Buenas buenas nuevamente. Les traigo otro material extra de el Diario de Lea. Espero lo encuentren lo tierno que yo lo encontré al escribirlo. Esta vez vamos más por un pasaje de la niñez de Lea.
Espero les guste.
Felices Pascuas.
Ali Dagos
*Puedes leer el anterior pasaje extra aquí*
Espero les guste.
Felices Pascuas.
Ali Dagos
*Puedes leer el anterior pasaje extra aquí*
Príncipe
- ¡Vamos niños!
Lea caminaba de la mano de su hermana, Emmanuelle, que a su vez caminaba de la mano de su madre. Su hermano Zacarías iba delante de todas ellas acelerando el paso, saltando y corriendo... y desacelerando a cada mirada de mamá.
Lea caminaba de la mano de su hermana, Emmanuelle, que a su vez caminaba de la mano de su madre. Su hermano Zacarías iba delante de todas ellas acelerando el paso, saltando y corriendo... y desacelerando a cada mirada de mamá.
Era sábado.
Era un día en el cual podían darse un respiro de toda la ajetreada semana. Era
un día, principalmente para pasar tiempo con mamá y que ella pudiera estar con
sus niños sin preocuparse de cualquier llamada inesperada del trabajo.
El parque no
estaba muy lejos y como siempre, Lea había llevado una pelota para jugar, una
pelota azul que tenía desde que tuvo memoria.
Lea era muy inquieta, muy curiosa. A sus 6 años ya había tenido más de sabe Dios cuantas caídas y una fractura en la muñeca izquierda, lo cual resultaba a veces muy tedioso para Sybill, su madre, pues no podía estar con ella el tiempo que quisiera para cuidarla.
Sybill veía desde una banquita en el parque a sus hijos correr y jugar, también deseaba que su padre estuviera ahí para verlos. Que estuviera ahí para ver a sus 'princesitas' y su 'muchachote', que estuviera para enseñarles tantas cosas que ella sentía que les iba a faltar. Pero Julián Levesque se había ido hace dos años de sus vidas y el vacío aún se sentía, sobretodo cuando la más pequeña de todos, aún preguntaba por su padre de vez en cuando, aunque esto era cada vez menos frecuente.
La pelota azul que pasó velozmente cerca de ella, sacó a Sybill de sus pensamientos. Vio acercarse a Lea corriendo hacia ella, persiguiendo la pelota. Zacarías y Emmanuelle venían tras ella.
- ¡Mamá,
mamá. Hay un nido en ese árbol y hay polluelos ahí! - dijo la más pequeña con
la voz un poco aguda de emoción - Emmi y Zac los vieron también ¡Ven a verlos!
- Es cierto
- dijo Zac señalando el árbol - casi les doy con la pelota... pasó muy cerca.
- Les dije
que tuvieran cuidado - replicó Emmanuelle.
- ¡Ven a verlos! - repitió Lea, casi como una súplica.
- ¡Ven a verlos! - repitió Lea, casi como una súplica.
- Sólo son
aves, tonta - dijo Zac, con ánimos de molestar a su hermana - hay muchas aves
en el mundo.
- Zac... -
Sybill miró a sus hijos más pequeños como advertencia, antes de que comenzaran
una pelea. Se levantó de la banca y siguió a sus hijos hasta el árbol en
cuestión.
- Le pegué a
esa rama - dijo Zac, señalando una rama cercana a un pequeño niño - pero juro
que no fue a propósito Ma.
- Solo
tengan cuidado ¿sí?
- Sí -
respondieron Zac y Emmanuelle. Sybill volvió el cuerpo para buscar a Lea y la
niña no estaba. Solo estaba el balón azul.
- ¿Y Lea?
- ¿Será que
cada vez que alguien no la mira, ella desaparece? - dijo Emmanuelle con un tono
de exasperación. Seguro era irritante a veces seguir a su pequeña hermana.
Buscaron por
un par de minutos a los alrededores, cuando vieron la melena castaña de Lea
cerca de un árbol más lejano. Lea miraba a un hombre de la mano de su hija
pequeña (de la edad de Lea probablemente) con mucha curiosidad.
Sybill gritó
el nombre de su hija y esta se volvió y corrió a su familia, pero volvió su
cabeza un par de veces para ver como el hombre y su hija salían del parque.
Jugaron un
rato más, antes de decidir que era hora de ir a comer algo.
Lea tomó la
mano de su madre, mientras sus hermanos caminaban unos pasos adelante de ellas.
Sybill pudo notar que su pequeña hija tenía una interrogante desde que vio al
hombre y a la niña en el parque. Luego de unos minutos de caminar en silencio
(a excepción de la conversación de Emmanuelle y Zacarías) la pequeña Lea
parecía estar determinada a preguntar algo sin más.
- Mamá...
- Si, Lea, dime.
- Si, Lea, dime.
- Esa niña
que iba con su padre, la de cabello rojo... ¿era una princesa? - No era la
pregunta que Sybill esperaba, pero se animó a responderle de la manera más
simple a su hija.
- Todas las
niñas son princesas, hija. Emma y tú, son mis 'princesitas' ¿sabes?
- Ah -
asintió Lea con un sonido un poco seco, pero que parecía estar satisfecha con
la respuesta y de ya estar pensando en otra cosa.
Al cabo de
un minuto, Lea tiró suavemente de la mano de su madre para que la mirara.
- Mamá...
- Si, Lea.
- Mamá...
- Si, Lea.
- Y yo... yo
¿Podría ser un príncipe?
(Sé que les puede dar curiosidad ver como era Lea de pequeñita. Sí, tenía el cabello muy muy largo).
Oh dios *0*, eso fue muy lindo, gracias por este extra :3
ResponderEliminarUn principe!!!!! <3 . <3
ResponderEliminareso fue demasiado tiernoooO!!!
esperare x mas xB
Kyaaa que tierno espero con ancias el proximo capitulo del diario de Lea , si no mal recuerdo es el 26 porfis sube el proximo capitulo♡♥
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