¡Hola Yurifans!
Bueno *viendo pasar una bola de paja* O.o... creo que esto ha estado solo mucho tiempo. No es que esté completamente libre de problemas, ocupaciones y responsabilidades; de eso ya nunca estaré libre (no en un futuro cercano, al menos) y como muchos de ustedes entenderán, llega un momento en la vida en que las prioridades cambian. Trataré de organizarme un poco mejor para no abandonar el Baúl tanto tiempo.
Ya que estamos en confianza, y antes de dejarles el material de hoy, les compartiré algo de la música que estoy escuchando últimamente (y que nada tiene que ver con el post de hoy). Se trata del grupo Antigone Rising.
Lástima que cambiaron de vocalista, que sexy es esa mujer xD ejem, continuo...
Se que muchas personas (bendita sean) han enviado sus colaboraciones esperando ser publicadas. Ofrezco mil disculpas y pido algo (más) de paciencia. Ahora si, sin más que argumentar dejo con ustedes este oneshot que tan amablemente fue enviado a nuestro mail.
Que lo disfruten.
Autora: Berenice.
Sólo una...
Es algo mas de media noche y las calles de la ciudad están rebosantes de vida, las personas corren repartiendo abrazos y besos, a lo lejos se pueden escuchar las explosiones de los fuegos artificiales en el cielo, las canciones de noche buena se hacen escuchar con fuerza en las casas, todo parece estar cubierto por una felicidad nostálgica, todo menos la oscura habitación de un segundo piso que da a la gran calle junto al parque; en esta, una joven de unos veinte años se encuentra sentada en la gran silla tras el escritorio cubierto de hojas sin importancia, en su mano derecha una copa de vino mientras en la otra una pequeña hoja.
-Si supieras… si supieras la tristeza y el dolor que acosa mi alma, si tan solo pudieras ver el frío que cubre mis ojos... si tan solo estuvieras a mi lado, si tan solo estuvieras… -¡Por favor! – Sollozó- por favor…Dios.. Por favor, no… más…-sollozó – no puedo más… sácame de aquí…- las lágrimas caen ahora como ríos por sus mejillas, su cuerpo es sacudido por pequeños espasmos productos del llanto, deja caer parte de su cuerpo sobre el escritorio dejando la copa a un lado, ahora sus manos aprietan con fuerza la pequeña hoja -No puedo respirar bien, las lágrimas que escapan de mis ojos se sienten como lava caliente sobre mi piel, esto es tan patético… si pudieras verme ahora ¿Qué me dirías..?...¿que fuera fuerte, que no me rindiera, que no quieres verme llorar..?... pero con qué derecho me recriminarías las lágrimas que escapan de mis ojos, si fuiste tú quien me enseño y me dio la sonrisa que alguna vez llevaron mis labios, y ahora que no estas, mis labios olvidaron ese dulce gesto… fuiste tú quien una vez llenó de alegría mis ojos, fuiste tú la que me enseñó la verdadera vida, tú me diste el aire para seguir viviendo.. y ahora… ahora que te has ido y el aroma de tu cuerpo se ha borrado por completo del mio, ahora, ya no me queda nada, mi alma y corazón olvidaron por completo cómo seguir viviendo sin ti… Un brillo de odio se asoma por los luceros cubiertos en llanto… -¡Maldito!…maldito sea el día en el que te conocí, maldito el momento en que mi corazón comenzó a latir por ti-sollozó – y maldito una y mil veces el que te arrebató de mí, quitando para siempre el brillo de tus ojos… ¡Maldito! ugh...
Su mano, ahora cerrada en puño, se estrella con fuerza contra la madera del escritorio, el llanto es cada vez más fuerte e incontrolable, hace un intento por recobrar la compostura pero es inservible, el dolor contenido por tantos días al fin es liberado en forma de amargas lágrimas que no paran.
Habían pasado ya cerca de dos semanas desde aquel día en el que su mundo se vino abajo, y ahora por fin dejaba correr las lágrimas y el dolor que no había mostrado días atrás. La única persona que había amado en su vida le había sido arrebatada por un bastardo que lo único que buscaba era dinero, y que no contento con haberse llevado todo, había disparado contra la persona que se juro proteger con su vida; podía recordar cada momento cada detalle, ver como Helena se derrumbaba frente a sus ojos mientras el ladrón huía con una sonora carcajada, podía ver como la sangre brotaba de su pecho en cantidades alarmantes, las palabras de Helena diciéndole que la amaba, el dolor y el miedo en sus ojos; se podía ver a ella misma arrodillada a un lado de Helena sosteniendo su cuerpo y rogándole desesperada que se quedara a su lado, sentía el toque de su mano en su mejilla mientras le decía casi inconsciente un “te amo”, y después de eso ver como sus ojos se cerraban lentamente, como si tan solo estuviera por dormirse como cuando se quedaba dormida en su pecho, si, se podía ver a ella misma con esa expresión de aturdimiento en el rostro y esa muda suplica en sus ojos que le pedían a Helena que se quedara con ella, que no la abandonara, que no se llevara con ella su única razón de vivir.
Después de eso podía recordar el sonido de las sirenas de los autos acercándose, como un hombre le arrebataba el cuerpo de Helena de entre sus brazos y le hacia preguntas que no escuchaba, luego el entierro, ese doloroso momento en el que vio por ultima vez su rostro. Parecía dormir, parecía que solo dormía tranquilamente, como ansió que en ese momento Helena la mirara como lo hacia siempre que despertaba entre sus brazos, como ansió que en ese momento alguien le dijera que solo trataba de una cruel broma y que Helena se levantara con una sonrisa en sus labios, pero no había pasado, no, luego de eso ya no recordaba mucho, solo algunos golpes en su puerta y alguien pidiéndole que por favor saliera, después de eso, nada…. Volvió de sus recuerdos con una amarga sonrisa en el rostro al recordar esas últimas palabras de labios de su amada – Te amo- repitió casi sin voz al tiempo que se levantaba y buscaba la pequeña cuchilla que guardaba en uno de los cajones de su escritorio, la tomó sin prisa del cajón, se recostó de nuevo en la silla y tomó la hoja que apretaba en su otra mano la desdobló cuidadosamente, sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente al ver la imagen de Helena y ella en un cariñoso abrazo bajo el árbol que tanto le gustaba- te amo...te...amo – repitió silenciosamente mientras acercaba la cuchilla a la muñeca de la mano que sostenía la fotografía, un corte, luego la otra mano, otro corte, podía sentir el cálido liquido bajando por sus manos hasta llegar a la punta de sus dedos y caer a la alfombra, dejo los brazos extendidos a sus costados, los ojos cerrados aun derramando lagrimas.
-Dios… por favor... sólo déjame ver su sonrisa una vez mas… sólo una -sollozó – perdóname… perdóname amor…- podía sentir sus latidos cada vez mas lentos, los párpados le pesaban, ya no podía pensar claramente, tenía sueño y sólo quería que el dolor en su pecho desapareciera, un ultimo latido y luego sólo oscuridad…
-...la.. An…Ángela…la…Ángela!! – escuchó a lo lejos esa voz tan familiar y tan ansiada, de un sólo golpe abrió los ojos provocándose un ligero mareo, era ella…
-Helena…- su voz era casi un susurro mezclado con súplica, la chica la miraba con preocupación desde donde estaba.
-Helena…eres tu, ¡eres tu! –dijo dando un salto quedando frente a la chica que la miraba extrañada y con un dejo de preocupación.
-Angie ¿te sientes bien?, te desm…- no alcanzó a terminar la frase, unos labios se posaron sobre los suyos impidiéndole hablar, luego de un rato la separo suavemente. -Angie ¿te sientes bien? te desmayaste en la tienda hace un rato mientras mirabas las cosas- le decía mientras le pasaba suavemente su mano por la mejilla acariciándola tiernamente- me asustaste mucho... ¿por qué no me dijiste que te sentías mal?, nos hubiéramos quedado en casa, descansando.
-Yo...yo –no entendía que pasaba, hacía un rato estaba, en su escritorio, desangrándose y sufriendo como nunca antes; entonces ¿todo había sido un sueño producto del golpe?... No, no podía ser, recordaba perfectamente todo, aún podía sentir el pequeño ardor en sus muñecas, y, si era solo una ilusión producto de la pérdida de sangre… si era así sólo pedía que no terminara nunca… nunca.
-¿Ángela? Si me estas escuchando? Dios el golpe no pudo ser tan fuerte ¿o si? –dijo preocupada tomándola del mentón haciendo que la mirara a los ojos– amor ¿te sientes bien? Me estas asustando…
-Yo… si, estoy bien, no te preocupes solo me desorienté un poco… ahora sólo déjame… déjame -la tomo de la cintura acercándola a su cuerpo para luego abrazarla con fuerza susurrándole al oído- déjame sentir que estas conmigo y que no te iras a ningún lado que no… -no pudo seguir, la voz se le quebró y las lágrimas escaparon de sus ojos, pero esta vez eran lágrimas de felicidad de una profunda alegría y paz que surgían de su pecho a borbotones, se sentía en paz y con una alegría que juraba no había sentido en días.
-No me iré nunca, estaré contigo siempre… te lo prometo- ahora ella la abrazaba también hablándole dulcemente al oído, podía sentir las cálidas lágrimas sobre su hombro, al principio se preocupo pero luego solo se dejó llevar, era raro ver a su novia tan nostálgica y cariñosa por lo que solo se dejó abrazar por esos brazos que la hacían sentir protegida de todo.
Luego de un rato se separaron muy a pesar de Ángela quien solo quería seguir sintiendo ese calor que se le hacía tan perdido y lejano, luego de tomar un vaso de agua y unas cuantas palabras de preocupación, cortesía de quienes las habían atendido minutos antes del desmayo salieron del lugar.
Al estar en la calle luego de haber caminado por unos minutos un molesto presentimiento se posó en el pecho de Ángela, algo no estaba bien…
-No…no –ahora lo recordaba, ese era el lugar en el que el bastardo las había atacado y le había disparado a Helena; ese era el lugar donde había comenzado todo. Como en un acto reflejo tomó a Helena del brazo haciéndola correr hacia la primera puerta abierta que encontró. En ese momento lo vio, el tipo se acercaba al lugar de la misma forma en la que lo había hecho antes, un escalofrío le recorrió la espalda por completo, tomó a Helena del hombro haciéndola entrar por completo al pequeño lugar; el tipo miró a Ángela unos momentos pero, antes que pudiera acercarse, un hombre a unos metros vestido de policía llamo su atención haciendo que el ladrón huyera. Minutos después se escucharon unas voces y unos disparos, ninguna de las dos se movía de su posición Ángela no sabía que había pasado y prefería no arriesgarse mientras que Helena al escuchar los disparos se había quedado de piedra, segundos después una patrulla de policía se acercaba junto con una ambulancia. El policía regresaba junto con un compañero mientras unos paramédicos corrían con una camilla en la que llevaban al tipo.
Ángela volteó a ver a Helena que seguía de piedra agarrada a su espalda, la tomó de la mano haciendo que la chica reaccionara- Angie. Cómo, cómo sabías que iba a…- de nuevo no pudo terminar la frase Ángela había aprisionado de nuevo su boca en un beso tierno y profundo.
-Digamos que nos han dado una segunda oportunidad… -susurró rozando sus labios con los de Helena- “y esta vez te prometo que es para siempre”.
FIN
esta genial la historia..
ResponderEliminar*-* Yo ya me estaba haciendo la idea de que iba a tener un final triste. Estuvo Lindo!! y emotivo... vale gracias.
ResponderEliminarDagha
Muy bonito y con un final inesperado =D
ResponderEliminarme recuerda a "pide el tiempo que vuelva"... muy bueno gracias por compartirlo
ResponderEliminary claro! mil gracias a la fiel Akari que nos procura siempre =)
GRACIAS AKARI,,, Y A LA ESCRITORA... ESTUVO GENIAL... BUEN TRABAJO CHICAS...
ResponderEliminarATTE: Kao-Na