El Diario de Lea - El 'Qué dirán'

Nuevo momento extra de El Diario de Lea.
Claudia y Lea pasean por el parque hoy...

El 'Qué dirán'

La despertaba esa mañana una vocecita suave y bajita en su oído.
-Lea...

- Ahhww - Lea se arremolinaba en las sábanas dándose la vuelta para poder seguir durmiendo. Terminó dando la espalda a la otra persona que estaba en la cama con ella.

- No me des la espalda Lea... sabes que me gusta mucho tu espalda - dijo Claudia con un suspiro final. Se acercó a Lea para tocar suavemente su cuello, mientras pegaba el resto de su cuerpo al de su novia - Vamos, levántate... - dijo nuevamente.

Lea giró ligeramente su cabeza hacia Claudia, sin abrir los ojos.
- Pero... es domingo...

- Si amor. Y son las diez de la mañana...

- ¿Recién son las diez?

- ¿Cómo que recién? ¿A qué hora te levantas los domingos?

- ...Ñnmmnhhh...tarde...

- Bueno. Pero no conmigo - La sonrisa traviesa de Claudia se asomaba cerca del rostro de Lea.
- Déjame dorm... no... ¡No! ¡NO ME TOQUES AHÍ!

- Ja, ja, ja, ja. No te quejabas anoche... Espera, nooo

- Anoche no me dijiste que esperara - dijo Lea con una mueca de satisfacción en el rostro antes de empezar a hacerle cosquillas a Claudia.

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- De verdad deberías salir más Lea.
Claudia y Lea iban paseando por el parque. Un sol radiante brillaba en el cielo y hacía mucho calor. Lea deseaba tener alguna de sus gorras en ese momento.
- Viste lo mal que me fue la vez que salimos en bicicleta.

- Pero no te vas a chocar contra un poste mientras caminamos ¿verdad? - contestó Claudia con una mirada divertida.

- Eso me recuerda que te gané la carrera - Dijo Lea con la voz entonada. Tomó a Claudia de la cintura y la acercó hacia sí misma - me debes lo de los bombones.
Claudia se sonrojó visiblemente, mucho más a la mirada curiosa de un par de señoras mayores de una banca lejana.
- Y yo no me he negado - respondió con las voz apagada al tiempo que se desprendía de las manos de Lea con suavidad.
Lea levantó una ceja en señal de sorpresa, pero giró la cabeza para ver a la misma dirección en la que lo hacía su novia y vio a las dos señoras hablar como si se dijeran un secreto y mirarlas con evidente reproche. Claudia se colocaba a espaldas de Lea, parecía estar escondiéndose de las mujeres y tomar otro rumbo en su caminata.
Lea suspiró levemente para sí misma y giró sus pies para dar alcance a Claudia. Tomó el borde de su camiseta y le dio un pequeño tirón para señalarle que estaba detrás de ella.
- ¿Conoces a esas mujeres? - preguntó con una entonación algo neutra.

- No.

- ¿Realmente te importa tanto?

- ¿Qué cosa?

- El "qué dirán"...

Claudia no contestó inmediatamente. Dejó de caminar y desvió la mirada. Movía los dedos de sus manos con evidente nerviosismo. Luego de unos momentos se llevó una mano al rostro.

- Creo que sí...

- No debería - Lea consideraba que ya siendo mujeres adultas, el qué dirán interesaba muy poco. A ella le interesaba muy poco lo que pensara la gente en la calle. Pero debía tratar de ser comprensiva con Claudia, pero le era difícil, ella había estado fuera del clóset prácticamente desde la escuela.

- Lo sé. Entiendo que es muy diferente de lo que estás acostumbrada. Tu siempre has estado fuera del armario - Parecía que le había leído el pensamiento en ese justo instante - Sólo debo acostumbrarme.

Lea no dijo nada más, pero miró con ternura a su novia. Quería tomarla de la mano, darle un beso en los labios y continuar su paseo, pero intuyó que era probable que Claudia no lo aceptara y se cohibiera aún más.

Ambas se sentaron en una banca desocupada y admiraron a una pareja que jugaba con su hijo. Lea miró en ese momento a Clau y vio que a esta última se le iluminaba silenciosamente el rostro al ver la escena. A verse atrapada por la mirada de Lea, río tímidamente.

- Es que me gustan los niños...

- A mi no mucho - apresuró Lea.

- Pero yo creo que tú si debes agradarles. Eres divertida - sentenció Claudia mientras apoyaba su cabeza en el hombro de su novia. Lea estaba conociendo un nuevo lado de Claudia. Su lado maternal; y a pesar que ella misma no se consideraba así, encontraba bellísima a su novia de esa manera.

Estuvieron un tiempo así. Sentadas. Juntas. Solo observando. Solo sintiendo el calor del sol de la tarde. Sintiendo la brisa que movía las hojas de los árboles del parque. Y escuchándose respirar. Claudia buscó la mano de Lea y la aprisionó en la suya, así, sin decir nada, sin voltear a mirarla y Lea cerró los ojos disfrutando de ese momento, cuando sintió un beso muy tierno en su mejilla.

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- Está empezando a hacer frío Clau.
- Y no hemos comido nada en todo el día.
- Compré una paleta al salir de tu casa ¿La quieres? - Lea sacó de su bolsillo una paleta para ofrecérsela a Claudia.

- ¿Me vas comprar con dulces? - dijo sonriendo.
- Sí, hasta que lleguemos y preparemos algo .
- ¡Ja! Acepto - Claudia tomó la paleta y la desenvolvió.
Ambas se levantaron y vieron que las señoras que ya dejaban el parque al igual que ellas, volvieron a dedicarles una mirada de intriga.

- Viejas chismosas - musitó Claudia para Lea. Sacó la paleta de su boca y se acercó a Lea para darle un beso pequeño en los labios. Un beso muy dulce literalmente. Claudia dio una mirada sarcástica a las mujeres que con sorpresa volvían a decirse algo. Luego empezó a caminar y miró a Lea - ¿Vamos?

- Sí - asintió. Si la Claudia maternal era bellísima, la Claudia sexy también le gustaba mucho.