martes, 28 de mayo de 2013

El Pacto Cap. 7 - "Gemelos"

   Hola gente!!!! Después de andar desaparecida bastante tiempo (Una muerte de una mascota muy  querida y otras muy enfermas por causas desconocidas), estoy trayéndoles el último cap que tengo revisado del pacto. Si por allí se me fueron algunas faltas, pediré a mi editora en B que me haga las correciones pertinentes para hacer las correcciones que hoy no traigo neuronas suficientes para ello XD En fin, les dejo el siguiente cap y que lo disfruten :) Hasta pronto!!!! ^^

“Si miras en tu pasado, te das cuenta que has batallado contra monstruos desde temprana edad. Si miras tu presente te das cuenta que tú eres el monstruo de muchos más. Si miras tu futuro, te darás cuenta que como uno de ellos, tú también morirás”.

Cap. 7 “Gemelos”

  Jessie despertó abruptamente. ¿Qué era ese sueño que había tenido? Jamie era Sara en su sueño. Y hablaba con ese colgante que le había visto en el cuello. Su vista se centró nuevamente en la piscina e instintivamente volteó a ver a la ventana de la habitación que tenía a su espalda. Se frotó los ojos lentamente. Se había dormitado un momento y empezó a soñar a partir del minuto en que dejara de hablar con Jamie como si viese lo que había ocurrido después.

  Una puerta con seguridad incluida. Una serie de códigos para abrir, una ventana que cambiaba de aspecto, a Jamie transformándose en Sara Nelson. Esto era una locura. Por otra parte había escuchado que llamaba momos a alguien. Y ese alguien era ese colgante que cambiaba de cara. Se estaba volviendo loca.





  Julieta Nelson miraba de forma incesante todos los documentos que se encontraban en su presencia en ese momento. Todo lo que había ambicionado desde corta edad se había esfumado justamente bajo su nariz.
- ¡Maldito Nikos! ¿Quién hubiese pensado que ese infeliz tenía un bastardo?
- Tranquila, Julieta. Sé que parecía algo imposible pero todo fue tan imprevisto. Josh se guardó esta información hasta el final argumentando que no sabía si esa persona se presentaría.
- Por supuesto que lo sabía - contestó ella de forma fría mientras miraba a Mark por el reflejo de la ventana - Kafka no es un imbécil. Seguro que sabía todo esto mucho antes de que empezara a enviar las cartas de presentación a los herederos de Nikos.
- Aún así te quedas con tu empresa y lo que hayas logrado obtener por parte de la familia Andreakis hasta el día de ayer.
- Creo que no me has comprendido Mark. Siempre que juegas a algo hay que ganarlo. Sólo es entendible perderlo cuando no obtendrás ninguna ventaja por ganar.
  Se dió media vuelta mientras miraba detenidamente a Mark.
- No es sólo que Nikos haya mentido a mi padre sobre su herencia. Ese Andreakis parece odiarme y no sé porqué.

  Mark se quedó en silencio mientras miraba a Julieta. Era arrogante para con toda la gente que no le conocía. Pero en parte él conocía a la Julieta que era desconocida para los demás. Aunque había también partes de ella que eran un auténtico quebradero de cabeza. Era una heredera joven y atractiva, de una belleza sorprendente. Realmente lo era tanto que muchas veces no le parecía terrenal.

- Como la persona que eres, debes acostumbrarte que mientras exista alguna persona que te ame, existe otra que te odia. Creo que es lo común en esta vida.

  Julieta le miró detenidamente. Mark muchas veces decía cosas interesantes.Miró detenidamente el rostro de ese hombre junto a ella.
- Gracias Mark - le dijo mientras dejaba escapar un profundo suspiro - Por ahora ¿te importaría dejarme sola? Necesito pensar.
- Claro que sí - le contestó - no te olvides que mi esposa te espera en la cena del viernes.
- Ahí estaré - le contestó mientras le sonreía - no te preocupes. Dale saludos de mi parte.

  Mark asintió con la cabeza mientras salía de allí. Tras cerrarse la puerta decidió sentarse en aquel sillón desde el cuál podía mirar el edificio de frente. AK industries. Había estado tan cerca de poder hacerse con ese complejo de haber contado con la fortuna de Nikos.

  Cerró los ojos mientras respiraba profundamente. Sara no se había presentado en la declaración del testamento. No aparecía por ningún lado. Los detectives que había contratado no podían localizarla desde ese día.

- Desde ese maldito día...se ha esfumado como el genio de la lámpara.

  Se dió media vuelta y activó su ordenador. En su fondo de pantalla un wallpaper de peces en movimiento, que no era más que una imagen de varias peceras que adornaban ese despacho. Ciertamente tenía un fetiche con los peces.

  Sabía que Sara estaba viva. Había solicitado la ayuda de las autoridades pertinentes, los cuáles declararon que efectivamente Sara Nelson se encontraba viva, pero no con ánimos de declarar su paradero real. Decidió contratar detectives privados, que indagaron apropiadamente los rastros de Sara Nelson mientras fue posible. Pero luego de ello la tierra pareció tragársela porque nadie fue capaz ni lo era de ubicar su paradero. Había gastado una gran cantidad de dinero intentando ubicarla. Pero no había corrido con suerte en esos cinco años que habían pasado.

  Revisó los reportes que tenía ese día. Había decidido cancelar la búsqueda de Sara en los países donde ya no había recibido información. El último movimiento bancario que había realizado lo detectaron en Grecia. Había logrado sobornar a un empleado del lugar, pero lo que había conseguido es que otra persona había retirado desde la cuenta de Sara. Sin embargo, las cámaras de seguridad mostraban a una chica en un auto esperando a quien había retirado esa cantidad. Julieta no tenía dudas. Era ella. Lo malo es que habían pasado cuatro meses desde ese instante.

  Recordó que conocía esa cara. La había visto muchas veces mientras visitaban a Nikos. Sara había permanecido en esa casa mucho tiempo. Creciendo con la familia de los sirvientes en la casa Andreakis. No recordaba su nombre, pero estaba segura de que lo conocía. Era ese niño que en una ocasión Nikos trató cruelmente por podar de forma inadecuada el rosal del muro.

  Ese día el chiquillo fue castigado a plantar más rosas en crecimiento bajo una lluvia torrencial. Al día siguiente sus manos estaban llenas de arañazos y vendajes. Pero Julieta no tardó en notar que no eran las únicas manos. Las de Sara tenían algunos cortes pequeños y tierra entre las uñas. Lo notó cuando al día siguiente la encontró dormida en una parte del jardín.

  En la memoria de Julieta, esa imagen de la pequeña Sara durmiendo era un recuerdo que jamás la abandonaría. En su tonta niñez había supuesto muchas veces que esa era la imagen de la bella durmiente. La respiración acompasada de Sara mientras dormía, las suaves pestañas doradas, la cara tan fina y ese cabello rubio. Y las uñas con tierra.

- ¡Maldita sea! Odio que me hagas esto  - estalló violentamente en ese momento  mientras respiraba rápidamente - Maldita seas, Sara Nelson - repitió mientras sus ojos parecían dar un ligero destello.

  El teléfono sonó en ese preciso instante. Imogene se había comunicado por tercera vez en ese día. Julieta se sentía cansada y fastidiada. Había obtenido todo lo que necesitaba y ya no requería más de sus servicios. Pero era una persona tan empalagosa. Dió un largo suspiro antes de contestar el teléfono.

- ¿Si? ¡Hola Imogene! - se había sentado nuevamente mientras miraba el edificio de frente - Cuanto lo siento, he quedado con Mark para el viernes. Pero tengo libre dos horas por la tarde del sábado  - un ligero silencio del otro lado de la línea - Ahora que si tienes tiempo el lunes estaré disponible en la mañana. Perfecto entonces el sábado.

  Colgó tranquilamente. Para soltarse de ese tipo de personas, era mejor darles poco y a cuentagotas hasta fastidiarlas.

  Abrió un cajón del escritorio y sacó un sobre. Vació el contenido mientras revisaba atentamente algunos papeles y algunas fotos.

- Entiendo el porqué se había ocultado hasta ahora la presencia de ese Andreakis. Lo que no logré especificar fue qué hacía Jess ahí  - murmuraba mientras sostenía una foto de Jessie con Jamie en un estacionamiento - Ni porqué...no puedo pasar a través de él. No logro leerlo...

  Se levantó del sillón, tomó su bolso y salió de allí. Quizá algo de brisa le hiciera bien. Recorrió vagamente la ciudad mientras pensaba qué era lo que ocurría. Ninguna persona era capaz de resistirse a su persona. Siempre había obtenido lo que quería desde que era niña.

  No había mujer u hombre que se hubiese resistido a sus encantos. Excepto por ella. Reconoció con cierto desagrado y mal sabor de boca. Siempre lo supo. Sara era como ella. Y de cierta forma había rivalidad desde pequeñas. La diferencia era que ella siempre obtenía a las personas que Sara quería. Y Jessie no fue la excepción. Ella siempre había sospechado que Sara tenía algo con alguien, pero no pudo comprobarlo hasta que llegó a la residencia que Sara ocupaba tras su desaparición.

  Dentro del lugar estaban las cosas de Sara y entre algunos libros encontró lo que tanto buscaba. Una foto de Sara con una chica de aparentemente la misma edad. Era bastante guapa según notaba. Y tras la foto el nombre de la chica. No le llevó mucho conjeturar que las postales y cartas q se enviaban desde Melbourne correspondían a esa persona. Sara había estado dos años en esa ciudad antes de regresar a Sidney. Así que era ella, pensó mientras la miraba. Dentro de su persona se había desatado una serie de celos. Sara había preferido a alguien tan insulsa. Fue cuando reaccionó por primera vez que tenía celos. Y que la persona de su afecto no era más que su propia hermana.

  Tiró todas las cartas de Jessie a la basura y se encargó de indicar que cada carta fuese rechazada. Jamás imaginó que años después estaría frente a frente con esa persona. Le había reconocido al instante. Pero sabía perfectamente que Sara se había encargado de nunca mencionarle su existencia. Así que empezó a manifestarse inmediatamente una idea en su cabeza. Al darse cuenta de que Jessie había ido en busca de Sara pero nunca le había encontrado.

  Y lo que empezó como un simple juego de venganza, se tornó algo verdaderamente contraproducente. Aunque lo único que ella quería, desde luego, era demostrarle a Sara una vez más. Que ella siempre sería mejor en todo. Y con todos, o todas.

 “Ciertamente estás pensando mucho esto  ¿no es así?” - resonó una voz en su interior.
- Trato de no hacerlo - se contestó en un susurro - pero a veces es tan inevitable. He tenido tantas mujeres desde que recuerdo. Incluso he tenido en mi cama a su gran amor. Pero ni con ello aparece. Sara Nelson es...impredecible...


  Tras unos días de haber soñado esa rareza, Jessie se levantó de buen humor. Había tenido un sueño bastante raro acerca de una vista al mar, cabañas cerca de allí, un ambiente exótico, con palmeras, playas y sol. Se encontraba verdaderamente emocionada y corrió a la habitación de Jamie.

  Extrañamente su puerta estaba abierta. Así que se adentró en el interior. Era la primera vez que veía esa habitación. Era bastante extraña. Cosas colgando de los techos. Notó una cerradura normal en la puerta, un escritorio, una silla de ruedas, un par de muletas, y un cuadro que en ese momento le dejó sin respiración y sin habla.

  Eran dos Jamie. Sólo que una era chica y la otra era el tipo desenfadado que conocía. La chica estaba sentada mirando al frente, ataviada con un vestido blanco que dejaba al descubierto sus suaves hombros. La oscura mirada se encontraba divertida acompañada de la sonrisa que mostraban los labios. Tenía las piernas cruzadas, mientras un brazo estaba sobre ellas y el otro ayudaba a su mano a sostenerse en el sillón. El cabello era completamente lacio y largo. Se notaba sedoso. Jessie se preguntó si sería tan suave como aparentaba. De hecho, esa Jamie era toda delicadeza.

  Jamie por su parte estaba vestido como siempre. Con la ropa elegante y de un color oscuro. Y colocado tras la Jamie mujer. Tenía una mano en el bolsillo y otra sobre el hombro de la chica. Al contrario que el Jamie actual, el Jamie del cuadro se notaba mucho más serio y desde luego parecía más alto. Aunque también tenía una suave sombra sobre el rostro que Jamie no tenía. Si, el Jamie del cuadro tenía barba. Y sin duda su porte era mucho más masculino. Jessie estaba un poco confundida ante la situación.

  Su mirada recorrió una vez más el cuarto. Una silla de ruedas, un par de muletas, un cuadro ¿Qué demonios estaba pasando allí?

- Señorita Jessie...

  Y como muchas otras veces Jessie dió un salto y un respingo mientras volteaba a ver a...

- ¡María! Me has asustado - le contestó mientras tenía una mano en el pecho. Estaba buscando a Jamie ¿le has visto?
- El joven Jamie tuvo una emergencia y salió hoy en la madrugada. Me encargó limpiar su cuarto así que no debería estar en este lugar.
- Perdón - se disculpó Jessie -  no pensé que estaría ausente. De toda forma María …¿ quién es la chica del cuadro?
- La chica del cuadro es la hermana del joven Jamie - contestó María sin vacilación - Es una joven muy hermosa.
- Si, lo es - contestó Jessie visiblemente absorta - se parecen muchísimo ¿ no es así? - preguntó a María mientras sus ojos se encontraban sobre la chica del cuadro. Sara sería completamente igual a esa chica si se pintara el cabello de color negro y usara pupilentes oscuros.
- Eso es lógico señorita Jessie. Son gemelos.

  Y Jessie miró nuevamente a María con una cara de sorpresa en el rostro. Gemelos. Nunca había pensado en esa posibilidad. ¿Acaso sería posible que Jamie y Sara fuesen gemelos?
- Señorita Jessie....
- ¿Si, María?
- Usted no debería permanecer aquí, tengo mucho que terminar en la habitación y si sigue aquí no podré hacerlo adecuadamente.

  La voz de María era agradable pero firme. No permitiría que Jessie continuara analizando el cuarto.

- Cierto. Discúlpame  ¿Sabes cuando regresa Jamie?
- Mi joven Jamie debe volver en dos días señorita.
- Gracias María. Voy a salir ahora, regresaré por la tarde. Si Jamie llama ¿podrías decirle que se comunique conmigo directamente?
- Me encargaré de ello, señorita - le contestó María.

  Jessie cerró la puerta mientras daba una última mirada al cuadro. Bajó las escaleras mientras silbaba esas notas que Jamie tenía tan a menudo. Al final había resultado tan pegadiza que sin darse cuenta había empezado a entonarla en un silbido cada vez que se encontraba de buen humor.

- Muchas gracias, María.
- Mi joven señora. Temí que no se fuera nunca.
- Esta bien, fue mi culpa por dejar la puerta abierta. Hoy es uno de esos días.
- Déjeme ayudarle señora - contestó María mientras se acercaba a una chica de cabello oscuro que caminaba despacio del baño hacia la silla de ruedas.
- Gracias - le contestó a María.
  Esta no dijo ninguna palabra mientras le quitaba la toalla que tenía sobre los hombros y comenzaba a secarla. Su cabello negro contrastaba fuertemente con el verde de sus ojos.
- Cada vez me es más difícil suprimirlo.
- Me preocupa que todo esto se descubra antes de tiempo, señorita.
- Está bien María. Cuando Jamie regrese todo estará bien.
- Perdóneme por haber revelado su secreto. Pero no quería que la curiosidad le llevase a hacer cosas que no debía.
- Jessie. Supongo que esa es una faceta que no podemos controlar de toda forma - contestó la chica mientras se  sujetaba de las muletas para que María pudiese secar sus piernas - Me apena tanto estar teniéndote en esto María.
- Mi joven señora, no necesita sentir pena por algo que yo debo hacer. Es mi obligación cuidar de usted.

  La chica de los oscuros cabellos sonrió con tanta ternura hacia la mujer mientras le pedía que le ayudase a llegar a la cama. Se tendió libremente y le entregó la llave del cuarto a María.

- Nadie más que tú tiene permitido entrar a esta habitación.
- Si señora.
- Bien, entonces cierra esa puerta María y no dejes que nadie entre hasta que yo salga por mi propio pie.

  La aludida dió un asentimiento y salió de la habitación. Tras cerrarse la puerta, la joven que yacía acostada cerró los ojos. En su mesa de noche se encontraba la cadena de Jamie junto con ese pendiente de rostro. Y junto a ese pendiente había un pequeño cuadro que Jessie no alcanzó a notar en su rápida visita a ese lugar.
 La imagen mostraba a una sonriente Sara Nelson y un reservado Jamie Andreakis cubiertos de barro siendo niños.

Nota: La canción que silba Jamie frecuentemente es de la canción Troublemaker (de Hyuna y Hyunseung que forman para un disco un grupo del mismo nombre)

9 comentarios:

  1. me encanta este fic.
    me has dejado un poco confundida ¿gemelos? de donde te ha salido eso, llegue a pensar en alguna clase de posesión o algo parecido pero ¿gemelos? una cosa de locos...AH ME ENCANTA.
    espero leerte de nuevo muy pronto,un saludillo desde Colombia.

    PD: Julieta es perversa, muy peligrosa mujer envidiosa.

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  2. Erres fabulosa, cunado creo que lo tengo creas reveses magnificos, revelas cosas pero poco a poco con un ritmo magnifico. Espero y puedas publicar pronto.

    Saludos. PLV

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  3. Me tardo algo en irlo redactando, lo más fácil es imaginarlo, lo más difícil es darlo a entender con palabras :)

    Muchas gracias por sus comentarios y si, de poco en poco es mucho mejor que todo de una tirada. ^^

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  4. es simplemente maravilloso, e leído varios fanficks pero este es el que mas me a gustado por como vas llevando el ritmo de la historia.
    cada vez que termino un capitulo solo puedo imaginarme lo que sucede después mas no asumirlo con seguridad, lo cual es interesante ya que es como una sorpresa en cada nueva publicación.
    felicitaciones y sigue así.

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  5. genial!! otro capitulo que me hizo leerlo varias veces, escribes muy bien, espero con ansias el proximo :)

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  6. cada vez que leo se me crispan los pelos XD está genial

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  7. Gracias a ustedes por pasarse y comentar :)

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  8. se los agradecería muy gratamente que no dejen de subirlo_IB

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  9. Querida escritora soy yo de nuevo, solo tengo una palabra para ti: no mames! 0:

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