jueves, 20 de diciembre de 2012

Café à Paris - Capítulo 7


¡Hola Yurifans!

Hace algunas semanas que salí de viaje y hace también pocos días que me fijé que si adopto una posición algo incómoda en el último rincón de la casa donde me encuentro, pues se capta una señal wifi; eso si, si estornudo se pierde. En fin, que no quería finalizar el año sin publicar.

Espero que este año que finaliza lo haga de la mejor manera posible, que las enseñanzas que nos deja nos ayuden a vivir un mejor 2013 y que las co-administradoras de este rinconcito yuri tengamos algo más de vida 2.0 o de vida en general XD para dedicarle.

Con mis mejores deseos, acá les dejo el material de lectura.

Les quiere,

Akari :-)

Café à Paris.
Autora: Utena93
Capítulo 7

Llegamos. Música a tope. Poca iluminación. Tenues luces de colores. Flashes. Una barra al fondo. Chicas bailando. Extraño y embriagador aroma a cerrado. Al bajar las escaleras te teletransportabas al maravilloso mundo de la lujuria. Chicas por todos lados. Chicas con otras chicas, besándose, bailando, frotándose, en el límite del deseo, sudando, jadeando, bebiendo… Aquel era el paraíso, el lugar perfecto para mi estrategia. Tomé a Louise de la mano para evitar que se perdiera en la masa y conducirla directamente a la barra. Le marqué un dos con la mano a la camarera y miré a Louise. Era el momento de dejar caer la máscara.

-¿Qué has pedido? – dijo Louise casi gritando. Apenas se escuchaba nada con el alto volumen de la música.
-Tequila.
-¡¿Tequila!? Es un poco pronto para…
-Así entramos en calor. Me apuesto lo que quieras a que no te animas a bailar así como así.

Se quedó en silencio, sonriendo con la cabeza gacha. No, claro que no, ella no era ese tipo de chica. Pobre infeliz, ni se imaginaba hasta qué punto se había metido en un problema… lo mejor de todo es que caería, y si no… había otras formas de solucionarlo. La camarera llego con los chupitos de tequila y sonreí. Alcé mi chupito y el líquido desapareció de un trago. Louise me miró perpleja.

-¡Venga! – animé.

Louise miró el pequeño vaso no muy convencida pero finalmente se decidió. Automáticamente pedí otros dos chupitos por lo que Louise me miró con cara de horror y aún un poco roja por lo que acaba de entrar directo a su hígado. Volví a sonreírle y esta vez levanté el pequeño vaso en símbolo de brindis, ella me acompañó nerviosa. Todo de una vez. En mi tercer intento de pedir Louise me detuvo.

-Dame algo de tiempo para reponerme. – dijo sonriendo.
-¡Que poco aguante! – sonreí – como quieras. Al menos he cumplido, te he invitado a dos copas.
-Está bien, a la próxima invito yo.
-A condición…
-¿A condición?
-De que yo elija la siguiente copa – espeté – y prometo que no será tequila.
-Trato echo.

Le dediqué una de mis mejores sonrisas y aún así parecía preocupada por algo. Me decidí a preguntar.

-¿Ocurre algo?
-No… bueno, es que debería llamar a Inés, puede que esté preocupada…
-¡No te preocupes! Ya la llamé yo desde el trabajo. Sabe que estás conmigo así que relájate. – Bravo por mi imaginación y la mentira que se acababa de tragar. Dudo que Inés se preocupe por una persona como ella.
-Muchas gracias Virginia – sonrió – ¿quieres que pidamos la siguiente ronda?
-Encantada. – Alce la mano y grité - ¡Dos de absenta!
-¡¿Absenta?! – preguntó horrorizada - ¿No es un poco fuert…
-Ya verás como entras en calor con esto – interrumpí – además… tampoco es tan fuerte.

Y llegaron aquellos dos pequeños vasitos verdes que apestaban a alcohol. La miré sonriendo, confiada, como debía mostrarme ante ella, aunque realmente aquello no nos sentaría bien a ninguna de las dos, pero ese era el plan. Vasos arriba y todo de una vez. Asqueroso. A Louise se le descompuso la cara y daba pequeños espasmos de asco mientras pedía a duras penas un poco de agua. Aquel líquido verde era como tragarse un enjuague bucal con gasolina… aproveché que le servían el agua para arrebatársela de la forma más seductora posible. Acabé con toda el agua yo sola, bendito y calmante bálsamo… mientras ella aguantaba las ganas de coger el extintor más cercano para apagar el fuego de su garganta.

-Exagerada – dije riéndome.

Louise me miró con desesperación pero rió finalmente. Lo tenía chupado con ella y dentro de nada el alcohol y la falta de comida en su cuerpo harían el resto del trabajo por mí, cogería tal borrachera que no recordaría ni su nombre y después… Después no le quedaría otra que olvidarse de Inés. Simplemente perfecto. La apartaría de mi camino como a una simple mosca que revolotea sobre la comida incordiando a todos con su presencia. Pero antes de eso tenía que hacer algunos sacrificios… nada merecía más la pena que aquello.

Tomé a Louise de la mano y nos dirigimos al centro de la pista en la que apenas se cabía, las luces, la música y el movimiento acabarían por aturdirla del todo. Cuando llevábamos un rato bailando los primeros efectos empezaron a ser visibles, reía por todo, estaba mucho más lanzada y a veces perdía el equilibrio. La idea de no haber comido nada me lo ponía todo en bandeja pero por desgracia el alcohol también comenzó a afectarme a mí también. Todo empezó a ser difuso, borroso, perdí la noción del tiempo y el espacio. Risas, escándalo, de repente lluvia, frío y el sonido de una destartalada moto. Mi casa, besos, pasión, una puerta que se cierra demasiado fuerte, unas prendas que se quitan demasiado rápido, el sonido amortiguado de dos cuerpos sobre la alfombra, un vaivén continuo de emociones, clímax. Oscuridad. Un dulce beso en la espalda, el calor de otro cuerpo, la suavidad de las sabanas, una mano decidida que baja lentamente, deseo con gusto a alcohol, nauseas acalladas con caricias, dos cuerpos rendidos a la noche, agotados, exhaustos… vencidos.


Louise dónde estás… no has vuelto en toda la noche, no contestas al móvil…

No podía parar de pensar en ella… apagué las velas casi consumidas de la mesa y contemplé como seguían los platos llenos de comida esperando por la cena que no tuvo lugar.

Te prometí recompensarte… pensé que te gustaría…

Miré el teléfono una vez más, las seis y cuarto de la mañana. La noche en vela con la única compañía de mi soledad y las lágrimas que inundaban mis ojos. Lo intentaría por última vez…


Un timbre sonó en la lejanía, un timbre que me hizo despertar de un plácido sueño. Me incorporé poco a poco, un poco aturdida y la vi, sentada en el borde de la cama, hablando por teléfono en tono bajo, preocupada, intentando calmar a la persona al otro lado de la línea, se llevaba las manos a la cabeza… Entonces recordé mi plan. La abracé por la espalda y besé dulcemente su cuello. Colgó y se quedó contemplando el teléfono con tristeza.

-¿Quién era? – pregunté mientras seguía besándola.
-Inés. – me apartó con delicadeza – Me dijiste que la habías llamado. ¿Por qué me has mentido? – preguntó conteniendo la ira.

Sonreí.

-No me has contestado.
-¿Te gusta Inés verdad? – pregunté tranquila.
-¿Y eso qué tiene que ver? – preguntaba extrañada.

Me levanté de la cama y me vestí con un albornoz que dejé preparado la noche anterior.

-Supongo que se habrá enfadado, después de lo que te tenía preparado esta noche…
-¿De qué estás hablando?
-¿No lo sabes? Tú le gustas y bueno… me contó no sé que de una cena romántica.

Se me quedó mirando, estática, intentando ordenar sus pensamientos.

-Pero ambas sabemos que Inés no es para ti ¿verdad? – proseguí – Una chica de clase alta como ella con una simple directora de porno como tú.
-¿Qué has… - preguntó sorprendida.
-Sí, lo sé. No es tan difícil investigar a alguien tan simple como tú.
-¿Qué es lo que quieres?
-Que te alejes de ella o si no…
-¿O si no qué? – me desafió.
-O si no tu secreto puede salir a la luz, y no solo te perjudicaría a ti sino también a ella, aunque creo que aún no sabes quién es.

Guardó silencio.

-No creo que la idea de hacerle daño te guste ¿me equivoco?
-¿Y qué ganas tú con todo esto?
-Que se olvide de ti y cuando le demuestres de qué calaña estás echa vendrá a refugiarse en los brazos de su mejor amiga. Entonces le demostraré lo que una mujer puede hacer por ella.
-Serás…
-Estás jugando con fuego y te puedes quemar. Aléjate de ella por su bien Louise. Y ahora márchate.

Todo había salido a pedir de boca. Esta estúpida se quitaría de en medio y yo tendría vía libre para hacer feliz a Inés como ella merecía. Yo me encargaría de recoger los trocitos que quedasen de ella y ayudarla y con el tiempo… Sonreí. Paciencia.

Continuará...

7 comentarios:

  1. Oh dios mio, después de tanto tiempo esperando por la continuación *_* cada vez se hace más emocionante e intrigante.
    Ale, a seguir esperando x_x

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  2. que mala es :( espero que no se separe de ines y decida contarle por ella misma quien es :) espero con ansias la continuacion

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  3. Virginia es una *******
    Que giro mas inesperado
    llegue a pensar que ella e Inés se iban a pelear por Louise
    Me encanta esta hitoria
    NO PUEDO ESPERAR POR LA CONTI!!!!
    Good Job!

    Ja-ne

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  4. Muy bueno, se puso interensante!! Bien Hecho!!

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  5. Wau muy buena la historia espero con ansias el siguiente capitulo gracias por tan linda historia

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  6. Muy buena me encanta
    Espero que sarga el siguiente capitulo

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  7. Continuala *-* esta FABULOOOSAAAA ESTA HISTORIA :) espero y la continues pronto ^^

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