lunes, 27 de febrero de 2012

Tenshi no pocket (Un ángel en el bolsillo) Cap. 2

Hello!

Os traigo raudamente otro capítulo más de este fantástico fic, que lo disfrutéis!!


Tenshi no pocket (Un ángel en el bolsillo)


Autor: Ricchan

Capítulo 2. Siniestro


Dos horas o más después sintió ruidos que la despertaron. Cuando abrió la puerta de su cuarto, un intenso olor a lluvia y una ligera brisa fresca hicieron que su ceño se frunciera. Recorrió deprisa el pasillo que la separaba del salón y cuando llegó a él descubrió a Shizuru asomada a la terraza. Iba a decirle que entrase, pero la de cobrizos cabellos regresó adentro y cerró la puerta. Después se sentó en el sofá, sin encender la luz del salón, en penumbra comenzó a llorar. Encendió su teléfono móvil, miró la pantalla y después volvió al balcón y lo arrojó con fuerza a la calle. Parece que después de mirar su teléfono hubiera sentido mayor dolor.

Shizuru permaneció en el balcón a pesar del frío y de que la lluvia estaba mojando su pelo, cara y hombros. Natsuki la miró desde su posición sin comprender lo que su amiga acababa de hacer y al mismo tiempo preocupada.

Natsuki encendió la luz de la cocina. Shizuru se dio cuenta y se limpió las lágrimas de los ojos justo antes de sentir sobre sus hombros una manta. Una vez dentro, Natsuki cerró la puerta de la terraza.

-¿Qué estabas haciendo ahí fuera?

-Nada… es que no podía dormir….si al menos me hubieras desnudado, habría estado más cómoda… - Natsuki se sonrojó y puso cara de enfadada.

-¡Si te hubiera desnudado, primero: te condenaban por escándalo público y segundo: habrías pillado una pulmonía! ¿Qué hacías ahí fuera?

- Sólo quería volver a oler el aroma de lluvia mezclado con el mar… Natsuki hace meses que no olía el mar.

-¿Estuviste en la ciudad todo el tiempo que estuviste en Kioto?

-Así es… Mi familia no tenía tiempo para que nos fuéramos a la playa ni nada. – y puso una sonrisa de esas que había perfeccionado tanto que parecía real, pero Natsuki no se la creyó. Asimismo, no entendió qué ocultaba Shizuru, pero si ella no se lo quería decir, tampoco la de cabellos añiles insistiría.

-Está bien… Ve a darte una ducha caliente y ponte ropa seca ¿Quieres té?

-No, gracias, Natsuki. Iré a la ducha, me pondré algo seco y si quiero té lo haré yo misma. Tú ve a dormir que mañana tienes que madrugar. – le dijo y esta vez sí sonrió sinceramente.

- Como quieras… Para lo que sea, estaré en la habitación…

-Gracias Natsuki. ¡Oyasumi naisai!

-Oyasumi… - y Natsuki se fue a su cuarto, mientras escuchaba cómo Shizuru abría una maleta. Después en la cama, escuchó el ruido de la ducha y más tarde se durmió no sin pensar antes la razón del comportamiento de Shizuru.

El despertador sonó a la misma hora de siempre. Abrió la persiana y vio que aún continuaba lloviendo, no había dejado de hacerlo en toda la noche, pero esta vez, un delicioso aroma acompañaba el despertar de Natsuki.

La joven de ojos verdes, se vistió y medio dormida salió de la habitación. Sobre la mesa había un cuenco con arroz recién preparado y un par de platos con sopa que despertaron el apetito de Natsuki quien rápidamente se sentó delante del almuerzo.

-Gochisou-sama – dijo en una pequeña reverencia con las manos y comenzó a comer.

Shizuru desde la cocina se rió, mientras continuaba cocinando.

-Muchas gracias, Shizuru. Estaba delicioso pero no tenías que haberte molestado. – dijo Natsuki feliz.

-No es molestia. Toma. – indicó mientras le daba un bento -¡Que tengas un buen día! Y conduce despacio ese cacharro.

-¡Un cacharro es una tetera! ¡Mi moto es pura tecnología! – exclamó molesta la de clara mirada.

-La tecnología a veces falla.

-… Hasta luego, Shizuru. – respondió haciendo caso omiso del comentario de Shizuru. Ya se iba, pero una mano sobre su hombro la detuvo.

-¡Matte Natsuki!

-¿Qué?

-Un besito de despedida… - aclaró Shizuru con una ligera sonrisa. Natsuki no dijo nada, simplemente puso la cara. La joven de cobrizos cabellos tomó la cara de la chica entre sus manos. La miró intensamente a los ojos.

-¡Oi, S-…! ¡Shi..zuru..!

-Shhhh… - dijo cerrando los ojos y acercándose despacio a Natsuki. Durante un breve tiempo el estado de ánimo de la de cabello oscuro pasó por diferentes etapas. En un primer momento fue miedo que cambió a vergüenza y finalmente cedió, pero no se esperó que Shizuru le diera un simple beso en la mejilla.

-¿Qu-….Qué fue eso? - preguntó Natsuki flipando.

-Ara…¿Acaso prefieres uno en la boca? – bromeó Shizuru con picardía y cara de inocente.

-¡Baka! – exclamó la de cabello añil abriendo la puerta con gesto de irritación. Antes de cerrar miró de forma asesina a la otra joven que la saludaba con una sonrisa en la boca. Esto la enfureció aún más y cerró la puerta de un portazo y caminó hasta donde tenía aparcada la moto.

-Ara… ¿Me pasé con ella esta vez? – dijo para sí la joven de más edad. –No lo creo. – continuó y fue a la cocina. Allí comenzó a prepararse un té-Quizás me esté haciendo adicta a la teína… - comentó de nuevo hacia sí, mientras se dirigía a la terraza para ver a Natsuki pasar con la moto.

Por la avenida observó cómo un coche conocido para ella se paró frente al edificio donde vivía la de ojos verdes. Una sensación de pánico la invadió, pero logró controlarse. Se echó un poco hacia atrás, mientras observaba detenidamente que la puerta trasera del vehículo se abría. Un par de niños acompañados de su madre salían del edificio donde se había parado el coche y se introducían en este. Shizuru respiró aliviada.

-Falsa alarma… - el agudo sonido de la tetera se escuchó – Ara, ara… me perdí el paso de Natsuki… - comentó y regresó adentro.

Caminaba por el trayecto que separaba la academia de la calle. Ese trayecto que nunca solía andar. Esta vez quiso pasar por la biblioteca, pues necesitaba un libro. Natsuki se había examinado de varias asignaturas, pero aún le quedaban algunas más, por eso iba a la academia todavía.

No había pasado el verano sola; Mai estuvo con ella, aunque no todo lo que habría querido Natsuki debido a que a parte del trabajo, salía mucho con Tate y por otro lado, la joven de azulada cabellera se debía a sus estudios.

Una vez hubo llegado a la biblioteca, subió hasta el segundo piso. Revisó la estantería donde le había dicho Shizuru que estaría. Tuvo que coger una escalera para alcanzarlo, pues estaba a bastante altura. Cuando lo cogió, bajó de la escalera y miró a todo el espacio. Sobre todo los lugares donde un chico de pelo blanco y ojos rojos se sentaba. Recordó su voz y el sentimiento de preocupación que ella le provocaba. Miró al reloj que había marcado el destino de tantas chicas a lo largo de la historia, el cual ahora estaba parado, roto y con un cristal que lo cubría e impedía que fuera tocado. Tanto ella como las otras HIME’s le habían pedido a Fumi destruirlo, pero ella no lo permitió porque le recordaba el logro que la desaparecida Mashiro consiguió cuando ayudó a las chicas a terminar para siempre con el Festival y asimismo, con Lord Kokuyou.

Natsuki miró al techo de la biblioteca. Cerró los ojos y respiró profundamente. Se mantuvo unos segundos así, mientras pensaba para sí “Ahora todo está en calma…”

Después abrió los ojos y marchó sin mirar hacia atrás, camino al aula de estudios. En ella había un único profesor o profesora según cambiaban las horas. Allí estaban esos profesores para explicar las dudas a los alumnos. Natsuki se había pasado así el verano.

Ella estaba perdida en el libro que había cogido esa mañana, leyendo y apuntando en un cuaderno todo aquello que le parecía importante.

Un tiempo después el timbre sonó. Era la hora de comer y Kuga se dirigió a uno de tantos jardines que había en la academia Fuuka.

De camino a él, se encontró con Nao. Solitaria como siempre, cuanto le recordaba a sí misma, no hacía mucho tiempo atrás, cuando llevaba el mismo uniforme que portaba la chica de cabellos rojizos. Éstos eran más largos y sus formas también habían cambiado.

-¡Nao!

-Kuga ¿qué haces por aquí? ¿Buscas a Fujino? – dijo en el tono socarrón de siempre.

-No, busco un lugar tranquilo donde comer.

-Será por lugares así… Está el baño, el tejado de la academia o si te gusta la naturaleza, tienes las copas de los árboles.

-Tan estúpida como siempre…

-¡Oye! ¡Sigo siendo yo! ¿Qué esperabas?

-Un cambio.

-Yo soy fiel a mí misma.

-Pues la estás cagando, chica.

-¡Oye! si no querías discutir ¿para qué hablas conmigo?

-¿Dónde vas ahora?

-…¿? A la iglesia

-Quedemos fuera. Tengo que hablar contigo.

-Como gustes.

Un poco después llegaron a los alrededores de la iglesia y se sentaron en un banco. Natsuki sacó su comida y Nao la suya. Durante diez minutos no dijeron nada en absoluto. Nao miraba a la otra chica más mayor sin entender por qué se comportaba así y sobre todo, por qué no decía nada.

-Nao… Cuando te decía que esperaba de ti un cambio, es porque tengo mis razones.

-¡Suéltalo ya, Kuga! ¿qué hice esta vez?

-Nada. Quiero pedirte perdón por lo que te hice durante el Festival – dijo Natsuki mirándola. La joven de ojos lima quedó sorprendida.

-¡Sí! ¡Tú y tu novia fuisteis unas zorras!

-¡Shizuru no es mi novia! ¡Ya te dije que lo sentía!… Nos creímos lo que la Hermana nos había dicho y además tu y yo…

-Lo sé, Kuga… tú y yo no éramos lo que se dice “amigas íntimas” Eso es cosa de Fujino.

-¡Vale ya! Oye… sólo quería decirte que no hace falta que te comportes así ya… No estás sola, Nao…

-Kuga, somos diferentes…

-La verdad es que no… Somos muy parecidas.

-Kuga…

-Natsuki.

-¡Wow! ¡Si que estás distinta!

-¬¬

-Natsuki ya sé que no estoy sola. Mamá ha vuelto y lo que es mejor, no está en coma. Cuida de mí y se puede decir que tengo… amigas.

-Te cuesta decirlo ¿no? – comentó Natsuki sonriendo. Para ella era igual. Nao asintió y continuó.

-Pero mi forma de ser es así. Así sobrellevé la suerte que me tocó, como tú la sobrellevaste siendo la “princesa de hielo” Estoy tan acostumbrada a comportarme de esta manera que no sé hacerlo de otra y no por ello dejo de teneros en cuenta y… agradeceros

- El orgullo no te deja hacer eso.

-¡Coño! ¿Quieres dejar de interrumpirme?

-Hai. Hai.

-Lo que quiero decir es que no voy a dejar mi sarcasmo ni mi mente sucia porque soy así y punto, pero sé que estáis conmigo…Eso jamás se me olvidará. – decía Nao mirando hacia el suelo. Natsuki asintió.

-Está bien – dijo la mayor de ambas. Acto seguido, se levantó del banco – Hasta luego, Nao.

-Hasta luego…Natsuki….- la nombrada ya se había alejado un poco cuando escuchó una voz tras de sí. -¡Gracias! – gritó Nao. Natsuki no se giró, sólo sonrió y levantó la mano a modo de saludo y continuó con su camino.

Shizuru estaba cocinando cuando escuchó que un mensaje había llegado a su cuenta temporal de Hotmail. El día antes de abandonar Kioto, se hizo una nueva cuenta de Hotmail no ligada a la antigua que aún estaba habilitada, con distinto nick con la que se comunicaba con quien ella creía que era de confianza.

El mensaje era de Takeshi Nachi, primo de Shizuru. Tenía 23 años y siempre se habían llevado bien. Él era el único a quien le contaba las cosas y con quien se desahogaba cuando estaba en Kioto. El mensaje decía:

Kyohime, sé que donde estás, estás protegida. No me gustó lo que hiciste, pero entiendo porqué lo has hecho. Hoy puedes estar tranquila, pero mañana Tsubaki y Nishiki irán a buscarte a esa academia donde estudiaste estos años. Ten cuidado.

Muchos besos de Take para Kyohime.


Continuará...

2 comentarios:

  1. Nome tortures más Ricchan.... que pasó en Kioto?, de qué huye Shizuru?... y que crueldad cortarles el beso... T^T...espero la prota continuación, gracias por su esfuerzo =D

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