Hola Yurifans,
A pesar de haber empezado el día con una ligera alergia en ojos y nariz, aprovecho, que el medicamento va haciendo efecto y que mi 'Little C' y sus pelos andan lejos, para dejarles este oneshot que tiene un tiempo en el mail, es la primera colaboración que nos envía una seguidora fiel del Baúl. Nuestro agradecimiento para ella ^_^
Que lo disfruten,
Sólo unas palabras…
Autora: KuroUsagi
Hola, ¿Cómo estas?
¿Qué cuentas
de nuevo?
¿Cómo están tus
padres?
¿Tus amigos?
¿Te has acordado de
mí?
¿Me extrañas?...
Sabes,
me gustaría comenzar esto como una carta a una antigua amiga. Con
preguntas sobre nuestros amigos en común, sobre la escuela, sobre alguno de
nuestros lugares conocidos; sin embargo, para mi desgracia, no puedo, ya
que tú no me conoces. O mejor dicho, me conoces si, pero por
alguna razón no te acuerdas de mi.
Tal
vez estés pensando "¿qué pex con esto, me conoce?
Pero si yo en verdad ni idea de quién es... "
Vuelvo a lo dicho, si
me conoces, pero por algunos sucesos de los que me siento culpable,
ya no nos dirigimos palabra. Si me dejas ser honesta, te diré que ni yo misma
se lo que paso entre nosotras, simplemente un día ¡Paff! Todo acabo, ya no
habían saludos ni sonrisas sueltas cuando nos encontrábamos en la
calle, las llamadas de ambas partes cesaron, las cartas, las visitas... los
abrazos... todo pasó muy rápido.
Recuerdo que mi madre
me llegó a preguntar un sinfín de veces por ti que cómo estabas, que Por qué ya no hablabas, que cuándo salíamos a pasear; a lo que siempre
respondía con un vacío “No se, tiene cosas que hacer supongo…” siempre
con lo mismo. Si supiera que la culpa la tuve yo.
Me distancié de ti
con la excusa de que era lo mejor. Yo no era una persona que digamos
brillante. No es que me constara aprender, simplemente no me importaba la
escuela. Tampoco era muy buena socializando, por ello las amistades
de mi infancia se reducen únicamente a tres personas, entre ellas tu.
En pocas palabras, yo
era una chica problema, la típica persona que se la vive en la sala del
director porque hizo tal o cual cosa. Una chica que tenía problemas con sus
maestros y que asustaba a sus compañeros de clase por culpa de esa etiqueta que
llevaba cargando desde que era una niña. Provocando esto la actitud frívola y
“valemadrista” que aun ahora me caracteriza.
Tú eres mi antónimo,
mi otro lado del espejo, mi opuesto completamente. Alegre e histriónica
con los amigos, atenta y caritativa con las demás personas, elegante y refinada
a la hora de desenvolverte en el ámbito social, de sonrisa fácil y, en la
mayoría de los aspectos, inocente y sentimental. Creo que estas últimas son las
que te describen a la perfección.
Justamente por
estas dos últimas es por lo que hice lo que hice. No quería ser la causa
de burlas a tu persona por hablarme, así que, por ello, creé el
abismo que ha ido creciendo con el paso de los años hasta llegar a lo que
es hoy... un gran distanciamiento entre tú y yo.
Si, esa era
mi escusa, el hacerte un bien, pero no es más que una mentira que cree
hace poco para ocultar la verdad... La realidad...
la conclusión a la que llegué después de meditar lo sucedido en mi
infancia. ¿Qué cual es? Miedo, en eso se resume mi sentir; me llenaba de terror
el que lo fueras todo para mi. Mi razón. Mi alegría. Mi tristeza, la
mayoría de las veces. El que no me importara el apalear a cualquiera que te
hiciera algún mal, aun después de haber prometido a mi madre y al director que
no me metería en más peleas.
En ese entonces,
nunca hubiera permitido que alguien te hiciera llorar…
Pero el tiempo pasa,
y conforme lo va haciendo las personas van cambiando, y ni tu ni yo seremos la
excepción. Nos separamos cuando yo acababa de cumplir los 15. Si me preguntas,
fue duro el dejarte, ambas nos inscribimos en
escuelas completamente diferentes, con media ciudad de distancia, y
por si fuera poco, escuelas que eran rivales por generaciones. Así que no fue
un problema distanciarme, tenía una buena escusa, pero aun así fue duro.
Mis primeros años
de Bachillerato provocaron un cambio radical en mi forma de ser.
Conocí gente con carácter y formas de
pensar completamente diferentes a los míos los cuales
cargaban con un aire tan empático, que te provocaba confianza. Mis
amigos me enseñaron que los oídos son sordos y que la única manera de
cumplir mis objetivos es teniendo constancia y determinación. También me
enseñaron a expresarme mediante la palabra, a defender mis ideales y a
que puedes llegar a enamorar a cualquier persona con un buen manejo del labial,
pero también me mostraron que, en la mayoría de los casos, una sutil
sonrisa y una mirad cómplice pueden decir más que mil
palabras. Aprendí a ser crítica y objetiva a la hora de tomar decisiones
y a combatir de frente y de una manera inteligente todos los
problemas que tenga.
En eso pocos años que
estuve lejos de ti crecí como persona, y puedo presumir que a finales de mi
último año, ya no eras más que un viejo recuerdo, algo de lo que, creía yo, no
debía preocuparme nunca más. Pero no todo puede ser perfecto en esta vida,
¿verdad?
Después de casi 7
años de no saber nada de ti, me va tocando la buena fortuna (o mala
dependiendo de cómo lo quieras ver), de encontrarte matriculada en la misma
universidad que yo, en la misma carrera, y por si fuera poco, en el mismo grupo
en el que tomare, o mejor dicho, tomaremos clases durante todo un año.
Te has de imaginar mi
sorpresa ante este suceso. Te diré que en cuanto vi ese porte cargado de una seductora
inocencia y esa alborotada melena color castaño claro, te reconocí al
instante. Automáticamente mi respiración se detuvo, mi
pecho se encogió y mi mirada se centró en ese hipnotizante y
despreocupado andar tuyo del cual te juro, no logro despegar la vista
desde ese momento. En cuanto te vi, todos los ideales, la estabilidad,
la convicción y el coraje que había tardado tanto
en construir, se derrumbaron.
Junto con tu llegada,
trajiste de vuelta los fantasmas de mi pasado. Un pasado que habría jurado y
perjurado que ya había olvidado. Sin embargo, estaba ahora frente a mí, y en
vez de ignorarlo y seguir con mi vida, me aferraba cada día, cada hora, cada
segundo mas y mas a el, deseando con todo mi corazón recuperarlo, tener una
segunda oportunidad para estar contigo. Pero, a pesar de mis fuertes deseos,
nunca tuve el valor de acercarme a ti por miedo al rechazo, al olvido, a tu
indiferencia.
Todo eso, antes de
esta carta. Aunque debo agradecer al profesor por darme esta oportunidad.
Recuerdo que hace unas semanas llegó con una sonrisa de oreja a
oreja diciéndonos que tenía una nueva actividad para nosotros. Al
parecer, una colega suya le había dado la idea de hacer un pequeño juego
titulado “El Amigo Secreto” para esta Navidad.
Este consistía en
que, apoyándonos con una pequeña ruleta, se sorteaban los nombres de
cada uno de los alumnos entre los del mismo grupo, a la persona que te tocara
le tenías que escribir una carta y regalarle un pequeño presente, claro todo
esto de manera anónima, “para hacerlo más interesante” según el
profesor. Así que, ahí tienes el porque de todas estas tediosas
letras. Sólo unas cuantas palabras. Que si bien para ti pueden tornarse vanas y
sin sentido alguno, para mi, lo son todo, ya que en ellas eh plantado mi sentir. Apostándoles todo,
para que te lleguen, aunque sea un poco, a tu cálido corazón…
TE AMO DESDE EL MISMO
MOMENTO EN EL QUE TE VI
Eso es lo único que
tengo por decir.
Un saludo muy ameno.
Tu Amiga
Secreta.
PD. Espero y te guste
el regalo. Tengo entendido que el búho es tu animal favorito, o al menos lo era
hace ya tiempo. Como sea, deseo que sea de tu agrado.
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En un día nublado de
invierno, dentro de una habitación en un sencillo departamento, se encuentra
una joven y bella muchacha sentada al pie de la cama, sus piernas se encuentran
pegadas a su pecho y con sus brazos envuelve sus rodillas en un inconsciente
instinto protector. En una de sus manos sostiene una hoja arrugada
y garagoleada por ambos lados, mientras que en su otra mano sostiene,
y aprieta contra si, un fino brazalete de plata con un pequeño dije en forma de
búho hecho de oro blanco.
Un pesado aire de
nostalgia mezclada con desesperación inunda la habitación. La joven
tiene los ojos cerrados, mientras que finas lágrimas ruedan por sus
rosadas mejillas. Ella suelta un melancólico suspiro al aire y el cielo parece
entenderla, entonces apiadándose de su dolor, este la acompaña en su dolor
y comienza a llorar finas gotas que poco a poco se convierte en una tormentosa
lluvia que moja su cristal.
Lentamente, la bella
mujer, abre los ojos y conforme lo hace susurra tres palabras que le nacen
desde el fondo de su corazón.
“…Que
tonta eres…”
FIN
Genial!! me gusto mucho tu forma de redactar, las palabras están en perfecta armonía sin sonar forzadas como muchos otros escritos que he leído, y la historia me gusto bastante también, en fin, muchas gracias x compartir esta linda historia y sigue así ;)
ResponderEliminarabrazos...ATT: Berenice
Awwwww.... ¡Tan bonito! Me gustó mucho, diré que quedan juntas, porque así debe ser... Yo digo y punto... :P
ResponderEliminarGran historia :)
ah que lindo, juntitas muy juntitas deben quedar estoy de acuerdo con gato curioso.
ResponderEliminargenial! Felicidades, hace mucho no leia algo tan bueno y me unire a GatoCurioso apoyando su final
ResponderEliminarAwwwwwwww!!!! simplementeeee Geniiallll q digo genial REGENIAL T.T
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