Hola Yurifans,
En esta tarde tormentosa (de lluvia, no de bollodrama) vengo a dejarles la continuación de esta historia que pinta muy bien, antes de salir a luchar por la justicia y ruego por no quedar hecha sopa.
Espero que disfruten la lectura y dejen sus comentarios.
Autora: Utena93
Capitulo 2:
Pareció dudar ante mi propuesta
del café.
-Bueno… pero no sé…
-No te preocupes, no te robaré más de un cuarto de hora.
¿Me concederías el honor? Así me comentas que te pareció la exposición.
Desconfiada aceptó.
-Parfait! Conozco un café
maravilloso. Aunque pensándolo bien – pensé – está un poco lejos… Pero bueno
tengo la moto en el parking así que no te preocupes.
Como siempre las palabras me
pierden y no me fijé en la cara de pánico que puso Inés al escuchar la palabra
moto.
-¿Moto? O sea… ¿Moto? – preguntó nerviosa.
-Oui, moto.
-¿No hay ninguna cafetería más cerca? Es que no vivo muy
lejos de aquí ¿sabes?
-¡No te preocupes! Yo te traigo de vuelta.
-Pero es que…
-Aucun probléme,
vraiment.
Asintió. Bajamos hasta la planta
baja y al llegar a la recepción me despedí de Marjorie. Justo a la derecha
estaba aparcado mi fiel corcel del color que deberían ser los príncipes.
-Te presento a Blue – dije. – Blue está es Inés. Dice que está
encantado.
Inés no pudo más que reírse.
-Bueno, pues… monta y agárrate fuerte.
Se me quedó mirando un instante.
-¿Y el casco? – preguntó.
-¿Casco? – pregunté sin saber a qué se refería.
-Casque,
le casque de moto.
-Ah! Le casque. No tengo, pero no pasa
nada.
Monté yo primero sobre aquel
amasijo de metal y a continuación y con esfuerzo, ya que su falda no se lo
permitía, Inés, que se abrazó con una fuerza descomunal a mi cintura. Sin
dudarlo habría dicho que quería partirme en dos.
Con un poco de esfuerzo arranqué
aquella chatarra y salimos disparadas. Entonces noté como me faltaba el aire… Dieu… mon estomac! A este paso lo
acabaría echando por la boca…
-Oye Inés… relájate, no pasa nada.
-Pardon.
Cesó en su fuerza, qué alivio…
Pero aún así no se soltaba. Bueno, no es que me importase tener a una chica tan
guapa así de agarradita a mí…
Sonó un trueno.
-Merde! – mascullé.
Apreté la empuñadura al máximo
pero aquel cacharro no daba más de sí… Inés al notar que aceleraba se agarro
fuertemente a mí otra vez. Je déteste le
temps de Paris! Como suponía empezó a llover torrencialmente. Merde, merde, merde!
-¡Louise! ¡Para! ¡Nos vamos a empapar! – gritó Inés.
-Mi casa está aquí cerca, no te preocupes.
Giré en un par de calles evitando
el aquaplaning… la moto se me iba de las manos con tanta lluvia, pero
conseguimos llegar vivas. Desmontamos rápidamente y abrí la puerta de casa. Nos
miramos. Nada que hacer, empapadas.
-Pardon…
-No te preocupes… sólo es agua. – me dijo Inés. – Si fuera
ácido habría que preocuparse.
Sonreí.
-Em… - me fijé que la ropa que Inés llevaba era blanca...
se transparentaba… - em…
-Sé que es mucho pedir ¿pero me dejarías algo de ropa? –
preguntó.
-Oui,oui…pas
de problème. Pasa.
Dieu… estábamos en mi casa… Entró y bueno… se topó con el salón /
cocina /comedor, todo a la vez. A la derecha se encontraban varios sofás de
color rojo sobre una alfombra blanca, delante de éstos una mesa de café de
cristal en la cual estaba el teléfono, mi cámara y algunas revistas de
fotografía. Al fondo a la izquierda se encontraba la pequeña cocina de color
blanco que contrastaba con las paredes negras del resto de la habitación y justo separando ambas estancias, el comedor,
una mesa blanca con un par de sillas rojas.
-Vamos por aquí. – le dije.
Detrás de la cocina había un
pequeño pasillo que conducía al baño, el estudio y a mi habitación. Tanto el
estudio como el baño se encontraban a la derecha del pasillo y la habitación al
fondo de éste ocupando uno de los mayores espacios de la casa. En el centro se
alzaba una cama baja en tonos madera oscura decorada con una colcha morada a
juego con las cortinas de gasa. Tenía un gran armario con puertas de espejo y
un sillón del mismo color que el resto.
-Qué bonito… - dejó escapar Inés.
-Merci. Bueno
puedes coger la ropa que quieras. – refiriéndome al armario. – Con lo que te
veas más cómoda. Yo cogeré esto de aquí y si me das tu ropa la meto en la
lavadora y después la paso por la secadora…
-Vale. Gracias. – sonrió.
Cerré la puerta tras de mí. Dieu… Sé que lo de grabar ése tipo de
películas no está bien, pero por qué me haces esto… Me dirigí al baño dispuesta
a cambiarme… Vaqueros gastados y una camisa negra. Cogí un par de toallas y me
desplomé en el sofá mientras intentaba secarme un poco el pelo empapado.
-¿Louise? – preguntó Inés algo tímida.
-Oui?
-Aquí tienes la ropa… y gracias por dejarme esto.
Llevaba puesta la sudadera que me
regaló mi hermano de la selección francesa de futbol… A mí me quedaba un poco
grande… a ella le servía de vestido... y le quedaba genial.
-Em… oui, oui. Em…
ponte cómoda, voy a… ¿quieres tomar algo? Em… Chocolat chaud?
-Sí gracias, ¿te ayudo?
-Non, non… pas
nécessaire.
Entré en el baño para poner la
lavadora… ¿Quieres relajarte? Es sólo una mujer. ¿Y a ti qué te gustan? Les femmes… Pero ¡no! Como si no hubieras visto ninguna mujer
en tu vida. ¿Quieres callarte? Fuck!
Vale… definitivamente estoy loca, los hemisferios de mi cerebro se pelean entre
ellos. Centrémonos, lavadora y chocolate. Vale.
Salí del baño y fui directa a la
cocina. Inés se secaba el pelo con la toalla que dejé para ella. Chocolat instantané… Voilá! Directo al
microondas.
-Sólo hay que esperar unos minutos. – dije mientras me sentaba a su
lado.
Ella estaba acurrucada en el
sofá, dejando sus maravillosas piernas a la merced de mis ojos…
-Y ¿cómo es que sabes español? – preguntó.
-¿Qué? – no me había enterado de nada.
-Que cómo sabes español.
-Ah! Pasé un tiempo en Ibiza, un curso de fotografía, tiene
buenos paisajes…
-Y mucha fiesta. – rió.
-Em… oui… - Ring.
Salvada por el microondas.
Me levanté para coger ambas tazas
humeantes. Olía bien.
-Toma. Cuidado que quema.
-Merci.
-Y entonces, ¿qué hace una chica española en Francia?
¿Vacaciones?
-Ojalá. Trabajo aquí como profesora de español.
-Ah… profesora.
-Y tú ¿vives de la fotografía?
-Non… es un
hobby, soy directora.
-¿Directora? – se incorporó un poco. Parecía interesarle. -
¿Qué tipo de películas diriges? ¿Son tuyas? ¿Alguna que conozca?
-Pues… no sé si conocerás alguna… - reí – pero digamos que
es cine independiente.
-Vaya… Serás famosa entonces…
-Bueno… en mí campo sí. – sonreí.
-Tiene que ser bonito trabajar en el cine… Yo siempre quise
ser actriz.
-Vaya…
-¡Podrías meterme en alguna película tuya! – dijo
emocionada.
-No… no creo que… sea tu tipo. Son un poco raras ¿sabes? – Non! Quelle horreur!- Voy a poner la
ropa en la secadora, un momento.
Mon Dieu… Si esta chica supiera lo que está diciendo… Viva la
ingenuidad. Me eché a reír. Miré el reloj… las 19:30… Casi hora de cenar.
-Oye Inés... a esto le queda un rato todavía ¿Quieres
quedarte a cenar? – pregunté.
-Pues… - cuando iba a contestar sonó su teléfono móvil. –
Un momento. Oui? Hola cariño. Em… en
casa de una amiga. Una amiga, ya te la presentaré. Si, es que nos ha llovido y…
ya, pero… si, si, lo sé… Voy después de cenar, no te preocupes… sí, ella me
lleva a casa, que si, te quiero. Chao.
Bien, otra que estaba
comprometida… bueno… otra vez será.
-¿Quieres que te acerque a casa? – pregunté.
-No, no te preocupes, ya le he dicho que cenaba fuera.
Gracias.
-No te habré buscado un problema con…
-Mi prometido. Se preocupa demasiado por mí.
-Anda, tan joven y prometida… - pensé algo desilusionada.
-Si bueno, es que es muy impaciente.
Me levanté del sofá y fui a la
cocina sin saber muy bien qué cocinar.
-¿Te ayudo con algo? – preguntó Inés.
-Buenos… si quieres ir preparando la mesa. Los platos están
en ese cajón de ahí. – Señalé un cajón bastante alto.
Inés se dirigió a donde le dije y
poniéndose de puntillas consiguió llegar, en el esfuerzo la sudadera se le
levantó dejando ver unos maravillosos y bien tonificados glúteos que no pasaron
desapercibidos para mis ojos. Enseguida aparte la vista y me centré en la cena.
Serví un par de copas de vino blanco, preparé una pequeña quiche y carne
acompañada con un poco de ensalada a base de arroz y como postre, algo de
fruta.
-Ya está la mesa. – dijo.
-Y la comida también. – añadí. – Siéntate, s’il vous plaît. Yo sirvo.
Ya sentadas en la mesa decidimos
brindar. Por nosotras. Por nosotras… La velada transcurrió de maravilla, digna
de una primera cita… Una pena, es preciosa. Cuando terminamos le di su ropa,
algo arrugada y la acerqué a casa no sin quedarme sin estómago primero… Vivía
en una casa enorme… no, en un palacio. La miré estupefacta.
-Dime que tu hobby no es robar bancos… - le dije.
Sonrió.
-No, Carlos, mi prometido, trabaja en la embajada española
aquí en Francia.
-Vaya… Bueno pues te tendré que dejar marchar. Encantada,
una tarde maravillosa.
-Igualmente.
Y en un movimiento rápido me besó
en la mejilla.
-¡Adiós!
-Au revoir…
Continuará...
Y me quede con ganas de más :D
ResponderEliminarMoooooooo!!! T3T quiero mas!!!
ResponderEliminarMuy bueno!!! quedé con ganas de leer más!
ResponderEliminaresta muy interesante quede con ganas de mas espero el proximo capitulo gracias
ResponderEliminaresta muy bueno espero que puedas publicar la continuación lo mas pronto posible.
ResponderEliminar>.<