Hola gente!!
Originalmente este fan fic estaba pensado en una trama diferente, ciertamente tomé características de un fan fic en elaboración que la autora original no terminó, y fue modificado hasta tal punto que surgió un fan fic totalmente nuevo, agradezco a ella por la ayuda prestada. Y desde luego a mi editora en jefe (si, aunque no lo crean) Akari-kun :)
Evidentemente este escrito es una idea personal, hasta ahora avanzado y si más tarde se logran incorporar algunas ilustraciones de Kaoru será estupendo, pero por lo pronto, será fic únicamente y espero que les agrade tanto como a mí el redactarlo poco a poco.
Iniciamos entonces con el primer capítulo de este fic, que se llama "El pacto". Aunque por ahora quizá sea un poco raro el título, con el resto de la trama irán comprendiendo el porqué del nombre. Qué lo disfruten.
"He despertado tantas veces en este
mismo lugar, he despertado mil veces más de las que recuerdo y que puedo
contar. Lo odio, odio todo lo que tiene este sitio, me abruma, me asquea. He
despertado tantas veces en este lugar, que por primera vez reconozco que me
odio junto con todo lo que me rodea."
Cap. 1 Jessie.
Jessie abrió la puerta lentamente. Con su corazón latiendo en forma acelerada y apremiante. Su mano derecha sostenía una hoja de papel que apresaba con toda su fuerza. Su mano izquierda terminó de abrir esa puerta que no quería abrir, esa puerta que acabaría con sus sueños más deseados en ese momento. Y la escena tras esa ella era inconfundible.
Una despampanante castaña se comía a besos a una novia vestida de blanco. O lo que era aún peor, se comía a la novia con la que Jessie se casaría en una hora escasamente. El par de chicas voltearon a ver a la puerta y la rubia se paralizó completamente. Su cabello estaba totalmente despeinado, mientras sus suaves muslos mantenían a la castaña pegada a su entrepierna.
Y Jessie no supo que pasó. Sólo sabía que en ese momento un calor arrasante le recorría las mejillas mientras el castillo y la princesa en su torre caían lentamente sin que ella lo pudiera detener. Su novia se desatendió de la castaña e intentó inútilmente acomodarse lo que quedaba de ropa mientras le decía algo que Jessie no alcanzaba a entender. ¿Le decia cariño? Si, eso era, pero no podía escuchar nada más. Alcanzó a dar media vuelta mientras daba un portazo y corría por los pasillos, y esa maldita nota, se aferraba a esa maldita nota que no alcanzaba a entender quién se la había enviado dentro de ese hermoso arreglo floral dedicado exclusivamente a ella. ¿Quién decía que la belleza no mata? Ella no estaba tan segura.
Avanzó lo más rápido que podía mientras se arrancaba el tocado y se enjugaba las lágrimas con el dorso de la mano. Una mano le sujetó y le hizo mirar. Su novia estaba frente a ella con el rostro ligeramente contraído y la voz quebrada mientras intentaba respirar con naturalidad.
- Espera cariño, se que he metido la pata Jess pero puedo explicarlo. Te lo juro por mi vida. Fue un error, un error como muchos que me cometido a lo largo de mi vida. Pero te prometo que no volverá a pasar. Vamos princesa, no podemos tirar por la borda nuestros planes, nuestros sueños. ¿Verdad? estamos a un solo paso de poder lograrlo.
Jess le miró. Miró dentro de esos ojos azules como el mar. Un mar que ahogaba cada parte de su raciocinio. Recorrió con la mirada ese rostro. El rostro que tantas veces contempló dormir. Recordaba esa boca reclamando la suya así como cada parte su piel.
- Me estás lastimando - atinó a decir mientras trataba de contener los sollozos.
La rubia le soltó mientras le besaba despacio. Y Jessie por primera vez en la vida supo, que los besos eran los mismos, a pesar de que unos minutos antes en su boca había alguien que no era ella. Se despegó lentamente, mientras en sus labios se llevaba el último beso de la persona que en ese momento se había encargado de destrozar su vida. Irónicamente, no sabía cómo le iría luego de ello. Plantar a su jefa en el altar no era algo que hubiese planeado.
- Adios, Julieta.
Corrió mientras el tocado y el velo se quedaban en el sueño y la rubia se mantenía atónita sin poder creer lo que estaba sucediendo.
- ¡Jess! ¡Regresa aquí!
Pero Jess no regresó, bajó las escaleras mientras lloraba de forma descontrolada, se dirigió a la parte trasera del lugar para tratar de salir sin ser vista y sólo al llegar a la calle recordó que no tenía como irse. Para colmo de males confió estúpidamente en esa persona y había dejado todas sus cosas en la habitación donde la arreglaban momentos antes.
Empezó a caminar mientras sentía el aire golpear su piel. Y sin embargo, no entendía porqué el frío no le hacía daño. Un auto se estacionó junto a ella, la portezuela se abrió.
- Sube.
Fue lo único que el conductor dijo. Mientras enfilaba el auto en la carretera junto al mar. Las lágrimas que había contenido en el momento que Julieta hablaba con ella se desbordaron nuevamente. Tardó en reaccionar en que la mano junto a ella le tendía un pañuelo finamente bordado.
-Gracias - fue lo único que también atinó a decir. Su mente no entendía en ese momento como es que se había subido al coche de un desconocido. Pero empezó a despertar poco a poco cuando notó que el auto se detuvo y quién conducía abrió la puerta para darle paso.
- Me temo que hemos llegado.
Jess miró por primera vez a la persona que le tendía la mano para ayudarle a salir. Tenía unos lentes con cristales ligeramente opacos. Una piel clara y visiblemente un cabello oscuro. Aceptó la mano y salió del auto para encontrarse en un jardín exquisitamente cuidado. La casa se encontraba pintada de blanco en su exterior, con los techos acabados en tejas. Un hombre asomó en ese momento.
- André. Por favor, estaciona mi auto. Y pídele a María que nos sirva un refrigerio...y que prepare la habitación de huéspedes por favor.
El aludido asintió mientras tomaba las llaves y hablaba por un interfon colocado junto a una puerta que se notaba era la entrada del servicio. La puerta principal se abrió en ese momento y una señora de visible edad sonrió amablemente mientras murmuraba algo que Jessie no logro entender.
- Yo...me temo que no puedo quedarme... -susurró ligeramente.
- Considero que por hoy deberías descansar. Y mañana puedes correr tanto como lo desees - contestó aquella persona con un timbre tan divertido en la voz que Jessie sintió que moría nuevamente.
- Algunas personas son tan crueles con la desgracia ajena - susurró levemente, pero si aquella persona desconocida le escuchó no se enteró en absoluto. Le siguió como un perrito sin hogar sin mirar más que sus zapatos avanzar.
Se detuvo y Jess tropezó con su espalda sin poderlo evitar.
- ¡Eh, eh! los ataques están prohibidos antes de la medianoche - le dijo mientras Jessie no lograba unir una palabra con la otra. Sus neuronas habían decidido tomarse unas vacaciones mientras otra parte se mantenía en huelga - Siéntate por favor.
Por fin miró a su alrededor. Estaban en una sala que no parecía ni cuarto, ni comedor, ni recepción ni nada. La vista dejaba ver un panorama maravilloso con la vista al mar. Y sin embargo el mar le parecía tan triste en ese momento. La señora avanzada en edad entró en ese momento con una bandeja de bocadillos y el otro señor, de nombre André, traía otra con una jarra y dos vasos de cristal. Depositaron todo en una mesa y desaparecieron tan misteriosamente como llegaron.
Se sentó mientras admiraba las ropas que aún llevaba. Ese vestido de novia, incluso había bajado de peso para lucir bien el vestido y ahora se sentía tan patética. Por más que lo intentó no pudo contener las lágrimas que nuevamente arrasaron su rostro. Escuchó un suspiro de resignación de parte de la otra persona y volteó a ver. Entre las lágrimas le notaba tomar los vasos y servirle uno de ellos. Se lo tendió mientras Jessie apuró el trago en un intento de contener el sollozo.
- Lo siento...no pretendía...
- Shhh, está bien Jessie...no es necesario que digas más - le interrumpió mientras le secaba las lágrimas.
- ¿Cómo... cómo sabes que mi nombre es Jessie? - preguntó rápidamente mientras empezaba a notar su vista nublada.
Y aquella persona extraña, con la piel clara, el cabello negro y los ojos oscuros terminó por sonreír visiblemente divertida mientras Jess se sentía caer dentro de un pozo oscuro girando sin parar. Intentaba mantener los ojos abiertos pero sentía cada párpado tan pesado como una losa. Y allí seguía, aquella sonrisa mientras escuchaba sus últimas palabras.
- Hay pocas cosas que son tan fáciles de saber...querida Jess...
El cuerpo de Jessie quedó suspendido un momento entre sus brazos mientras María avisaba que el cuarto de invitados estaba listo.
Y del resto Jessie no se enteró. Su anfitrión cerró lentamente la puerta del cuarto mientras el aire de la ventana se filtraba lentamente en el interior. Sin embargo, el sedante haría un largo efecto para su desgastado pensamiento. Y durmió; durmió lo que la emoción primero y la desesperación posterior exigían. Y recordó, hace mucho tiempo atrás, a otra persona que la había tratado con la misma actitud cortés y dedicada. Una persona a la que ella rechazó indefinida cantidad de veces. Por primera vez en mucho tiempo, su mente divagó en sus guardados recuerdos. Y soñó, con ese cabello rizado y los verdes ojos de Sara.
Y mientras Jessie soñaba, la tormenta empezaba a amainar mientras el tiempo se había detenido para otra persona que miraba la lluvia ceder lentamente a través de los cristales. Su rostro no denotaba expresión alguna, a pesar de haberse hundido en recuerdos que no lograba mostrar en sus finos rasgos. Parecía hablar con su persona y a la vez parecía discutir con alguien más. Una mirada iracunda de ojos verdes y otra visiblemente divertida de ojos negros. Mientras la oscuridad se cernía lentamente sobre el paisaje.
Jamie abrió los ojos lentamente tan sólo para cerrarlos de nuevo. El aire fresco se deslizaba por la ventana de su habitación. El verano se presentaba como raras veces, pronto tendría que cerrar esa ventana. Lo cierto es que quizá tampoco le interesaba mucho. Se incorporó de la cama con todo el pesar que ello implicaba. Llevaba semanas viviendo en aquel sitio, donde simplemente era Jamie, o quizá la persona que vive encerrada tras los muros de ese lugar. Miró el reloj digital que había a su lado. Marcaban pasadas las nueve horas del día. Si que la había tenido larga.
que interesante has comenzado el fic.
ResponderEliminarSiento cierta maldad de dejarlo hasta ahí el primer capítulo, pero está atrapante. Continualo :3.
ResponderEliminarMi buena amiga, como te dije la primera vez que lo leí, excelente e interesante historia. Espero pronto poder continuar leyendo y sirviendo de editora en jefe ejem ejem, digo de beta XD
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Nuchas gracias por los comentarios ana y kitsunea. No, no hay dolo en haber dejado el cap hasta allí, puesto que fue pensado sin más. Gracias editora en jefe jajajaja. Claro que tiene continuación :)
ResponderEliminarMuy buenoo :3 me encanta!' Cada cuanto seran los capitulos!?' Saludoss
ResponderEliminarHola Aleh, pues realmente planeo que sea cada semana, aunque quizá algunas veces no sea así debido a asuntos pendientes que tengo laboralmente hablando jajaja, aún así intentaré que sea semanal :)
ResponderEliminarHola, me encanta tu forma de escribir, y la historia comenzó fuerte e intrigante, leeré los capítulos siguientes y comentaré en cuanto termine cada uno. Te Felicito =)
ResponderEliminarHola Reviatán, gracias por pasarte a leerlo, me recuerdas mucho DNAngel por el personaje de Satoshi :)
ResponderEliminarLo sé xD Aunque la imagen está un poco editada y ya tengo con ella varios años, no quiero cambiarla =')
ResponderEliminarQuede picadisima con el pacto, espero con ansias el proximo capitulo *-* saludos:)
ResponderEliminarMe dio tanta pena la Pobre Jessie , con esa novia pone cuernos fatal , ...
ResponderEliminarGracias por la historia, la seguiré
Se cuida
Señorita escritora del tic, tenia tanto tiempo que no leía tu historia, el último capítulo que leí fue el 19 y para seguirle el hilo la releere otra vez
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