Buenas!! Os paso a dejar la continuación de esta interesante historia de nuestras consentidas Natsuki y Shizuru. Disculpad el retraso. Que lo disfruteis!
Tenshi no pocket (Un ángel en el bolsillo)
Autor: Ricchan
Capítulo 4. Ocultos
Nada más sonar el despertador, la chica de ojos esmeralda lo apagó si casi darle tiempo a repicar. Se levantó, se vistió y se fue no sin antes dejarle una nota a su amiga donde decía que la llamase si había algún problema.
El sonido de la puerta cerrándose, provocó que
Shizuru se despertara. Natsuki apagó tan deprisa el despertador que ella ni se
enteró de que había sonado.
Tan pronto como denotó que estaba sola en la
cama, se puso su bata y fue corriendo al balcón para darse cuenta de que hoy no
vería pasar la moto de su amada. Shizuru regresó adentro y leyó la nota que
Natsuki le había dejado. Luego se entristeció por la forma en que se fue.
En una agencia publicitaria del centro de
Fuuka, Tsubaki conversaba con un viejo amigo, el cual al parecer, era el
encargado del diseño gráfico de la empresa, mientras Nishiki esperaba en un
coche gris metalizado, europeo y matriculado en Kioto.
Natsuki hacía rato que había llegado a la
academia. Se encontraba sentada en su silla del aula de estudios, pero no le
entraba nada en la cabeza. Lo que le había contado Shizuru le había hecho
recordar toda la vida anterior: ser Hime, que su vida estuviera pendiente de un
hilo cada dos por tres… Antes no le importaba. Pensaba que no tenía nada por lo
que vivir y que su destino era morir, pero al desaparecer la estrella y todo lo
que su presencia en el mundo conllevaba, empezó una leve llamita de esperanza
en su interior, comenzó a pensar que tal vez vivir no estaba mal, pero de nuevo
el sentimiento que la había tenido tanto tiempo apresada surgió de nuevo y esta
vez, era la vida de Shizuru la que peligraba. Con todo eso en su mente, era
comprensible que temas relacionados con Lengua, Matemáticas y demás le
supusieran una estupidez.
De pronto, la puerta de la clase se abrió y una
mujer desconocida entró en el aula. Lo primero que hizo al cruzar el umbral de
la puerta fue tropezar y caer delante de todos los alumnos que se quedaron con
cara de sorpresa y otros se asustaron. La mujer se levantó del suelo en un
abrir y cerrar de ojos y muy sonrojada se disculpó y se presentó.
-Hola…Me llamo Ahn Lu y vengo a pasaros lista.
– dijo sonriendo y se sentó en su silla.
-Disculpe… pero ¿Qué ocurrió con Sakonite-san?
– preguntó una alumna.
-El señor Sakonite se fue de vacaciones y yo
he venido a sustituirle – respondió Ahn Lu.
Tras esa aclaración, toda la clase saludó a la
desconocida y prosiguieron sus quehaceres.
-¡Perdonad! Tengo un gran jaleo aquí entre
carpetas y entre que me acostumbro al nuevo lugar…- dijo.
Cerró los ojos y
suspiró - … ¿Podéis decirme a qué clase pertenecíais y vuestros nombres, por
favor? – el alumnado asintió y ella lo agradeció.
Todos los jóvenes que se encontraban en el
aula, incluida Natsuki, le dijeron a Ahn Lu su nombre y la clase a la que
pertenecían. Ella apuntó todo lo que le decían y un tiempo después las luces de todo el edificio se apagaron.
El conserje, acompañado de varios profesores y
profesoras, fueron a examinar la instalación de la luz y no observaron nada
extraño. Después de intentar de muchas maneras que la luz regresara y al ver
que no era posible, se lo comunicaron a la directora quien llamó a un
técnico-electricista, el cual vino en poco tiempo.
Mientras todo esto ocurría, los alumnos de
Fuuka Gakuen se mantenían dentro de las aulas.
Un tiempo más tarde, el electricista acabó su
trabajo, Fumi le pagó y él se fue.
Natsuki estaba en su hora del almuerzo.
Prefirió pasarlo en su clase. Fue a las máquinas del Vending de nuevo y cogió
un sándwich y un café. Su teléfono empezó a sonar. Comprobó que era un número
desconocido, pero aún así contestó.
-Natsuki…
-Hola Shizuru…
-¿Por qué te fuiste así?
-Lo siento, Shizuru…
-Natsuki… perdóname… no quería decírtelo para
no preocuparte…
-Lo sé…
-Entonces… ¿Por qué te fuiste así?
-No lo sé…
-…
-Oye estoy dentro de clase, así que te dejo…
No quiero que nadie nos oiga ¡Ja ne!
-… Ja ne…
Cerca de Fuuka Gakuen, en un apartamento, Tsubaki y Nishiki habían
escuchado toda la conversación y uno le preguntaba al otro quién era esa tal
Natsuki.
Nishiki comenzó a mirar todas las fichas que
la mujer del otro día les había entregado, pero no hallaron a ninguna Natsuki.
De pronto, un mail llega a la dirección de
Nishiki: una nueva lista con más de trescientos alumnos de Fuuka Gakuen.
El rubio de bote comenzó a observar todos los
nombres, hasta que uno le llamó la atención:
Kuga Natsuki:
Fecha de Nacimiento: 15 de agosto
-¡Tsubaki! Ya tenemos lo que queríamos. Esta
es esa tal Natsuki.
-Mmmm… ¡Qué buena está!
-Sí y lo que es más importante… - Nishiki
señaló a la pantalla.
-Vaya, vaya… Si dice donde vive…
-¿Le hacemos una visita a su apartamento o qué
quieres que hagamos?
-Vamos a ver si esa zorra de Fujino está en
casa de esa gatita…
Tsubaki y Nishiki, guardaron el material
electrónico en el maletero de su coche gris metalizado y marcharon a la
dirección de la ficha.
Ahn Lu
acababa de entrar en el aula.
Durante la hora de la comida, Natsuki había
permanecido en el interior del aula de estudios observando por una ventana cómo
la gente corría de aquí para allí. Miraba las conversaciones, las risas y ello
le sirvió para dejar de pensar.
Con la profesora ya acomodada en su silla y
habiendo apuntado los y las alumnas ausentes, cada cual fue a lo suyo.
De pronto el teléfono de Natsuki sonó. Dio un
tono únicamente, lo suficiente para que toda la clase lo escuchase y se girase
a mirarla.
La de cabellos azules se disculpó y miró de
reojo el móvil. Vio que se trataba del mismo número desconocido que la había
llamado hacía un breve tiempo: Shizuru.
Frunció el ceño y una mala sensación le
recorrió el cuerpo. Enseguida tomó sus cosas, se disculpó con Ahn Lu alegando
que era urgente y se fue.
Salió corriendo de Fuuka Gakuen hacia su moto.
Después se alejó de la academia a toda velocidad.
Tras un breve tiempo, llegó a su piso.
Encontró que la puerta no había sido forzada.
Llamó un par de veces a Shizuru antes de entrar al piso.
El salón estaba revuelto. Natsuki se preocupó
aún más y recorrió toda la casa llamando a gritos a Shizuru quien no contestaba.
Vio que la puerta del baño sí había sido
forzada ya que el marco yacía a trozos en el suelo y la cerradura estaba
completamente destrozada.
Tras el toallero, encontró el portátil sobre
el que había un par de toallas, seguramente para intentar ocultarlo.
Quitó las toallas y encontró un documento de
texto abierto y una dirección de Kioto.
Natsuki se sentó en el inodoro y tiró el
portátil al suelo, rompiéndolo. Cerró los ojos y los cubrió con sus manos,
mientras lloraba.
-¡JODER! ¡MIERDA! ¡MIERDA! ¡CABRONES! ¡HIJOS
DE PUTA! –gritaba sollozando.
-¿Estás bien? – sintió una voz cerca de ella y
se puso de pie en un segundo. Era un chico de unos 25 años, moreno, delgado y
feucho.
-¡¿Quién coño eres?! – preguntó al muchacho mientras lo agarró por el pecho y
lo oprimió contra una pared del baño.
-¡No quiero hacerte nada! ¡Por favor,
tranquilízate! – el joven tenía los ojos cerrados y las palmas en alto.
Se le
veía con miedo, así que Natsuki lo soltó y le dio la espalda mientras miraba el
portátil roto que yacía en el suelo. –
So… solo vine porque escuché ruidos raros y gritos y …
-¿¡Qué escuchaste?! – preguntó Natsuki
encarándolo con mirada de odio. El muchacho se echó hacia atrás
-Escuché que se abría la puerta y después a
una chica gritar… después hubo golpes y la chica volvió a gritar y dos voces de
dos hombres , creo que le gritaban…. Y al poco tiempo nada. Llamé a la policía
y después llegaste tú y volvieron los gritos. – respondió con miedo el joven.
Natsuki miraba al suelo con los ojos muy abiertos girando la cabeza
constantemente.
-¿Quiénes son ustedes? – una voz alertó a los
jóvenes de que alguien más se encontraba en el apartamento de Natsuki. Eran dos
hombres uniformados: policías. Uno más alto que el otro, de complexión atlética
y bigote que debía tener unos 40 años. El otro era más joven y algo rellenito,
pero aún más alto que el anterior.
-Yo… yo les llamé… - respondió el chico. Natsuki
seguía sin decir nada.
- Y ¿Quién eres tú? – preguntó el policía de
bigote.
-Yo… vivo aquí… - tartamudeó Natsuki
-¿Qué pasó? – cuestionó el otro policía.
-La… la secuestraron – balbuceó la peliazul
-¿A… a quién? – interrogaron ambos policías.
-¡Déjenme pasar! – gritó Natsuki mientras
empujaba a los policías y se escapaba de ellos
-¡Espera! -¿Dónde va, joven? – preguntaron los
policías al verla alejarse del lugar. Finalmente el chico comenzó a relatarles
lo que él había oído aquella mañana.
La joven de cabellos añiles, corrió por las
escaleras, mientras marcaba un número de teléfono.
-¿Yamada? Soy Kuga, necesito que hablemos ya…
Continuará...
LLEVO BASTANTE ESPERANDO LA CONTINUACION DE ESTA HISTORIA, COMENCE A PENSAR QUE NO LA PUBLICARIAN MAS, POR SUERTE ME EQUIVOQUE (^_^)
ResponderEliminarMIS FELICITACIONES A LA AUTORA ESTA MUY BUENA LA HISTORIA.
Está muy buena!! Gracias!
ResponderEliminarGracias a vosotr@s por leerla y comentarla. Gracias Black por publicarla :-)
ResponderEliminar