El pacto. Cap. 12 - Déjà vu

Hola bauleras!!!! han pasado muuuuchos días lo sé (realmente merezco que me zapeen con eso) pero he modificado mucho este capítulo hasta que quedó de acuerdo a lo que quería escribir. Así que sin más preámbulos ni nada en absoluto, les dejo el siguiente capítulo del fic "El pacto" y nos leemos en la próxima chicas :) Portense bien y si se portan mal avisan dónde. Y por cierto, de verdad yo no manejo twitter ;) 

Hasta la próxima ^^



El pacto. Cap. 12 - Déjà vu

¿Lo recuerdas? porque yo no he podido olvidarlo. Cada noche ha sido un cruel amanecer. Cada día ha sido un relajante ocaso. Recuerdo aún entre mis trémulos labios el calor de tu boca. El sabor de tu piel. Recuerdos hoy que fueron mi futuro en el ayer.

  Jessie seguía con la información rondando en su cabeza. Sara era la hermana de Julieta. Julieta era ese “ser maldito” del que Sara no dejaba de hablar. ¿Dónde demonios se había equivocado? ¿Cómo fue que nunca supo eso? Julieta lo sabía. Ahora entendía el motivo de preguntar sobre la persona que Andreakis esperaba. Julieta siempre supo que ella conocía a Sara. Su interés era que Jessie nunca lo supiera ¿pero por qué? y en todo caso ¿dónde rayos se había metido Sara? Jamie mencionó un accidente de esquí. Tendría que averiguarlo.

  De pronto se detuvo. Jamie había mencionado muchísimo tiempo atrás que no conocía a Sara Nelson y ahora acababa de asestarle un tiro de gracia soltando una información que ella no veía venir ¿cómo se había enterado? ¿le había mentido? pero entonces ¿por qué maldita sea le interesaba lo que Sara pensara de Julieta?  Decidió que lo pensaría más adelante, primero tendría que arreglarse, así que se dedicó a elegir que llevaría esa noche y se dió una ducha.

- Despierta… despierta…

  Un ligero abrir de ojos se dió en ese momento y ese par recorrieron la habitación antes de centrarse en la persona que estaba frente a sí.

- Stéphanos…- soltó una chica rubia tras ver a Jamie  en un débil susurro - ¿qué tan tarde es?

- Apenas son las veinte horas. Se te nota muy agotada ¿has dormido bien?

- No del todo - respondió - este cuerpo se niega totalmente a responder...

- Lo comprendo - soltó Jamie en una voz tranquila y queda - ¿qué pasa con tu...invitada..?

   Los oscuros ojos de Jamie miraron a la persona frente a sí.

- Ya hemos hablado de ello - gruñó la chica suavemente - Escapa a mis control de día...pero por las noches y algunas mañanas cuando la luna aún es visible en el cielo puedo manipularlo.

- Eso perjudica en tu recuperación...y será peor para las dos...

- Ella está de acuerdo…

- ¿Cómo lo sabes?

- Lo sé...ella siempre habla conmigo…

  Stéphanos le miró suavemente. Mientras le tocaba el rostro. Le dió un abrazo largo mientras le susurraba al oído:

- Muchas veces no sé en qué estoy pensando. Es sólo  como si la voluntad de Jamie siempre manejase mis sentimientos por tí. Y sin embargo, la persona que está contigo también es ser de mi ser y no puedo evitar pensar que le traiciono cuando deseo que estés bien y viceversa.

- Creo que es entendible...después de todo, también son hermanos.

- Lo sé - respondió Stéphanos  - sólo me es difícil esta situación. A veces pienso que es mejor que duerma otra vez. Pero ha pasado tanto tiempo…

- Ella no quiere dormir de nuevo - contestó la chica - Es un espíritu fuerte.

- Si...lo es, no tengo la menor duda - sonrió Jamie - siempre lo he sabido.

  Los ojos de la chica se notaron sorprendidos una fracción ligera de tiempo antes de verse ausentes y luego tomar un brillante color esmeralda nuevamente.

- Stéphanos…

- Dime, Sara - sonrió - ¿cómo va todo con la chica perfecta?

- Jessie es una idiota - soltó - ¿o es que acaso la estúpida soy yo Stéphanos?

- No, no es así - contestó él con rapidez - es sólo que ella no sabe que eres tú.

- Aún si lo supiese no creo que las cosas cambiaran…

- Podríamos intentar ver qué sucede - comentó Stéphanos tras encogerse de hombros. Su voz esta vez al hablar con Sara era ligeramente diferente y animosa y en algunos aspectos se mostraba juvenil y divertida - ¿no lo crees?

  Sara le miró detenidamente mientras dejaba escapar una sonrisa traviesa al mirarlo. Esa era la mirada cálida de su hermano. El verdadero Stéphanos realmente lograba aparecer en varias ocasiones y animarle. Cerró los ojos mientras le abrazaba.

- Te extraño - susurró - te extraño tanto… ¿por qué no…?

- Ya lo hemos hablado… - soltó Stéphanos - sólo tengo permitido volver algunas veces. Hoy es uno de esos días… ¿quieres ir a algún sitio en específico?

- Ella saldrá hoy - dijo Sara - Stéphanos...hoy somos libres...

- Eso parece..¿qué planeas hacer?

- Sé a dónde va. Visitará a esos chicos con los cuáles estuvo relacionada en la Universidad, estoy segura.

- ¿No se supone que tú también los conociste?

- Si, pero ellos eran ligeramente diferentes a mí.

- Eso es normal. No somos como ellos.

- Me refiero, a que yo los consideraba demasiado ruidosos. Ya verás, beben como un caballo.

- Ya - sonrió - Entonces prepárate.

- ¿No te estás olvidando de algo? - preguntó Sara mientras le miraba con visible enfado.

- Perdón - musitó - ¿Te refieres a que es un sitio de esos?

- Si - respondió Sara mientras acercaba su rostro - y te aseguro que saldrás acosado con todo lo que pase frente a tí - rió - sé lo que te digo.

- Entonces, hermana si te divierte a tí, no importa, sólo gastemos nuestro tiempo hasta el amanecer.

- Ayúdame entonces Stéphanos...ayúdame a dejar esta maldita cama.

  Stéphanos se mordió la muñeca derecha. La sangre cayó lentamente en los labios entreabiertos de Sara. Su cabello rubio se volvió oscuro mientras sus ojos continuaban mostrando su color esmeralda.

“Es mi deseo que recibas esta ofrenda. Es mi voluntad que consumas esta parte de mi alma” - musitó Stéphanos.

  El fluido dejó de salir lo bastante rápido. Era como si el cuerpo de Stéphanos se recuperase rápidamente de aquella mordida furiosa. Y efectivamente era así. No se notaba ninguna herida por donde cualquier persona mirara. Sólo una pequeña mancha de sangre que la lengua misma de Stéphanos eliminó. Se irguió cuan largo era y le tendió la mano a Sara que la tomó y se incorporó despacio.

- Es irónico que sólo de esta manera pueda caminar como antes - susurró.

- Al menos es una manera de que tú y yo podamos charlar como siempre - le sonrió Stéphanos.

- Si - contestó ella - Bueno, debo empezar a arreglarme.

- Enviaré a María a ayudarte con ello.

- Stéphanos…

- ¿Si?

- Me he cansado de ser Jamie…

- Lo sé. Lamento hacerte pasar por mí casi todo el tiempo. Pero ya sabes...falta poco.

- ¿Cuánto tiempo?

- El que sea suficiente - sonó una voz que no era la de su hermano - no comas ansias Andreakis. No eres la única que sacrifica una parte de su ser.

  Sara se mantuvo tranquila mientras la mirada de Stéphanos cambiaba nuevamente y se disculpaba. Ella le sonrió y evitó seguir con las preguntas. María entró a ayudarle mientras conversaban. La mirada de María era visiblemente cálida, afectuosa y muchas otras cosas que no presentaba con el “Jamie” normal durante el día.

  Vieron a Jessie partir en su auto tras despedirse de Jamie que miraba por la ventana. El cuarto a oscuras siempre mantenía a Jessie con recelo. Sentía que algunas cosas no estaban bien en esa casa pero ella nunca preguntaba de más.

   Y sin embargo ese día la misma Jessie notó algo en el ambiente. Notaba la casa más alegre. Incluso María se notaba animada y contrario a lo que parecía suceder cada viernes, ella y André habían permanecido en la casa.  Al preguntarles habían comentado que tomarían el fin de semana allí debido a que no querían viajar.

  Jessie se había mostrado tan sorprendida que fue evidente su desconcierto, pero se permitió mantenerse callada y continuar. Al llegar a ese nuevo bar, notaba que era encantador. Era exótico, elegante y en cierta forma algo intrigante.  Pronto localizó gracias a los mensajes, a las persona que tanto quería ver. Becky y el par de degenerados como ellos mismos se catalogaban.

  El novio de Jona era Sam. Su profesión era impartir clases de historia universal en un colegio privado y en sus ratos libres se dedicaba a la creación de páginas web de forma independiente. Un negocio que le dejaba mucho mayores ganancias, era un verdadero experto, pero el amor a su profesión le impedía dejar de impartir clases. Jona siempre se quejaba de la vocación de su pareja pero comprendía y mantenía la boca cerrada cuando el tema se empezaba a hacer muy accidentado.

  Bebieron unos tragos antes de la acostumbrada sesión de interrogación que Jona siempre le pegaba a todo mundo.

- Y dime Jess, ¿es cierto que estás trabajando con un bombonazo?

- No creo que sea un bombonazo - le contestó Jessie mientras miraba a Becca. Había olvidado que su amiga era periodista y chismosa profesional de largo alcance - ¿A qué viene esa pregunta?

- Bueno, hemos escuchado algo acerca de ello. De que es un hombre bastante guapo y atractivo que vive solo en una gran mansión en la cuál eres su única acompañante… ¿qué raro no?

- No vive solo en una gran mansión ni soy su única acompañante - respondió Jessie divertidamente - Es una persona que tiene un servicio impecable en ese lugar. ¿De dónde han sacado todo eso?

- Bueno eso realmente no importa cuando miras algo como lo que está acercándose por la zona en este momento - soltó Jona mientras dejaba de beber lo que fuese que estaba en su vaso.

  Jessie miró disimuladamente por donde miraba Jona, que era el único embobado en el momento.

- He perdido la jodida apuesta… - musitó mientras Becca alzaba la vista. Sus orejas tal cuál antenas parabólicas acababan de escuchar lo último.

- ¡Ajá! he escuchado eso Jona y no podrás negarlo.

- No creo que pueda negarlo - comentó de forma un tanto agria - lo que no entiendo es de dónde sacó todo ese pelo…

  Becca miró nuevamente a la dirección en la cuál Jessie y Jona miraban completamente absortos. Sam también se quedó extrañado un momento antes de mirar hacia la misma dirección y voltear a ver a Becca sin entender la situación.

  Un sonriente par se acercaban a ellos mientras Becca abría ligeramente la boca intentando balbucear algo.

- Srita Jones - sonó la voz de Jamie - es un placer verla por aquí.

- Lo mismo digo...señor Andreakis…

- Hola de nuevo - saludó la voz de su acompañante y Jessie sintió su estómago encogerse - veo que sigues con tragos de más -sonrió la chica mientras miraba a Becca. Espero me invites nuevamente - le sonrió -  ¿Nos vamos? - le preguntó a Jamie.

- Claro que si. Con su permiso, señorita Jones, Jessie - dijo Jamie mientras avanzaban.

  Jessie no pudo evitar quedarse muda. Esa era  la voz de Sara...con la apariencia de la chica del cuadro.

- Que cuerpo - musitó Becca mientras miraba la espalda de la chica - realmente guapa.

- Y el otro también - contestó Jona - Espera un momento Becca...ese es…

- Ese es el jefe de nuestra querida Jessie.

- ¿Mmm?

  Jessie acababa de reaccionar tras sentir sobre sí la mirada de tres pares de ojos que tenían su atención sobre ella. ¿En qué maldito lío se había metido ahora? Se preguntó mientras miraba a la pareja dirigirse a un lugar en un cuarto denominado “zona VIP”. Desde la cuál podían contemplar todo el escenario.


- ¿Lograste el efecto que querías? - preguntó Jamie mientras tenía un vaso de cristal en el vaso.
- Creo sin duda alguna que está mirando hacia aquí - respondió la chica.
- Si, no me cabe duda- comentó mientras veían a una chica realizar un baile sensual en la otra parte de la habitación - va siendo hora ¿no?
- Eso parece, contestó. 
- Jamie llamó con la mano a uno de los asistentes que se desplazaban en la habitación. Le depositó una cierta cantidad de dinero en una bandeja y el asistente se retiraba discretamente.

   
   Lo vieron salir de la habitación y acercarse discretamente a Jessie y compañía mientras les comunicaba algo. Los cuatro chicos voltearon a ver hacia la zona un tanto sorprendidos. Luego de mirarse entre todos, empezaron a incorporarse y seguir al asistente. 


   Unos minutos después, Jessie, Becca, Sam y Jona se encontraban frente a ellos.


- Hola de nuevo - saludó Jamie mientras les indicaba con las manos que tomaran asiento. 


   Los cuatro se miraron mientras Jona intentaba sentarse a un lado de Jamie, pero fue rápidamente pellizcado por los otros tres. Se sentaron discretamente frente a ese par de rostros divertidos que habían permanecido sin levantarse.


- Creo que no conocen a mi acompañante - dijo Jamie mientras Jessie se daba cuenta que ese Jamie era el que Becca había conocido. El Jamie real - Les presento a mi hermana menor - Jessie tragó saliva lentamente mientras los otros tres miraban absortos al par. Becca por el chisme del día siguiente, Jona por haber perdido una apuesta y Sam por saber el meollo del asunto - Helena Andreakis.

- Hola a todos - sonrió la chica mientras saludaba a todos dejando a Jessie al final - es un verdadero placer conocerles - dijo cuando su mano derecha tocó la de Jessie.


   Jessie sintió una sensación conocida. Una sensación vivida mucho tiempo atrás. Ese Déjà vu que no lograba quitarse con nada.