domingo, 12 de julio de 2015

El Pacto. Cap 21 El chico que no debía existir.

Ehh Bauler@s!!! Después de mucho desaparecida hago una pequeña exclamación jajaja, sólo para decir, que entre mis fanatismos de Yuri y Kpop he andado algo desaparecida. Y para las y los q tienen gusto por BTS, esperamos una buena presentación de los chicos el 29 :) jajaja, sin más reparos, les dejo el cap 21.



“¿Lo sabes tú? Me enciende la sangre mirarte, me come la mente el desearte, me agobia el deseo de tenerte y al mismo tiempo de que no existas más.”



Cap 21 El chico que no debía existir


   Ante la sorpresa de todos los invitados, entre los cuáles se encontraba Julieta, Jamie se había vuelto el centro de atención de los presentes, quienes no dudaban en comentar que la persona que estaba allí mismo era sin duda la heredera Andreakis, disfrazada tal cuál corrían los chismes sobre sus preferencias sexuales.


   Muchos querían pasar del tema, pero no evitaban mirar de reojo a un sonriente Jamie, que bebía tranquilamente una copa, sin perder la sonrisa con la cuál Jessie le había conocido.  No podía dejar de mirarle tampoco. Y tenía la misma conclusión que los demás. Sara vestida así no se veía mal, era cierto, pero…el cabello de Jamie nunca había parecido una peluca y mucho menos lo parecía en ese momento. Se acercó lentamente hasta donde se encontraba e iba a decir algo más cuando otro murmullo empezó a hacerse presente.


   Jessie volteó instintivamente hacia la misma dirección donde las miradas de los invitados se enfocaban.  Su boca quedó abierta un momento en lo que  miraba la silueta de Sara Helena Andreakis comentándole algo a Diego y desapareciendo en el interior de su mansión. Y después de unos minutos, el fiel Diego ofreció una disculpa argumentando que Helena no se encontraba muy bien y lo lamentaba pero debía retirarse y en lo que Jessie dudaba, al voltear hacia Jamie, este había desaparecido.



   Buscó sin poder disimular la figura que ella deseaba, pero no podía encontrarle por ninguna parte. Sin embargo, en lo que ella no había sido afortunada, Julieta si lo había conseguido. Había seguido a Jamie hasta el final de las personas que se habían descuidado un momento mirando a Helena. Y así, aquél personaje dejó su andar ligero y sonrió.


-          Creí haber dejado sin evidencia la aglomeración – soltó Jamie tras detenerse brevemente.
-          ¡Oh! Algunas personas nos vimos sorprendidas también por su aparición – contestó Julieta con una pequeña risa.
-          Ya veo – sonrió Jamie a su vez dejando ver una blanca dentadura – aunque debo reconocer que su presencia no me desagrada en absoluto.
-          Ni a mí la suya – respondió ella a su vez – aunque debo decir, que me tiene totalmente intrigada. No sé quien es usted.
-          ¡Ohhh! – se expresó Jamie con total ironía – pero en cambio, yo si sé perfectamente quien es usted – continuó mientras se acercaba a ella y le susurraba al final a ella – Juileta Nelson.


   Ella rió por lo bajo, con esa peculiar forma antes de  mirarle, chocando así la mirada azul contra la totalmente negra.


-          No sabía que causaba tantas emociones en la gente. Aunque debo decir que me halaga la atención que me ponen – curvó los labios – y también intuyo de donde viene tanta información.
-          Mmm, si tuviéramos que expresarlo entonces me quedaría sin palabras muy rápido – contestó Jamie a su vez – y tampoco es que tenga muchas ganas de decirlo.
-          Esa es una respuesta tan ambigua… - soltó Julieta con una risa cantarina
-          Algo así como su persona – sonrió Jamie a su vez.


   Jessie apareció en ese momento sólo para detenerse en seco. Había encontrado a Jamie sólo para darse cuenta de que no estaba solo.


   La larga silueta de Jamie se encontraba de pie, con las manos en los bolsillos hablando con una curvilínea rubia que no tardó en reconocer. Vió a Jamie acercarse y susurrarle algo al oído y a la otra soltar una pequeña risa que no dudo en reconocer como un ligero coqueteo. Una punzada en su pecho se abrió paso de repente. Julieta no había cambiado y no cambiaría nunca. Realmente había mentido ¿En qué demonios estaba pensando?


  Jamie se alejó tras expresar algo a la rubia que pareció desconcertarle y salió de ese lugar. Julieta se quedó allí de pie mientras Jessie se disponía a ir tras Jamie. Le alcanzó justo antes de mirarlo detenerse frente a un auto bastante conocido. Era el mismo auto donde le vió por primera vez.


-          ¡Jamie! – se detuvo con la voz entrecortada por haber corrido todo ese tramo tras él.
-          ¡Oh, Jessie! – sonó divertidamente su voz mientras volteaba verle – Ha pasado mucho tiempo, pero veo que la llevas bastante bien – continuaba - ¡Vamos! La noche es larga aún  - le indicaba el auto mientras sonreía.


   Jessie no pudo evitar esbozar también una sonrisa. Jamie siempre fue tan efusivo como ahora. Y esa confianza era algo que siempre había existido muy en su interior. No dudó un momento en subirse con él a ese auto y ver a donde le llevaba el paseo de esa noche.

   El camino para salir de la residencia Andreakis, la carretera de todo ese recorrido para llegar a la costa y el trayecto mientras la brisa del mar golpeaba su rostro resultó tan refescante, se sentía tan bien que pronto iba riendo a carcajadas de las ocurrencias de Jamie.


-          Tengo tantas cosas que preguntarte – le dijo en un momento.
-          Uhh, señorita, usted si que es bastante atrevida – le tonteó Jamie.


   Jesse rió una vez más mientras las luces de la ciudad se hacían más grandes al acercarse y los grandes letreros con  anuncios de diversas cosas llenaban las calles. Era una ciudad que vivía así fuera noche o día. Sonrió mientras miraba esos anuncios y pensaba que su vida había sido tan cambiante y fuera de monotonía en tan pocos días.

   Jamie aparcó y se dirigieron a un bar bastante concurrido. Entraron sin contratiempos y luego de un par de tragos, Jesse se aclaró la garganta mientras Jamie bebía un sorbo de su vaso y dirigía una mirada con los ojos entrecerrados hacia ella.


-          Yo…no sé como empezar esto…
-          Sería bueno que fuese por el principio – se aclaró Jamie la garganta – ¿será largo y tendido?
-          No lo sé realmente – contestó ella con franqueza.
-          Entonces no sería buena idea quedarnos aquí.
-          Creo que necesito algo más fuerte – respondió Jessie a su vez.
-          Entonces se de un lugar – contestó Jamie a su vez mientras solicitaba la cuenta y pagaba. Jesse no fue capaz de ver la sonrisa ligeramente torcida y ese brillo inusual en sus ojos.




-          Momo…¿qué ha pasado? – preguntó Sara mientras sentía un profundo dolor de cabeza y un sabor bastante conocido en su boca.
“Será mejor que no sepas, Andreakis”.
-          Qué demonios quieres decir con…

   Sara se repegó a la cabecera de su cama mientras miraba el cuerpo tendido de Jessie a un lado suyo.  La desnudez de Jessie sólo había podido imaginarla en sus más retorcidos deseos y ahora la tenía exactamente a su costado derecho.


   Su pecho subía y bajaba debido a su ansiosa y sorprendida visión. Luego de ello, una náusea profunda le hizo correr de la cama y lanzarse a devolver  lo poco o nada que tuviera en el estómago. Y no era precisamente por el alcohol. Sino porque dentro de sí, sabía que algo como ello pasaría, pero su mente no estaba preparada para asimilarlo tan enseguida.


   Salió de la habitación mientras se encerraba en su segundo cuarto y trataba de recordar, pero sólo llegaba a su mente que la noche anterior necesitaba dejar la playa y salir tan pronto fuera posible de esa escena  y de allí no recordaba nada más. Un profundo desconcierto y un dolor punzante atenazaban su garganta y su pecho de forma cruel. No era suficiente con verla besándose con Julieta la noche pasada, sino que ahora, Momo había dejado su huella impresa con el cuerpo modificado de ella y sin que recordase nada. No es que tampoco quisiera recordarlo.


-          Esta violación a dos personas en una noche es deprimente, pastosa,  ruin y me hace tan desgraciada ¿qué puedo decirle ahora Momo?
“No creo que sea algo que yo deba responder. Sabías que sería así, Andreakis”.
-          No pareces muy enfadado con el tema, no es un sacrificio para ti después de todo…
“Nunca he encontrado el cuerpo de las humanas desagradable, es sólo su alma la que no me gusta” – confesaba Momo.
-          Al menos puedes disfrutar de las cosas que yo no podré nunca en la vida
“¿Eso piensas Andreakis? La mayoría de los humanos no sabe realmente que desea. Vive atado entre lo que su sociedad común les dicta que hacer. Los humanos no sólo son hipócritas con la gente que los rodea, sino peor aún, consigo mismos”.
-          Eso es algo que siempre has dicho sin vacilación alguna Momo. Pero de otra forma simplemente no podemos sobrevivir, es por ello que la gente que vive sin nadie más alrededor se vuelve loca. Somos sociales por naturaleza.
“Debo concordar en que los grupos de humanos también son importantes. La fuerza de sus creencias puede crear o matar a un Dios” – terminó Momo antes de ponerse a dormir en el interior de Sara. El medallón que antes estaba rojizo terminó en un color dorado natural.
-          Debe salir bien, Stéphanos… debe salir bien…


   Jessie se despertó lentamente, le costaba levantarse y no sabía porqué.  Se desperezó en la cama y soltó un grito ahogado al darse cuenta de su desnudez. Abrió  y cerró la boca varias veces intentado articular una palabra pero ninguna salía de ella. Se cubrió el pecho con la sábana y miro a su alrededor.  Su ropa rasgada en algunas partes parecía anticiparle la respuesta, pero ella no estaba tan segura. En su  mente existía una laguna mental  lo suficientemente grande como para no recordar absolutamente nada desde Jamie llevándole a casa y sirviéndole unos tragos en el pequeño bar de la casa. De allí no recordaba siquiera que pasó.


   Conocía la habitación. En esa habitación había algunos cuadros, su mente recordaba poco a poco la primera vez que entró en ella. Recorrió con la mirada las paredes sólo para encontrarse el cuadro que tan fervientemente había intentado volver a ver, a un costado en la pared izquierda. Un par de ojos negros la miraban con intensidad. Allí estaban,  Helena y Stéphanos Adreakis mirándola con curiosidad,  quizá debía decir, Sara y Jamie Andreakis, ya no sabía como llamarles. Pero ese Stéphanos había muerto. Entonces ¿quién era el otro Jamie? Jamie no se parecía a ninguno de esos dos hermanos y era tan igual. Otro Andreakis. Quizá tan sólo era uno más que Sara no quería mencionar, uno menor.


   Se vistió con la ropa que tenía lo más rápido que pudo y salió de allí, sólo para encontrarse a una Sara totalmente sonrojada al mirarle en el corredor. Ella desvío rápidamente la mirada hacia otro lado y dio media vuelta para retirarse de allí.


-          Sara, Sara, espera. No es lo qué…
-          No me parece nada Jessie. Sólo no digas nada en este momento – le contestó mientras se detenía unos instantes para caminar nuevamente en dirección contraria.
-          Pero Sara…
-          ¡Basta ya Jessie!


   Ella se detuvo un momento mientras Sara respiraba hondo y respondía de nuevo.


-          Lo siento ¿si? Sólo estoy un poco nerviosa. Estos días han sido muy estresantes para mí.  Y ahora vístete. Me da algo mirarte con tan poca ropa – le susurró y se retiró, dejando a Jessie  sonrojada un momento.


Sara entró nuevamente a su habitación y acabó sentada en el piso junto a su puerta.  Por primera vez algo querido y deseado se volvía enfermizo con algo tan odiado y maldito. Era así después de todo. La sensación de no tener nada, obtener algo precioso y perderlo después. Se sentía vacía.

  Un dolor conocido empezó a manifestarse en su cuerpo, no entendía porqué, pero tampoco quería pensar en esos momentos.  Sería bueno dejarle el control en esos instantes, aquellos en los cuáles quería desaparecer.  Si,  sería mejor, darle algo de tiempo, a ese ser que nunca debió nacer. Sara se abandonó a la sensación mientras dejaba su cuerpo entrar en los espasmos del cambio mientras su cabello desaparecía así como sus pensamientos, mientras sus rasgos se hacían más firmes y andróginos, mientras, si sólo eso, mientras…esa era la palabra, sólo por esos momentos en los que quería desaparecer.


   Y Sara se disolvió, se perdió en lo que la sonrisa traviesa de Jamie aparecía y unos sonrientes ojos miraban su reflejo en el espejo después de levantarse y contemplarse. Una carcajada escapó en sus labios antes de reprimirla y sonreír nuevamente.

7 comentarios:

  1. Estube esperando mucho por este capitulo .Entre en la pagina del baul y vi que lo habias publicado y mori de felicidad ; ) jajajaja . Gracias por tu trabajo ten bueno como siempre sigue hasi y espero el siguente cap ya no puedo esperar a saber que pasa con sara y jesse +~+.♡♥

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  2. Estoy tan confundida ��, cuando saldrá El próximo, el año que viene jajaja, Le perdí el hilo a la historia, estuvo genial.

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    1. Yo igual hay casas que no entiemdo pero bueno comoquiera me gusta jajajaajjajaja

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  3. Hola!!!! gracias por pasarse, a quién se han desgraciado? me he perdido en ese comentario jajajaja, pero bueno, me alegra que les haya gustado :)

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  4. Hola!!!! gracias por pasarse, a quién se han desgraciado? me he perdido en ese comentario jajajaja, pero bueno, me alegra que les haya gustado :)

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  5. Querida escritora solo tengo una palabra para ti; chale :c

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