Hola nuevamente Yurifans,
Actualizaciones continuas antes de fin de año, tiene mucho que ver con que nuestros colaboradores están algo más desocupados ya para estas fechas. Nuevamente espero que estén pasando unas buenas fiestas y que se porten relativamente bien para que reciban buenos obsequios ;)
Acá les dejo un capítulo cortito pero, como expresa la autora, está hecho con cariño.
Enjoy!
Kuga & Fujino
Autora: KaoriD
Nadie como tú
Natsuki abrió la puerta lentamente, se sintió mucho más tranquila al observar que las cosas de Shizuru se encontraban en su lugar. Ahora la sala estaba limpia, conociendo a su chica como la conocía, sabía que ordenar era su forma de calmar la ansiedad.
Se quitó las botas, el abrigo, se dio valor y caminó decidida hacia la habitación; pero unos ruidos llamaron su atención. Pensando que podría ser un mal viviente que quería entrar a la fuerza, corrió a tomar su bate de béisbol y se acercó sigilosamente al lugar desde donde provenían los ruidos. Entonces, encontró a Juliet rasgando el seguro de la puerta con su pata hasta que finalmente éste cedió, luego también usando su pata y hocico terminó por abrir la puerta corrediza y salir a jugar alegremente al patio.
La morena dio un hondo suspiro mientras se pellizcaba el puente de la nariz.
-Buen lío has armado Juliet –dijo, sintiendo entrar la brisa nocturna.
Luego recordó que tenía una relación que recomponer; volvió a cerrar la puerta, dejó el bate en su lugar y retomó el curso de acción.
Entró sigilosamente a la habitación y notó que Shizuru se encontraba en el cuarto de baño. Se acercó y apoyó en el marco de la puerta, mientras admiraba a Shizuru, cuyo cuerpo estaba sumergido casi en su totalidad en la bañera.
-¿Natsuki va a quedarse ahí parada sin decir nada? –soltó de repente, sobresaltando un poco a la morena.
-¿Cómo es que lo haces?
-Haces mucho ruido, te sentí llegar.
-Oh –dijo haciendo el gesto de juntar sus dedos índices.
La morena entró y se sentó en el suelo apoyando la espalda en un costado de la bañera.
Estuvieron así algunos minutos, compartiendo el silencio, pero no uno incómodo.
-Yo… tuve mucho miedo de no encontrarte al regresar –habló por fin la morena.
-Me arrepentí de haber dicho esas cosas a los cinco minutos que te fuiste.
-Sabes que soy un poco más lenta, tenía que salir y calmarme.
-Lo se –la morena estaba de espaldas, pero sabía que Shizuru estaba sonriendo –no éramos nosotras Natsuki- dijo, colocándole una mano en el hombro y de inmediato la morena colocó su mano sobre la de Shizuru.
-Sé que no éramos nosotras y no me gustó en lo que podríamos convertirnos de seguir así. Llamé a mi madre, mañana dejaré mi carta de renuncia en Estrella Roja EC.
-Oh no, Natsuki no tenía que hacer eso…
-No Shizuru, si tenía que hacerlo –interrumpió –hace meses que debí hacerlo, no estoy hecha para ese trabajo, no me siento bien y eso no va a cambiar.
-¿Por qué Natsuki no me contó cómo se sentía?
-No lo se, no quería admitir que no podía con esto. Amas trabajar ahí y en cierta forma te envidio por eso, sabes lo que quieres y disfrutas lo que haces; yo aún no tengo idea de qué es lo que quiero hacer.
-Que tonta eres a veces.
-Lo se, pero así me quieres ¿no? –preguntó en voz baja y despacito mientras se giraba hacía Shizuru y apoyaba ambas manos del borde de la bañera y a la castaña le pareció que podría morir de ternura en ese mismo instante.
-Si, mi pequeño cachorro, así te quiero y que adorable me resultas el ochenta por ciento de las veces.
-¿Sólo el ochenta por ciento? Creo que olvidas con quién hablas –dijo en broma, ahora con el ánimo renovado.
Entonces Shizuru le salpicó de agua.
-¡Hey!...
-¿Por qué no entras? –dijo, cortando cualquier protesta al instante.
Natsuki se desvistió y entró a la bañera, apoyando su espalda en el pecho de la castaña. Disfrutaron de algunos minutos de tranquilidad, hasta que la necesidad de pasar a otro plano fue mayor.
Un par de horas después, ya en la cama, Natsuki abrazaba por la espalda a Shizuru.
-Mañana llamaré a alguien para que construya una puerta especial para Juliet –hablaba mientras se pegaba más al otro cuerpo con el que compartía la cama.
-¿Eh? –habló, un poco somnolienta.
-Tranquila, sólo confía en mí.
-Siempre, mi Natsuki.
Continuará…
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