martes, 18 de octubre de 2022

El Pacto Cap. 26 Distanciamiento.


   Hola!! ha pasado mucho tiempo y espero que todo vaya de maravilla para las personas que aún nos siguen en los escasos movimientos de la página. El pacto se encuentra en la recta final después de tantos años, subidas y bajadas de parte mía. Pero no quiero dejar este dramita sin terminar. Les dejo el capítulo y gracias a las personitas por sus comentarios :) 


El Pacto Cap. 26   Distanciamiento.

 

   El fotógrafo de chismes que captó la escena en el yate de Helena Andreakis había burlado de forma eficiente a los guardias que recelaban ese lugar al fallar el motor por diez minutos. Tiempo suficiente en el que fotógrafo logró colarse hasta el punto idóneo y con una lente de gran alcance capturó una imagen inequívoca. Diego Leonti y Helena Andreakis sostenían un encuentro romántico en la propiedad de la rica heredera.

“Helena Andreakis y Diego Leonti son los sucesores de sus imperios familiares. La pareja del siglo sostiene un tórrido romance disfrutando de un atardecer frente al mar.”

   Jessie casi devolvía nuevamente lo poco que su estómago acababa de recibir. Entre las dos imágenes que se presentaban, la primera no sabía cuando la habían tomado pero estaba completamente de la segunda. Esa fotografía es del día de ayer. Ella recordaba claramente que Sara y Diego se encontraban charlando fuera durante todo el día. Lo que no esperaba era una fotografía con Diego y Sara besándose. Jessie se encontraba hipnotizada por la imagen. Sara en un bañador mostrando su esbelta figura mientras su mano izquierda sujetaba la nuca de Diego y la mano derecha de Diego posada sobre su suave muslo mientras sus dedos alcanzaban la cara interna de su rodilla. La primera imagen había sido captada mucho antes y los mostraba caminando sujetos de la mano mientras diego llevaba unos pantalones cortos y una bolsa de compras de alguna tienda de ropa. Sara llevaba un entallado pantalón corto y sandalias de piel. Una blusa a cuadros con los hombros descubiertos, lentes oscuros y el cabello sujeto en una cola alta.

  Jessie abrió las páginas de sociales más concurridas y todas ellas estaban enalteciendo la calidad de pareja que hacían esos dos. A los ojos desconocidos, todos sabían que Helena tenía una faceta de vida con juegos y algunas excentricidades, pero no podían decir más al respecto. Leonti por otra parte tenía mucho tras de sí; su carisma y simpatía era muy conocida por las damas de alta sociedad y no tan alta. No se podía decir que era un rey de corazones, ya que su encanto se transformaba en los negocios, donde los hombres quedaban fascinados con su aplomo y asertividad comercial. Era un empresario que tenía altos intereses y podía realizar cosas que para muchos serían muy difíciles de lograr en el tiempo en que él las realizaba. Amado por las mujeres y por los hombres de diferente forma y quizá no tan diferente para otros, Diego Leontí era conocido como el as de corazones. Helena Andreakis por otra parte no podía decirse que fuese una cazafortunas, ya que su emporio era uno de los cinco más reconocidos en todo el país, “Una pareja hecha a la medida”, escribió un último medio más. El fotógrafo que había conseguido las dos imágenes seguramente tendría mucho dinero en los bolsillos en este preciso instante.

 

   El teléfono sonó y escuchó a María responder.  El lenguaje era en griego por lo que no entendía una pizca. María tomó el ascensor y llegó a la planta alta, donde Jessie la escuchó caminar por el pasillo y dirigirse a la habitación de Sara por lo que corrió silenciosamente a la puerta y entreabrió. Dos golpes se escucharon en la puerta de al lado y la voz adormilada dentro de la habitación respondió. María entró y cerró la habitación y Jessie no pudo escuchar más.

   Eran pasadas las diez cuando Sara por fin bajó de su habitación. Su pelo desordenado y su silueta cobijada por una amplia pijama fue suficiente para complementar su mirada. La mirada triste de ojos verdes había desaparecido. En su lugar se encontraba una divertida y pícara mientras se acercaba a ella lentamente y sonriendo.

- ¿Larga noche? Te ves más cansada de lo habitual – susurró mientras se sentaba frente a ella con el rostro apoyado sobre su mano derecha.

- No, sólo algunas molestias…matutinas – comentó Jessie indirectamente y sin entender el sin sabor que tenía en la boca en esos momentos.

- Oh…si, tengo entendido que dan muchas molestias en esa etapa – comentó Sara con voz comprensiva mientras María le servía solo fruta y agua.

- ¿Sólo comerás eso? – preguntó Jessie con la mirada confundida al ver el pobre platillo de Sara.

- Mmm – respondió mientras daba un bocado pequeño – Diego vendrá para llevarme a comer, no es conveniente tener mucho en el estómago.

- Lo he leído en las noticias – le siguió Jessie – la prensa se ha vuelto loca con esas fotos.

- ¿Oh si? – sonrió Sara – he llegado a la conclusión de que nos vemos bien los dos juntos – su sonrisa se hizo más grande mientras parecía recordar algo. Sus mejillas se tiñeron brevemente de rojo y la boca de Jessie dejó de permanecer cerrada para intentar balbucear algo que nunca se escuchó – Bueno, iré a ducharme, que tengas un excelente día Jessie – le dijo mientras le mandaba un beso volado y le dejaba sola en el comedor.

   Jessie le miró alejarse y André le preguntó si deseaba más fruta antes de retirar el platillo de Sara. Ella negó con la cabeza mientras le daba las gracias y bebió lentamente el jugo antes de salir corriendo hacia el baño más cercano. André y María tenían una mirada anhelante y estaban decididos a dar todo su soporte y atención a ese ser no nacido. Todavía era muy pronto, pero estaban seguros de que llegaría con bien.

   El día avanzó con tranquilidad a pesar de las noticias antes reveladas y la prensa no paraba de llamar al número de la familia Andreakis, por lo que Sara utilizaba su línea personal y la casa tenía el número principal desconectado y funcionaba con el segundo para casos importantes. El reloj le indicó a Jessie que Julieta llegaría en un rato más. Sara arribó a casa en ese preciso instante tras haber pasado algún rato con Diego en algún lugar de la ciudad.

- ¿Todo bien? – preguntó Sara con una sonrisa en el rostro.

- Si, todo bien. Sólo estoy…un poco nerviosa – respondió Jessie tratando de sonreír. Sara y sus padres eran una cosa, pero no la misma que Julieta Nelson.

   Julieta y su forma provocativa de caminar. Esas sensuales curvas que seducían a todo ser viviente a su paso. Su cuerpo mismo incitaba al pecado y ella sabía perfectamente que no era ajena a ese sentimiento. Atracción y deseo habían iniciado su relación evolucionando a algo más profundo de su parte. Ella le había perdonado una infidelidad también y ese detalle creciendo en su interior había ocurrido antes de regresar a su relación. Jessie dio un suspiro antes de sonreír.

- Pasará lo que deba pasar y no habrá forma de evitarlo.

   Sara movió la cabeza confirmando sus palabras y le comentó que iría a cambiarse. La castaña asintió y esperó pero Sara no apareció más, sólo recibió un mensaje en donde le decía que le llamara si algo ocurría.

 

   Julieta Nelson llegó puntual a la cita. El olor de su suave perfume inundó los sentidos de Jessie rápidamente. El cuerpo tiene memoria, por lo que no le era difícil asimilar el olor de Julieta con muchos factores y placeres.

- He esperado mucho para verte – le dijo la rubia nada más entrar - ¿dónde te habías metido? ¿qué fue eso tan urgente que no podía retrasarse más?

- Es algo difícil de tratar – susurró Jessie antes de dejar un suspiro - ¿quieres algo de beber?

- No realmente – respondió Julieta – pero si agradecería que no habláramos aquí donde tengo la impresión que las paredes oyen – continuó mientras daba una mirada a su alrededor – Caminemos por allí – le dijo al fin mientras le dedicaba una de sus sonrisas que Jessie amaba.

 

   Jessie y Julieta empezaron a caminar alrededor del jardín y Sara las observaba por la ventana.

Su largo cabello rubio había empezado a oscurecerse y era debido a la influencia de la luna de nueva cuenta. Cada ciclo lunar, Hypnos podía comunicarse con ella en detalles que desconocía pero que ocurrían. Intentó ignorar ese detalle mientras sentía que algo estaba fuera de lugar. En algún momento el semblante de Julieta cambió y su rostro se volvió sombrío. Jessie intentaba tomarle de la mano pero Julieta respondió rechazándola y llevándose ambas manos al rostro.

- ¿Esto es una venganza? – musitó con la voz desencajada – es por lo de la boda ¿cierto? ¡No superaste lo de ese momento y ahora te estás burlando de mí! – gritó mientras Jessie trataba de responder.

- No es así, fue un error y no hay otra explicación para lo que ha sucedido…yo…yo quería hablar primero con mis…

- ¡Cierra la boca Jessie! – estalló por fin Julieta – cierra la boca y mejor dime qué vas a hacer al respecto.

- ¿Qué quieres decir?

- Sabes bien que no me opongo a la idea de hijos nuestros pero no de esta manera – el rostro de Julieta estaba en ese momento con una expresión distante y los ojos con una frialdad reflejada en su voz – No quiero compartirte con alguien de esta forma. Me niego rotundamente a aceptar esta jodida situación.

-  No estoy dispuesta a perderlo – respondió Jessie con la voz serena – sea como haya ocurrido, este pequeño no tiene la culpa.

- Entonces, te has decidido a cambiarme por ese desconocido.

- Sabes perfectamente que no es así.

- Es lo que parece Jessie. Tú y yo acabamos de iniciar esta relación de nueva cuenta y esa cosa debe desaparecer lo más pronto posible.

- No es ninguna cosa Julieta – Jessie permaneció con una actitud estoica mientras miraba fijamente a la rubia y las lágrimas asomaban a sus ojos – es mi hijo y estoy segura que lo querré tanto como no imaginas – terminó mientras alzaba la barbilla.

- ¿Qué estupideces es…? – su oración se detuvo al notar la presencia de Sara acercándose – oh, el perro guardián se decidió a aparecer…

- Hay algunas personas que no tienen el mínimo sentido de decoro y de conciencia. Te recuerdo que esta es mi casa – respondió Sara mientras una mueca de burla aparecía en sus labios – y el único perro que no pertenece aquí, eres tú. Así que hazme el favor de largarte, antes de solicitar que te saquen de aquí.

 

   Julieta resopló y se decidió a salir del lugar no sin antes dejarle claro a Jessie lo que pasaba en su cabeza por ese momento.

- Dejaré que lo pienses un poco más. No es tan difícil decidir si quieres tenerme – susurró por lo bajo y se marchó.

 

   Jessie se mesó el cabello mientras lloraba por fin. Se había controlado lo suficiente para no dejar que Julieta la mirase en ese estado.

 

- Lo has hecho bien – le dijo Sara mientras le tomaba por los hombros y la acariciaba – No tienes nada que temer. Todo estará bien, Jessie.

- No quiero perderla – balbuceó Jessie – pero tampoco quiero perderlo a él.

- No tienes que hacerlo – Sara sabía que esta era la única oportunidad que tenía – puedes pedirle tiempo y si no deseas cuidarlo yo me haré cargo.

- ¿Qué…qué quieres decir? – Jessie miró su propio rostro confundido en esos ojos verdes.

- Puedo hacerme cargo de él cuando nazca Jessie. Si decides no verlo crecer, lo adoptaré como mío y será reconocido como un Andreakis. Lo cuidaré y protegeré como si fuera…no. Será mi hijo si decides que no será tuyo.

 

   Jessie se mordió los labios de vergüenza. Julieta Nelson, la mujer con la que había soñado un futuro estaba allí pidiéndole abortar y Sara Helena Andreakis le ofrecía todo lo contrario.

- No sabes cuanto…- respondió Jessie por fin – no sabes cuanto me habría gustado que fueras tú, la persona que…

- Calla… - Sara cortó todo intento de habla - no es necesario que escuche cosas que son inútiles en este momento. Necesitas descansar.

 

   Sara llevó a Jessie a su habitación y tras haberla consolado un rato más, Jessie se quedó dormida. La chica de los ojos verdes abandonó ese cuarto y se dirigió al suyo. Su apacible rostro se mostraba contrariado.

“Una importante decisión, Andreakis – la voz de Momo sonó en su cabeza – sólo nos resta esperar un poco más.”

 

  

   Una habitación desordenada. Cristales rotos y objetos destrozados se observaban por doquier. En la cama también desordenada se encontraba una figura de mujer. Sus largas y esbeltas piernas se encontraban desnudas mientras su cabello y maquillaje se habían arruinado.

- Jessie…tú no puedes hacerme esto…¿quién te crees que soy?

 

   La mirada azul se posó nuevamente en el teléfono y un número de contacto pero desistió y lo lanzó fuera de su alcance.

- Tú no puedes hacerme esto… murmuró nuevamente antes de que su cerebro nublado por el alcohol la desconectase.

sábado, 27 de noviembre de 2021

El pacto. Cap 25. Decisiones.

Hola!!

Estando en la recta final de esta historia por fin .  Es un viaje por muchos años, donde tuve bajas y altas y en los cuales el trabajo, la vida y demás me hizo despegar de todo lo que era parte de este mundo. Antes de la muerte de mis discos duros y la pérdida de mi portátil, la historia era algo diferente y con un final que no difiere mucho de éste. Reconstruir la historia me ha dado dolores de cabeza pero ha sido algo divertido. Los que han seguido esto por tantos años, gracias!!! 

 

Cap 25. Decisiones


   Los viñedos tenían una apariencia fenomenal. Sara recordaba perfectamente la imagen en sus recuerdos. Los años habían dado algunas modificaciones a los alrededores pero mantenían la añoranza habitual.

“Sigo preguntándome que hacemos aquí”

- Deja de quejarte Momo. No tengo nada que hacer en casa. A esa hora seguramente los Robinson estarán desgreñándose de la felicidad o quizá retando a Jessie más de lo que deben. Desearía estar allí…

“Eres muy débil Andreakis. Me impresiona saber cómo has sobrevivido.”

- No seas tan cínico. Tú y yo sabemos que es gracias a tu ayuda.

   Una risa retumbó en el pensamiento de Sara. No pudo evitar recordar el día en que casi perecía. Alzó la vista mientras miraba los alrededores.

“¿Te has arrepentido de haber venido?”

- Puedes apostarlo – Sara dió media vuelta para regresar a su auto y salir de allí. Esperó noticias de Jessie tras llegar a casa, pero ninguna llegó. Tras ducharse se dirigió al bar, donde se sirvió un poco de Vodka. Se sentó mientras bebía por sorbos. Abrió su teléfono para hablar con Diego. Colgó un rato mientras pensaba en su hermano. El día que Stéphanos fue salvado por Momo fue también el fatídico día en que Nicos murió. Muchas personas dijeron que quizá el instinto le dijo que algo había pasado y le dio ese infarto fulminante. Tras su fallecimiento, Kafka se hizo cargo de todos los trámites pertinentes. El problema que tenía ahora era como reconocer al Stéphanos por nacer como un miembro de la familia.

   - Momo.

“¿Qué ocurre, Andreakis?”

- Tengo la duda de cómo hacer que el “otro” Jamie desaparezca para justificar el registro de Stéphanos.

“Creo que será más fácil si simplemente dejas avanzar las cosas y eres paciente. Jessie sabe que su hijo es un Andreakis. Puedes ofrecerle un acuerdo de registro. Dudo que Julieta Nelson acepte que Jessie haya pasado noches de pasión con un hombre cuando ella la cortejaba, su orgullo quedará crispado.”

 

   Sara asintió lentamente mientras daba un sorbo más y vaciaba el vaso. Se dirigió a su habitación y tras cepillarse los dientes se acostó a dormir. Momo abandonó una vez más su cuerpo para trasladarse al pendiente cuando notó que estaba dormida, ignorando que tras quedarse inactivo los sueños de Sara le habían llevado a otro lugar.

   La habitación era la de sus tiempos como estudiante en la Universidad. Sara pudo ver a Jessie en su versión más joven durmiendo. Su corazón dio un vuelco tras la escena porque sabía que ella era la persona que Jessie abrazaba mientras dormía.

- Bonita escena ¿verdad?

- Tan hermosa que me dan ganas de llorar.

- Me alegra que seamos sinceros el uno con el otro.

   Sara miró a este ser siendo completamente desinhibido mostrándole cosas que eran tan suyas y atesoradas. Era tan cínico que tenía ganas de matarlo.

- Me temo que eso no funcionaría – la risa escapó de sus labios cuando Sara se dio cuenta de que podía leer sus pensamientos – Hoy estamos en una etapa que deseas con todo tu corazón.

- Es una escena que ha estado en mi corazón muchos años – Sara no podía recordar cuanto había deseado que esta persona fuese suya – pero…

- Algunas escenas están destinadas a ser solo eso, Helena. Las ilusiones y las realidades muy pocas veces convergen. Muchos caminos son cruce y otras deseos paralelos de líneas intangibles.

   Sara abrió la boca para refutarlo pero ninguna palabra escapó de sus labios. Si dejaba ir a Jessie a un lugar donde Momo no la encontrase al momento de nacer Stéphanos, ellos dos estarían bien.

- No es suficiente – sonó la voz de Hypnos – Hará que lo busques de forma tal que tú no puedas detenerlo.

- Me estás pidiendo morir – soltó por fin ella tras mirarlo largo rato.

- Es la única forma en que se logre detener este ciclo sin fin. El siguiente stéphanos dejará de ser él apenas pise este mundo. Momo cada vez busca que sus portadores sean más jóvenes. Tú eres únicamente su contenedor alternativo porque son un caso inusitado. Se permitía morir a Stéphanos porque eran dos.

   Sara dio vueltas mientras analizaba las cosas. En su mente pasaron todos los Andreakis que había visto en sus recuerdos. Hypnos no se equivocaba. Cada nueva posesión era más joven por el deseo de Momo, de estar “vivo” más tiempo.

- ¿Por qué simplemente no se lo dicen a Momo cada vez que se reúnen en la noche de luna llena?”

- Momo cree que mentimos. Después de todo fue desterrado por los dioses.

- De toda forma no hay manera de impedirlo. El trato se dio por todas las generaciones que venían desde que el primer Andreakis intercedió por su hijo. Además ¿Por qué Nicos y Stéphanos eran ellos mismos aún con Momo en su interior?

   Hypnos sonrió mientras se acercaba a Sara. La miró con intensidad y chasqueó la lengua mientras un aire perverso asomaba en su rostro.

- ¿Todavía no comprendes cómo trabaja Momo? ¿Acaso no hay días en los que estás sin su influencia? Si hay algo diferente entre ustedes entonces sólo hay una explicación. Es increíble que esa cabecita tan buena para los esquemas no pueda ver algo tan fácil – La blanca sonrisa de Hypnos se hizo más grande mientras veía la misma reacción en los ojos de Sara, ahora tan abiertos en su sorprendido rostro. Una chispa brilló en el interior de aquellos orbes.

- Cada…cada contrato es…cada contrato es diferente…

- Bingo – respondió Hypnos de forma rara mientras hacía un gesto tan anticuado como su frase - ¿Cuál crees que sea la diferencia entre ellos y tú?

- Yo…Yo no quería morir…así que lo llamé…

- Tú misma te pusiste ese contrato. Momo sólo fingió aceptar tu petición porque tus condiciones le beneficiaban desde un inicio y te serviste en bandeja de plata. Nicos falló en el momento en que deseó quedarse con el sentimiento por tu madre y perdió todos sus recuerdos. Stéphanos es el único que no ha fallado. Su única condición era mantenerte a salvo. Cómo era un niño, nunca supo lo que era el amor carnal ni el deseo por mujer alguna. En su corazón de niño, su único amor era el filial, el amor que profesaba por su hermana.

- Entonces…cómo es que tú…cómo es que tú puedes ocupar mi cuerpo y mente cuando hice el contrato únicamente con Momo?

- Oh eso es algo más sencillo. Un Dios puede manipular ciertas cosas, pero la capacidad de ocupar un cuerpo humano es algo bastante ilógico, no es como si nosotros pudiéramos estar “dentro” de ti, puesto que nuestra presencia pura transformaría tu cuerpo impuro. Es sólo un poco de energía, después de todo nosotros no tenemos un cuerpo como los humanos.

- Entonces cómo es que Momo… Él no está en mi cuerpo...

- Nunca lo ha estado – sonrió Hypnos – a veces hasta un dios puede ser lo suficientemente estúpido para pensar que sobreviviría dentro de un medallón. Su energía es la que fluye en ti y le da la impresión de “vivir”. Recuerda que el mismo te ha brindado poco a poco la cantidad de energía que necesitaste para curar esas horrendas heridas y volver a caminar. Poseer un cuerpo y transformar nuestra apariencia son dos cosas diferentes. Hora de regresar, pequeña Helena.

- Espera…todavía hay cosas que…

   Sara abrió los ojos de forma pausada y con torpeza. Llevaba una semana sin dormir bien y no entendía el motivo. Miró su reloj en el teléfono. Eran las dos de la mañana y tenía varios mensajes entrantes,

- Sólo quiero dormir unas horas más… Sara cerró los ojos rápidamente para sumergirse en un sueño sin preocupaciones. A su lado, el medallón brilló una vez más.

 

 

   Jessie regresó esa noche. La anterior carga que tenía en su corazón había desaparecido tras hablar con sus padres. El único impedimento que ellos tenían en cuanto a las relaciones de su hija era la posibilidad de nunca ser abuelos, cosa que había cambiado tras la visita inesperada de su hija. Jessie se sentía mucho más relajada pero sabía que debía enfrentar a Julieta tarde o temprano. Sus pensamientos se detuvieron lentamente tras mirar a Sara dormida en un sillón junto a la ventana.

  Las pestañas rubias de Sara se encontraban iluminadas por el reflejo del sol. Sus cejas se fruncían constantemente. Estaba soñando algo no muy agradable. Jessie se acercó a ella con seguridad. En los días que habían pasado juntas en la universidad le había visto muchos episodios como ese. Colocó su dedo índice acompañado del dedo medio y empezó a frotar despacio entre sus cejas. Su dedo anular quedó colocado sobre las pestañas de Sara, que continuaban moviéndose de forma rápida provocando un cosquilleo en su mano. Jessie la retiró instintivamente y contempló el rostro de Sara con las cejas aún fruncidas. Su mirada recorrió plenamente ese rostro que conocía a la perfección. Los verdes ojos estaban ocultos tras esos párpados cerrados. Los labios entreabiertos le hicieron recordar el beso que había ocurrido en días anteriores.

   Ella sabía de los sentimientos que Sara tenía desde hace muchos años, pero nunca pensó en ellos de la misma forma. Quizá si en su vida no existiese Julieta, la probabilidad de haber terminado juntas sería alta pero no podía ver a Sara más que alguien con quién estar y confiar. Sara era la amiga que toda persona quería tener.  Jessie la cubrió con la chaqueta que tenía puesta antes de dirigirse a su habitación. Le envió un mensaje de texto a Julieta donde le pedía encontrarse en determinado lugar y procedió a tomar un baño antes de acostarse a dormir.

   Al salir de la regadera escuchó a alguien en el pasillo y supuso que Sara golpearía a su puerta para devolverle la chaqueta pero eso nunca ocurrió. Sólo al siguiente día Jessie notó que la chaqueta estaba en el respaldo del sillón, pero de Sara Helena Andreakis no había rastro alguno. La heredera había dejado una nota a María acerca de tener un día sin atender llamadas ni compromisos. María se lo había comunicado personalmente a Jessie después de encontrarla en la habitación de Sara.

 

“Estos días has estado muy extraña, Andreakis”

- Ni yo sé qué me ocurre, Momo. Dime ¿no has sentido tu vida vacía y carente de sentido alguna vez? – preguntó en su mente mientras bebía un sorbo de café y miraba por el balcón – Me siento fuera de lugar y época. Cómo si mi vida fuese un sueño borroso e imposible de recordar.

“Las emociones humanas son algo especial. Si hay algo con lo que no te sientes a gusto, es normal estar frustrado y no buscar muchas respuestas erróneas a lo que ocurre.”

   La voz de Elton John se escuchó en ese café. Sara conocía muy bien la canción: “Sacrifice”. Sintió una nostalgia recorrer su cuerpo mientras solicitaba algo para acompañar ese café – maldita mercadotecnia – murmuró.

   Su recorrido la llevó a los hoteles que continuaban en remodelación, revisó desde los centros de spa hasta los gimnasios con la idea de regresar en una semana más adelante.  Diego Leonti se reunió con ella más tarde mientras charlaban de los movimientos hechos por Kafka en la defensa de Sara. Ella recordó un evento crucial en ese momento.

- Diego…

- ¿Qué ocurre? – preguntó el mientras despegaba sus labios del café negro que bebía.

- Me ha dado curiosidad, el evento en el cuál Momo estuvo contigo unos días sin el broche.

- Eso en verdad fue de pánico – contestó el - no quiero experimentar una cosa como esa en mi vida nuevamente.

- Umh – asintió ella – pero tengo la impresión de que él puede estar en cualquier lugar si se lo propone y no necesariamente porque seas muy cercano a mí.

- ¿Eso no sería totalmente catastrófico? – preguntó Diego con la mirada confundida- ir de aquí para allá sería muy tenebroso.

- Es un dios, no hay necesidad de ser tan escéptico de sus capacidades – contestó ella mientras sentía la presencia de Momo mucho más opresiva.

   Diego Leonti se retiró una hora más tarde tras hablar con Sara de algunas cosas para una recepción en su mansión. La familia Leonti quería dejar clara la sucesión de Diego y desde luego esperaban la presencia de Sara. Sus padres siempre habían querido una alianza matrimonial entre ambas familias pero nunca se había concretado. Ambos sabían que eran perfectos como amigos pero incompatibles como pareja. Eso no quitaba que de realizarse, Sara y diego se darían tanta libertad sexual como fuese necesario.

   Sara sopesó las cuentas. Posiblemente esa sería una mejor opción a su evento desafortunado de un amor no correspondido.  Sara regresó a su mansión mucho más tarde. El servicio de limpieza que tenía a su cargo la limpieza del lugar se retiraba eficiente a sus complejos antes de su llegada y Jessie daba vueltas en la sala mientras esperaba pacientemente. Nunca en su vida había estado tan intranquila esperándola.

   La puerta principal se abrió dejando ver a una Sara con el cabello ligeramente revuelto por la brisa vespertina, sostenía una bebida en sus manos mientras hablaba por teléfono. La miró y saludó con una sonrisa. Jessie le sonrió de la misma manera pero antes de que pudiera decir algo más Sara le dio un beso en la mejilla y continuó su camino sin mirar atrás. Los castaños ojos de Jessie siguieron su figura mientras subía las escaleras y desaparecía en el pasillo rumbo a su habitación.  En todos sus años de vida, era la primera vez que Sara la dejaba confundida sin poder expresar una sola palabra.

 

   La noche llegó para Sara en su habitación. Había tomado un baño relajante y revisado sus mensajes y archivos pendientes. La ventaja de tener su propia máquina de café aliviaba el hecho de que María no estaba con ella los fines de semana y mucho menos corría el riesgo de morir por abrasión con sus cafés hirvientes. La llamada de Diego Leonti llegó en ese momento. Sara miró el reloj que marcaba las diez de la noche. Salió de la habitación y bajó las escaleras para buscar algo con que acompañar su café. Se había saltado la cena, así que también convendría comer un emparedado o algo así. Su avance por el pasillo junto con una risa divertida no pasó desapercibida para Jessie que tampoco podía dormir. La actitud de Sara era tan extraña que incluso había cenado sola porque ella permanecía encerrada en su habitación. Jessie tomó su bata y bajó decidida tras ella.

- Ya te lo he dicho Diego, piensa en las ventajas de nuestra relación - La voz de Sara llegó franca y fuerte a los oídos de Jessie que la había alcanzado en la cocina – apuesto a que tu madre estaría satisfecha con saber las noticias y yo…yo detendría por fin esta vida carente de sentido…

   Jessie se detuvo en la entrada de la cocina ¿relación? ¿madre? ¿qué noticia?

- De acuerdo. Te veré mañana.

   Sara colgó el teléfono mientras tarareaba una canción que Jessie no reconoció.  Jessie reunió el valor que le quedaba y apareció tras ella.

- Hola Jessie  - la blanca sonrisa de Sara le recibió tras notar su presencia – tampoco puedes dormir – le afirmó – estoy en la misma situación con tantas cosas qué pensar…

- Ya veo – contestó Jessie con la voz baja.

- ¿Y qué ves? – el rostro de Sara estaba justo frente a ella – no me parece que estés mirándome en este momento – la blanca dentadura mostró una sonrisa de nueva cuenta. Un zumbido a su costado les hizo voltear. La tetera estaba lista. Sara preparó dos tés y le ofreció uno.

   En los alrededores algunos ladridos se hicieron presentes. Los perros guardianes que recorrían el perímetro de la residencia debían estar haciendo su rondín rutinario.

- Diego Leonti…

- ¿Mm? ¿Qué pasa con él? – preguntó Sara mientras bajaba su té y la miraba.

- Te escuché hablar con él minutos antes – dijo por fin – ¿tienes asuntos pendientes con él?

   Sara la miró pensó antes de responder. No parecía incómoda, pero a Jessie se le hizo una imagen poco usual. La Sara que conocía siempre respondía sin pensar mucho, porque estaba siempre segura de lo que iba a decir. La Sara de ahora se mostraba un poco cautelosa con su pensar.

- Diego y yo…estamos en planes de profundizar nuestra relación amistosa – sonó la voz de Sara en forma lenta.

- ¿Profundizar su relación amistosa? – preguntó Jessie con una sonrisa en los labios. La amistad ya era demasiado profunda entre ellos, de qué forma podía hacerse más estrecha.

- Te enterarás mañana – contestó Sara mientras continuaba bebiendo - ¿Cómo te fue con tus padres?

   Los ojos de Jessie se hicieron más grandes antes de que una sonrisa floreciera en sus labios. Sara se mordió el interior de los suyos para no levantarse en ese mismo instante y besarla. Se reprimió mentalmente mientras suprimía ese instinto estúpido que saltaba en los momentos menos oportunos.

- Mis padres están contentos con la situación. Sara voy a ser sincera contigo.  Estos días con ese familiar tuyo dieron situaciones que no estaba por experimentar en mi sano juicio.

- ¿Situaciones? – preguntó Sara fingiendo no entenderla.

- Si. Como ya sabes mis padres aceptaban mis preferencias en cierto grado pero siempre quisieron un nieto de mi parte, así que…

- ¿Nieto? ¿Acaso estás…?

Un rubor asomó a las mejillas de Jessie mientras soltaba un suspiro hondo y una sonrisa cálida asomaba a su rostro satisfecho.

- Si, Sara. Voy a ser madre.

   Sara dejó la taza de té en la mesa. Su expresión asombrada no era fingida, era causada por la felicidad que embargaba a la persona frente a sí. Sara pensó que la imagen feliz de Jessie con la noticia de ser madre

 era una escena que valía cada minuto de su existencia. Sólo entonces recordó que no todo sería miel sobre hojuelas en esta situación.

- Ya veo. Muchas felicidades, Jessie – la voz emocionada de Sara hizo que todo frente a Jessie cambiara en ese momento. Ella no tenía dudas de que Sara estaría feliz por ella, pero escucharlo despertó en ella emociones bastante profundas. - ¿Ella lo sabe?

   El silencio que siguió le dio a Sara la respuesta a lo que rondaba la mente de Jessie. Una cosa eran sus padres y otra era Julieta. Julieta Nelson no estaría tan contenta. Dio un sorbo más a su bebida antes de continuar.

- Tarde o temprano tendrá que saberlo. Es hora de ir a la sala, pequeña Jessie.

   Jessie alzó la mirada en ese momento. Sara parecía una persona más lejana y cercana a la vez. Le ayudó a subir las escaleras y su trato fue de sumo cuidado. No le vio enfadarse, ni preguntar más de lo necesario. Le acompañó a la habitación y tras asegurarse de que se había acostado, cerró la puerta para retirarse.

- Son mis hormonas – susurró Jessie sintiendo algo inusual en su interior.

 

   La mañana del domingo el servicio de aseo continuó sus labores tal y como se acostumbraba.  Jessie despertó más tarde de lo acostumbrado y con el estómago hecho una locura. Después de deja parte de su estómago y consumir algo de agua miró el reloj. Era casi mediodía.  La risa divertida de Sara llegó a sus oídos y miró por la ventana reconociendo al hombre que le acompañaba. Diego Leonti. Parecían charlar sobre algo importante pero las bebidas que tenían entre manos era algo que estaba de sobra.

   Bostezó y decidió bajar a probar algo de alimentos. Lo necesitaba aunque no lo quisiera. Le envió un mensaje a Julieta mientras daba un bocado a un panecillo con mantequilla mientras no entendía como algo tan delicioso no le había interesado antes. Miró las fresas y el jamón junto con otros bocadillos que eran su consumo habitual volviéndose nada apetitosos. Dio un suspiro y entendió. El ser en su interior amaba las cosas dulces y nada saludables.

 

Sara despidió a Diego más tarde. Habían pasado muchas horas juntos. La hora de la comida incluso fue reservada para él. Jessie sólo pudo hablar con Sara a la hora del té para comunicarle que Julieta llegaría de visita el lunes por la tarde.

- Me quedaré en la tarde, por si hace falta.

   Jessie quiso decirle que no era necesario pero la mirada de Sara le hizo entender que no confiaba en lo que pasaría de no estar presente. Asintió y las dos charlaron de cosas más agradables hasta la hora de la cena. María llegó rato después, sirviéndoles una taza de café que Jessie miró mientras sonreía. Sara le comunicó las buenas nuevas a María quien se mostró sorprendida al igual que André, quién servía los bocadillos en ese momento. La pareja de ancianos pareció intercambiar miradas de complicidad en ese momento y se despidieron con una sonrisa. Jessie los miró confundida pero Sara respondió en ese momento.

- Ellos saben que es un Andreakis el responsable. No tienes de que preocuparte de ellos. Su discreción es absoluta.

- Apuesto a que guardan muchos secretos.

- Más de los que puedes imaginar – respondió Sara mientras daba un sorbo al café y miraba su teléfono. Una sonrisa apareció en sus labios, desconcertando a Jessie.

- ¿Algo interesante? – preguntó.

- Bastante – contestó Sara mientras la miraba – algunas veces nuestras decisiones dan vuelcos inesperados.

 

   Jessie asintió mientras tenía la sensación de que algo grande se aproximaba. Una sensación de alerta pero no sabía porqué. La respuesta llegó al día siguiente en forma de fotografía enviada por su amiga bella. Tomada a la distancia, una fotografía de Sara y Diego sujetos de la mano por las calles de Sidney en la mañana del día anterior.

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 9 de agosto de 2020

El Pacto Cap. 24 La luz al final del túnel.

 

“El tiempo que podemos medir, es irónicamente eterno y también es imposible saber cuándo inició o terminará. El tiempo en nuestra mente es imposible de medir, muchas veces termina y otras se pone en pausa. Es por ello que el reloj en nuestra mente se mueve otra vez en los momentos menos esperados.”

 

Cap. 23 La luz al final del túnel.

 

- ¿Qué dijo? – Preguntó una Jessie confundida.

- Dije que su prueba de gonadotropina coriónica salió positiva señorita Robinson. Felicidades, está usted embarazada.

   Jessie salió del consultorio médico sintiéndose con un nudo en la garganta, una opresión en el pecho y ganas de llorar. Pensó en lo bien que se encontraba su relación con Julieta en esos momentos y lo bien que Jamie había aceptado dejar esto en el pasado y desaparecer para siempre.

- ¿Qué voy a hacer ahora?

 

   Durante los días pasados, Sara notó a Jessie más rara de lo habitual. Los días pasados dormía de más y presentaba dolor de cuerpo. Se levantaba con unas náuseas terribles y Sara fingió preocuparse por ella y la envió a hacerse análisis clínicos. Estos días Jessie se encerraba por muchas horas en su habitación mientras terminaba los últimos detalles en colaboración con Becca tras recibir los diseños enviados por el par de innombrables. Comía más sano y había declinado la oferta de Julieta de ir al bar esa noche.

   Sara miró algunos empaques de gomitas que nunca había visto en la vida en la mesa de la sala mientras se dirigía a la cocina por agua. Su sorpresa mayúscula fue encontrar a Jessie comiendo un bocadillo a medianoche en el lugar.

- ¿Noche larga?- preguntó.

- Puedes jurarlo – sonrió y Sara sintió que alguien le daba un bofetón – tengo que terminar los últimos detalles de los trabajos de los chicos – dio un bocado más.

- Suelen ponerse un poco pesados los fines de semana – bebió un sorbo mientras la miraba comer. Jessie siempre le parecía tan hermosa. No importaba la forma en la cuál se viese, para Sara no había persona más hermosa que la misma Jessie devorando un emparedado en la cocina de su casa. Sara podía imaginarse la escena de un pequeño Stéphanos correteando en el futuro alrededor de la mesa. Dio un suspiro para alejar esas imágenes. Sabía bien que era algo imposible. Conocía tan bien a Jessie que sabía se iría del lugar tan pronto terminara ese trabajo.

- ¿Qué haces levantada a esta hora? – le preguntó ella sacándola de su mundo imaginario.

- Estaba revisando algunas propuestas que me han llegado por correo. Algunas son interesantes pero me temo que las he declinado todas. Varias empresas la pasarán mal un tiempo en lo que se recuperan del error de sus directores y presidentes – sonrió – ¿Tienes algo qué hacer mañana?

- Estoy llena de trabajo y este fin de semana debo…viajar a Melbourne a ver a mis padres… - Sara notó el pequeño silencio que se hizo entre las dos.

- ¿Ocurre algo? – preguntó fingiendo ignorancia.

- Es algo complicado de explicarte…pero prometo que te lo contaré cuando regrese de casa de mis padres – esta vez la sonrisa fue amplia y sincera.

 

   Sara sonrió a su vez mientras bebía el agua que se había servido. Acompañó un rato más a Jessie en la cocina antes de retirarse a su cuarto.

 

Creo que ha tomado una decisión, Andreakis – sonó la voz de Momo en su interior – no parece estar muy contrariada del hecho”

- Espero que tengas razón Momo, nada me incomodaría más que tener que lidiar con el tema de que lo perdiese…

   Sara cerró los ojos y mientras dormía, Momo se apagó para descansar dentro de su colgante ignorante de los sucesos que se desarrollaron en su ausencia.

 

   Un extraño paisaje se presentó en los sueños de Sara, sus ojos alcanzaban a ver una congregación de gente bebiendo y bailando entre sí.

- Es un bonito paisaje ¿cierto? – sonó una voz tras de sí. Sara dio un respingo antes de volver la vista hacia donde la voz venía. Era un hombre de tez clara, ojos y cabellos oscuros. Tenía un semblante algo burlón y bastante divertido.

- ¿Qué es este lugar? – preguntó ella.

- Es el escenario que he creado para ti. Nada de lo que ves, es real. Sólo quería algo que te hiciera sentir cómoda – sonrió nuevamente – voy a contarte una historia Helena – se acomodó en una silla que apareció de la nada – toma asiento por favor.

- ¿Una historia? – preguntó ella. Ese era el sueño más raro que haya tenido nunca. El hombre aquel no le respondió en absoluto.

- Demasiado tiempo ha pasado, pero todo empezó el día en que cierto hermanastro mío fue expulsado del Olimpo. Su desconfianza hacia los humanos ha existido siempre, pero al estar en el mundo mortal, el miedo de los dioses a desaparecer fue causando la muerte y matanza entre ellos mismos. Ese hermano desconfiado al haber sido desterrado, miraba a grandes dioses morir y desaparecer, ser olvidado es la forma de morir de un Dios, pero mientras haya uno solo que lo recuerde y venere permanecerá con vida. Actualmente como sabes, Afrodita y Ares lideran las cosas bajo lo que los humanos llaman “belleza” y el deseo de “conquista”. Un dios puede ser conocido con diferentes nombres para evitar ser “olvidado” y también dependiendo de los festejos y acciones que tomen los humanos en su día diario. Este hermano mío, se enfrascó en la idea de que los humanos fingen sus acciones para lograr lo que quieren y no niego que tiene algo de verdad pero como bien sabes, no aplica en todo mundo.

   Tras mirar que la mayoría de dioses desaparecían. Este hermano encontró a un hombre suplicante por la vida de su hijo menor que moría lentamente tras finalizar una de las tantas batallas que existían. Entonces un pacto nació entre ellos. El dios, curaría sus mortales heridas y evitaría que muriera, pero a cambio, cada generación de descendientes debería continuar alabándolo. Si esto no se hacía, la generación entera moriría y la familia así como su estirpe con ella. Los dos llegaron a un acuerdo pero cometieron un error en sus cálculos, ya que ese hermano mío no es muy inteligente. Hay dioses que no pueden morir y ese pacto, desafió a dos dioses implicados directamente. Cronos, quién tenía los tiempos del mortal y Hades, que lo tenía en su lista de recién llegados – sonrió burlescamente – en castigo, Cronos y Hades usaron su mismo poder e influencia para crear ese contenedor para “el rey Momo” – una carcajada escapó a sus labios – Fue tan estúpido para creer que podía morir cuando existen tantas formas de sus representaciones. Fiestas, bailes, cantos, actuaciones y demás.

- Entonces tú…

- No, no te confundas, yo sólo vine a ver que hacía mi hermano mayor. En realidad no fui yo quién impuso el castigo pero estoy bastante cansado de que este tonto hermano mío cada determinado tiempo me dé el mismo dolor de cabeza haciéndome venir al mundo mortal en compañía de mi hermano. Nada encantador ¿verdad? – sonrió. El mundo mortal al fin y al cabo es manipulable mientras más piense la gente en ello. Dime, Helena – se acercó hacia ella – ¿no te gustaría volver atrás? Al tiempo en el que tú y Stéphanos jugaban alegremente en el jardín. Al tiempo en el queél se encontraba con vida.

- Si yo hiciera eso – ella sonrió con amargura – Stéphanos seguiría muriendo dentro de poco tiempo porque es un evento que no podría detener. Nicos no tenía piedad por mí y por dos meses estuve en otra de sus fincas sin comunicación con él. No hay forma de evitar que mi hermano muera en mi niñez.

- Helena, Helena; mi dulce Helena ¿quién dijo que el tiempo que se puede regresar necesita ser exactamente el tuyo? – sonrió burlonamente

- ¿Qué quieres decir? – preguntó con intriga.

- Tal cuál suena, Helena. Como sabes, Momo está fuera de tu cuerpo en este momento, necesita conservar parte de su energía mientras el pequeño cuerpo crece. Cuando nazca, Momo buscará el momento propicio para trasladarse allí y será mortal.

- Pero Stéphanos…

- Morirá en el momento en que un dios tome su cuerpo. Al final regresará a las manos de mi hermano, pero Momo se saldrá con la suya y no hay forma en que podamos permitirlo.

- ¿Por qué me estás contando esto a mí? – preguntó ella - ¿Qué beneficio hay para ti con qué yo sepa toda ésta historia?

- El que tú rompas ese pacto. Sólo entonces tu familia será libre, generación tras generación.

- Tú mismo has dicho que si lo traiciono mi familia perecerá – respondió tras recordar la historia.

- Helena, Helena. He contado esta historia a cada poseedor de la maldición de Momo. Pensé que eras más inteligente. Tienes que pensar cómo deseas que se rompa este pacto sin dañar a ninguna de las partes. Desafortunadamente yo no puedo darte la respuesta porque así estaría interviniendo en forma demasiado directa. Cada noche serás libre de pensarlo y llegar a una solución. Te daré quince días. Decide qué hacer con ese tiempo y no te preocupes porque Momo se entere, cada vez que despiertes no recordarás tu resolución ni esta conversación.

   Sara despertó al siguiente día con ojeras muy grandes y no sabía porqué pero lo atribuyó al hecho de haber visto a Jessie muy contenta y ella sabiendo el motivo de todos sus cambios.

   Su día avanzó cuando el par de innombrables aparecieron para la presentación final del proyecto. Sara lo aprobó. El trabajo había sido desgastante y Jessie se tomó ese día para quedarse a descansar. Dormía mucho.

 

   Sara la encontró dormida en la parte cubierta del jardín. Su rostro tranquilo y el pelo ondeante en forma ligera por el aire del mar. Era una imagen irresistible para empezar la tarde en ese lugar. El pequeño lunar que decoraba su boca y los labios entreabiertos. Sara sintió su pecho estremecerse, su respiración hacerse más rápida y caliente, el sonido sordo de sus latidos golpeando en sus oídos y de pronto el silencio absoluto rodeándola en ese momento.

   Se acercó con lentitud hasta ella Jessie e inconscientemente la besó. Capturó suavemente su labio superior tras lamerlo despacio desde su interior. Jessie abrió los ojos en ese momento para encontrarse con la cara de Sara frente a sí. Miró su rostro alejarse y abrir despacio los ojos. Había algo distinto en ella. Algo que Jessie no podía describir. Sara tenía una mirada bastante seria y segura. La Sara que controlaba los negocios estaba frente a sí. La Sara dulce y gentil que siempre estaba con ella no existía en esos momentos. Lo que tenía frente a sí, era un depredador.

- ¿Qué…?

- Era una oportunidad que no iba a desperdiciar en lo que me resta de vida, Jessie Robinson – río Sara antes de ir al interior de la casa.

 

   Julieta Nelson se encontraba revisando algunos documentos en su oficina cuando un aire frío recorrió su cuerpo. Tenía algunos días con la sensación de que algo no iba bien pero todo aparentaba estar con normalidad. La normalidad era lo que más le asustaba. Se incorporó para mirar por la ventana.

   Su teléfono celular empezó a vibrar en ese momento. Miró quién era antes de dejar escapar un suspiro. Desde que había reiniciado su relación con Jessie, ya no le encontraba interés a salir con alguna de las chicas con quienes lo hacía regularmente. Algunas intentaban el chantaje pero Julieta sabía perfectamente que no dejaba evidencias, puesto que todos los sitios eran seleccionados por ella. No había manera de que alguien filtrara algún video comprometedor.

   Ignoró de nuevo el sonido de su teléfono y se concentró en los papeles frente a sí.  Un mensaje apareciendo llamó su atención.

   Julieta leyó y releyó el mensaje varias veces. Una de sus amigas más cercanas había visto a Jessie salir del consultorio ginecológico. Se quedó pensativa unos minutos. Eso no era tan raro después de todo, ella también tenía chequeos de ese tipo de vez en cuando, nada fuera de lo común. Volvió a concentrarse en el trabajo mientras cierta espinita seguía torturando su mente en lo que finalizaba el día.

   Por la noche, Julieta recibió la llamada que esperaba de Jessie. Sabía muy bien que al día siguiente iría a casa a ver a sus padres y se había preparado para acompañarla por si lo requería pero Jessie jamás le mencionó sobre ello. Se despidió tras una conversación breve comentándole que al fin habían terminado el proyecto y después de una frase cariñosa, la chica al otro lado de la línea, colgó. La rara sensación que había tenido toda la tarde, regresó impidiéndole dormir.

 

   En otro lado, Sara dormía nuevamente cuando el mismo personaje apareció frente a sí. Vestía ahora una túnica blanca y sandalias mientras recorrían caminos polvorosos.

- ¿Qué estamos haciendo aquí? – preguntó ella.

- Hoy sólo vamos a un lugar especial – le respondió el – tengo entendido que quizá hayas estado en este lugar.

   Sara dirigió la mirada hacia los campos que se extendían a lo lejos.

- Es el viñedo de mi padre. Estuve aquí cuando niña.

- Exactamente – sonrió el hombre aquel mientras caminaban.  Sara pudo notar que todo lo que hacían no era visible a los ojos de las demás personas.

- ¿Por qué nadie puede vernos?

- Porque son tus recuerdos, Helena. Recuerdos que guardaste celosamente en tu corazón y los olvidaste en algún momento. Sólo me estoy encargando de devolvértelos.

- ¿Por qué harías algo como esto? – preguntó ella mientras observaba su pequeño yo recorriendo los viñedos en compañía de alguien más – Stéphanos…

- Sencillo. Porque aquí hay algo que me interesa que recuerdes.

   Sara siguió a los dos hermanos mientras aquél hombre se quedaba atrás. El niño caminando delante de ella tenía la cara tostada por el sol y había un detalle más en particular, su cabello no era oscuro, era de un rubio tal como el suyo. Tenía pecas en el rostro y le faltaba un diente. Esto lo había notado cuando el soplo del viento le quitó el sombrero que le protegía la cara del sol.

- Espérame…- se quejó la Sara pequeña mientras caminaba tras él.

- Tienes que caminar más rápido, se nos hace tarde y mamá María nos va a preparar un pastel.

- Pero estoy cansada – susurró la voz de la Sara niña.

   Stéphanos se detuvo y caminó hacia ella mientras le tendía la mano.

- Entonces toma mi mano. Asi aunque estés cansada tendrás que seguir y si de verdad no puedes más, yo te cargaré.

- Tú no puedes… - dijo la niña en voz más baja.

- ¿Por qué no? – le preguntó el pequeño rubio.

- Porque tienes sangre en los pies…- señaló la niña mientras le miraba los pies sucios y con manchas de sangre.

- Pero es por mi culpa…

   Sara miró entonces los pies de la pequeña. Tenía puestos unos zapatos grandes para sus pies, mientras en la mano sostenía los suyos que se habían roto. Una lágrima surcó su mejilla tras recordar la calidez de Stéphanos.

- Yo haría lo que fuera por ti, soy tu hermano mayor y mi deber es protegerte – señaló el chico mientras se señalaba con su pulgar derecho.

   Sara repitió la última frase con una sonrisa en el rostro. Un niño de siete años larguirucho y flaco diciendo palabras tan grandes y funcionó. La Sara pequeña corrió hacia él mientras juntos avanzaban de regreso a casa. Si, ese día ellos cumplían siete años. Mamá María de toda forma les regalaría un nuevo par de zapatos a cada uno de ellos.

   Al abrir los ojos en aquella mañana. Sara buscó afanosamente todas las fotos de Stéphanos sin saber porqué. Momo la veía armar una colección de todas ellas sin entender lo que pasaba.

“¿Qué ocurre, Andreakis?”

- Hoy desperté con la necesidad de recordar a mi hermano – Sara sonrió – Momo ¿crees que cuando regrese a este mundo, me recuerde?

“Eso no lo sé. Será muy pequeño para preguntarle ¿no te parece?

- Si – asintió ella – La ansiedad me está matando… - susurró.

 

   Momo se quedó en silencio una vez más mientras Sara se dedicaba a revisar las fotografías aprovechando la ausencia de Jessie.

 

   Jessie por otra parte estaría una semana fuera debido a la visita que haría a sus padres. Tomó el vuelo con tranquilidad tras avisarle a sus padres su llegada días atrás. Había tenido muchos días llenos de ansiedad pero hoy se encontraba más tranquila. Primero debía darle la noticia a sus padres y segundo debía hablar con Sara. Su mayor preocupación era Julieta. Las cosas iban demasiado bien entre ellas y habían acordado mucho antes el detalle de adoptar o concebir bajo inseminación pero esta jugada del destino había sido antes de lo planeado.

   No quería perderlo. Era suyo después de todo y se había hecho la idea en esa semana de imaginarse las escenas. Curiosamente en su mente se imaginó comprando ropa de bebé. Lo raro era que quién la acompañaba en esas tiendas era Sara. La razón era más simple de lo que parecía. A Sara la derretían los niños y los bebés y Julieta no era muy afín a ellos.

   Usaría esa semana para pensar, no lo veía tan mal y seguro encontraba una solución a todo ello. Decidió no estresarse por ello y después de ello corrió al baño más cercano. Esas náuseas matutinas la estaban matando.

 

 

 

 

  

 

 

 

 

 

 

viernes, 12 de octubre de 2018

Carmen y Lola, la película

Hola amig@s, hace tiempo que no publico nada pero no os apuréis que seguimos por aquí  ;)


Anoche fui a ver  a los cines Renoir Princesa la película que ha enamorado a Cannes y a miles de espectadores. Una película que habla de ese primer amor, en el que si ya es complicado salir del armario lo es aun más en una sociedad, machista, cerrada y muy tradicional como es la sociedad gitana, donde el papel de la mujer se limita al de madre y esposa sumisa, algo que se resume en una frase de la película que te sobrecoge el corazón "Odio ser mujer. Lo odio con todas mis fuerzas.Si yo no fuese mujer viajaría, sería empresaria, tendría experiencias, conocería mucha gente de muchos sitios podría ser como cualquier . Si no fuese mujer podría ser como cualquiera. Yo no tengo sueños. Las gitanas por no tener, no tenemos ni sueños".
La película no ha estado exenta de polémica porque much@s gitanos sin haber visto la película ha tratado de reventarla diciendo que es racista y prejuiciosa, que cae en los estereotipos;  aunque lo cierto es que ha contado con un reparto no profesional formado casi integramente por población gitana que ha asesorado a la directora, y además cuenta con el Personaje de Paqui, una gitana que sigue viviendo dentro de la cultura gitana , en el barrio del ruedo de Moratalaz, que  acude a las asociaciones de gitanos y al culto, además de trabajar como asistente social, una mujer del siglo XXI que sirve de apoyo e inspiración a Lola.
La película la podríamos encuadrar en el cine social o costumbrista, una nueva "barrio o el Bola", parece rodada bastante lineal porque las actuaciones mejoran a lo largo del film, dos "peros" que encuentro a la película , es que está mucho mejor relatada la parte de Lola, su familia, su padre es excepcional, y el giro del cambio de sentimientos de Carmen que parece algo antojadizo,por lo demás me ha gustado mucho, una buena historia narrada por unas actrices que te enamoran con su naturalidad y química con la cámara.
Si está programada en tu ciudad aprovecha para verla, lo sorprendente es que ha durado más de un mes de cartelera a pesar de ser tan indie.
Sinopsis
Carmen es una adolescente gitana que vive en el extrarradio de Madrid. Como cualquier otra gitana, está destinada a vivir una vida que se repite generación tras generación: casarse y criar a tantos niños como sea posible. Pero un día conoce a Lola, una gitana poco común que sueña con ir a la universidad, dibuja graffitis de pájaros y es diferente. Carmen desarrolla rápidamente una complicidad con Lola, y ambas tratarán de llevar hacia delante su romance, a pesar de los inconvenientes y discriminaciones sociales a las que tienen que verse sometidas por su familia. (FILMAFFINITY).

domingo, 19 de agosto de 2018

“Like sunshine, you fell down over me” Cap 2


Buenas noches! Aunque haya estado algo ausente, debido a mucho trabajo en mi unidad. Me he hecho espacio para subir este capítulo. Aunque en muchas ocasiones Arena, Akari y yo hablamos de varias cosas referentes al tema del blog,  ninguna de nosotras publica sobre cosas de este tipo puesto que las cosas han cambiado mucho. Dejas el mundo de los mangas y demás para entrar al duro mundo laboral. Las amistades se conservan, cambias las noches de antro por tu cama, bebes más café, prefieres leer un buen libro mientras descansas en las tardes en el porche de tu casa y algunos ratos, te decides a leer algún fic. Al menos aplica para mi XD que tengan buen día :)


Cap 2

"Y entonces dije: 'Samshin abuela, tienes que parar con esas palabras tan halagadoras o tendré las ideas equivocadas' y ella dijo…"

"No tienes que seguir mintiendo con lo de conocerla" murmuró un grim reaper aburrido antes de tomar un gran trago de cerveza.

Solar intentó detener su sonrisa cuando vio que Wheein prácticamente le enseñaba los dientes al otro hombre como un perrito loco.

"¡Algún día te presentaré y te sentirás tan estúpido cuando tenga razón y tú no!"

Solar se adelantó y puso una mano sobre el hombro de Wheein, deteniendo a la chica que estaba ligeramente ebria,  de comenzar una pelea.

"Unnie, ¿por qué me hiciste venir aquí?"

"Porque es nuestra fiesta mensual de Grim reapers".

"¡Pero los más veteranos siempre nos embriagan demasiado y luego nos hacen pagar a todos los subordinados!"

Wheein enfáticamente gesturizaba hacia el final de la larga mesa en donde los grim reapers de alto nivel comenzaban a irse poco a poco;  se ponían sus sombreros, se hacían invisibles  y desaparecían en la noche.

"Bueno, supongo que no debemos ser los últimos en irnos".

"¡Quiero beber más, Unnie!"

Solar rodó sus ojos. El trabajo que todos hicieron fue duro y ella sabía que la mayoría de sus colegas serían considerados alcohólicos si no estuvieran técnicamente muertos ... ¡Pero aún así! ¿No podía Whee-In controlar su amor por el alcohol sólo un poco?

"Bien. Te serviré un trago de soju". Solar tomó el vaso de cristal y la botella verde cuando la mano de la otra chica le sujetó la muñeca. Tragó saliva y miró los ojos errantes de Whee In junto con su amplia sonrisa.

"¡Unnie, me hará quedar mal si bebo sola! Bebe conmigo por favor ... ¡o  me dispararé la botella entera!

"Bueno, no te mataría si lo hicieras".

"¡Unnie!"

"También hay un montón de gente aquí. ¿No puedes beber con ellos?

Wheein la miró como una especie de insulto. Luego sollozó y comenzó a servir su propio trago, agarrando la botella de soju con mano rápida.

"Unnie no me ama así que me está haciendo beber sola ... "

"Wheein-ah ... "

"Unnie ... "

Solar dejó escapar un gran suspiro y echó un vistazo a cada plato vacío de sopa de tofu. Ella pudo haber hecho un pecado horrible en su pasado pero todavía tenía un corazón blando.

"Está bien, está bien. Solo un trago ".

Solar entendió mejor cuando miró a Whee In tomar divertidamente un vaso de soju y lo dejó caer dentro de un vaso lleno de cerveza. Definitivamente no iba a tener solo un trago.
 

viernes, 3 de agosto de 2018

“Like sunshine, you fell down over me” Cap 1




      Qué tal bauleras! Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que subí algo al baulito, así que en esta ocasión he decidido anexar un fic que en lo personal me ha gustado mucho y cuyo permiso he solicitado.

Siguiendo con la historia, los nombres de los personajes están basados en un grupo coreano muy famoso de la cuál soy fan evidentemente y cuyos ships son permitidos como tal, no nos hagamos ideas de otro tipo.
   La pronunciación. Pues si, hay ciertas formas de pronunciación que se manejan en ese idioma y los nombres vienen con ella. Los cuatro personajes principales son Solar o Kim Yong Sun (que se pronuncia tal cual se lee), Moon Byul Yi (Munbyul-i), Whee In (Win) y la sensacional Hwasa (que se pronuncia como tal) en el papel de la abuela Samshin.
  La historia completa la podrán leer en inglés desde la página directa de la autora, cuyo nickname es Thewoundupbird y pueden disfrutar sus otros escritos a través de su perfil en asianfanfics en la siguiente dirección: https://www.asianfanfics.com/profile/view/616655 todos en el idioma inglés. El fanfic que les estaremos subiendo en español es “in the dark eternity (like sunshine, you fell down to me)

Thank you so much Author-nim.


“Like sunshine, you fell down over me”

Cap. 1

Solar se apoyó contra su puño mientras se sentaba de forma distraída en la mesa de una cafetería. Sus ojos vagaron por la variedad de gente que pululaba por allí. Era un día frío de invierno y la cálida bienvenida que daba el calentador más el wifi gratuito hizo que todos se amontonaran en el acogedor lugar.

Echó un vistazo a su reloj con un suspiro cuando la manecilla del minuto alcanzaba las 11:57. Siempre era una pena arruinar los estados de ánimo agradables. Tomó un largo sorbo de su café, dejando que lo amargo le hiciera concentrar y enfocarse cuando el reloj finalmente hizo clic en 11:57. Se puso de pie, mientras tocaba el borde de un gran sombrero negro, asegurándose de que estuviera fijo en su cabeza y entonces buscó a un hombre joven que corría al otro lado de la mesa, con el pelo torcido y la camisa arrugada.

Él se detuvo mientras le agarraban por la muñeca y ella estaba segura de que ahora estaba evaluando el hecho de que pareciera una pequeña chica de universidad con cabello castaño oscuro y un ridículo sombrero negro.

"¿Disculpe?" Preguntó confundido mientras trataba de soltarse, pero ella simplemente frunció los labios y lo sujetó más fuerte.

"¿Park Jung-ho?" Preguntó en voz baja mientras sacaba un trozo de papel blanco grueso de su bolsillo. Ella comprobó el nombre dos veces con una mirada rápida.

"S-sí?"

"Moriste a las 11:57 a.m. en un accidente automovilístico. Un conductor descuidado estaba mandando mensajes de texto mientras manejaba y tú cruzabas la calle. La colisión causó una lesión mortal que ... "Solar se apagó mientras miraba de reojo la impresión roja de la tarjeta. Los caracteres chinos que describían la causa de la muerte no eran su fuerte a pesar de que había estado haciendo esto por casi tres centurias.

Afortunadamente, los histéricos gritos del hombre le permitían no entrar en detalles gráficos.

"¿Qué estás diciendo? Déjame ir!"

"Señor, por favor, estoy tratando de hacer esta transición lo menos dolorosa posible para usted como me sea posible. Apreciaría su cooperación durante este tiempo"

"¡Esto no es real!" gritó descaradamente ignorando medir su voz. Trató de alejarse, pero el agarre del Solar era muy fuerte. Después de todo, nadie puede escapar de la muerte. Bueno, más exactamente, uno de los sirvientes de la muerte, una parca.  ( N/T: en la historia real se maneja como grim reaper, así que a partir de los siguientes párrafos, usaré siempre el término en ingles).

"Señor, el purgatorio es una parte necesaria de nuestra transición de la vida al más allá y algo a lo  que no debe tener miedo-"