viernes, 20 de diciembre de 2013

El Pacto. Cap. 15 - Eslabón



Eh Bauler@s!!! Después de andar extraviada un rato (relajarse y tomar unas vacaciones nunca cae mal), pues ya con pilitas recargadas y muchas ganas pues vengo con la entrega del cap que continuaba. He tardado más de lo previsto pero las presiones laborales muchas veces me dejaban algo rara y apática en el terreno under. Las personas que viven en México pues ya vamos a la mitad del poderoso maratón guadalupe Reyes :) y por allí algunas gentes (esta servidora suya por ejemplo) ya decidimos darle vacaciones a la lechuga, el yogur, las carnes blandas y las cosas saludables para decidir darle trabajo a las carnes rojas, enlatados, tamales, tortas, atoles y demás...menuda cuesta de enero alimenticia nos persigue... mejor no sigo XD

Así que...les dejo el siguiente capítulo y nos leemos en la siguiente entrega ^^



“La vida es un enorme rompecabezas que mucha gente nunca logra armar. Yo soy una de ellas”.



Capítulo 15  -  Eslabón


  Jessie no podía hablar. Lo intentaba pero nada salía de sus labios. Sus ojos sólo contemplaban los ojos oscuros que tenía frente a sí. Aquellos ojos que no perdían la atención de lo que ocurría a su alrededor.


  La cara de Helena se encontraba tan cerca. Podía oler el aroma del café que había bebido, podía oler el aroma que desprendía el perfume impregnado en su cuerpo ¿Cuál dijo Becca que era? En ese momento no podía atinar a nada más.


  Un ligero sonido le hizo girar la cabeza ligeramente. Helena le había puesto el seguro a la puerta. Lo sabía, pero sólo lo pensó un instante, ya que la boca de Helena se encontraba en ese momento sobre la suya. Ojos negros, los intensos ojos de Helena.


  Calor. Su cuerpo ardió de pronto, la tensión que antes había sentido se liberó sin siquiera poner esfuerzo. La boca que reclamaba la suya era cálida y exigente. El roce de su lengua era seguro y sobre todo demandante, Jessie tuvo que romper el beso para poder tomar aire. Respiraba agitadamente mientras Helena le miraba. ¿Cómo demonios podía estar tan tranquila?


- ¿Quieres continuar, pequeña Jessie?
- Yo…


  Helena sonrió. Jessie imaginó lo que vendría a continuación pero  la persona se mantenía expectante. Parecía debatirse intensamente. ¿Complicado? Jessie no lo creía. Julieta no habría parado. Pero la persona frente a sí no era Julieta, no era Jamie ni era Sara. Era Helena Andreakis ¿y quién diablos era ella? después de todo Jessie no sabía absolutamente nada de esa persona. Peor aún ¿qué demonios quería ella misma?


  Jessie dudó en ese instante, mientras Helena continuaba mirando sus ojos. Helena tomó su rostro entre sus manos. De la misma forma que Jamie tiempo atrás.

- ¿Quién eres realmente? - le preguntó - ¿Quién eres?
- Eso no tiene la mayor importancia ahora - le contestó Helena.
- Sólo quiero saberlo.
- ¿Importa mucho?
- Al menos a mí me importa. Pareces saber tanto de mí y yo de tí no sé absolutamente nada.

  Helena dió un respingo. Mientras balbuceaba algo que Jessie no logró entender en absoluto.

- Realmente sabes como enfríar a una persona - contestó sin responder a la pregunta de Jessie.
- No fue mi intención hacerlo - replicó Jessie confusa.
- Entonces no des pie a cosas que muchas veces no podré controlar - respondió Helena nuevamente mientras se acercaba a ella de nueva cuenta - puede que la próxima vez caperucita no se vaya tan tranquila a casa de la abuela…
- Pensé que no eras un lobo feroz - contestó.
- Cariño, no sé con quién creas que has tratado toda esta vida, pero deberías saber...que no soy vegetariana precisamente - respondió antes de sonreírle de nueva cuenta. Jessie no pudo evitar sonrojarse al notar esa mirada. Helena le deseaba y ella lo sabía ahora.


  En ese momento, aquella chica de cabello corto y ojos negros dió media vuelta mientras se acercaba al escritorio y tomaba el maletín que el chico había dejado allí.


- Vete ya Jessie o en verdad no podré contenerme...


  El sonido de la puerta abriéndose y cerrándose fue suficiente para indicarle a Helena que Jessie se había marchado. Helena se sentó en ese momento mientras sacaba un pequeño estuche del portafolios.


- Creí que moriría….
“Eso fue estúpido, Sara. Pudiste haber perdido el control de éste cuerpo”.
- Después de todo es mi cuerpo Helena.

“Si estás caminando en este momento es porque yo lo estoy manteniendo así”.
- Y te lo agradezco infinitamente...pero creo que han sido suficientes emociones para mí el día de hoy...quiero dormir…
“Oh, así que ahora me dejas el trabajo sucio, no cabe duda que eres una casera algo despreciable en ocasiones...me gusta”
- No sé que tan masoquista seas Helena… - musitó en un susurro antes de que Helena tomara el control del cuerpo nuevamente.


  
  Un ligero toquido en la puerta sonó en ese momento. Helena miró la puerta mientras indicaba a la persona tras ella que podía entrar. El chico que le había acompañado anteriormente era el que había aparecido. Le mencionó algo y Helena asintió levemente mientras se centraba de nueva cuenta en los papeles que estaba por leer.

  Una figura alta y espigada entró en ese momento en la habitación. Sus facciones no eran tan desconocidas para ella. Ese hombre era un amigo de Stéphanos desde su más tierna infancia. También era la persona indicada para hacerte desaparecer si lo solicitabas o simplemente cambiarte la existencia. Diego Souris. Helena cedió momentáneamente su presencia a Sara.


- Vaya, últimamente me encuentro demasiadas sorpresas en el camino - comentó mientras se acercaba.
- Ya somos dos quienes nos asombramos continuamente, Diego - sonrió - siéntate por favor.


  Diego se sentó mientras esperaba que el chico que venía tras él le preguntara algo. Le respondió y así como llegó, el asistente desapareció.


- Veo que sigues teniendo una cantidad de tiempo escasa como para que tengas que vestirte de esa manera. Si no te conociera de toda la vida, pensaría que Stéphanos se ha pasado al bando contrario definitivamente.
- Realmente eres insufrible. Pero no, esto es por mi propia comodidad. No puedo escapar tan fácil de algunas gentes con los tacones y un vestido ceñido o demasiado amplio.
- Excusas. Sigues tonteando como siempre y dando de qué hablar. El vejete debe revolcarse en su tumba en estos momentos. Vaya espectáculos que has estado dando.
- Jajajaja. ¿Te han divertido? Porque a mí sí - contestó Helena mientras sonreía - ¿Y bien?
- Ahhh - Diego había dejado escapar un suspiro de resignación - he hecho lo que me has pedido. Pero no era necesario. Nikos había mandado hacer todo el papeleo antes. El viejo no ha dejado trapos sin encubrir. Ha falsificado toda tu existencia como si fuese un juego de niños. Helena Andreakis. Residente griega. Estudios en colegios particulares y universidad en el extranjero. Estudios posteriores en Oxford…¿alguna vez has estado allí? - Ella alzó la ceja - Actas originales, certificados originales, cédulas originales. El viejo debió gastar una fortuna - Helena le escuchaba con atención - Apuesto a que muchas de sus donaciones directas fueron para ese fin. La corrupción de algunas gentes…

- Realmente estuve en Oxford - contestó ella - Antes de ir a Melbourne.
- ¿Ah si?
- Si, fue durante mi primera carrera profesional. Tenía entonces quince años.
- Olvidaba que eres un prodigio…
- Sigues burlándote de mí.
- Sólo de vez en cuando - carraspeó - Bueno, te complacerá saber que tu vida como una Andreakis continúa vigente y que he logrado mantener tu fideicomiso como Sara Nelson - se inclinó ligeramente hacia ella - Deberías saber también - susurró - que he tenido a tu preciosa hermana pisándome los talones - Helena respingó - Es muy tenaz.
- Tuve que deshacerme de Tsamis. El viejo zorro había estado vendiendo información de mis movimientos bancarios. Es por ello que recurrí a tí.
- ¿Cuanto más podía sacar Tsamis de Nelson con tan poca información?
- Imagino que le había dado una posibilidad abierta de alguna parte de las empresas.
- Esas que se esfumaron como por arte de magia de sus manos.
- Si. Fue verdaderamente maravilloso ver su rostro contraído por la furia.
- Escuché que llevó a Mark. Es un viejo amigo suyo.
- Más que un amigo. Es su tío. Hermanastro de su padre, desde luego.
- Oh...interesante. No sabía que había un hermano.
- No, es un dato que sólo se sabe entre ellos y nosotros actualmente.

  Diego se quedó pensativo unos minutos antes de sacar un puro del estuche que llevaba consigo.

- Aún así es un verdadero manjar - contestó Diego mientras simulaba con sus manos un cuerpo de mujer -  Sería estupendo mostrarle algunos, sólo algunos, modales griegos.
- Julieta nunca ha tenido modales griegos. Su padre era un hombre detestable. Aún no entiendo como es que mi madre pudo casarse con esa escoria.
- Es más, en lugar de una tabla no me molestaría nada usar mis manos y darle de nalgadas - continuó Diego mientras hacía de nueva cuenta el gesto con las manos y soltaba una carcajada.

  
  Helena miró a Diego con cierta exasperación. Olvidaba que ese hombre, como alguno que otro  griego, se las tenía de amante estupendo y su mente trabajaba en sexo más que en la vida. Aunque claro, esa era la opinión de Diego y no es que ella la compartiera precisamente. Y pensándolo bien, tampoco quería saberlo.


- Estoy segura que serías capaz de venderme por darte un revolcón con esa cerda.
- ¿Y tener mi cadaver flotando en el océano al día siguiente? - dejó salir el humo de su boca - valoro mucho  los acostones pero prefiero continuar con vida.
- ¿Esa es la respuesta oficial de Diego Souris a todas mis dudas?
- Sólo son las que desees interpretar encanto. Pero recuerda, que jamás traicionaría la confianza de Stéphanos hacia mí.
- En verdad - se acercó a él - espero que sea cierto Diego - su rostro estaba tan cercano a Diego que podía mirar su reflejo en los ojos de aquél hombre - tengo toda mi confianza en este momento depositada en tí  - se abrazó a él.


  Diego respondió el abrazo mientras le acariciaba el cabello, tan corto en ese momento. Para él, Sara o Helena o como quisiera llamarse siempre sería una parte importante de su vida. Nunca le preguntó que le había pasado, no era necesario. Ella sola fue hablando de algo que parecía tremendamente aterrador. Las múltiples heridas que había presenciado cuando acudió al hospital del cuál le habían llamado eran monstruosas. Incluso su rostro no parecía el de siempre.  Y recordó el momento aquél en el cuál Stéphanos y él estuvieron tan cercanos a la muerte durante un accidente con el automóvil familiar de los Souris. Stéphanos, el chofer, Diego y el auto se hundieron en el fondo del lago. Pero el último en subir fue Stéphanos. Todo mundo supo que estaba muerto, su cuerpo flotó hasta la superficie y fue rescatado sólo para encontrarle sin pulso.  Cortó en ese momento sus pensamientos mientras se centraba en Helena. El puro en su otra mano se consumía lentamente.


- Te amo pequeña. Lo sabes.

  Diego depositó un suave beso en los labios de Helena. Era a diferencia de otros besos, uno casto, suave y puro. Un beso dedicado a alguien amado y querido de su propia sangre. Aunque ella no era su hermana, Diego la quería como tal.

- Si, lo sé Diego…


  Helena se abrazó a él. Era el otro hombre de su vida. Un hermano no de sangre, sino de un lazo mucho más profundo que una amistad. Tampoco había pasión carnal. Un sonido en la puerta les hizo separarse. El asistente entró de nueva cuenta con un vaso de cristal y hielo. Diego se sirvió confianzudamente y bebió mientras Helena terminaba de leer las hojas que tenía frente a sí.


- Por cierto…¿quién era ese bombón que salió antes de que yo entrara?
- Ella es Jessie...pensé que a estas alturas ya sabrías su nombre y hasta el número que calza.
- Bueno...algunas cosas prefiero que me las cuentes tú.
- Bueno - repitió la palabra con el tono de Diego - pues ya sabes quién es el bombón que salió.
- ¿Es mi idea...o no te gusta que pregunte de ello… eh?
- Realmente es tu idea.
- Jajajaja entiendo ahora que te alteres por Jessie.
- Supongo que sí.
  

  Continuaron charlando animadamente de ciertas cosas sin importancia, hasta que Diego habló de marcharse. Se despidieron mientras Sara dejaba a Helena nuevamente tomar el control del cuerpo y descansar.


  Mientras tanto Jessie se había detenido nuevamente en el estacionamiento de la empresa en su intento de volver a la casa. Apagó el motor mientras recordaba una y otra vez la sensación de los labios de Helena sobre los suyos. ¿qué demonios había pasado?  Se suponía que aquella madrugada precisamente se había despertado sollozante por el sueño tan realista de ver  a Julieta con la organizadora de bodas en la cama que habían compartido tiempo atrás.


  Se reclinó en su asiento mientras trataba de organizar todos sus pensamientos cuando un golpe en el cristal de su ventanilla la sobresaltó. Miró rápidamente sólo para darse cuenta de que Becca estaba frente a su cara, únicamente separadas por el cristal.


  Bajó el cristal y la voz de Becca se escuchaba contrariada.


- Tengo una suerte de los mil demonios… - decía - el auto no enciende ¿crees que podrías llevarme a casa mientras Jona me ayuda con el tema? mi madre llega hoy de visita y ya sabes como se las arregla para joderme la existencia con dos días.
- Tu madre se preocupa mucho por tí - sonrió Jessie - si ella no te visitara cada semana vivirías de hamburguesas, pizzas, drogas y alcohol toda tu vida.
- Oh eso no es cierto, estoy cambiando con respecto a esos vicios - contestó Becca orgullosa.
- ¿Ah si? Dios mío, no puedo creerlo… - expresó Jessie verdaderamente sorprendida.
- Si, te lo puedo jurar. No he probado ninguna hamburguesa desde hace dos días.


  Jessie le miró detenidamente mientras Becca cerraba la puerta del acompañante. Esa mujer realmente tenía dos neuronas vivas. Lo que no se explicaba era cómo había sobrevivido todos esos años. La vida realmente era una cosa donde cualquier bicho extraño podía estar…




   Un ligero susurro de aire llegó a sus oídos. ¿Era tarde?  o quizá no.  Abrió los ojos lentamente mientras miraba su alrededor. Se sentó tras dar un ligero bostezo. ¿Cuánto tiempo había dormido?

- Stéphanos… - susurró
- ¿Si?
- Quiero salir esta noche. Necesito que Momo nos ayude.
- Puedo intentarlo. ¿Qué es lo que pretendes?
- Eso por el momento no te importa mucho - contestó la voz - hay alguien que debo visitar...

8 comentarios:

  1. OMG!!! casi se la comeeee XD la hubieses dejado hacerlo, darle opio al pueblo jajajaja no me querés decir a quién le quiere dar la visita?? Será a la sexy Julieta? X3

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  2. exelente capitulo mencanta tu historia

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  3. woowww excelente, todo los Andreakis son tan misteriosos. de a poco he ido cogiendo el hilo, ya mi cabeza no es un lio.
    ahhh no nos dejes esperando tanto la próxima vez, jajajaja exagero me alegro (envidio) de tus vacaciones, espero que con el descanso tengamos muchas dosis de el pacto

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  4. Ohhh Enali!!! casi casi vas por el sendero correcto :) pero por el momento no te dirá nada jajajaja

    Gracias Viridiana

    Y Anak, me alegra que tu cabeza ta no ande tan confusa ;)

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  5. e.e bien no me lo digas!!! Quiero sorprenderme cuando lo lea XD y decir "joder lo sabía"

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  6. Buenísimo capitulo!! Todos los días estoy atenta a los nuevos que subes. Por favor no demores tanto para el siguientee

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  7. Cuando sale el nuevo cap? esto esta muy bueno y quiero seguir leyendo

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  8. Ahggg querida escritora ya me perdí de nuevo :c

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