miércoles, 1 de mayo de 2013

Café à Paris - Capítulo 9 (Final)

¡Hola Bauler@s!

¡Feliz día del trabajador! un poco tarde ejem bueno, ha sido un día (al menos para mí) más movido de lo que había planeado, antes de entrar en materia, quería agradecerles sus mensajes de felicitación que me hicieron llegar por los diferentes medios 2.0. Aún sigo esperando que alguien deje a Anna Tsuchiya en la puerta de mi casa pero no me quejo XD


A Utena93 nuestro agradecimiento por elegirnos para compartir su trabajo. Por cierto, esta chica nos traerá algunas sorpresas muy pronto ;)

Ahora sin más, les dejo el capítulo final de esta buena historia, una de mis favoritas debo admitir. 


Autora: Utena93
Capitulo 9:

-¿Ya habéis terminado? – pregunté
-Tranquila, no soportaría quedarme en esta casa mucho más tiempo.
-Largo.

Virginia se giró lentamente y ordenó al chico que llegó con ella que cargase las maletas de Inés en el coche.

-Toma, las llaves, no creo que Inés las vuelva a necesitar.

Tomé las llaves con rabia y le dediqué mi peor mirada de odio. Mi cabeza no podía entender como un ser podía ser tan malvado, tan ruín… Acabaría con esa estúpida sonrisa suya. Esa mujer me ponía los pelos de punta… ¿cómo existía alguien capaz de acostarse con una persona a la que odia sólo por conseguir a otra? Bueno, lo importante ahora era recuperar a Inés pero lo peor es que Virginia llevaba razón, no querría verme. La única opción que me quedaba era buscarla allá donde pudiese, su casa, el colegio…

Decidí, pues, ponerme en marcha, comenzaríamos por su casa, ya la llevé allí cuando nos conocimos así que no me será difícil llegar. Arranqué y me dirigí a toda velocidad. Me perdí por el camino pero finalmente llegué. Una vez más el tamaño de la casa me dejó estupefacta. Apagué el motor y me acerqué a la inmensa valla de la entrada. Llamé a un pequeño timbre situado a la derecha y esperé. No me hizo falta esperar mucho para saber que algo no andaba bien. Unos hombres trajeados se acercaban con paso ligero hasta donde estaba.

-Señorita ¿es usted Louise Doisneau?

Asentí

-Acompáñenos por favor.

¡Ni en broma! ¿De dónde habían salido esos gorilas? Desde luego no iba a quedarme a averiguarlo. Salí corriendo automáticamente mientras abrían la valla pero, por desgracia, ellos echaron a correr detrás de mí. Los deportes nunca habían sido mi fuerte pero me deje el alma en cada zancada y logré escapar antes de que me alcanzaran… jamás le había estado tan agradecida a esa cafetera con ruedas por arrancar a la primera… Le prometí un cambio de aceite del bueno a la pequeña.

La verdad es que estaba un poco asustada ¿y si iban a buscarme a casa? ¿Y si me estaban siguiendo? Dios mío… este tipo de cosas me hacían preguntarme cada vez más quién era Inés. Decidí aparcar junto a Pont Marie y pararme a pensar mientras observaba el fluir del río Sena. Las preguntas se agolpaban en mi mente ¿Quién era ella? ¿Qué podría hacer para recuperarla? ¿Dónde estaba? ¿Conseguiría que me perdonase? No sabía qué hacer. La suave brisa me llenó los pulmones y fue entonces cuando me di cuenta. Tenía que jugar sus mismas cartas.

No lo dudé un segundo. Devoré las calles a mi paso, plaza a plaza, curva a curva. Entré como un rayo por la puerta de casa y me dirigí al estudio, segunda puerta a la derecha de aquel maltrecho pasillo. Sí, allí, junto a las pantallas y el equipo, mi pequeña venganza. Sonreí al tenerla sobre mis manos. Mi única oportunidad. La guardé cuidadosamente en un bolsillo del pantalón y me marché rumbo al único sitio en el que podía estar. Aquel colegio que había comenzado todos mis problemas.

Entré sin titubear buscando alguna pista de cómo encontrarla. Anduve por sus pasillos, subí escaleras y nada… Nada me indicaba dónde podía estar, ese colegio parecía desierto. Todo el mundo estaba en clase y yo no podía irrumpir en ninguna sin un buen motivo… Un chico salió de una clase.

-Excusez-moi ¿sabes dónde está el despacho del director? – pregunté al pequeño de no más de 7 años.
-Là-bas – señaló
-Merci.

Seguí un poco más adelante y allí estaba, una flamante puerta con una placa dorada que anunciaba “directeur”. Llamé un par de veces y entré. Una jovencísima secretaria me miraba expectante.

-Bonjour, me gustaría hablar con el director si es posible.

La chica me miró desconfiada, imagino que me veía demasiado joven para ser madre de alguno de los pequeños del centro. Intenté explicarme:

-Soy fotógrafa y necesito reunirme con la señorita Inés Ferrer.
-Un momento – y con la máxima diligencia entró en la habitación contigua, me hizo esperar un poco – Adelante.

Accedí al despacho del director. Era grande, espacioso y bien decorado. Se notaba en cada centímetro cuadrado de aquella escuela que debía costar un dineral tener a un niño allí.

-Tome asiento por favor – hizo una pausa – Soy el director de este centro ¿qué desea?

El hombre en cuestión transmitía mucho respeto. Era un hombre bien entrado en los cincuenta, recto, estirado y con un bigote poblado meticulosamente cuidado. Debía ser el director más horrible que he visto en mi vida.

-Hola, necesito reunirme con Inés Ferrer. Es un tema importante.
-Usted comprenderá – comenzó – que no puedo dejar que cualquiera acceda a este recinto, ni que cualquiera tenga contacto tanto con los alumnos como con los profesores.
-Lo entiendo perfectamente, pero soy fotógrafa y necesito reunirme con ella urgentemente – le tendí una de mis tarjetas.
-Ya veo… - dijo mientras leía la tarjeta atentamente – Pero aún así debe comprender que no puedo autorizarla a verla en el centro.
Este hombre me estaba poniendo las cosas difíciles.
-Mire… el motivo es bastante importante y no se lo puedo decir a cualquiera, es algo muy personal de la señorita Ferrer.
-¿De qué se trata? – picó en la trampa el muy condenado.
-¿Se acuerda usted de que estaba prometida? Pues soy la fotógrafa encargada de las fotos de la boda. Resulta que la señorita Ferrer encargó unas fotos “especiales”, usted ya me entiende, para su futuro marido, y, claro, esas fotografías deben ser entregadas en mano. Me hizo firmar un contrato y todo ¿sabe?
-Entiendo… No creo que haya inconveniente entonces, pero deberá esperarla en su departamento. No puede interrumpir las clases por ese motivo, por los niños…
-No hay problema.
-Es el departamento de idiomas, está en la planta superior, tercera puerta a la izquierda.
-Gracias y… no comente nada, pueden despedirme.
-Claro, claro, por supuesto.

Cerré la puerta a mis espaldas. Me despedí de la secretaria y me encaminé al escenario del crimen. Valiente pardillo, las personas de hoy en día hacen lo que sea por un cotilleo. Entré en el departamento de idiomas. Había varios escritorios, cada uno con su propio ordenador. Ojeé las estanterías repletas de libros, francés, español, inglés, alemán. Vaya, los niños aprendían muchos idiomas allí. Localicé el lugar de trabajo de Inés, sobre él había un par de fotos. En una de ellas aparecía una adolescente Inés junto a un hombre y una mujer en silla de ruedas, sus padres supongo. La siguiente era la foto de un gato y la última es la foto que le tomé junto a la Torre Eiffel. Tenía pegada una nota escrita en español:

“El amor no entiende de edades, ni reglas, de razas, ni sexos.
El amor no entiende de distancias”

-¡Tú! ¿Qué haces aquí? – me interrumpieron.

Al ver que era ella puse en marcha mi venganza.

-Yo también me alegro de verte, tanto como tú a mí Virginia.
-Responde – apremió.
-Vengo a ver a Inés.
-¿A Inés? No me hagas reír.
-¿Por qué me haces esto Virginia? ¿Qué te he hecho yo?
-¿Tú? ¿Qué qué has hecho tú? – preguntó riendo – entrometerte en mis planes.

Guardé silencio.

-Ahora que el mequetrefe ese estaba en la cárcel tenía vía libre.
-¿Vía libre para qué? – pregunté
-Para estar con ella imbécil. Y de repente apareces tú y todo mi esfuerzo se derrumba y lo peor, ella se enamora de ti.
-Eso no es realmente un motivo para hacerme esto.
-Louise… qué poco has entendido. Contigo fuera de juego Inés será toda para mí y ¿sabes qué es lo mejor?

La ira me consumía.

-Que ella no te quiere ver – rió – Porque caíste en mi juego como una mosca en la sopa. Una estúpida y cansina mosca. Ahora ella será mía y sólo porque te hice beber un poco más de la cuenta. Chica, pensé que al menos podías controlar eso pero supongo que tampoco estás acostumbrada a las drogas ¿no?
-¿Qué?

Escuchamos un ruido al otro lado de la puerta y ésta se abrió. Inés había terminado sus clases. Al abrir la puerta se encontró a su mejor amiga, que la había traicionado, y a la persona que amaba, que la había destruido. Miró perpleja, primero a una y luego a otra para pasar a una mirada cargada de dolor y rencor hacia mí. Sabía qué es lo que tenía que hacer ahora. Virginia estaba disfrutando pero decidió dejarnos solas, para que sufriera en silencio. Al cerrar la puerta se hizo el silencio. Saqué la pequeña grabadora que llevaba en el bolsillo, paré la grabación y extraje la pequeña cinta.

-Antes de que digas nada – me aventuré a decir – solo quiero que escuches esto.

Dejé la pequeña cinta encima de su mesa y desaparecí. Al fondo del pasillo Virginia entraba a dar clase con una sonrisa amplia que me dedicó especialmente y que yo le correspondí de buena gana, dejándola perpleja. Bajé las escaleras lentamente deseando que todo funcionase, que me creyese, que me perdonase…

Yo tampoco sabía que me había drogado la muy zorra. Sé que si no lo hubiese hecho no habría pasado nada entre ella y yo pero lo hecho, hecho estaba. Salí del colegio y llegué hasta mi fiel corcel azul metalizado. Había tomado una decisión, cuando arrancara aquella moto cumpliría mi sueño, viajaría por todo el mundo con mi cámara, con o sin Inés… Me coloqué el casco lentamente, deseando que el tiempo no pasara ni un segundo más. Sentía mi derrota a cada movimiento que realizaba para subir en la moto, para arrancarla, ya era tarde…

-¡Louise!

Me giré y allí estaba mi ángel en la puerta del colegio. Se acercó lentamente.

-Louise… todo eso… ¿es cierto?
-Sí – asentí culpable
-¿Por qué no me lo dijiste?
-Me amenazó – admití avergonzada
-¿Te drogó?
-Eso parece… yo tampoco lo sabía hasta ahora.

Inés me miró seria. Hizo una llamada. Habló autoritariamente con la persona al otro lado.

-Espérame – dijo – no te vayas por favor – colgó el teléfono.

Anduvo dos pasos cuando se giró sobre sus talones y me abrazó muy fuerte, me miró a los ojos y me besó. Un beso dulce, lleno de matices, de amor, de culpa, de esperanza. Un beso lleno de espera. Sus labios eran los más tiernos de este mundo y sus caricias las más dulces. No quería que terminase nunca. Me miró a los ojos y a escasos centímetros de mi boca susurró:

-Espérame.

Se marchó por donde había venido. Segundos después aparecieron los gorilas de su puerta en un Mercedes gigante, de color negro y con los cristales tintados. Ambos me saludaron. Acto seguido salieron con Virginia casi en volandas que protestaba y pataleaba. El director bajó junto a los gorilas y me dedicó un saludo desde la puerta y un gesto de cierre de cremallera. Estaba flipando. Inés se dirigió hacia mí. Yo seguía en shock.

-¿Se puede saber quién eres? – pregunté incrédula
-Verás Louise… ¿sabes quién es Juan Ferrer?
-¿El famoso narcotraficante español?
-Era mi abuelo.

¿Era nieta de uno de los narcotraficantes más famosos de todos los tiempos?

-Y no hay nadie en este mundo – prosiguió – que pueda tocar a mi familia.

Después de aquella afirmación Inés y yo nos marchamos. Nos marchamos bien lejos, a cumplir mi sueño de ser fotógrafa. Ella dejó la escuela y bueno, yo tuve que contarle a que me dedicaba realmente antes de dejarlo. Por extraño que parezca le encantó la idea, no paraba de preguntarme cosas acerca del mundo del porno… Inés era bastante diferente a la chica inocente que yo había creído que era, pero la verdad, así me gustaba más. Cada día me sorprendía con algo nuevo.

Y así fue como comenzó nuestra aventura por el mundo, donde cada noche dormíamos en un sitio distinto o contemplábamos un paisaje distinto en aquella furgoneta roñosa que conseguí al vender mi pequeña moto. Os diré una cosa, sería una furgoneta vieja pero aguantaba muy bien los movimientos bruscos, ya me entendéis.

Próxima parada: India.


Fin

4 comentarios:

  1. Yuhu!!!! muy bueno su Fic. me lo leí en unas horas todito!.

    Todo merecido a esa arpía .. y excelente final cumplir un sueño y que mejor con la persona que amas <3

    Muchas Gracias
    Espero que siga deleitándonos con sus historias.

    Se cuida
    Besos bye bye

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  2. Muy bien me encanto xD quien iva a pensar q su abulo era un narcotraficante jajaja estubo chido la vdd espero agan otro fic asi y felicidades a la autora :3

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  3. ._.
    bueno, realmente esperaba otra cosa

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