jueves, 6 de septiembre de 2012

Coffe Shop

Hola hola!! buen día a todos, o noches yo que sé desde donde y a que hora nos visiten estimad@s bauler@s. En vista de que Akari me quiere tener trabajando como negra en mis escasos y valorados momentos de vagueo libres, les traigo esta colaboración pequeña que llegó al Baúl hace unos días pero por falta de tiempo no lo habíamos podido pasar por aquí. Por cierto he visto que también Blacky si, la de negro  ha revivido. Nos falta arena y mi peque y ya casi tooodas reaunidas. Cof cof, sigo con el tema. Como decía, nos llegó esta colaboración recientemente. Si bien el estilo es de doble persona, es bastante fácil de seguir y con algo de situaciones que alguna gente ha vivido alguna vez Como a blacky que la pillan en el morreo y a Akari mirando provocativamente a alguna chica guapa en el café. Colaboración de Lady Mistika, les dejo este entretenido relato en un café ;)

COFFE SHOP

Por Lady Mistika

Parte I: COMIENZOS.
Creo que… cabe la posibilidad… de estar enamorándome de ti…
Recuerdo que fue una de las primeras tardes en las que el verano se mezcla con el otoño, la temperatura baja y puedes tomar un café caliente sin morir de calor. En mi barrio había muchos bares, pero sin duda el mejor de todos ellos era el Coffe Shop, que se escondía en unos de los callejones empedrados que abundaban en la ciudad. Es por eso que pese a su fama de boquilla no era demasiado frecuentado, por lo que en cualquier época del año podías sumergirte en su atmósfera de café de principios de siglo pasado y un ambiente íntimo, de amistad, confesiones y amor suspendido en el aire junto al aroma de los granos tostados.  Siempre con su música suave de fondo, la simpatía de sus camareros y el carisma de Baldassare Bruno, su dueño, un italiano alto y vigoroso con un buen bigote de edad incierta que era amigo, colega de borracheras y un erudito en problemas de la existencia humana. Todas las caras eran más o menos las mismas, sin conocernos íntimamente todos formábamos parte de una especie de secreto, porque la mayoría de nosotros descubrimos el Coffe por casualidad. Yo sin ir más lejos en un día en la que estaba llena de ira y salí a caminar para evitar destrozar mi pequeño piso, llegué tras seguir un olor a café recién hecho. 5 cafés irlandeses después muy cargados me encontraba repitiendo las frases de ligue barato en italiano que me decía Baldassare. Me enamoré de ese lugar.
Un día, no me preguntes cuál porque lo tengo difuso en la mente, estaba tomando un barraquito, con canela y limón. Un gusto sutil que cambiaba por completo el sabor que tendría normalmente. Aprovechaba y leía un libro de poemas que había conseguido muy barato en una librería de segunda mano. Estaba insociable y esa vez tenía los auriculares del iPod taladrando mis oídos con música híper depresiva. Fue entonces que la vi llegar con cara de despiste y la mirada de quien descubre algo nuevo. Detuve por completo la lectura y me dediqué a observarla divertida cómo actuaba. Se dirigió a la barra con lentitud viendo la variopinta decoración del lugar. Me llamó mucho la atención y comencé a observar desde su pelo castaño rojizo alborotado por el viento, pasando por su rostro anguloso de ojos grisáceos y labios carnosos, unos vaqueros ajustados y rotos por las rodillas y un abrigo negro súper estiloso que me dio ganas de robárselo, y por supuesto unas Converse negras. Oh vaya, tiene una sonrisa preciosa… Pide un brownie y un barraquito igual que el mío. Me acaba de enganchar por completo, estoy alelada. Y ya para ponerme muy roja se sienta en una mesa enfrente de mí, quedando de frente por completo. Es en ese momento que se da cuenta que la observo relajarse tomando esa merienda tardía. Era realmente preciosa. Me gustó la manera que tenía de tomar la taza y de mover los dedos, de forma elegante y sofisticada, como si calculara la distancia y fuerza necesarias para no lastimarse los dedos. Tiempo después supe que tocaba el bajo y tenía un grupo que llegó a tener bastante éxito. Me mira un poco desconfiada y leo en su rostro que no la tengo que estar mirando. Sonrío y sigo leyendo mi libro. De refilón veo que ella también sonríe levemente y cada una sigue a lo suyo. Esa fue la primera vez que la vi. La primera de muchas tardes en el Coffe, la primera de muchas tardes juntas.


Vaya… Asco…  De… Día. ¿Cuál es el superlativo de peor? ¿Ultrasupermegahiper peor? Nefasto. Bueno, lo dejaré así. Había suspendido un trabajo que me había costado dos meses preparar y por no incluir un anexo opcional, el muy imbécil de mi profesor le da la real gana de ponerle un inmenso 0. Juro que me emborracharé esta noche, fumaré y me liaré con todo el que se me ponga por delante. Cuando vea mis matrículas de honor salvo en su maldita asignatura, se arrepentirá. Vaya hombre, que extremo me quedó. Me conformo con un buen café, creo que será mejor y menos autodestructivo. Me pregunto si conseguiré encontrar aquel café del que escuché hablar mientras iba en la guagua, me llamó la atención. Debería estar por esta zona, curiosamente no queda lejos de donde vivo. Quizás sea una señal o una coincidencia, pero al doblar la esquina en un pequeño callejón se veía un cartel que ponía Coffe Shop. Un poco dudosa entré dentro y lo que vi me sorprendió, sin duda este era el café. Había pocas mesas vacías y me apresuré a la barra. Un tipo inmenso con un inmenso bigote me preguntó que quería con un acento italiano muy gracioso. Le pedí la carta, pero él me dijo que el Coffe no tenía y que solo le pidiera lo que me apetecía, que el propio local me sorprendería. Lo primero que se me ocurrió fue un brownie y un barraquito. En seguida se fue a preparar todo cantando alegremente. Sin duda es el camarero más rápido que haya visto, porque en nada ya me encuentro sentada en la única mesa libre que queda. Comienzo a devorar el brownie que estaba, uf, alucinante. Exquisito. Al igual que el café, nunca había probado ninguno que tuviera canela y trocitos de limón. Estaba afanada en mi merienda cuando noté la inconfundible sensación de que te miran fijamente. Al alzar la vista vi que una chica me miraba desde la mesa de enfrente. Me sentía como un artículo en una vitrina y creo que se notaba que no me gustaba que me mirara tan intensamente. Sin embargo, el sonrojo que cubrió su sombrilla y su sonrisa tierna, redujeron ese maldito trabajo  y las ganas de matar a mi profesor a la nada. Si esa tarde hubiera sabido que esa chica marcaría mi vida, no habría perdido el tiempo sentándome en otra mesa.
 
Parte II: PAGAS TÚ
  • Oye cielo, ¿vamos al Coffe?
  • ¡¿Ya estás antojada de nuevo?!
  • Sí….
  • Por el panteón olímpico. Eres una cafeinómana.
  • Ja, ja, ja, ja…. No sabía que te dedicaras a inventar palabras nuevas…
  • Bueno, si lo piensas no estaría mal, por lo menos tendría trabajo…
  • Seguro. Ya te veo dejando la música por inventarte palabras…
  • Eh, la música nunca. Pero Junie, comprende, tienes una adicción muy grave al café.
  • Ah, me ofendes. Eso es un ultraje.
  • Mártir.
  • Preciosa.
  • Te quiero.
  • Y yo a ti.
Estábamos en la esquina del Coffe, y el callejón desierto. Y ciertamente no podíamos estar demasiado tiempo sin mantener contacto físico. Eira no tiene idea de que mi dependencia física hacía ella es más fuerte que lo que me pueda provocar el café u otras cosas. Es un círculo, quiero más y más y más y más. Nunca tengo bastante. Cada vez que me acaricia, me abraza o me hace cosquillas… O acabamos en la cama es como si me revitalizara. Es por eso que no me canso de besarla y besarla. Y ya noto la excitación recorriéndome el cuerpo. Le cojo las manos y llevo sus brazos hasta mis hombros y ella me abraza, mientras yo recorro su espalda lentamente para terminar agarrándole el culo. Es en ese instante que me pega totalmente a la pared y comienza a devorarme el cuello mientras le acaricio la oreja con la punta de la lengua…
  • ¡Mamma mía! Raggazze no debería hacer esa cosa en la calle. Para eso están los hoteles. Andiamo dentro…
Lo juro, el calentón se me bajó en un instante cuando la potente voz de Baldassare interrumpió el momento entre Eira y yo. A veces me dan ganas de matarlo, fuerte hombre más inoportuno.
  • Nos vio… Baldassare nos vio. Mierda…
  • Oh, bueno amore, es el inconveniente del sexo out door, que te pueden pillar con las manos… en la masa. O en mi culo, por ejemplo.
  • Perdona, pero aquí nadie hablaba de sexo.
  • Claro, claro… Tú lo que hacías era tratar de calentarte las manos…
  • Es posible, es que cielo tienes la habilidad de quitarme el frío.
  • Anda, entremos antes de que vuelva y nos arrastre dentro.
  • Está bien, pero ya me había emocionado y todo.
  • Uhhh, pobrecita de mi Jun,
  • Bah, mujer del demonio. Pagas tú.
  • Señora, sí, señora.
Ahora que lo pienso con detenimiento, esa fue la primera vez que nos descontrolábamos tanto en un lugar público. Es decir, a pesar del poco tiempo que llevábamos juntas creo que ya era capaz de decir los lunares que tiene repartidos por el cuerpo; pero nunca nos mostramos cercanas, cercanas en público, pues llevábamos nuestro reciente noviazgo (qué categórico suena eso) con discreción. Tanta discreción que creo que salvo Baldassare y los demás clientes del Coffe apenas nadie sabía que ella estaba conmigo. Y lo sabían porque se nos escapaba por la piel que estábamos loquitas la una por la otra. Aunque así, con esa clandestinidad, a espaldas de todo, es como si me teletransportara a un universo paralelo. Sin duda los inicios son la cosa más bonita que existe.
Hoy hacía un calor horrible. El tipo de calor que a Junie pone de un humor horrible y le saca toda su antisocialidad, la agobia y no hay quien se le acerque. Mientras cambio una cuerda de mi bajo no puedo evitar verla como entonces: casi desnuda echada en mi sillón, con la casa en penumbra para que no se calentara demasiado…. Y el ventilador al máximo para que le llegara directo. Era un ser de frío. “Lo único bueno del verano”, decía siempre, “es que hay vacaciones. Si tuviera dos meses y pico de vacaciones en invierno, yo sería feliz.” También hay que decir que le encantaba el mar. Juro que pocas veces al observarla me removió los órganos con la misma fuerza, como si un tornado los arrastrara, como cuando fuimos juntas a la playa en nuestro primer verano como pareja. Esa manera de mirar extasiada el ir y venir de las olas. Las respiraciones profundas y exageradas para tratar de oler el mayor tiempo posible el aroma marino. Y como se ponía protector en cantidades industriales porque se quemaba la piel con una rapidez pasmosa. Parecía que cada vez que se metía en el agua iniciara un ritual místico de expulsión de estrés. Sí, aquella vez que la vi mirarme con la mirada brillante, tranquila, salvaje, supe que había cruzado la línea de no retorno y me había atrapado totalmente.

 
Parte III: LATE DE NUEVO.
      Esta era la séptima copa que me bebía desde que llegamos al bar para celebrar que el grupo había ganado el concurso de estrellas emergentes de la ciudad y me encontraba tan pletórica que no sentía efecto alguno del alcohol. Todos estaban absolutamente enloquecidos por el éxito, y bailaban y reían como locos. Yo seguía teniendo sed, así que fui a por la octava a la barra. El lugar estaba atestado de gente y me costó  largo rato conseguir que me atendieran. Y tras pedir otro combinado que no hubiera probado, me dispuse a observar a la gente enloquecida y a mis compañeros tratando de ligarse a un par de chicas con las que pasar lo que quedaba de madrugada. Ya había perdido la cuenta de las chicas que había rechazado. No me apetecía tirarme a ninguna. La echaba de menos a ella, siento que este éxito es más suyo que mío. Fue ella la que nos hizo sentarnos a los chicos y a mi para ponernos de acuerdo y sacar el grupo adelante, por ella escribí la canción que nos hizo ganar. Me hizo recordar por qué me gustaba estar encima de un escenario, me hubiese gustado compartirlo con ella. Nadie me presta atención, acabo de un trago mi copa y por fin puedo salir del atosigante bar en dirección a mi apartamento. Cuando llegué me quité los zapatos y la ropa hasta quedarme en lencería, realmente me daba igual el frío y la penumbra.
  • Si sigues así, te vas a poner mala… Afuera por si no lo has notado no se llega a los 5ºC.
Me giré en redondo pálida y con la piel erizada. Hubiera preferido encontrarme un asesino que a Junie sentada con gesto altivo y actitud arrogante en mi sillón… No podía soportar el frío de su mirada. Tampoco parecía perturbada por ni semi desnudez, eso me dolió. Siempre era tan fácil de leer, siempre podía saber qué pensaba o deseaba. Se levantó despacio cogiendo una manta y poniéndomela alrededor, me quedé sin respiración, este tiempo separadas la habían vuelto más hermética que cuando la conocí, pero estaba muy guapa. Sin mirarme directamente me llevó hasta el sillón para sentarse a una distancia prudencial que me pareció tan grande como el Danubio.
  • Te vi en el concierto, estuvieron genial. Merecían ganar y me siento orgullosa de ello.
  • Gracias… No pensé que fueras a verlo, de hecho no pensé que estuvieras en la ciudad.
  • Regresé hace una semana, El curso acabó hace dos, me quedé una más despidiéndome de amigos y poniendo todo en orden antes de volver. Igualmente, tampoco quería perderme el concierto.
  • Por el rock y las chicas guapas supongo…
  • Y no te olvides de los chupitos. ¿Cómo has estado Eira?
  • Supongo que bien, lo más emocionante que me ha pasado en estos meses fue ganar el concurso. No había nada que me interesara de verdad…. Salí con gente, pero me aburría deprisa… En fin…
  • Está bien… Será mejor que me vaya, es tarde y solo quería pasar a saludarte y felicitarte. Adiós.
Juro que al salir del piso de Eira sentí morirme de nuevo, la misma sensación de angustia y una opresión de lo más dolorosa impidiéndome respirar con normalidad.. Ni siquiera era capaz de recordar un motivo exacto por el que rompimos. Este tiempo lejos de ella ha sido una autentica tortura auto infligida, la he echado tanto de menos…. Pero ella no reacciona y estoy cansada de ser la que lo de todo por las dos. Olvídame, murmuro, y comienzo a caminar.
  • ¡Junie! ¡Espera!
Me doy la vuelta y lo siguiente que veo es a ella cogiéndome el rostro y darme uno de los besos más intensos de mi vida. Se separa y me mira con súplica, sé  que ha sufrido tanto como yo y que aún me quiere.
  • No te vuelvas a ir por favor. Ya eres imprescindible, no me imagino sin ti. Te quiero Jun, te quiero. Lo siento, lo siento mucho, de verdad, lo siento.
  • Yo también te quiero. Lo sabes. Estar lejos ha sido un infierno.
  • Yo me he sentido igual, intentémoslo de nuevo Jun, mi vida, por favor. Arreglémoslo, con humor, con cariño, con peleas, a nuestro estilo, pero quédate.
  • Entiendes que tendremos que luchar mucho, ¿verdad?
  • Lo sé.
  • Entra a casa, te vas a resfriar de verdad.
  • Con el alcohol que llevo esta noche lo dudo. Ja, ja, ja, ja, ja.
  • Idiota, no me invitaste.
  • No estabas.
  • La próxima vez compartimos, ahora tengo otra cosa en mente.
  • ¿El qué?
  • Celebrar esta noche, es 7 de Diciembre. Feliz aniversario restaurado.
  • Oh madre, es cierto. Felicidades mi Jun.
  • Te quiero.
  • Y yo a ti.
FIN.

1 comentario:

  1. Me resulto en verdad agradable la forma de relatar la historia, Gracias por compartirla =)

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