuerza y luego escucharon un amortiguado: ¡NO PUEDE SER QUE ESTO ME ESTÉ PASANDO A MI! Y algo pesado que calló en una cama. Seguidamente se escuchó a una Shane enojada decir algo como: ¿QUE RAYOS TE PASA?

Lily y Charles salieron de su trance.

-Vaya, una mañana bastante animada-Dijo la rubia con  cansancio y el mayordomo entonces le sirvió su desayuno con cara de preocupación.

-Siempre es lo mismo….cada vez que la señorita Alice se enoja o arma un berrinche, va a descargarse con la señorita Shane…Ahora las dos estarán de mal humor todo el día.-El sólo pensar que tendría que soportar a las dos le hacía estremecer.

Lily sólo trató de consolar con una sonrisa alentadora, pero luego de ese par de gritos, todo se calmó.

Cuando hubo terminado de desayunar, se sentó a ver un poco de tv, pero como siempre, sólo programaban babosadas, uno que otro documental y por supuesto el reporte del clima que anunciaba que la ventisca dudaría la mayor parte del día. Por fin, paró en uno de esos programas policiacos que tanto le gustaban y se acomodó en el sofá con una taza de chocolate caliente.

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-¿Sabes? Puedes salir si quieres, no hay sol-decía Alice ya más calmada y con voz pasiva mientras abrazaba a la pelirroja desde atrás, a su vez, ésta se encontraba abrazando una almohada. Una espesa oscuridad las envolvía.

-Estoy cansada, Alice. Y gracias a ti me va a costar volver a dormir.-Quejó Shane sin abrir los ojos.

-No te enojes tanto conmigo, ya te he dicho que lo siento.-Sumergió su rostro entre el cuello y hombro de Shane.

-Al final siempre te disculpas ¿Y para qué? Para nada, lo vuelves a hacer.-Shane realmente no estaba enojada, pero le daba un poco de coraje que Alice hiciera de las suyas cuando quisiese. Como las mil y un veces en el pasado, había ido hasta su habitación, gritó, se tiró encima de ella y empezó a desquitarse. Y lo mismo siguió: luego de que se hubo descargado se arrepintió y ahora buscaba el perdón.-Por ahora sólo quiero dormir.

-Dime qué hago Shane…Hoy era un día clave en mi vida….iba a ir a París….-Alice hacía un puchero como toda una niña pequeña malcriada.

-Deja de lloriquear, seguro que mueven la cita para otro día, además…, -Shane levantó la cabeza y se volteó en esa última parte, para encarar a Alice con mirada severa.-Tú no me has dicho nada sobre ir a París.

-Porque se suponía que era una sorpresa.-Enfrentó su mirada-Si me daban el contrato iba a estar una semana allá….

-Pensé que ya habías tenido suficiente de Francia-Dijo Shane, reviviendo antiguos fantasmas.

-Sabes que eso fue totalmente diferente-Aseveró la rubia sin decir mucho más, pero la pelirroja siguió con el hilo del tema.

-Además. ¿Qué se supone que voy a comer si te vas una semana?

-Tienes sangre preservada en el refrigerador

-No es ni infinitamente lo mismo-Ahora era el turno de Shane se emberrincharse y le volvió a dar la espalda a Alice, tomando nuevamente su almohada.

La modelo quedó un poco impresionada por tal comportamiento de la vampiro, pero ésta vez estaba dispuesta a salirse con la suya. Por supuesto que había notado el interés que la pelirroja tenía en Lily y sinceramente esto la estaba hartando. Pero por alguna razón, no culpaba a la mismísima Shane de tal comportamiento, sino a la rubia, definitivamente a ella, por ser la culpable de tantos cambios en sus vidas y en la casa.  

Pero también ella se sentía algo culpable, ya que su trabajo le había consumido todo su tiempo; se marchaba temprano en la mañana y regresaba tarde en la noche. Ésa había sido su vida desde hacía unos meses.

También estaba consciente de sus deberes para con Shane, los cuales había descuidado enormemente; no recordaba bien la última vez que le había dado su sangre, y sabía que la vampiro no la pediría por algún tipo de sentimiento de consideración.

-No te sobre esfuerces demasiado o tu anemia volverá…-Soltó Shane casi de la nada, como si estuviera resolviendo esa respuesta, su voz se notaba algo preocupada y a su espalda Alice sonrió.

-¿Es que acaso estás preocupada por mí?-Comenzó capciosa, asomando su rostro en el cuello de la chica.

-No, es que tu sangre sabe horrible cuando no comes bien-Soltó con sarcasmo, queriendo volver a dormir, pero sabía perfectamente que no sería nada fácil con Alice queriendo sonsacarle cosas.  

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Luego de que el programa hubiera terminado y después de ver un documental de leones africanos en Animal Planet que duró poco más de una hora, Lily se cansó de todo lo que había en la televisión y dispuesta a buscar algo más que hacer, apagó el aparato y se levantó del sofá.

Fue directamente a la cocina, donde se encontraba Charles adelantando el almuerzo de las chicas. Un olor delicioso empezaba a caldear y Lily no pudo evitar echar una ojeada.

-¿Necesitas ayuda?-

El señor se encontraba rebanando ingredientes y como siempre, se mostró más que amable.

-No se preocupe, luego de que termine con éstas verduras, lo que queda es esperar.

 -Oh…está bien.-Y así como llegó, se fue alejando, hasta que fue atajada por una Charles algo apenado.

-Sé que dentro de la casa hay pocas cosas que hacer, pero ¿Por qué no lee un libro? Seguramente en la biblioteca de la señorita Shane encontrará algo que le guste….; Es la penúltima puerta a la derecha-Dijo, señalando con el cuchillo la cima de las escaleras, Lily sonrió, y tomo esa idea como una buena idea.

En silencio subió hasta el segundo piso y tuvo en frente ese largo corredor que tenía adosada a sus paredes varias puertas que se preguntaba qué podrían contener cada una; no alcanzó a dar tres pasos cuando la curiosidad la hubo puesto de cabeza y se mordió en labio con una leve sonrisa cómplice saliendo de su boca.

Decidió por fin que daría un rápido vistazo a esas habitaciones que parecían tan tentadoras a ojos curiosos y resolvió que alternaría entre una de la derecha y una de la izquierda respectivamente, hasta llegar a la puerta de la biblioteca.

Y entonces su pequeña aventura comenzó.

Su primera puerta derecha; entró despacio, algo tímida de cualquier cosa que pudiera encontrar allí, porque si se lo pensaba bien, era la casa de una vampiro sanguinaria que bien podría tener una sala de tortura allí. Pero se sorprendió al ver un cuarto algo pequeño, con nada más dentro que una mesa de billar y otra de futbolito, un tablero de ajedrez de cristal y un viejo juego de pinball.

A esa habitación Lily lo llamó “el cuarto de juegos aburridos”

Había escuchado alguna vez que a Shane le fascinaba el ajedrez, y verdaderamente se impresionó algo por saberlo; en algunas conversaciones que había tenido con Charles, éste le había contado que era el contrincante favorito de la vampiro, ya que sus juegos por lo general duraban horas enteras, y hasta días en una fiera batalla de intelectos.

Pero de verdad no se esperó juegos tan antiguos como una máquina de pinball; su abuela había jugado con una de esas, y la de Shane no tenía pinta de ser nada nueva; tal vez para la pelirroja era sólo un recuerdo de esos viejos tiempos.

Así como entró y echó una rápida vista, salió, algo pensativa y consciente ya de que Shane y los demás verdaderamente habían vivido más de lo que ella misma pudiera imaginar y de que quizás, en otras habitaciones, encontrara cosas aún más curiosas y antiguas.

Ese pensamiento la emocionó de cierta manera al sentir que estaba a punto de embarcarse en un viaje en el tiempo y no entró en muchos rodeos al seguir con la siguiente puerta del lado izquierdo.

Cuando pasó y hubo prendido la luz una leve estela de polvo se alzó en el aire, y ante sus ojos apareció lo que parecía literalmente un depósito de basura vieja. La habitación era grande, a sus lados estaba llena de cosas apiladas, dejando en su centro un pasillo por el cuál andar. Lily fue caminando de a poco, dejándose absorber por lo que se hallaba ahí. Lo primero que llamó su atención fue un viejo reloj de pared en forma de casa, de esos que se ven en las caricaturas viejas; gracias a ésta referencia y a que el reloj aún andaba, puso las manillas a las doce en punto, pero el cucú no salió de su escondite, con sus dedos abrió la pequeña compuerta y ahí encontró al pequeño pajarillo de madera de aspecto algo terrorífico.

-Qué bueno que no funcionas. Si no me hubieras dado un buen susto-Dijo a la nada, sacando los dedos de la compuerta y siguiendo su camino.

Hubo miles de cosas que llamaron su atención, como máscaras africanas que parecían ser auténticas, al principio dieron un poco de terror, pero cuando se acercó a ver se dio cuenta de que eran una hermosa pieza de artesanía, con esos vivos colores, plumas de verdad, talladuras en tu tersa superficie. Luego de eso fijó sus ojos en los sables japoneses que estaban recargados en la pared, con fundas llenas de polvo y algo gastadas. Como en las películas tomó una con fuerza y la abrió poco a poco frente a su rostro deleitándose por el impresionante brillo que destiló su hoja. Una vez que la hubo sacado por completo comprobó su filo y se dio cuenta de que realmente no era como en los filmes.

-Pesa demasiado como para sostenerla con una sola mano….-Se dijo, recordando partes de cine en donde hasta la arrojaban como una navaja. Le costó algo de trabajo volverla a meter en su funda.

Siguiendo su recorrido por esa habitación encontró cosas de todas las épocas y culturas, como una vieja brújula; barcos a escala, arte asiático, botellas de vodka rusas y alemanas; una de las antiguas banderas de Estados Unidos, rifles de chispa, arcos y flechas que supuso eran sudamericanos, sombreros de todo tipo de países, micrófonos antiguos, medallas de guerra, visores de aviador, una gaita irlandesa, pipas de madera, trenes a escala y caballos de madera, cubertería de plata y acero, percheros de distintos colores, tallas y formas y muchas, muchas pinturas. También encontró dos enormes baúles, el primero estaba lleno de vestidos de todas las épocas que Lily pudiera reconocer; kimonos japoneses, trajes hindúes, enormes y pesados vestidos europeos, abrigos y botas rusos, esas extrañas faltas suecas, y muchas otras cosas más.

En el segundo encontró casi lo mismo, sólo que en vez de ropa femenina, era ropa masculina; de muchos colores y vistosos. Supuso de inmediato que podía ser de Will y Charles, pero por alguna razón creyó más probable que fueran de Shane.

-Huelen a ella…-Ese aroma tan característico, tan sensual, tan intimidante, esa mezcla de sentimientos encontrados que se contradecían tanto; sostenía con ambas manos la camisa blanca hasta que se dio cuenta de que estaba algo ida y entonces la colocó nuevamente donde estaba y cerró el baúl.

Definitivamente todos esos objetos debían presentar memorias de experiencias pasadas, momentos especiales y “una prueba de haber estado allí”; parecía que Shane le gustaba obtener un recuerdo de cada lugar a dónde iba porque ¿Cómo más podría tener todas esas cosas y con qué motivo? Para ella la explicación era la más simple, todas esas cosas eran suvenires.

Luego de los baúles, no vio mucho más que llamó su atención, así que salió sigilosamente de la habitación para que los pocos que estaba no notaran su intromisión.

A ese cuarto lo llamó “El salón de los recuerdos”

La tercera puerta fue diferente a las demás,  puesto que estaba perforada con una enorme puerta para perros, y cuando hubo entrado encontró una inmediata explicación: la habitación era un parque de diversiones perruno, una inmensa variedad de juguetes que Lily jamás hubiera podido creer que existían para perros; de todas formas, colores y tamaños. Cuatro platos con sus respectivos nombre, y aparte de eso, cuatro enormes y graciosas camas, una en forma de castillo de princesa que supuso la rubia era de Cocoa, la segunda en forma de nube, seguramente de Sugar, la tercera en forma de barco, para Chantillí, y la cuarta, una enorme cama en forma de trono imperial que era mucho más vistosa y trabajada que las demás, en cuya cima rezaba: “Vainilla”.

Lily rió un poco ante los exagerados mimos que le daban a sus perros, y sin siquiera entrar, volvió a cerrar la puerta.

No se molestó en averiguar lo que había detrás de la cuarta puerta, puesto que sabía que era el baño en donde tomó su primera ducha en esa casa, un día después del ataque de los lobos. Como no quería recordar nada de aquello, pasó de largo.  

También salteó la quinta, porque era la habitación de Alice; además de no interesarle  en lo más mínimo lo que ella tuviera allí, no habría un lío más seguro si la modelo la encontrase.

Finalmente llegó a su destino, un poco decepcionada por no haber encontrado más cosas curiosas, pero se sorprendió un poco al ver lo amplia que era la biblioteca de Shane, que era quizás, la habitación más grande de toda la casa.

Tenía una enorme ventada viendo al jardín trasero que ocupada casi toda esa pared, y forrando las demás, estantes llenos de libros de infinidades de tallas colores y aspectos, unos viejos y otros nuevos. Un escritorio con una notebook cargándose en él y unos cuantos papeles regados por ahí.

Fue primero a observar la vista hacia el patio, pero no se sorprendió al ver el cielo oscuro y mucha nieve cubriendo todo el lugar hasta teñirlo de blanco. Casi en el acto se devolvió para que esa escena no le pusiera de mal humor.

Si bien se quedó un rato pensando en las horas que podría haber pasado Shane leyendo libros en esa habitación, se dio cuenta de lo organizados que estaba los estantes, con viñetas que indicaban los géneros, que iban desde horror, fantasía y mitología, hasta física y matemática puras. Ignoró totalmente los libros de medicina y mecánica que eran tan enormes que Lily fácil podía calcular que pesaban unos dos, tres kilos cada uno. Pasó por alto la metafísica, la astrofísica, la microbiología y la biología marina; nada de eso era para ella, en vez, fue directo hacia las viñetas de drama, suspenso, romance, entre ellos.

Leyó las introducciones de alguno de los libros y se sorprendió al ver a varios clásicos universales, entre los cuales reconoció: “Los pilares de la tierra”, “Sinuhé el Egipcio”, “Frankenstein o el moderno Prometeo”, “El hombre de la arena”, “El corazón de las tinieblas”, “El Conde de Montecristo”, “Sherlock Holmes”, “Moby-dick”, “Drácula”, “Amadís de Gaula”, “El extraño caso de Dr. Jeckyll y Mr. Hyde.”, “El Alquimista”, “El retrato de Dorian Grey”, y…”Harry Potter”.

Asombrosamente los libros más antiguos como Drácula o el Retrato de Dorian Grey, se encontraban todos en su primera edición, de años inimaginables.

-Deben de valer una fortuna…

Y no era para menos, ya que si lo pensaba bien eran propiedad de Shane y conociéndola sólo ese poco podía suponer que para ella, un libro que no fuera menos que invaluable no merecía estar en su colección que, calculaba Lily, debía de ser como mínimo de unos dos mil a tres mil libros, presentes sólo en esa biblioteca y sin contar los que se hallaban apilados en la habitación que sirvió como su prisión el primer día en esa casa.

De verdad que la rubia no se imaginaba a una persona en la tierra que de verdad haya leído tal cantidad de libros sin por lo menos haberse pasado por alto la mitad de ellos, aun así si se tratara de alguien inmortal como Shane; porque a decir verdad, desde que se había mudado a allí, no había visto a la vampiro dirigirse ni una sola vez a esa biblioteca o haberla visto leyendo algún libro ni siquiera por casualidad, pero sí recordaba el recelo que tuvo cuando Lily en su ataque de ira arruinó una “edición invaluable”.

Como sea, ninguno de los libros llamó su atención en particular, y no es que la selección fuera poco prometedora, sino que, en esos momentos, luego de ver todas las cosas de las otras habitaciones, parecía que el hecho de sentarse finalmente a leer fuera una pésima y deprimente forma de terminar su aventura. Además de que no tenía tantas ganas de leer como había supuesto. 

                   

Suspiró, algo decepcionada por su desgano, por el estar encerrada ahí y por el clima.

Cruzó la habitación con zancadas cansonas y se tiró en la silla que estaba frente al escritorio. Inclinó su cuerpo en la mesa y volvió a suspirar; en eso no pudo evitar posar sus ojos en los papeles regados sin aparentemente ninguna importancia. Alzó uno que tenía aspecto a cifras y sus ojos se abrieron como platos junto con su boca, casi inmediatamente lo colocó en su lugar algo alterada.

-Santa Madre de Dios…. ¿Ella recibe….esa cantidad de dinero al mes?

Por supuesto que el dinero era algo que Lily sabía que sobraba en esa casa, pero no en cantidades tan obscenas.

Sólo por cínica curiosidad tomó otro papel, ésta vez era una carta escrita con puños profesionales y formada por una fina habla. Le dio una leída rápida y soltó un bufido de risa al terminar.

-…Le están ofreciendo el Bugatti Veyron Golden….no sé cómo será pero se oye costoso….-Los dueños de la multimillonaria compañía enviándole una carta muy personal a Shane ofreciéndole uno de los nuevos vehículos, como si ya no fuera el entero colmo.

Nuevamente dejó ese en dónde estaba y nuevamente su cinismo le hizo agarrar otro.

Ésta vez, soltó una sonrisa pícara al encontrarse con una clásica olvidada: una carta de amor.

Lily no había visto una de esas desde que era una joven de secundaria; con el tiempo pensó que ese tipo de cosas estaban ya extintas en el mundo de los adultos, renegándose a alterar sólo los corazones de las niñas, pero tal parecía que aún tenía un cierto encanto en la seducción profesional.

Por supuesto, era de una chica hacia Shane, y Lily no pudo evitar reír un poco; la carta era algo atrevida, apasionada y graciosa a su manera, mostraba lo desesperada que estaba esa mujer por la  vampiro y no escatimaba esfuerzos en demostrarlo.

-Te rechazará por ser tan obvia…-Le dijo a la chica de la carta, esperando que de alguna manera el mensaje llegada a donde sea que ella estuviera.        

Luego de leer otro pedazo la rubia soltó un “WOW!” cuando llegó a la parte picante en donde la chica le ofrecía un “mejor sexo del que Alice pudiera ofrecer”

-Eso…de VERDAD fue demasiado….-Rió un poco, palmeando el escritorio. Ahora sabía algo más y era que la mujer conocía a Alice como para saber que tenía algo con Shane, y que le guardaba un cierto rencor.

El final de la carta fue algo demasiado meloso y exasperante, tanto, que a Lily le provocó botarla a la basura por ser basura, pero algo la detuvo y fue el nombre de la chica que firmaba.

-¡No puede ser!-Dijo con exaltación ahogada-Elizabeth Kramer…..¿¿rendida ante la descarada de Shane??

Bueno, el hecho de que fuera la ganadora del concurso de belleza de Inglaterra la que estuviera firmando la carta era algo realmente impresionante y nunca antes imaginado, Lily de verdad que no cabía en su asombro y ya entendía de dónde se habían conocido ella y Alice y cómo la vampiro había estado relacionada con la chica.

Dejó ese tercer papel a un lado, algo atontada aún, y tardó un rato largo en terminar de divagar con respecto a ese impactante descubrimiento.

¿Qué rayos habría hecho esa desalmada como para que una mujer así callera rendida a sus pies hasta tal punto de ofrecerle desesperadamente su cuerpo? Primero parecieron escasas pero luego, de una en una y después de miles en miles, las estrategias de seducción que Lily pudo haber imaginado que Shane usó contra la Miss comenzaron a brotar de su mente.

Imaginaba todo tipo de escenarios, encuentros casuales en donde Alice pudo haberlas presentado, alguna fiesta importante llena de charlas casuales, también podía ser posible un encuentro en el restaurant o en el club….realmente no encontraba decidir cuál de todas esas inútiles ideas podría haber sido la más probable, y luego de cansarse de pensar en la grandiosidad de Shane, ella misma no pudo contener el deseo de ponerse en una de esas situaciones con la pelirroja.

Ciertamente siempre le gustó que una historia de amor comenzase con un encuentro aparentemente casual planeado por un destino romántico. Atracción a primera vista, sentimientos revueltos y personalidades incompatibles.

Se acomodó en la silla y respiró hondo mientras cerraba los ojos, lista para pasar un rato de imaginación. 

Si Lily tuviera que ponerse en alguno de esos momentos….sería….en una pequeña fiesta de Fin de Año en los altos suburbios de Londres…Se podía imaginar con un vestido azul, su color favorito y una copa de champaña en mano, esperando las doce de la noche un frío balcón con mirada perdida mientras los demás seguían en el cálido interior del departamento sin notar su ausencia. Estaría pensando en cualquier cosa que le tuviera preocupada, hasta que una presencia le sacaría de su ensimismamiento al posarse a su lado. Voltearía algo atontada y se encontraría con Shane, vestida como siempre de su fiel negro, inhalando con placer el gélido aire nocturno mientras posaba sus relajados ojos en las luces de los edificios, luego de eso se volvería para ver a una Lily algo extrañada por el comportamiento de la pelirroja, y algo en la mirada ambarina haría que la chica de negro sintiera algo en la base de su espalda y se quedara unas décimas de segundo perdida en esos bellos ojos; simultáneamente, Lily se perdería en esos orbes claros que transmitían mucho y decían poco y las dos encontrarían más que una mirada en la otra, que sólo había durado unas fracciones de momento. Sería la primera vez que las dos se hubiesen visto.

Shane volvería hacia las luces que flotaban en la lejana oscuridad y con elegancia sacaría un cigarrillo.-“Disculpa mi intromisión… ¿Te molestaría si fumo?”. Entonces Lily se daría cuenta de lo grave de su voz y que combinaba perfectamente con el cuerpo que la portaba, aquella relajada vibración y suave timbre; se voltearía a ver una segunda vez el espacio y con un simple “No, no me molesta” comenzaría todo. Lily esperaría paciente y desesperada a que esa misteriosa pelirroja le invitase a iniciar una conversación, y en los momentos que eso tardaría, la rubia se tornaría irresistible para Shane, devorándola con el rabillo del ojo; luego de exhalar algo del suave humo de cigarrillo la mujer de negro no soportaría más el mantener el suspenso y despegaría sus labios para soltar algo ameno. –“¿No lo encuentras divertido allá dentro?”. Lily se mantendría elegantemente impasible, tomándose un considerado tiempo para responder y hasta beber un poco de su copa, -“Realmente no me gustan este tipo de reuniones, asistí por compromiso a una amiga…”-Su respuesta y la forma de decirla llamaría la atención de Shane y ésta proseguiría, demostrando que Lily era realmente una persona que bien valía la pena sacar conversación, -“Yo también he asistido por razones similares, pero he de admitir que a mí sí me parece aburrido estar allá dentro”, soltaba con una sonrisa mientras de daba una calada a su cigarrillo, Lily le vería los labios en plena acción, rojos y seductores, deliciosos. Dejaría a la chica proseguir.-“No es normal que una mujer tan hermosa como tú ande sola en fin de año”-Diría con su clásica labia, pero la rubia no se dejaría dominar tan fácilmente, sonreiría con ironía sobrada-“Bueno, ésa es una larga historia, en la cual el final es aquí, hablando con una total desconocida en una fría noche de invierno un fin de año”. Shane sonreiría elegantemente, encantada por la chica y dispuesta a que ese momento se alargase, -“Pero en ese caso, hay una cosa que puede cambiar en ese final” -“¿Y qué sería?”, Shane tomaría con suavidad la delicada y fina mano de Lily y la llevaría a sus cálidos labios, besándola. -“Mi nombre es Shane, Shane Taylor, un placer conocerla señorita…”, -“Lily, Lily Rossemberg”, atajaría la rubia con astucia, la pelirroja entonces devolvería la mano a su dueña,-“¿Lo ves? Ahora ya no soy una total desconocida”, la sonrisa pícara de Shane haría a Lily desvariar por leves momentos y su corazón empezaría a dar tumbos en su pecho, estando casi segura de haber sonrojado, mientras que la pelirroja empezaba a ver en la rubia una belleza especial y algo atrevida. Luego de unas dos horas de charla en el que las dos batallarían por no caer rendida ante la otra, el frío se haría casi insoportable,-“Ya está empezando a incomodar el frío… ¿Quieres continuar nuestra charla adentro?-Invitaría la pelirroja, ansiosa por seguir escuchando algo de la historia de la rubia, y entusiasta por seguir viendo esos provocativos labios y bellos ojos. Lily miraría a las personas sonrientes que se encontraban dentro del departamento y luego volvería a Shane, -“La verdad es que me siento algo incómoda estando con gente que no conozco”, confesaría algo apenada a lo que su compañera respondería con una cándida y alentadora sonrisa.-“Sólo ignóralos…, ahora sólo somos tú y yo”; Lily entonces trataría de encontrar todos y cada uno de los significados implicados en esa frase y estaría conforme con ellos; aceptaría la invitación de la pelirroja y las dos cruzarían la puerta a un destino incierto lleno de altas y bajas, alegría y llanto, amor y odio. Una historia digna de contarse en los libros más románticos que se hayan escrito antes, y que calaría en lo más profundo de los corazones de la gente.

De inmediato despertó alterada por esa fantasía que había creado lo más profundo de su casi subconsciente, estando furiosamente sonrojada e impresionada consigo misma por pensar en tales tonterías con Shane como su pareja. Su corazón latía como si fuera a salir de su pecho y en lo más profundo de sí misma le agradó toda la escena y el hecho de que la pelirroja pudiera enamorarse de ella. Pero de inmediato sus defensas se alzaron contra ella misma y empezó a sugestionarse.

-Esa chica jamás se fiaría en mí más que para llevarme a la cama…-Dijo mientras pasaba la manga de su suéter por su algo sudorosa frente-Ella no quiere a nadie pero al mismo tiempo las quiere a todas. Rayos.

Y a fin de cuentas ¿Qué pasaba con ella misma? Teniendo tal reacción al sólo imaginarse tener algo con la vampiro.

Por fin, resolvió salir de esa habitación antes de que alguien se diera cuenta de que estaba husmeando documentos ajenos e hizo un movimiento para levantarse; en su desespero, su pierna chocó contra una caja en el suelo, lo que la hizo trastabillar y caerse en seco, a lo que el contenido era regado por todo el suelo. Estando tumbada, se retorció de dolor.

-No debo decir vulgaridades….no debo decir vulgaridades, no debo….., maldición.-Soltó entre dientes y se levantó a recoger las cosas aún con una punzada en sus codos y estómago. Dentro de la caja metió objetos de oficina y muchas carpetas con documentos dentro. Pero hubo un objeto que llamó su atención, y fue un cofre, parecido a los que había visto anteriormente sólo que más pequeño, más o menos del mismo tamaño que una caja de zapatos. Era sumamente hermoso y vistoso, rojo con ornamentos dorados y talladuras, parecía ser muy importante como para estar en un sitio tan “mundano”. Nuevamente, la curiosidad se apoderó de ella y como la vez anterior se mordió el labio, abriendo su tapa poco a poco.  

Éste contenía cosas mucho más memorables e íntimas de lo que Lily hubiera podido imaginar; estaba lleno de fotos, toda clase de instantáneas antiguas y manchadas por los años, también encontró monedas, botones, prendedores, broches, listones y pulseras. Todo, a pesar de ser cosas comunes y corrientes, al igual que las demás, parecía tener un cierto aire de nostalgia profunda e íntima. En las fotos, Lily se impresionó mucho al ver a Shane con exactamente el mismo rostro que tenía en la actualidad, sólo que con el cabello corto y alborotado y ropas de todas etnias,  se encontraba junto varios personajes desconocidos, y en muchas otras a Alice mucho más joven y a Will de niño.

El verlos estampados en aquellas fotografías que parecían de casi cien años era bastante impresionante y dado que parecían bastante valiosas las devolvió a dónde estaban. Pero justo cuando iba a colocarlas en su sitio notó otra, escondida entre las páginas de un pequeño pero gordo libro viejo cuya esquina de la foto apenas sobresalía. La deslizó suavemente con sus dedos y pudo observar a Shane, con una sonrisa de oreja a oreja que casi no parecía encajar con la imagen que Lily tenía de ella, y otra chica de cabello corto, aspecto delicado y tierna mirada. Las dos estaban abrazadas, casi a punto de besarse. Lily se dio cuenta de que estaban realmente enamoradas y una leve sensación de celos subió por la boca de su estómago.

¿Shane había amado alguna vez? ¿En verdad era capaz de eso?

Volvió a fijarse en la foto y nuevamente quedó impresionada, de verdad que parecía estar perdidamente enamorada; esos ojos, la forma en que miraban a esa chica…, nunca  había visto que Shane mirara así a alguien, ni siquiera a Alice.

Y entonces pensó que si alguien alguna vez alguien la mirase de esa forma…se sentiría la chica más especial del planeta. Sonrió tristemente, estando consciente de su mala suerte en el amor y envidiando la que esa chica tuvo alguna vez. Cuando se cansó de ver esa fotografía tan cándida, abrió el pequeño libro, dispuesta a colocarla dónde estaba, hasta que vio que sus hojas de pergamino  estaban escritas a la más estilizada y pura letra de puño, hermosa y estilada, corrida. Sus orbes ambarinos la llevaron inmediatamente al tope de la hoja izquierda, en dónde pudo reconocer claramente una fecha y sin darse cuenta comenzó a leer .

“6 de marzo, 1832,

Este día fue absolutamente ocupado en el hospital; toda la semana ha sido ajetreada, los doctores, enfermeras y enfermos van y vienen como las hojas en las estaciones y últimamente y la epidemia del resfriado común pareciera ser el abono que fermentara tales días sin descanso.

 Le manifesté mis preocupaciones a Sarah sobre la falta de medicina en el hospital cuando ambas tomábamos un café en Le Procope. Como siempre, me miró como si todo lo supiera y alegó casi al instante que las enfermedades estaban diseñadas para aparecer en momentos claves del año y que todo pasaría luego de una temporada. Que no me preocupase tanto. Pero realmente me indignó su falta de atención puesto que parecía estar divagando en sus propios cabales cuando estaba tratando de establecer un punto con ella.     

Últimamente he notado que sus jaquecas han aumentado y a veces le noto algo desorientada, al verme preocupada sólo me dice que me tranquilice, que sólo es un efecto del estrés del trabajo y me da un beso para que no continúe con la conversación…Pero no puedo evitar preocuparme, ya que siento que cada vez se le hace más y más difícil mantener la compostura ante mí…; también su apetito ha cambiado, al llegar a casa me ataca como un animal hambriento y bebe más de la cuenta, termino algo pálida y débil, por supuesto, siempre se disculpa… y siempre la disculpo…

Ésta mañana, estando en uno de los consultorios un señor algo mayor me preguntó si tenía amante, su mirada pícara y sorpresivamente juvenil me tomó por sorpresa y  realmente no supe responder en seguida, tartamudeé un poco, pero al final alegué que sí, terriblemente apenada; el señor pareció algo decepcionado y me vi bañada en alivio cuando se resignó.

Por otro lado, he salido esta tarde a comprar unos cuantos víveres con la siempre carismática y risueña Alice, espero que suene tan sarcástico como quiero pretender…; lo impresionante de este relato no era qué tan verde era la lechuga o si los tomates estaban frescos, sino el hecho de que he presenciado un verdadero fenómeno o más bien, algún tipo de milagro. Cuando estábamos ella y yo en plena faena, tratando de ser un poco más elásticas y pasar por entre tan concurrida multitud, un mimo se instaló en la plaza. Por supuesto que aquí en Francia tal arte sobra, me atrevería a decir que demasiado. Pero éste era muy bueno y chistoso, un verdadero payaso monocromático…, una de sus bromas fue acercarse a un señor gordo desprevenido y comenzó a imitar su desastrosa forma de comer. Por supuesto no pude contener la risa como casi toda la gente que se encontraba mirando, pero mucha fue mi sorpresa al ver como Alice no podía aguantar las carcajadas. Y sin ánimos de exagerar, era la primera vez que la veía reír de ese modo tan libre desde que la conocía. Me impresionó mucho ver cuán relajada estaba, luego de declararse mi…”mortal enemiga” cuando….bueno….comencé a salir con Sarah.        

Espero que no falte mucho para que Alice y yo por fin congeniemos; me esforzaré bastante para que eso suceda, ya que ella y William soy muy importantes para Sarah y por lo tanto, son importantes para mí.

Creo que eso será todo por éste día, ya es tarde y debemos ir a la cama”

Lily terminó de leer ese capítulo de lo que obviamente era un diario personal. Miles de millones de preguntas rebotaban en su cabeza. Y resolvió velozmente responder una de ellas. Con agilidad se fue a la portada del libro, pero no había ni una sola letra en él, entonces optó por ir a la primera página y ahí fue donde cantó bingo.

En la primera de todas las viejas y gastadas hojas de pergamino se encontraba escrito con la misma letra que ya Lily sabía reconocer: “Diario de Anna Bourquette”

Más abajo rezaba: “Un libro en cuyo corazón está grabado una fracción de mi vida, de mi alma y de mis pensamientos”  

Por supuesto, ya había resuelto la primera cosa: la dueña del diario se había llamado Anna Bourquette, la segunda cosa, esos escritos databan de los 1800, bastante antiguos. Lo tercero, la chica había conocido a Alice y a Will. Cuarta cosa: Alice siempre había sido una amargada. Pero la quinta pregunta… ¿Quién era Sarah?

Ciertamente había sido importante para todos los nombrados en el diario, la amante de Anna…y por la cual Alice le odiaba… ¡! Y entonces encontró la respuesta tan fácilmente que no tuvo que cuestionársela. Abrió sus ojos como platos ante ese choque de realidad y buscó con manos algo torpes la foto que hacía instantes le había embelesado. La tomó, para analizarla nuevamente, si, era Shane y si, ésa chica debía ser Anna. Y recordando esa antaña costumbre de poner información en las fotos, la giró para ver el reverso. Algo fuerte golpeó la cabeza y el corazón de Lily al ver lo que anunciaba en una de las esquinas superiores. “Mi corazón siempre será tuyo. Con amor de Anna para Sarah.”

…Es decir que Sarah….era Shane?

Eso la dejo severamente confundida por unos momentos en los cuales miles de preguntas más surgieron. ¿Por qué Shane cambiaría su nombre? ¿Había sido tan feliz como lo parecía en esa fotografía? ¿Qué sucedió en todos estos años para que su personalidad cambiara tanto? ¿Qué pasó con Anna?    

Tantas interrogantes hicieron que se empezara a sentir ofuscada y confundida. La foto por más que la viera una y otra vez…, no podía evitar notar que algo allí no estaba bien; si, era sin duda el rostro de Shane, su misma altura, el mismo cuerpo, pero definitivamente no parecía ser la misma persona, esa sonrisa tan libre, tan sosegadora, eso no encajaba con la arrogancia de Shane ni ínfimamente. 

De repente se sintió con las ganas de investigar, de averiguar qué era lo que había ¿Por qué razón? Pues de momento no lo sabía y no se detendría a averiguarlo. Y se sintió poderosa al darse cuenta de que por fin conocería algo del pasado tan misterioso de Shane.

En esos instantes oyó los pasos de alguien ir directamente hacia la biblioteca y con manos temblorosas y respiración agitada guardó la fotografía en el diario y lo escondió en la base de su espalda, sujetado por sus vaqueros; terminó de colocar todos los materiales en la caja y arbitrariamente tomó un libro de una estantería. Justo cuando la puerta se hubo abierto Lily se encontraba con el tomo abierto, fingiendo leerlo.

-Oh, veo que ha encontrado algo que le gustase, señorita-Irrumpió Charles con algo se sorpresa al reconocer que el libro que Lily tenía en mano era de contenido erótico.

La rubia supo descifrar la mirada que el señor le daba a sus manos y luego de leer unas escasas líneas que bastaron para comprender qué tan fuerte era su contenido, lo cerró, sumamente apenada y sin saber que decir. –Yo…ehmm…bueno, verás….-Divagó.

El hombre sólo sonrió de manera comprensiva.-No se preocupe, señorita Lily; es un libro después de todo…Ah,  vine para decirle que el almuerzo estará listo dentro de una hora.

¿Sólo una hora? ¿De verdad Lily se había sumergido tanto en su aventura que el tiempo se le pasó así de rápido?

-Está bien-Devolvió el libro a su sitio, sintiendo el que le carcomía la curiosidad en la espalda-Por ahora iré a mi habitación, llámame cuando sea hora ¿Si?

Y como era tan mala para mentir y no quería verse descubierta por Charles, salió de la biblioteca sin siquiera dejarle decir algo al respecto. Con pasos apurados recorrió el kilométrico pasillo y entró a su habitación. De inmediato sacó el diario de su escondite y se acostó en su cama sin dejar de verlo. Pero antes de que sus ojos pudieran deleitarse con su contenido, una lucecita que encendía y apagaba en su celular le alertó de llamadas perdidas.

Tomó el aparato de su mesa de noche y observó con detenimiento su pequeña pantalla.

Había en total treinta y dos llamas perdidas, se sorprendió; ¿Quién podría haberla llamado tanto?

Al registrar su directorio vio que una de ellas era de su madre, y todas las demás de un número desconocido.

Decidió atender a la llamada de su familia. Marcó el número y casi de inmediato contestaron del otro lado.

-Hola, mamá ¿Me llamabas?- ¡Oh Santo Cielo Lily!, no sabes cuán preocupada estaba porque no respondías a tu celular…-Lily no necesitaba preguntar el porqué de los miedos de su madre adoptiva, ya sabían de dónde provenían…-Tranquila mamá; estoy bien; me encuentro en mi habitación-¿Te ha tratado bien la dueña de esa residencia a la que te has mudado?-Si, el servicio es muy bueno y mi habitación está de lujo.-Gracias a Dios, estoy más tranquila. ¿Sabes? No te mataría llamar más seguido,  ahora como están las cosas, tu padre y yo nos preocupamos mucho por  ti, sin mencionar los chicos.-No te preocupes, sé cuidarme sóla -No sé por qué pero eso no me tranquiliza, Lily; apoyé tu decisión de mudarte a Londres, pero si estuvieras en Liverpool estaría más tranquila-Aquí tengo mis estudios madre; y no puedo abandonar cuando he llegado tan lejos.-Lo sé….-Un breve silencio se hizo-Tengo que colgar, mamá-Irrumpió Lily cuando no hubo soportado el hecho de tener ese diario frente a su cara y no poder leerlo.-…Cuídate por favor….-Lo haré, adiós.-Adiós hija, recuerda que te amamos-Yo también los amo.- La rubia esbozó una sincera sonrisa de gratitud y cariño que esperara se sintiera al otro lado de la línea y luego colgó.

Muchos, por no decir la mayoría de los recuerdos felices que Lily conservaba eran con su encantadora familia adoptiva, cuyos miembros le habían recibido con los brazos abiertos y sonrisas esbozadas cuando hubo quedado completamente huérfana y sin un lugar a dónde ir.

De repente no quiso pensar en el asunto y se acomodó en su cama, con los brazos en aire sosteniendo el diario, respiró hondo y buscó sus primeras memorias.

“2 de febrero de 1829

He empezado a escribir en las páginas de este diario porque sinceramente es la única manera que concibo para no sentir que me estoy volviendo loca, el sentimiento de vacío en el alma y mente puede destronar a cualquier mínima gota de razón, y ésta parece ser la mejor forma en que puedo mantenerme con los pies puestos en la tierra; el desbordar ese enorme cause de pensamientos revueltos en mi cabeza de alguna manera me alivia.

Me siento perdida, desorientada…; hace apenas una semana que murió mi madre, la única familia que me quedaba y, sinceramente, ya no le encuentro sentido a mi vida. Nada de lo que hago parece tener un verdadero valor. Por las mañanas  despierto, voy a asistir enfermos y luego entra la noche y sin más que hacer me acuesto en la cama, esperando que mis tormentos se apacigüen para dormir sólo unas escasas horas….siento que mi cuerpo se mueve totalmente inerte de mis pensamientos…; voy muriendo poco a poco….

¿Qué hago madre? ¿Qué debo hacer para que ésta depresión desaparezca?... Sé que estás muerta, me he convencido completamente de ese cruel hecho que afronta toda vida existente, pero no logro evitar soñar de me escuchas, que me proteges y que de alguna manera, buscas la forma de consolarme. Las religiones siempre han hablado de una segunda vida después de la muerte…, espero que sea cierto, y que no hayas olvidado que aunque tu cuerpo se pudra y pase a formar parte de la tierra, aún te amo y sigo pensando en ti.

Desearía poder decirte de frente que quisiera que me acompañaras a dormir todas las noches, te necesito demasiado…, perdóname por no ser aún lo suficientemente autosuficiente como para fingir que todo ya pasó y que estoy lista para afrontar el mundo sola, no es así. Aún sigo siendo la niña que te pedía un cuento y un beso antes de dormir, a la que todas las mañanas deslumbrabas con una sonrisa y a la que le encantaban tus abrazos y tus mimos…

Estoy cansada ya de sentir toda esta ira y dolor, más que cualquier cosa, estoy agotada…

Por ahora me iré a la cama, con tu hermosa imagen en mi mente, y deseando que las páginas de este diario nunca se acaben…  

 …Te amo mamá, hasta pronto….”

Lily terminó de leer ese capítulo con lágrimas brotando de sus ojos. Se incorporó, algo asombrada de no haberse dado cuenta de estar llorando, y se limpió el rostro con la manga de su suéter.

Esa primera memoria había desplegado una serie de sentimientos que la rubia ya había sentido antes con la muerte de su propia madre. Ahora, como nunca, se sentía identificada con una persona, con Anna Bourquette.

Había descubierto que no fue sido la única cuya alma se carcomió por tal desgarrador e inclemente dolor. No, no era la única.

-Yo también sentí lo mismo….-Le dijo Lily a la Anna del diario, aún sin poder dejar de llorar, puesto que el recuerdo de su madre hacía romper en llanto a su alma. Ese sentimiento de no tener más un lugar en el mundo, el sentirse totalmente desorientada, desquerida, y confundida; todo lo que rezaba ese diario era un tatuaje exacto del que Lily guardaba en su memoria.

Tuvo que tomarse un tiempo para respirar y volver a poner sus sentimientos en orden.

Luego de unos minutos volvió a leer las notas, ésta vez con una mentalidad un poco más fría y observadora.

Ciertamente la Anna de las primeras páginas no era ni la sombra de la primera que Lily había leído en las hojas que encontró por casualidad. Su madre acababa de fallecer y sus palabras eran lúgubres, oscuras y cargadas de dolor, parecía haber sido severamente afectada por tal deceso.

Por otro lado no nombró en ningún momento a Shan…-Sarah…, a Alice o a Will. Quizás para ése momento aún no los conocía, sino no hubiera expresado tal soledad. Por último se fijó en las últimas palabras: “Hasta pronto…”

¿Habrá jugado Anna con la idea de suicidarse? Esa frase, por más subjetiva o ambigua que se tornase, sólo podía significar eso. ¿Qué tanto lo habrá pensado? ¿Habrá llegado siquiera cerca se hacerlo? Realmente no importaba, era obvio que nunca lo hizo, y eso era lo que a Lily le importaba.

Sin darse cuenta comenzó a ver a Anna como una amiga especial y a importarle lo que sintió a lo largo de sus escritos.

Pasó la página y se encontró con una fecha bastante separada de la primera, lo que le indicaba que no escribía diariamente, sino cuando necesitaba o sentía hacerlo.

“20 de marzo de 1829

Ha pasado ya bastante tiempo y aún sigo sintiendo un vacío en mi interior. El trabajo no logra distraerme lo suficiente como para que no se note mi depresión y sinceramente, ya me está empezando a molestar que las personas me hablen y me miren como si me hicieran un favor; cuando en realidad sólo quieren sentirse bien consigo mismos al creer ayudar a “un alma desesperada a no morir”.

Estoy harta de las personas…

Ahora me siento enojada y  frustrada conmigo misma y con la gente que me rodea; me he vuelto una amargada que no quiere saber nada de nadie ni de nada. El mundo me parece insípido e hipócrita; queriéndome hacer creer que todo es de  colores vivos y niños felices. Que gran mentira.

Estoy empezando a querer desaparecer, hacerme efímera y no sentí r absolutamente nada, que pasen a un lado de mi sin percibirme y que se olviden completamente de mi nombre y del hecho de que alguna vez existí.

¿Es este deseo el más cercano al querer estar muerto?     

Es muy probable que sí….”

Lily cerró el diario, algo impresionada por ver sólo en la segunda memoria otra de las fases que atravesó Anna. Mostrando ahora una escritura que demarcaba mucho enojo y rencor y si, alguna vez Lily también sintió lo mismo.

Al verse completamente sola luego de la muerte de su madre; comenzó a sentir que todo el mundo tenía la culpa de la vida que había tenido que soportar; odió a los niños sonrientes y felices de los vecindarios cercanos que siempre pasaban a su lado con una golosina; odió a sus profesores por querer decirle que” lo que le pasó de su madre había sido una tragedia, pero que debía dejar el pasado en el pasado”, odió al abogado que encarceló a su padre por no hacer que le condenaran a muerte;   y se odió así misma; por no tener la fuerza ni el valor para enfrentar sus miedos.

Si, esa ira también Lily la había sentido.

Estando inmiscuida en sus pensamientos, sintiendo un poco de ese perdido y olvidado enojo, la puerta de su habitación sonó con unos leves golpecitos a lo que en un acto reflejo Lily escondió el diario bajo su espalda. La voz de Charles sonó amortiguada.

-Señorita Lily. El almuerzo ya está listo.

-Está bien; bajaré en unos momentos-Respondió; se levantó de la cama luego de que hubo escondido el libro bajo su almohada  y nuevamente la lucecita de su celular le hizo recordar que aparte del número de su madre, había otro. Tomó el aparato y apretó LLAMAR. Colocó el auricular en su oído, pero inmediatamente sonó la contestadora.

-Apagado…; que raro…

Y como no le interesaba mucho averiguar quién estaba intentado contactar con ella tan fervientemente, dejó el celular a un lado y salió de la habitación con su estómago quejándose levemente.

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El almuerzo había sido algo incómodo con el mal humor de Alice atestando la mesa y Lily tuvo que comer lo más rápido posible para salir de ese ambiente y regresar a tu tan entretenida lectura.

Entró a su habitación luego de veinte minutos de comida y sacó hábilmente el libro de su escondite.

Realmente no se dio cuenta de la cantidad de tiempo que  pasó, pero cuando hubo cerrado el diario nuevamente para dar un leve descanso a sus ojos, ya había sido el crepúsculo.  

Había leído poco menos de la cuarta parte de las hojas del diario; se había tardado tanto en leer porque en cada capítulo se veía en la necesidad de releerlo nuevamente para estar segura de entender todo en su totalidad, además de las veces en que se quedaba pensativa y divagante ante alguna u otra oración que le llamase a la reflexión; agregando que el libro era bastante grueso.

Sus ojos por fin le suplicaron reposo en forma de dolor de cabeza y, estando lo suficientemente satisfecha con todo lo que había conocido a Anna en un día; guardó el objeto nuevamente bajo su almohada y se acostó viendo hacia el techo.

Con todo lo que había leído, al final no encontró ni indicios de Sarah, a lo mejor la encontraría capítulos más adelante.

Anna había sido una mujer bastante dulce conforme fue superando la muerte de su madre, y hasta adónde había llegado su lectura, ya no se tornaba tan molesta ni amargada como en las primeras páginas, al parecer algo de ella estaba resucitando nuevamente y lo plasmaba perfectamente en esas páginas de pergamino viejo.

Adoptó a un gato gris al que había nombrado Milton; le ayudaba a relajarse un poco  luego de llegar del trabajo con sus juegos y travesuras.  

Se había vuelto vegetariana a partir de su cuarta memoria y el joven del puesto de verduras aprovechaba cada momento para coquetear con ella.

Se hizo amiga de un loco que fue a parar al hospital por intentar volar  desde un edificio de cinco pisos, él fue el encargado de hacerle reír por muchas páginas con sus comentarios sarcásticos y burlones hacia una vieja y amargada enfermera que tenía un tic nervioso en el ojo derecho.  

Y también comentó con recelo los rumores de cómo el príncipe de Polignac  quería ser nombrado Primer Ministro de Francia.

Esa y muchas otras cosas más había leído, todas, según Lily, interesantes no importase de qué trataran o si Sarah apareciese o no.

Y entonces un ruido la sacó de sus pensamientos, y fue el abrir y cerrar de una puerta lejana, que le indicaba que probablemente  Shane ya había salido de su habitación, luego oyó un cansado “si, si, ya voy, ya voy” que fue subiendo hasta llegar a la sala de estar.

De alguna manera y sin realmente pensarlo, Anna Bourquette se alejó de los pensamientos de la rubia  la cual se incorporó de inmediato y fue a su tocador para peinar un poco su cabello.  Luego eso salió de su habitación, fingiendo no haber escuchado a Shane aparecer.

Cuando hubo llegado a  la sala se encontró con que no había nadie, excepto Charles y Alice, esperando cerca de la entrada principal.

-¿Qué pasa?-Preguntó con cierta curiosidad, puesto que veía a la modelo con su abrigo y botas de invierno, casi desesperada por salir. Sin embargo la incógnita fue dirigida al señor, que no le dio tiempo de contestar cuando justo detrás de Lily apareció Shane, también vestida para salir a la fría y oscura noche con una pala en mano.

-Buenas noches, Princesa-Sonrió elegantemente como sólo ella sabía hacerlo. De inmediato Alice le dedicó una mirada sumamente severa  por lo de “Princesa”, la cual la vampiro ignoró por completo.

Lily se dio cuenta de todo eso, pero prefirió fingir que no había pasado nada.

-Buenas noches…-respondió algo fuera de onda; ese olor a cuero y perfume que Shane siempre despedía le había gustado desde que recordaba, haciéndole sentir una electricidad en la  base de su espalda. Notó que llevaba su cabello recogido en una cola y que lucía extrañamente feliz.

-Vamos, Will, justifica tu existencia y el dinero que me haces en las cosas que destruyes-Bromeó Shane a un rubio somnoliento que bostezaba por todo el camino,  vestido también con sus ropas de invierno y con pala en mano.

Era la primera vez que pasaba, pero todos estaban reunidos en ese recibidor.

-¿Qué pretenden hacer?-Preguntó Lily, aún más confundida que la primera vez.

-Quitar la nieve de la entrada-Respondió Alice casi de inmediato y con fastidio. Abrió la puerta y fue la primera en salir al frió que se coló por la puerta e hizo a Lily estremecer, luego pasó Will y de último Shane.

-Si quieres puedes salir a charlar un rato-Le sonrió a Lily y por un momento no supo qué decir, con los ojos claros de la pelirroja clavados en los suyos.

Shane no esperó respuesta y avanzó, apresurada por Alice y seguidamente salió Charles, sin aparentemente ninguna protección contra el frío.

Definitivamente Lily se sintió algo solitaria en ese momento  cuando los hubo visto a todos salir y empezar a charlar mientras la pelirroja y el rubio se ponían manos a la obra, Alice sólo se dedicaba a mirar y a criticar.

No pasó mucho tiempo cuando Lily salió abrigada como casi todos los demás, a compartir un rato con esos seres quienes ya se encontraban charlando de cosas sin sentido

Verdaderamente la entrada a la cochera estaba hasta el tope con kilos y kilos de nieve que no tenían fin. Y vio como con mucho esfuerzo Shane y Will se dedicaban a hundir las palas y a sacar el estorbo del camino.

Alice, Charles y Lily formaron un grupo de espectadores.

-¿Sabes…?-Comenzaba Will sin dejar de palear-He estado tratando de resolver una ecuación de polinomios…, splines de grado 3,…en donde…, se yuxtaponen los polinomios de grado 3 y se…unen en grupos de cuatro puntos…; creo que…se puede alterar los coeficientes de los trozos…de polinomios que están interconectados….para editar ondas sonoras…

-…Despacio Will…, me excitas…-Bromeó Shane con sarcasmo sin dejar de palear, y todos excepto el rubio, rieron. La pelirroja captó lo linda que era la risa de Lily y ese hecho le hizo sonreír.

-No estás sacando bien la nieve, mira ahí, te faltó un poco-Comenzó Alice con ojos críticos, señalaba la zona con un  dedo danzarín.

-Me encantaría verte haciendo esto…ya que…aunque creas que no es así…, es más difícil de lo que parece…-Quejó Will, viendo a la modelo.

-Deja de quejarte y trabaja. Mientras más rápido hagamos esto más rápido podremos ir adentro. Me estoy congelando-Atajó Shane, sus orejas y su nariz empezaron a ponerse rojas.

-Voy a hacer un chocolate caliente-Dijo Charles al notar que el frío estaba comenzando a hacer una molestia.

-Para mí café-Soltó la pelirroja antes de que el hombre hubiera desaparecido dentro de la casa.

-¡Para mí también!-Exclamó Will esperando ser oído. -Bueno,-Siguió-, esto es de verdad vigorizante ¿No les parece?

-Vigorizante mi trasero congelado-Soltó Alice, medio bromista y medio enojada; algo sensible aún por lo de Dior;  titiritaba sus dientes por el frío y acurrucaba sus brazos. Lily parecía estar lo suficientemente cómoda como para no sentir la molestia.

-Te noto un poco irritada, Alice-Sonrió Shane, cínica.

-No me digas…-Respondió ésta con el mismo tono.

-Si tienes tanto frío entonces ve adentro. Me estresa tu quejosa y friolenta presencia-Will se encargó de decir lo que a Lily se le estaba pasando por la mente en ese momento.

Pero antes de que alguien pudiera contestar eso, todos empezaron a oír a un par de viejas voces que se acercaban lentamente por la calle, atravesando el vecindario. Luego de unos momentos, dos señoras mayores que mantenían una conversación algo inmiscuida en la vida de otros, pasaron lentamente por la acera frente a la casa, sin aparentemente notar la presencia del grupo de Shane. Éstos, al verlas algo idas del mundo que les rodeaba, paralizaron todo acto para oír lo que decían., ya que las viejas se encargaban de hablar bastante alto, quizás por sordera.

-…Si…, y la vendedora me dijo que el vestido rojo costaba 24 £ y el verde 26 £, imagínate.

-¿Y qué hiciste?

-Le dije “Déjame los dos en cincuenta y me los llevo”…

Cuando el grupo escuchó tal tontería, no tuvieron más remedio que taparse las caras para aguantar la carcajada. Más Shane reía tranquilamente, como la que lo ha oído todo.  Las viejas avanzaban a paso lento y a los chicos  les dio tiempo para escuchar un poco más. Y entonces pararon sus risas para oír lo que seguía.

-…Y hablando de eso… ¿Sabes la hija de Robert…? La que usa vestidos bombachos…

-Sí, sí, la recuerdo.

-Pobre, está yendo al psicólogo…, no puede comer sola porque vomita…

-Ah, ¿es Abúlica?

-Sí, algo de eso…

Nuevamente, no pudieron aguantar la risa y se taparon las bocas para no ser tan obvios. La pelirroja ésta vez no pudo evitar soltar unas moderadas carcajadas y siguieron a las señoras con la vista hasta que se perdieron en la neblina de la noche.

-Pobre la hija de Robert, aparte de que no puede comer sola y es bulímica, también es abúlica…las tiene todas….-Bromeó Shane amenamente, lo que desencadenó otra ola de risas por parte de los demás.

-Bueno, ya, ya, concéntrate Will, la hora de las tonterías terminó. Apresurémonos.

Y siguieron con su ardua labor. Luego de unos diez minutos, habían quitado poco más de la mitad de la nieve y Charles había aparecido con las bebidas. Lily se sorprendió un poco de que los vampiros pudieran tomar café, incluso había visto a Will tomar agua, pero nada más; tal vez bebidas sí podían ingerir, o tal vez no; se encargaría de preguntarle a Charles luego, que era el que le respondía siempre todas sus preguntas.  

Por fin quitaron toda la nieve de la entrada y Alice pudo respirar con normalidad otra vez, desinflándose como un globo al ver que al día siguiente podría salir.

Entraron todos, sacudiéndose un poco la nieve de los abrigos y dejando las palas a un lado; cuando se hubieron quitado las prendas frías y mojadas, y se acurrucaron en la suave tela de los sofás; Shane notó que Lily fue directamente a la cocina a acompañar a Charles, dejando en la sala sólo a la pelirroja y a Alice; Will ya se había escabullido a su habitación.

-Mañana iré a hablar inmediatamente con mi agente y luego intentar arreglar una cita con los de Dior-Comenzaba Alice mientras peinaba un poco su cabello con las manos, Shane en cambio no disimulaba su falta de atención, veía fijamente a Lily desde donde estaba, hablando animosamente con el señor mayordomo; se preguntaba, por la cercanía que aparentaban, cuanto sabía Charles de la chica, que le había dicho, confesado, explicado; y entonces un sentimiento de incertidumbre la colmó: no sabía absolutamente nada de Lily.

Ese hecho simplemente le molestó.

Por lo que veía, Charles se había convertido en el mejor amigo de la rubia. Parecían tener muchas cosas en común y charlaban sobre diferentes temas, mientras que Shane, en la sala, sólo les observaba, pensando en que tenía que hacer algo al respecto.

-¿Me quieres prestar atención?-Irrumpieron unos ojos grises, tapando la vista que mantenía en ese momento, y la vampiro no tuvo más remedio que dirigir toda su atención hacia Alice.

En la cocina, Lily trataba de formular sus preguntas de una manera que no parecieran ni muy inquisitivas ni muy complejas. 

-Es decir que…. ¿Los vampiros pueden beber cosas aparte de sangre?

El señor rió cortésmente.

-Por supuesto, al igual que usted no puede vivir sólo de comida…, ellos también necesitan líquidos.

-Ya veo…, no lo veía de esa forma; quiero decir, pensé que el agua y el alimento en sí estaban implícitos en la sangre.

-La sangre no posee casi H2O, y creo que es bien sabido que ningún organismo viviente puede sobrevivir sin agua. 

-Comprendo…

De verdad tenía clara algunas cosas, Shane y Will eran vampiros, cero sol y mucha sangre, Alice era una Novia, como cualquier humana pero Charles… ¿Qué era?

Charles no ingería ningún tipo de alimentos ni bebidas porque la misma Lily se había percatado de eso; no era vampiro puesto que no bebía sangre y salía a la luz del sol, también se dio cuenta de que era el único que no había salido con abrigo esa noche, parecía bastante cómo afuera con aquellos grados bajo cero.

De inmediato la urgencia de aclarar esa incógnita le vino a la punta de la lengua, pero de alguna manera, le pareció grosero preguntarle. Decidió dejar sus dudas a un lado y ver cómo hacer después para descubrirlo.

Las horas pasaron y todos se fueron a la cama, excepto Lily, quién subió por un momento y luego bajó a ver algo de tv, y Shane, quien casi de inmediato arrancó uno de los autos y se marchó.

La sala había quedado en penumbras, sólo la alumbraban la luz emergente del aparato y a Lily así le gustaba. Se sentía a gusto con otra taza de chocolate caliente y con Sugar a su lado brindándole un poco de calor.

Nuevamente se abocó a  ver documentales en Animal Planet y una que otra caricatura animada, pasaba los canales sin realmente prestarles atención a lo que había en ellos puesto que su mente flotaba en el diario de Anna Bourquette.

Sentía la necesidad de subir a seguir leyendo sus memorias, pero también sentía que sería cachada si se dedicaba exclusivamente a encerrase a leer.

 -No hay nada en la tv... ¿deberíamos irnos a dormir?-Le habló al perro y éste la miró con sus tristones y encantadores ojos negros.

En ese momento su celular comenzó a vibrar desde la mesilla frente al sofá y se extraño a darse cuenta que era demasiado tarde para una llamada. Lo tomó y vio el número en la pequeña pantalla, era el exacto de las otras veces en la que no había podido contestar. Esperó unos instantes, pero el que llamaba era insistente.

Apretó el botón y condujo el aparato hacia su oído.

-¿Hola?-Habló, con normalidad.

Y nada se oyó al otro lado de la línea, sólo un ruido sordo y bajo en la lejanía.

-¿Hola? ¿Hay alguien ahí?

El ruido seguía y de repente la llamada se cortó.

Una serie de cosas le pasaron a Lily por la cabeza.

-¿Qué es esto…?-Dijo más para sí misma que para el aire vacío, miró la pantalla del celular con indignación, como si éste tuviera la culpa.

¿Quién se atrevería a hacer tal broma a horas de la noche? Nadie que tuviera que trabajar al día siguiente, eso estaba seguro.

Nuevamente el teléfono comenzó a sonar, y muy enojada no vaciló en contestar la llamada.

-¿Hola? ¿Quién está ahí?

Nuevamente, le contestó la nada vibrante desde el otro lado de la línea.

-Si esto es una broma, por favor pare!-Replicó, enojada y por costumbre, esperó alguna respuesta. Y mientras el silencio se hacía, un escalofrío se dispersó por su espalda.

-…Te encontré…

De inmediato, su corazón dejó de latir y su respiración se cortó; esa voz….., esa voz a la que tanto había temido en aquél entonces, ese temible y sádico susurro que le helaba los huesos y encrespaba su piel…

NO podía ser…, de ninguna manera podía ser aquél hombre que le había arruinado la vida.

Del temblor que sacudió su cuerpo repentinamente, el teléfono cayó al suelo, arrojando a lo lejos la batería. Sugar miró con algo de aprensión lo terriblemente asustada que se encontraba la rubia cobriza, y ésta empezó a llorar silenciosamente, mientras sus piernas desfallecían y caía sordamente al suelo.

-No puede ser… NO puede ser… ¿Cómo es posible que esto haya sucedido?

En unos intentos inútiles trató de tranquilizarse a sí misma, ahogada en temblores y llantos.

El canino de amable mirada levantó su pesado cuerpo, y como si supiera la que estaba pasando, le dio unas pequeñas lamidas a la delgada mano de Lily.

-Si, es verdad, tengo que tranquilizarme….

Se levantó de a poco del suelo, aún algo temblorosa y tensa, y se sentó lentamente en el sofá, exhalando un hondo suspiro que se adhería a la suavidad de la tela, y suplicaba por descanso y paz. 

-Maldito seas…, padre…-Gruñó, ahora  enojada, muy enojada, mientras tapaba su cara con ambas manos.

Debía pensar, debía decidir qué hacer y debía decidir qué actitud tomar ante la situación,  y esa definitivamente no sería la de la niña asustad de doce años.

Lo primero era, ¿cómo había dado con ella tan rápido? De momentos, la lluvia de emociones y pensamientos no le dejaban resolver esa respuesta, propuso pasar a la siguiente ¿A quién le diría sobre lo que había sucedido? A NADIE, definitivamente, a nadie, y menos a sus padres.

Estaba plenamente segura de que podría afrontar el problema sola y que no volvería a pasar lo que marcó tanto su vida, pero para cumplir esa última decisión debía saber defenderse; no sabía luchar, no sabía huir…muy malas condiciones para alguien que quiere vérselas por sí mismo, concluyó, se encargaría de eso lo antes posible.

Luego de una hora de tanto pensar, y pensar, de tanto caminar, y de tanto café, se tranquilizó un poco; su mente bailaba entre terroríficas visiones del futuro, pero sólo una cosa la mantenía en sus cabales y  con un cierto sentimiento de seguridad: Shane.

Si, aunque le doliera admitirlo, Lily se sentía absolutamente segura cuando estaba con Shane, que nada podía pasarle y que estaba a salvo de todo, si, le costaba bastante admitirlo; pero aún así, luego de esa conclusión, la posibilidad de contarle a la pelirroja sus asuntos seguía pareciéndole, dentro de lo imposible, ridículo.

¿Para qué habría de contarle algo a ella, que no le importa nadie, esperando que de alguna manera exhale un dejo de falsa preocupación? No, no le daría el beneficio de creerse más importante, ni mucho menos que omitiera alguna opinión o comentario al respecto. 

Había prendido todas las luces de la cocina y la sala, inundando el espacio de perla y dorado y más que todo, calidez. Sugar se encontraba más tranquilo ahora gracias a los esfuerzos de Lily por mantenerse en una sola pieza y ninguna de las personas de la casa había notado aparentemente lo vivo que se encontraba el vestíbulo.

Justo cuando estaba por decidir qué hacer, un par de luces centellearon frente a la ventana y desaparecieron detrás del ruido del puerta de la cochera abriéndose y cerrándose.

“Genial, ya llegó” Se dijo con pesar.

Lily reforzó su compostura, y comenzó a lavar los trastos que había ensuciado momentos antes, en intento de pretender estar despreocupada; la rubia sabía que Shane era astuta, y que si no usaba su mejor actuación, sería descubierta fácilmente.

Shane entró sin muchas preocupaciones en su cabeza; dos asesinatos esa noche, un bajo número para su taza normal, y fue hasta que no se quitó el abrigo, que no se dio cuenta de que toda la parte baja de la casa estaba iluminada a esas horas de la noche; de inmediato fue recibida cálidamente por Sugar, saltando en don patas y moviendo rápidamente su espesa cola, Shane correspondió el cariñoso saludo a manera de caricias y avanzó del vestíbulo a la cocina, de donde escuchó sonar cubertería chocar. Y antes de decir palabra alguna, se perdió por unos instantes en la bella figura de Lily, soltó una media sonrisa, y siguió con un dejo de cautela.

-Qué raro que estás despierta a éstas horas…-Aventuró a decir, esperando una respuesta apacible.

-Desperté con algo de hambre, pero sólo he bebido café-Respondió algo amena, pero igualmente había algo en su tono que le delataba, incluyendo el hecho de que no volteaba a ver a Shane-¿Cómo ha estado tu noche?-Agregó, para desviar atención-Has regresado más temprano que de costumbre

-No había que hacer mucho hoy, sólo un par de asuntos y ya…

Lily soltó una risita.

-¿La gran Shane Taylor no ha encontrado compañía femenina esta noche?

La pelirroja sintió la flecha tajante y algo dolorosa, pero definitivamente era demasiado inteligente como para empezar con sus respuestas vehementes.

-No, sólo he trabajado, no tengo ánimos de nada… -Se aseguró de elegir cuidadosamente sus palabras, pero siguieron sonando algo vehementes.

-Ya veo…-Respondió Lily, algo sombría; movimiento que la delató sin muchos esfuerzos, y Shane entrecerró los ojos, viéndola fijamente, dando por sentado al fin las afirmaciones  de sus sospechas.

-¿Te…sucede algo…?-Preguntó sumamente dubitativa.

-¿A mí? Nada… ¿por qué lo preguntas?-Sus palabras salieron levemente atropelladas sin siquiera ella misma darse cuenta.

-Sí, claro, no pasa nada… -Rió levemente Shane, un poco irritada de que Lily le quisiera ver la cara de estúpida siempre-…No soy idiota, Princesa

-¿De qué hablas? Si he dicho que no pasa nada, es que no pasa nada.

-Te ves algo nerviosa

-Por supuesto que no

-Claro que si…, llevas lavando la misma taza desde que llegué-Y apuntó con su dedo la ya brillante pieza de cerámica que daba vueltas sin parar entre los jabonosos dedos de Lily y la esponja.

La rubia volteó,  para fijarse por primera vez en lo que estaba haciendo, pauso por unos instantes, terminó de lavar los platos en menos de un segundo.

-No es tu problema lo que pase en mi vida… ¿Está claro?-Respondió, hiriente, tratando de estar en una pieza delante de ella, y sin voltearse a verla a la cara, comenzó un trote rápido de la cocina a la sala.

Shane fue más rápida, y se levantó como un rayo de la mesa, avanzó con agilidad hasta sobre pasar a Lily por poco, y bloqueó su paso hacia las escaleras, interponiéndose descaradamente. La rubia le aseveró con la mirada, y la vampiro supo que si esos ojos hubieran sido cuchillos, ya no tendría cabeza.

-Déjame pasar.-Sus palabras eran escasas, pero cargada de muchas cosas. Y Shane desaprovechó el tiempo para tornarse algo cretina y pedante; comenzó a hablar con cierta burla.

-Estoy algo disonante con respecto a nuestra relación, Princesa. Creo que si bien me encanta que patees, apuñales y violes mi  orgullo; necesitamos seriamente mejorar nuestra relación ¿No te parece?

Lily desafió con sus ojos ámbar, a los fríos de Shane, luego aparto la mirada e intentó pasar de nuevo, otro intento fallido.

-Tú y yo no tenemos nada que arreglar. Apenas si hablamos ¿y llamas a eso una relación?  No me hagas reír.

-¿Por qué estás tan enojada?-Shane cambió su posición de pedante a preocupada.

-No es tu problema-Seguía Lily a la defensiva, sabiendo, que mientras más se negara a decirle lo que sucedía a la vampiro, la curiosidad se haría más grande y menos podría tener las cosas bajo control. Sabiendo todo esto, se negaba a ver a Shane a los ojos, sintiendo que éstos, podrían leerla como un libro abierto con ridícula facilidad; sabía a la perfección que los dotes de la pelirroja para ver a través de la gente no tenían igual.

-Ya veremos si no es mi problema…

-Por el amor de Dios ¡¿Por qué te interesa tanto?!-Gritó bajito, entre dientes; para no despertar a nadie; furiosa de impotencia.

Y una breve pausa se hizo por escasos segundos en los que Shane pareció pensar; Lily pudo sentir la respiración de Shane  entrecortarse un poco y a su aliento vacilar. Esperó respuesta.

-Me interesa…, porque me importas.

Ante estas fulminantes palabras que hicieron a la rubia estremecer inconscientemente ante la sorpresa, alzó la mirada, anonadada, para toparse con unos ojos celestes, cálidos y preocupados, que le miraban con sinceridad.

La cara de Shane se había suavizado tremendamente y era fácil notar como sus defensas habían bajado por cuestiones de momento; un cierto brillo que no era el mismo resplandeció ante el parecer de Lily; y aquella momentánea debilidad hubo vuelto el rostro pálido de la vampiro, aún más hermoso.

Y  una corriente de electricidad se extendió por todo el cuerpo de Lily al sentir a la vampiro acercarse a ella y delicadamente, lentamente, abrazarla, teniendo cuidado de abarcarla con todo su cuerpo y que sintiera algo de su calor.

Estando todavía en pleno abrazo, Shane se incorporó un poco, para tener la oreja de Lily un poco más cerca.

-Sé que para ti no soy de fiar, y a lo mejor me estés odiando en éste momento por hacer tal cosa como abrazarte…; pero por favor, déjame que te diga… que los dolores y las angustias pueden compartirse…,-Luego le soltó de sus brazos-ya que…, si los mantienes encerrados, te matarán.

Shane volvió a su distancia normal, y esperó respuesta alguna de Lily, no importa cuánto tardase. Mientras que la rubia, con la mirada gacha, hipaba, en un intento de calmar las lágrimas que brotaban solas, apretaba su pantalón con sus puños, llenos de impotencia y de otros sentimientos revueltos; se negaba rotundamente a perder la compostura delante de Shane, seria fuerte hasta el final.

Tomó su tiempo para tranquilizarse y antes de alzar la mirada, limpió las lágrimas con su suéter.

Levantó su rostro, algo débil por las circunstancias y volvió a impresionarse al encontrar apoyo en la mirada suave que nunca había visto en Shane. Su corazón dio un vuelco en su pecho.

-…Puedo… ¿Puedo… pasar?-Soltó, decepcionada consigo misma de alguna manera, pero ésta vez, sosteniendo una delicada mirada se súplica.

La vampiro no dijo nada y se retiró, al igual que Lily, algo decepcionada.

La rubia fue subiendo las escaleras de a poco digiriendo todo lo que acababa de pasar, y sabiendo, que tal vez, o muy probablemente, no se hablaría de eso nunca. Pero entonces, la voz grave y suave la detuvo de su andar, paralizándola como muchas veces en el pasado y haciéndole voltear casi inmediatamente.  

      

 -…Princes…-Lily…-Se corrigió, y la rubia vio algo entraño en la postura psicológica de Shane-No sé si será pertinente y sé muy bien que éste no es el momento indicado pero….

    …¿Aceptarías…una cita conmigo?

Esas fueron las últimas palabras que Lily escuchó, antes de perderse en el espacio y comenzar a tener la noción de que todo debía de ser un sueño….

Continuará...