Noches (Oneshot)

Hola Yurifans,

Para quienes esperan la continuación de Café à Paris y Tenshi no poket, hay buenas noticias. Para quienes esperan alguno de los demás fics que tenemos en espera: Delirium, Decisiones, Delirium, Todas contra Shizuru, Delirium, Jibun no unmei, ah si, y... Delirium XD pido un poco más de paciencia con sus respectivas autoras; escapa de nuestras manos, pero confío en que ellas pronto podrán seguir saciando nuestra sed fanfística (esa palabra me la acabo de inventar me parece). 

El post de hoy es una linda historia oneshot, lleva más o menos una semana en el buzón del mail. Sin embargo, no la había podido publicar por fallos eléctricos (literalmente). Agradezco de corazón a todas las personas que nos envían material.

Espero que este sea un excelente fin de semana y que lo disfruten al máximo ;)

Autora: Ximena

Noches

¡Las noches frías!... me encantan las noches frías, ¿por qué?  Porque es un pretexto adecuado para abrazarte y que me abraces.

No me quejo, soy tu amiga, me permites estar a tu lado y no es por ser conformista pero con eso me basta.

Prometí no mirarte por más de tres minutos y mucho menos  besarte mientras estés dormida.

Me fascinan tus ojos grandes color marrón, tu sonrisa, tu risa, tu voz aguda y rasposa, la forma en la que te expresas, la manera en la que abrazas, específicamente la manera en la q me abrazas.

Eres amable con todos, amistosa con todos, cariñosa con todos. Duele pero eres del mundo.

Al verte de lejos recuerdo el “Poema del renunciamiento” de José Ángel Buesa.

“Pasaras por mi vida sin saber que pasaste,

pasaras en silencio por mi amor,

y al pasar fingiré una sonrisa,

como un dulce contraste del dolor de quererte

y… jamás lo sabrás”

Jamás lo sabrás, pero… ¿por qué? Porque no quiero asustarte o incomodarte. Quisiera más. ¡Pues claro que quisieras más! Decirte lo que siento, demostrarlo, gritarlo a los cuatro vientos, no callarlo.

-¡Erika!- me gritas desde la puerta del salón.

Te miro y me llamas hacia ti con la mano.

-¿Qué pasa? ¿Qué clase de grito es ese? Jajá – te digo sonriente al llegar a tu lado.

Pones tus manos alrededor de mi cuello y comienzas a acercar tu rostro al mío “¿Qué hace?” pienso mientras estoy completamente petrificada.

Tu mejilla esta contra la mía, me produce una sensación hermosa, mientras me susurras al oído.

-¿Quieres quedarte a dormir esta noche en mi casa?- lo dices como si fuera un gran secreto, algo confidencial, con tal seriedad que no puedo hacer más que reírme - ¿Cuál es la gracia? – preguntas con una expresión falsa de enojo.

- Jajá, de nada jajá si, si quiero ir a tu casa y dormir contigo – “dormir contigo” suena tan bien.

-¡PERFECTO! – gritas, ¿dónde quedo la discreción? – ya le pedí permiso a tu mama para que saliendo de la escuela vayamos a mi casa.

-¿Ya tienes todo arreglado? ¿ y si me negaba?

-Te habría convencido.

-¿Ah sí?... no creo – te digo retadoramente.

-Siempre te convenzo -  presumes.

-Mmm… si - ¿para que lo niego? Tus deseos son órdenes para mí – Bueno… no es que deteste estar así de cerca de ti, pero hace mucho calor.

-¿Qué?... o si…- dices mientras despejas mi espacio personal – hace calor.

Yo no imaginaba llegar a quererte como te quiero, ni que me costaría tanto trabajo mantenerte fuera de mis pensamientos.

Aún recuerdo la primera vez que te vi:

Era el primer día de clases de quinto semestre y no me interesaba hablar con nadie que no fuera mi amigo Joaquín que se sentaba detrás de mí, pero tú volteaste a verme, como sentí tu mirada hice lo mismo y de repente… ¡me sonreíste! , recuerdo pensar “oh!  Que linda” te di la mejor de mis sonrisas, el maestro comenzó a pasar lista, cuando dijo “Karina Miran” tu levantaste la mano y eso fue todo, el inicio de nuestra amistad y de mi gran amor por ti.

Vino a mi cabeza un fragmento de “Táctica y estrategia” de Mario Benedetti:

“Mi estrategia es que un día cualquiera,

no sé cómo, ni sé con qué pretexto

por fin me necesites”

Salimos de la escuela y caminamos rumbo a tu casa que está a solo tres calles.

Llegamos, ¿cuántas veces has dormido en mi casa? Aproximadamente 6, ¿y yo en la tuya? 7 tal vez.

-¿Qué hora es? – preguntas mientas vemos la Tv en tu cuarto.

-Las 8:47- me estaba quedando dormida con la película de “Tarzán” que es una de mis favoritas.

-Tu brazo es muy cómodo- dices y te recargas en mí -  esta aguadito jajá.

-¿Pero qué dices? Si soy puro músculo.

-Jajá claro, lo que digas.

-Ush… ¿quieres dormir ya?

-No, aun no tengo… (Bostezo enorme)… sueño.

-Jajá claro, lo que digas.

-¡Hey!  Esa es mi frase.

Abro mis ojos, la televisión esta prendida pero la película termino, miro el reloj… 11:30 pm, tú sigues recargada sobre mí, te miro y veo que estas dormida.

-Karina…- digo en voz baja a la vez q muevo un poco mi brazo- Karina hay que acostarnos bien, tengo frío- me paro de la cama para ver si te despiertas “es inútil”- Karina… muero de fri…

Te levantas mecánicamente, destientes la cama, te acuestas, tomas mi mano y me jalas para que haga lo mismo, nos tapas con las cobijas, dices con voz adormilada “buenas noches, sueña bonito”, besas mis labios, recargas tu cabeza en la almohada y te duermes.

¡Todo pasó tan rápido! ¿Fue un sueño?

Las veces que has dormido conmigo yo no he dormido nada.

-¿Por qué siempre que dormimos juntas despiertas con esa cara de insomnio?- preguntas risueña.

-No sé… mmm… soñé que anoche me besabas ¿puedes creerlo?, es algo increíble ¿no?

-No fue un sueño- aclaras antes de besarme de nuevo.

¡Amo las noches frías!... Porque me derrito a tu lado…

Fin