¡Hola, hola Bauler@s!
Pues hoy realmente estoy subiendo este cap sin la supervisión de mi editora en jefe u.u por razones que desconozco no pudo presentarse a mirarlo, debe andar
“Renacer cada noche y morir cada mañana...¿puede ser vida? Entre los muros de mi existencia, tengo que repetirme que si, seguir respirando, seguir viviendo, aunque a veces sea morir lentamente. Tengo que repetirme nuevamente que debo vivir”
Cap. 4 “Despierta”
Los oscuros ojos de Jamie se miraban poco a poco a través de sus entrecerrados párpados. Había sido una noche tan extraña y relajante. Sus párpados se cerraron apenas acostarse y descansó plenamente. Se levantó de la cama mientras se estiraba. Su despertador empezó a sonar en ese instante y fue apagado de inmediato.
Recordaba vagamente que Jessie había sollozado gran parte del tiempo antes de quedarse dormida. Habían sido dos días agotadores para esa mujer y mantuvo mucho ese asunto de forma personal en su presencia. Se reservaba esos momentos en la más profunda privacidad y se lo agradecía infinitamente.
El olor del mar cada mañana era algo liberador para su cuerpo, tanto tiempo alejado de todo ello. En el corredor de fuera empezaba a escuchar a las palomas; cierto, sus sentidos se habían desarrollado tanto en el terreno auditivo. A veces era un verdadero problema, pero bastaba desconectarse un poco para no preocuparse más de ello.
- Qué noche... - susurró antes de levantarse de la cama - oh maldición, me levanté del lado derecho de la cama...
- Es normal levantarse del lado derecho de la cama, pasa que tu anormalidad siempre resurge.
- Pasa que deberías callarte la mayor parte de las veces.
- ¿Entonces debo callarme ahora?
- Es obvio - susurró Jamie mientras se mesaba el cabello.
Una sonrisa divertida retumbó por su cabeza y un rostro con los ojos verdes parecía susurrarle algo directamente al oído.
- Lo sé, lo sé. No te preocupes, lo solucionaré...es una promesa...
Dejó su cama finalmente mientras se dirigía hacia una mesa de dibujo en la cuál habían escuadras, lápices y varios planos con un diseño visiblemente modificado en varias ocasiones. Apagó la luz que se había quedado encendida el resto de la noche. Realmente no recordaba cómo llegó a la cama. Notó también que el teléfono móvil tenía varias llamadas perdidas. Revisó lentamente mientras borraba sistemáticamente todo el historial.
- ¡Ah! Hoy es un día en el cuál me siento verdaderamente con ánimo de hacer algo productivo - dijo mientras se recostaba tranquilamente en la cama de nueva cuenta y tomaba el control remoto del televisor.
Jessie por su parte se mantenía algo inquieta desde esa mañana. Durante la madrugada se despertó de un ligero sueño y miró por la ventana. Allí en el jardín, le parecía mirar una silueta avanzando por el jardín y entrando al interior de la casa, pero nunca le escuchó abrir la puerta. Su corazón latió aceleradamente en ese momento mientras aguardaba escuchar pasos en la sala o subiendo las escaleras pero no hubo nada de movimiento en el interior. Tampoco sabía a donde fueron André y María, puesto que no les notó en la casa desde que se retiraron tras terminar la jornada y tampoco sabía si había un cuarto de huéspedes que no estuviese en la casa. Por si fuera poco, tampoco escuchó llegar o irse auto alguno. Debió haberse dormido bastante pesado.
Después de algunas horas, con ojeras visibles bajo sus ojos y más cansancio de lo habitual, decidió tomarse un baño. Afortunadamente para ella, fue una ducha estupenda. El agua caliente relajaba su cuerpo de sobremanera.
El cuarto que le habían asignado era lindo y acogedor. Los cristales le permitían mirar los atardeceres y amaneceres. Era una casa sencillamente encantadora por donde mirase. Aunque su dueño parecía desaparecer constantemente en la intimidad de su habitación. Era sábado, se preguntó a qué hora se servía el desayuno. No tuvo ocasión para mirar la hora el día anterior. Decidió mirar el jardín. No podía con la duda que le atenazaba la razón desde esa madrugada.
Salió decidida de la habitación y contempló el corredor y la sala vacía. María y André no se apreciaban por ningún lado. Jessie sólo pensaba cómo entraría nuevamente si la puerta se cerraba. Jamie no le había dado ninguna llave. Ahora que lo pensaba...¿a qué venía esa confianza? Eran dos desconocidos hasta el momento.
Llegó a la puerta y la abrió. La brisa que sintió fue increíble. Y fuera, había una persona más que ella no conocía en absoluto.
- ¡Hola! - le saludó a esa persona desconocida.
- Hola - contestó el aludido visiblemente desconcertado mientras la miraba - soy Adrián.
- Me llamo Jessie - contestó ella - no te había visto en estos dos días.
- ¿Dos días? - preguntó Adrián mucho más confuso. Era evidente por la expresión de incredulidad en los ojos que estaba sopesando mucho la situación.
- Si. Jamie me ha invitado a quedarme estos días. ¿Trabajas aquí? - interrogó nuevamente Jessie. Realmente quería saber si había alguien más a quién avisarle para entrar a la casa nuevamente.
- Vengo los fines de semana a encargarme del jardín - Aunque es la primera vez en estos meses que encuentro a alguien más aparte de mis padres aquí.
- Ya. Han pasado una serie de eventos raros.
- Imagino que sí - sonrió Adrián - ¿Jamie está en casa?
- No lo sé - contestó ella extrañada - no encuentro a nadie hoy aquí.
- Bueno...hoy es sábado. Mis padres trabajan de lunes a viernes. Jamie les da dos días de descanso. Y yo trabajo dos días a la semana. Así que nos estaremos viendo.
- Entiendo - sonrió - ahora entendía perfectamente el sistema de dos días de descanso. Aunque ese chico llamaba a Jamie por su nombre de pila. Y era hijo de André y María. Jamás lo hubiese pensado. Le preguntó a Adrián por la puerta y él sonrió.
- La puerta siempre está abierta por las mañanas los sábados. Claro que todo es controlado, pero seguro que Jamie se encarga de ello luego. Nunca sé como lo hace.
Al final, a Jessie se le quitaron las ganas de revisar el jardín, regresó y se preparó un desayuno, siendo consciente de que nadie más prepararía nada. Al salir se encontró con Adrián que subía presuroso las escaleras con una caja y golpeaba en el cuarto de Jamie. Después de un breve momento Adrián entró al interior.
La puerta de ese cuarto se abrió rato después mientras Adrián salía de la habitación nuevamente con la caja. Después de un tiempo corto, Jamie apareció mientras se sacudía los jeans que usaba en ese momento. Tenis de color negro y una camiseta algo ancha de color oscuro. Hacía un contraste con su piel. Jessie miraba sobre su portátil toda la escena. Estaba mirando un documento que había recibido en su teléfono móvil. Así que la escena había transcurrido frente a sus ojos sin que Adrián ni Jamie mostrasen afán de ocultar algo.
- ¿Trabajando tan temprano? - preguntó Jamie mientras daba un bostezo.
- No creo que sea tan temprano para mí - le contestó mientras sonreía ante lo evidente de que Jamie decía eso a mediodía.
- Si bueno. Mucha gente madruga a las ocho de la mañana. ¿Has desayunado?
- Si - le respondió Jessie mientras empezaba a apagar la portátil - Perdona que te incomode, pero ¿podrías indicarme un lugar a donde enlazarme a la red? Tenía pendiente un trabajo independiente y necesito entregarlo esta noche.
- ¡Oh, por ello no te preocupes! Puedes usar el despacho para ello. En el escritorio, bajo mi portatil hay un postick con la contraseña de la cosa esa anotada.
- ¿Dejas siempre tu contraseña anotada? Podría ser un problema tener tan a mano la contraseña de tu red ¿no te parece?
- ¿Mmmm? No entiendo mucho de qué me hablas - continuó nuevamente mientras daba otro bostezo - realmente sólo lo uso para mirar...videos de cuando en cuando. Todo lo demás está aquí - dijo mientras le mostraba un teléfono móvil. Y este nunca se despega de mí - terminó mientras miraba hacia atrás. Adrián le estaba llamando.
Les escuchó discutir ligeramente algo, sin embargo era un lenguaje que no podía entender en absoluto. Salieron rápidamente de la casa mientras Jessie miraba nuevamente el archivo en tu teléfono móvil. Salió para preguntarle a Jamie si podía tomar la red en ese momento y advirtió que se encaminaba hacia la parte opuesta de la casa. Ella los siguió rápidamente hasta llegar a la parte del jardín donde había visto la misteriosa silueta blanca.
A un lado del jardín había una piscina en forma de cacahuete y a un costado una terraza diseñada prácticamente para la piscina. Jamie continuaba diciéndole algunas cosas a Adrián en ese lenguaje que a ella le costaba reconocer. Adrián le respondía a su vez a Jamie mientras señalaba la caja que habían sostenido constantemente. Al final Jamie asintió y los dos rieron de forma extraña mientras Adrián le palmeaba la cabeza a Jamie en una forma verdaderamente amistosa. Más que Jefe y empleado, parecían hermanos o amigos muy cercanos.
- ¿Qué ocurre Jessie? - interrumpió Jamie.
- Me preguntaba si puedo ocupar ahora mismo la red.
- Si claro, no hay problema - contestó Jamie mientras le miraba. Al final volteó a ver a Adrián, que comenzaba a sacar de la caja unos brotes pequeños de palmeras.
Jessie los miraba rato después mientras Adrián cavaba y plantaba seis palmeras en total. Jamie miraba a su vez todo eso mientras se encontraba plácidamente en una tumbona colocada en la sombra del jardín. Habían bajado una nevera de la cuál Adrián tomaba una cerveza entre cuando y cuando. Jamie no se había acabado siquiera tres en todo ese rato. Parecía que bebía demasiado poco. Al final ella terminó de enviar aquel proyecto particular que había previsto y empleó el resto del tiempo en navegar en la red. Su propia empresa de diseño y publicidad. Sonaba tan bien que divagó un tiempo mirando lugares que estaban a espera de ser vendidos por cantidades significativamente altas. Lugares verdaderamente céntricos en precios estratosféricos. Se preguntaba que tan cierto sería. Era cierto que sus diseños tenían bastante apreciación y cotizaría quizá muy bien debido a los clientes que ya tenía. ¿Cuál sería al final la propuesta de Jamie? Dos años. Sopesó muy bien el tiempo. Quizá al final sería recomendable preguntarle a Jamie si al igual que en la empresa de Julieta, podría llevar a cabo trabajos personales. Eso era realmente lo que le importaba. Decidió que lo preguntaría esa noche.
Pero esa noche Jamie no apareció por lado alguno. Estuvo ausente toda la noche y Jessie no se pudo enterar de absolutamente nada hasta el día siguiente. Escuchó el auto de Jamie entrando casi amaneciendo. Y también estaba segura de haber oído a alguien tararear una canción con un tono más agudo y luego a Jamie carcajearse con una alegría que no conocía. La puerta del cuarto de Jamie se cerró con una fuerza impresionante y luego todo quedó en silencio. Miró su reloj, eran las cinco treinta de la mañana. Ya no podía dormir más. Esperaba que alguien saliese del cuarto de Jamie en el transcurso de la mañana pero la puerta jamás se abrió. Estaba pensando seriamente que algo extraño pasaba en esa casa. Claramente escuchó la voz de una mujer pero nunca la vio salir. Cerró los ojos nuevamente mientras su mente repasaba eso una y otra vez.
- ¿Ocurre algo? sonó una voz mientras ella abría los ojos apresuradamente. Miró a los alrededores pero nadie más se encontraba allí. Escuchó una ligera risa, como cuando alguien hace una broma y no desea que nadie más se entere. Trato de encontrar el origen de la risa y de la voz pero no encontró a persona alguna. Si no se estaba volviendo loca, Jamie estaba pasándose de vivo. Aunque la verdad era que esa voz no fue la de Jamie, ni sonaba como Adrian. Recostó nuevamente la cabeza. Jamie no tardaría en despertar y podría hablar de ello.
- ¿Fantasmas? - preguntó Jamie con la incredulidad escrita en la cara - ¿estás segura que no te encontrabas dormida?
- No, sólo cerré los ojos un instante - le contestó ella.
- En verdad no sé qué decirte - respondió Jamie a su vez mientras bebía un café cargadísimo - qué dolor de cabeza.... - musitó mientras se presionaba las sienes - Juro que no vuelve a pasarme esta semana..
- ¿Sólo esta semana? - preguntó Jessie mientras le miraba.
- Si. Tendrás que ir conmigo a ese lugar. Chicas preciosas bailando frente a mí, con esos contoneos extraños y música exótica sonando a todo lo que da.
Jessie se atragantó con lo que bebía mientras intentaba no sacar por la boca lo que apenas había sorbido.
- ¿Me estás pidiendo que vaya a un burdel?
- ¿Burdel? no, no, no, por supuesto que no. Yo no sería capaz de pedirte eso - contestó Jamie mientras movía las manos en forma defensiva - Es un bar. Bijoux. Es encantador - terminó de decir robóticamente a la vez que movía sus manos para tomar dos aspirinas - Valió la pena supongo.
- ¡Oh vaya! - remató Jessie mientras pensaba que no tenía caso fingir tanta inocencia. Por supuesto que había ido a ver shows de ese tipo alguna vez, o muchas veces. Sonrió para sí en tanto Jamie se tragaba las dos aspirinas de una sola vez y se ponía una toalla húmeda en la cara - Por cierto, he estado pensando...
- ¿Si? - musitó Jamie aún con la toalla en la cara.
- Sobre lo que me has dicho de la propuesta.
- Ajá - le animó en una forma alargada.
- Y estoy interesada, pero quiero saber cuál es la condición para ello.
Jamie se quitó la toalla del rostro mientras la miraba fijamente. Jessie podía ver esas manos sobre la toalla, definitivamente eran manos muy femeninas. ¿Acaso era de tendencia tomboy? esa era otra duda que se le estaba metiendo entre ceja y ceja.
- Entiendo - replicó Jamie - Supongo que es normal el querer saber - continuaba hablando mientras se incorporaba - Hablaré con Kafka mañana y sin duda a la hora del almuerzo podré darte los detalles ¿te parece?
- Si - contestó Jessie mientras le miraba - me parece bien.
- De acuerdo - Jamie empezaba a estirarse mientras Jess observaba detenidamente su aspecto. Lo cierto era que al mirarle no parecía una chica, corporalmente hablando - Ahora, mucho más importante aún...
- ¿Si? - preguntó Jessie totalmente intrigada.
- ¿Qué te apetece comer para mañana? - preguntó Jamie mientras su cara denotaba preocupación - es lunes y verdaderamente se me complican los inicios de semana. Suelen ser tan frustrantes. Ya sabes, levantarse temprano, el trabajo. No quiero pensarlo.
Y una vez más, Jessie sólo pudo contestarle que no tenía ni la más remota idea mientras en su interior se preguntaba ¿qué edad tenía Jamie para comportarse como un crío maleducado?
Lo cierto es que esa era otra gran pregunta, únicamente sabía su apellido y su nombre, más absolutamente nada al respecto que fuese nuevo sobre su persona. Seguían siendo dos extraños bajo un mismo techo. Ese día Adrián se la pasó podando las plantas hasta el atardecer, justo cuando el reloj marcaba las nueve de la noche, un auto entró y Jessie pudo divisar a lo lejos a André y María regresando a sus labores. Sin duda eran dos días exactos desde que se fueron.
Al acostarse, Jessie nuevamente pensó en el suceso de la mañana, pero pronto cayó dormida en un sueño profundo. Y su cuerpo pareció despegarse de su cuerpo en ese momento. Se encontró como un espectador con una escena que no distinguía del todo en la oscuridad.
Podía ver una grieta en la cuál se encontraba una persona. Y Jessie lo sabía, sabía que de alguna forma la persona en esa grieta estaba muriendo de frío y hambre. No conocía el lugar pero hacía tanto frío, miraba a la persona acurrucada sobre sí misma tratando de no toser, tratando de no respirar tanto. Le miró moverse mientras tarareaba una canción que ella creía recordar pero no sabía de donde. Trató de moverse en esa escena pero no podía y entre ello sólo pudo escuchar una conversación:
“Frío. Hace frío. Estoy empezando a dejar de sentir mi cuerpo. Tengo sueño, es casi imposible poder tenerlos abiertos. Tengo mucho sueño...no puedo más.”
Jessie estaba segura que quién decía eso era la persona que se encontraba tratando de sobrevivir. Pero contra todos los pronósticos, una voz más grave, una voz de hombre respondió.
“Claro que puedes. Si los cierras, morirás”.
“¿Quién eres tú? No puedo verte...” - preguntó la persona que se mecía lentamente en esa grieta. Ahora si, Jessie estaba completamente segura de que la dueña de esa voz era una mujer.
“Alguien de por aquí y por allá...” - contestó nuevamente la voz masculina, que por donde lo mirase, Jessie no podía mirarla por ningún lado.
“No quiero morir” - susurró nuevamente la chica.
“Entonces no mueras y hagamos un trato. Yo necesito que vivas y tú me necesitas a mí. Me parece razonable ¿a tí no?” continuó la voz, que Jessie empezó a notar proveniente de una ligera luz redonda flotando frente a la chica.
“¿Por qué he de necesitarte?” - interrogó nuevamente la voz femenina.
“Mmmmm, digamos que tú eres yo y yo soy tú. Si, eso es efectivamente de lo que se trata. Tú y yo somos parte de uno solo. Así que como verás, si tu mueres yo también moriré.”.
“No entiendo de donde sacas eso...” - respondió la chica antes de toser.
“Eso no importa realmente. ¿Estás lista? Es hora de que tú y yo celebremos un pacto, como en antaño, como el ahora. Celebremos la fusión de lo legendario con lo mundano, celebremos y festejemos, porque aunque hoy tu yo habitual morirá, tu yo con mi presencia renacerá. ¡Vamos! Se que quieres vivir, puedo concederte también una petición, más no un deseo. Pero este trato se pacta con sangre, no con la barbarie de los sacrificios, sino con la sangre de tu vida ¿Lo aceptas?”
Y Jessie miró la delgada silueta junto a esa pequeña esfera de luz levantar lentamente el rostro. Los labios estaban partidos y sangraban ligeramente por las comisuras. El rostro se denotaba demacrado y ligeramente quemado por el frío. Pero la sonrisa estaba viva, Jessie podía saberlo con sólo mirar esa parte parcial de su rostro.
“Entonces es cierto, has venido al fin” - musitó levemente la chica.
“Todo lo bueno se hace esperar” le respondió la voz.
“Está bien, ya sé lo que quieres y sabes lo que quiero, ¿Qué caso tiene ponerse a discutir? “
“Veo que realmente sabes de este tema, eso me alegra, entonces ¿debo interpretarlo como un si?” interrogó nuevamente la voz.
Y mientras Jessie balbuceaba en sus adentros y gesticulaba para hacerse notar, vió con desesperación como la chica sonreía lenta pero segura y sus labios se elevaron lentamente. Jessie no podía escucharle ya, todo el sonido escapaba de sí y la escena se borraba despacio de sus ojos. Jessie no le escuchó, pero sabía perfectamente cuál era la respuesta. La chica había dicho “Si”.
me encanta este fic, logra confundirme te confieso, pero me encanta. espero la conti
ResponderEliminarM e encuentro tan intrigada en este momento....
ResponderEliminarespero realmente ansiosa la contonuacion
Tuve una serie de inconvenientes y apenas hoy me logré desocupar, lo siento mucho de verdad. Luego hablamos y te cuento mejor; igual acabo de leerlo y el capítulo me encantó, va cocinándose muy bien esto.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
cuando pienso q voy a conseguir mis respuestas, termino dándome cuenta q tengo mas preguntas que cuando empece a leer el capitulo ja ja.
ResponderEliminarExcelente capitulo!
Me gusta la historia, aún no le entiendo y eso me desespera pero también me obliga a mantener la mente abierta, ese es un buen indicio, por lo demás sólo quiero decir, porfavor publiquen más de la historia de Cafè a París se esta poniendo buena y desde hace tiempo que no suben nada de esa historia!!!
ResponderEliminartienes mas de un mes sin subir capitulo!?' ;O
ResponderEliminarHola aLeh, si tuve un mes por causas de salud y luego una serie de eventos que me han mantenido un poco ocupada con el asunto, pero ya nos estamos encaminando ;) gracias por pasarte y leerlo :)
ResponderEliminarEspero y no haya sido nada grave lo de salud, de verdad que me gusta muchoo la historiaa *-* saludoos!' Que estes mui bien!'.. Oie disculpa, me puedo atrever a preguntar si tienes face!?' ii si es asi, pedirtelo
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarsi, claro, puedes agregarme, perdona hasta ahora me he puesto al corriente cn esto.
ResponderEliminarkit.kat.by para el facebook ;) cualquier problemita dejarme un mensaje ^^ bye bye
Ve que yo he leído hasta el cap 19 y aún hay cosas que no logró entender justo aquí! Esto es tan emocionante, querida escritora debo decirte que tu historia es maravillosa!
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