viernes, 15 de noviembre de 2013

Rumbo a casa. Cap 3.- Pasado y presente

Hola Bloguers os traigo la tercera entrega de Rumbo a casa, la historia de piratería, ojito que la historia se va a ir cargando de alto voltaje.
Enjoy!!


Su nombre era Celeste, tenía 31 años y era comerciante en el pequeño archipiélago de Trueque, una belleza isleña de tez blanca y pelo azabache, una muchacha que a mis ojos parecía estar rebosante de delicadeza y exquisitez, una chica cuyos increíbles ojos debieron estar llenos de dulzura, pero los cuales hoy delataban haber vivido más de una tragedia en su vida.

Celeste comenzó su relato con un tono de voz suave y tímido, sus palabras iban narrando los hechos que a veces quedaban interrumpidos por unos estremecimientos que acababan con un silencio. Mientras yo bebía unos largos tragos de Ron miel intentando así aplacar la rabia que sentía al escuchar todo aquello de sus labios.

La bella isleña solo era una simple tendera dedicada fielmente a su puesto, un día al llegar a su tenderete se encontró con dos oficiales registraron a fondo su cabaña, al ser descubiertas le exigieron que se les pagara un porcentaje por los productos vendidos, como ella se negó le pegaron una paliza y retiraron su protección sobre la isla haciendo que cayera facilmete en manos de las piratas, quienes arrasaron todo lo que encontraron y la convirtieron en una rehén más.


De pronto Celeste clavó sus ojos llorosos en los míos, y me preguntó que si necesitaba algo más, que trataría de cooperar lo más posible. Y yo en ese momento me sentí la persona más miserable sobre la faz de la tierra, era incapaz de ver a una mujer llorar, ¿cómo había podido someterla a la tortura de recordar nuevamente todos aquellos horribles sucesos? , ya había sufrido la ira de unas oficiales corruptas y ahora yo la estaba interrogando– imperdonable. Debía intentar arreglarlo.

Instintivamente me levanté del escritorio y raudamente la rodeé con un par de zancadas,  me arrodillé frente a ella colocándome a su altura. Celeste seguía llorando y yo moría por consolarla, arropé su ajado vestido con mi verde capa,, mis manos sujetaron sus manos, mis ojos ardían ante ella y con un beso bebí sus lágrimas al tiempo que le decía al oído:

-“ Por las Diosas, lo lamento muchísimo, My lady, me siento avergonzada por haberla hecho recordar esos terribles episodios…. Yo sé mejor que nadie el dolor que ocasionan los ataques  de esas despiadadas piratas.. toda mi familia pereció en una de sus internadas.. pero ahora no debe tener miedo, aquí está a salvo… yo velaré por usted y le daré justa venganza. Juro que esas criminales pagarán por lo que han hecho  y preferirán haber muerto en combate que la prisión que las aguarda”

De pronto no sé cómo sucedió, no se si fue ella o si fui yo quien se movió en un intento de arrancarle ese dolor, pero el caso es que mi mirada se enganchó con la suya y mis labios quedaron a unos pocos centímetros de los suyos, se veía realmente bella y desvalida a la vez.

Entonces sentí su aliento acariciando mi rostro y mis mejillas ardieron completamente sonrojadas. Aparté sobresaltada un poco mi cara, trataba de buscar las palabras adecuadas para mi comportamiento.

-          Yo lo lamento, perdón perdón, por haberla importunado…em creo que eso ha estado fuera de lugar… yo…yo…”

A pesar de ser una fiera oficial, lo cierto es que todavía quedaban semanas para mi 22 cumpleaños, y es que puede que las circunstancias me  hubieran hecho madurar más deprisa, pero para algunas cosas todavía era como una niña.. Siempre había tenido cierto éxito entre las oficiales, pero era de esa clase de belleza fría que en apariencia solía mostrarse un poco distante, la verdad es que en mi cabeza hasta casi éste momento solo había lugar para la venganza, por lo que a en temas amorosos se refería mis conquistas era inferiores a mi cantidad de guerras ganadas; y en cuanto a mi prometida no era para mí más que un mero retrato con un nombre con quien me había carteado en un par de ocasiones.

 Seguí ofreciendo disculpas a Celeste, pero fue en ese momento cuando me dí cuenta que aunque de mi boca salían palabras de arrepentimiento, por alguna razón mi mano derecha todavía seguía aferrada reconfortando a la suya.


Allí estaba yo intentando encontrar alguna explicación a aquel momento tan… íntimo, sí , esa era la palabra adecuada. Mis ojos verdes gatunos corrían de los suyos color marea a su boca para más tarde mirar al suelo, pensar, pensar rápido …pero aquello era complicado pues realmente estaba confusa, nunca antes me había ocurrido sentir esa tensión, esa complicidad con una persona que no hacía ni una tarde que conocía..

De pronto sus labios se entreabrieron y con ellos formó una confortable sonrisa, su voz se había serenado y sonaba dulce y nítida en mis oídos hasta que sus dedos se abrieron paso por mi larga melena castaña; sus palabras dejaron de ser audibles para mí, cerré los ojos por un momento y concentré todos mis sentidos en aquellos largos dedos que me acariciaban.

No sé por qué paró

-“¿por qué has parado Celeste? Me preguntaba para mí misma, clavando de nuevo mis ojos en los suyos.

Celeste miraba resuelta, diría que incluso parecía estar relajada, tanto que me llamaba su ángel y pedía permiso para llamarme por mi nombre de pila, algo a lo que muy pocas se atrevían, para ella no era la temida capitana Poisson, sólo era Valerie,

-“Por las Diosas qué mujer más increíble” pensé

-“Si es de tu boca cualquier forma de llamarme suena bien” respondí sonriendo ahora más confiada; me sentía muy aliviada al saber que Celeste no se había ofendido por mi descarada actuación.

“Jamás osaría pensar que estás loca” continué tuteándola también- “ muy al contrario, cuando te recuerdo subiendo al barco, cuando te veo aquí, ahora, se me confirma la sensación que tuve en ese momento…era que aunque el mundo se estuviera desmoronando y todo desapareciera, tú sobrevivirías, permanecerías siempre en  pie”

Hice una pequeña pausa, tragué saliva y aparté  un momento mi vista de la suya, apretando ligeramente su pequeña mano, el corazón me latía con fuerza.

-“… pero os equivocáis, yo no soy ningún ángel, al contrario, muchas dirían que soy una diablesa, una jinete del Apocalipsis que sería capaz de arrasarlo todo por defender  aquello que creo legítimo… o que me ha sido ordenado” – no fue mi intención pero creo que éstas última palabras sonaron un poco tristes.

-“Pero me alegro, me alegro de veras  de haber recuperado el botín del barco, porque ¿sabéis? Entre todo lo sustraído yo siempre puedo escoger algún tesoro”- hice una nueva pausa y suspiré añadiendo… “lástima que la recompensa que se me antoja tenga forma humana” sentí que de nuevo el corazón me daba un salto.

Agaché la cabeza y cerré los ojos, miles de ideas pasaban por mi cabeza: La señora de Chevalier, la Mayor Nygaard”, mi prometida….

-“Al cuerno, nunca me he acobardado en ninguna misión, éste será un bonito reto, otro tipo de abordaje” – dije pícaramente.

Rápida, sigilosa, mi boca avanzó la corta distancia que nos separaba hasta que mis labios besaron los suyos carnosos, mi mano que suavemente sujetaba  la suya tembló un momento, como cuando desenvaino ante quien me supera en número, pero no te equivoques,  fue sólo un segundo, el tiempo justo que te dice la cabeza -“éstas loca” - y tu corazón responde produciendo adrenalina- “no sabes cuanto… pero la victoria será mía”

Con el dorso de la mano libre subí desde su clavícula hasta su oreja, allí en su oreja mi pulgar acarició detrás de su lóbulo mientras mis dedos se trenzaban con su pelo azabache, despacio, o no, no lo sé, es un enigma cómo transcurrió el tiempo, mis dedos fueron desenredando aquellos hilos sedosos.

Mi boca seguía pegada a su cálida boca, qué raro, sentí cómo una cosquilla  acariciaba mis labios y corría bajando por mi espalda, un beso muy distinto a otros muchos dados, furtivos, apresurados, fue un beso exquisito…. Un beso eléctrico que hacía baliar todas mis entrañas  y me llenaba la boca de fuego.

Yo tenía los ojos cerrados, en parte disfrutando de aquél embriagador momento, del perfume que ofrecía la sal en su cuerpo, en parte esperando un tortazo de Celeste (qué genial sonaba su nombre) que rompiera la magia de ese momento por tan grande atrevimiento.( ¿qué le voy a hacer?, me encanta tentar a la suerte.)


2 comentarios:

  1. Ahhhhhhh genail este cap es........es el mejor de los que has montado. Narras muy muy bien espero con ansias el proximo post.
    Anak7

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  2. Montado es lo mismo que publicado jejeje no sobra la aclaracion.

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